Informe de ‘Global
Policy Forum’ (V) (*)
Cientos de miles de
personas han sido desplazadas durante los asaltos a las ciudades iraquíes
Ataques contra las
ciudades: violación palmaria de las Convenciones de Ginebra
Global Policy Forum,
marzo de 2007
IraqSolidaridad,
14/05/07
Traducido por Beatriz
Morales Bastos
“Las
Convenciones de Ginebra prohíben los ataques que no distingan
claramente entre objetivos militares y civiles, o que tengan un
impacto desproporcionado sobre los civiles. Las operaciones militares
de la Coalición han violado claramente estas leyes, con los
desplazamientos masivos de la población, los asesinatos
indiscriminados de civiles y la destrucción a gran escala de
viviendas y de infraestructura urbana. Las fuerzas de la Coalición
han ido más allá con la violación de disposiciones de las
convenciones, al atacar deliberadamente hospitales, impedir la ayuda médica
de urgencia y bloquear la entrega de la ayuda humanitaria.”
“[…] Cuando
identificamos positivamente un blanco enemigo vamos directamente a
eliminarlo con todos los medios disponibles. Me gustaría recordar lo
que Viscount Slim dijo durante la campaña de Birmania: ‘[…]
Usamos un mazo para aplastar una nuez’. Y esto es exactamente lo que
haremos. Utilizaremos la fuerza, el poder aplastante del combate,
cuando sea necesario.” (Charles H. Swannack Jr., general de división
estadounidense. [1])
La Coalición [de
tropas de ocupación] liderada por EEUU ha utilizado una fuerza
militar aplastante para atacar las ciudades iraquíes en zonas en las
que había “bastiones resistentes”. Las ofensivas, que implicaron
ataques aéreos y terrestres y ataques con blindados, han tenido como
resultado el desplazamiento de cientos de miles de personas, muchas
bajas civiles y una destrucción colosal de la infraestructura
material urbana que han dejado las ciudades, como mínimo,
parcialmente inhabitables. Además de las dos ofensivas contra Faluya
en abril y noviembre de 2004, bien conocidas, hubo ataques contra un número
de ciudades entre las que se incluye Nayaf (abril y agosto de 2004),
Tal Afar (septiembre de 2004 y septiembre de 2005), Samarra (octubre
de 2004 y marzo de 2006), al-Qaim (abril-mayo de 2005), Hadiza (mayo
de 2005), y Ramadi (junio-julio de 2006). Estas operaciones han
afectado a más de un millón de personas [2] y han violado
palmariamente numerosos artículos de las Convenciones de Ginebra.
El preludio:
ciudades acordonadas y toques de queda
Como preparación de
las inminentes operaciones militares, habitualmente las fuerzas de la
Coalición rodeaban las zonas seleccionadas con sacos terreros y
barricadas de tierra, así como con barreras de alambre de espino para
controlar todas las entradas y salidas. En operaciones generalizadas,
en las que se despliegan miles de soldados con helicópteros y vehículos
de estructura blindada, acordonaban las zonas y cerraban las
carreteras y las calles e instaban controles de carreteras y puestos
de control militar. En el caso de Tal Afar, las fuerzas atacantes
construyeron un muro de tierra de casi dos metros y medio de altura y
de más de 19 kilómetros de longitud que rodeaba toda la ciudad [3].
Los residentes
asediados han sufrido registros exhaustivos en los controles militares
para poder entrar y salir de las ciudades [4] y se les ha exigido
llevar documentos de identidad específicos. En los controles
militares han arrestado o detenido arbitrariamente a muchas personas,
mientras que a otros se les ha denegado el paso por carecer de la
documentación necesaria. “[…] Somos como pájaros enjaulados”,
declaró a The New York Times un residente de Abú Hishma que se
quejaba de las humillaciones sufridas [5].
En Faluya el ejército
estadounidense impuso un estricto toque de queda que empezó
inmediatamente después del asedio de noviembre de 2004 y que incluyó
la restricción de movimiento dentro de la ciudad para todos los
hombres menores de 45 años [6]. Toques de queda similares se
impusieron en Ramadi, Tal Afar y en muchas otras ciudades. Naciones
Unidas (NNUU) informó de que el cierre de carreteras y los toques de
queda en Ramadi provocaron la subida de los precios y generaron una
carencia de los suministros básicos a principios de julio de 2006,
antes de que empezaran los principales ataques contra la ciudad [7].
El pueblo de Abú Hishma estuvo acordonado 15 horas al día lo que
impidió que los residentes acudieran a rezar a la mezquita,
perturbando gravemente la vida de muchas familias [8]. El ejército
estadounidense disparaba de forma habitual contra cualquier persona o
vehículo que se moviera tras el toque de queda [9].
Los soldados de la
Coalición se hicieron con el control absoluto de todo los movimientos
dentro y fuera de las ciudades, incluido el de todas las mercancías y
suministros de agua, comida, medicinas y todo tipo de ayuda de
urgencia. Esta estrategia de “acordonamiento” pretende aislar a
los resistentes y demostrar a los civiles de a pie el alto precio por
no cooperar con las fuerzas de la Coalición. Durante los primeros
meses de la ocupación el teniente coronel Nathan Sassaman describió
este enfoque de una manera bastante directa: “[…] Con una enorme
dosis de miedo y violencia, y una gran cantidad de dinero para
proyectos, creo que podemos convencer a esta gente de que estamos aquí
para ayudarles” [10].
La evacuación
forzosa y la población sitiada
Como preparación a
los ataques, EEUU y sus aliados avisaba a la población civil de las
inminentes operaciones militares apremiando a los residentes a dejar
sus casas y a abandonar la zona urbana. El desplazamiento masivo
consiguiente ha puesto en peligro a decenas e incluso a cientos de
miles de civiles al salir repentinamente al campo sin agua, comida o
cobijo. El desplazamiento también ha dado la excusa a los atacantes
de que puesto que todos los no-combatientes han huido, el ataque
dentro de la zona considerada objetivo [militar] está justificado
[11]. En Tal Afar el ejército estadounidense advirtió a los
residentes por medio de altavoces que tenían que evacuar mientras
empezaban a bombardear el barrio de Sarai [12]. La mayoría de la
población (el 80 por ciento según Jon Brain, corresponsal de la BBC
en Bagdad [13]) finalmente huyó para escapar de los duros combates.
En muchos otros
casos, proporciones similares de población urbana han abandonado sus
casas y huido. Los más afortunados pudieron encontrar refugio con
familiares que vivían fuera de la ciudad, pero la mayoría se vieron
expuestos a condiciones extremadamente difíciles y al final se vieron
obligados a permanecer en refugios y campamentos provisionales para
los refugiados instalados por la Cruz Roja, NNUU u organizaciones de
ayuda. En Faluya, una ciudad de unos 300.000 habitantes, más de
216.600 personas desplazadas han tenido que buscar refugio durante los
meses de invierno en campamentos superpoblados con suministros de
comida, agua y atención médica inadecuados [14]. Según la Sociedad
del Creciente Rojo Iraquí (IRCS, en sus siglas en inglés) [15],
quienes huyeron de al-Qaim, una ciudad de unos 150.000 habitantes,
suponen un total de 100.000 personas. En Ramadi [capital de la
provincia de al-Anbar] se calcula que en torno al 70 por ciento de la
población de esta cuidad de 400.000 habitantes la abandonó antes del
ataque estadounidense [16].
Aunque muchos han
huido de las ciudades, un número significativo de personas se ha
quedado en ellas: se calcula que 50.000 en Faluya [17] y más de
100.000 en Ramadi [18]. El ejército de la Coalición ha considerado
que aquellas personas que se han quedado son resistentes o
simpatizantes. Pero entre los que se quedan hay un gran número de
civiles incapaces abandonar sus hogares o que no desean hacerlo, lo
que incluye a las personas ancianas, enfermas y quienes tienen miedo.
Cortes de
suministros de agua, comida y electricidad
La Coalición ha
negado repetidamente el agua a los residentes de las ciudades iraquíes
bajo asedio, incluyendo Faluya, Tal Afar y Samarra, lo que ha afectado
a más de 750.000 civiles. [19]. El agua es la necesidad más básica
porque los seres humanos sólo podemos sobrevivir muy poco tiempo sin
ella. Muchas familias únicamente disponen de una cantidad limitada de
agua almacenada para casos de urgencia y no pueden sobrevivir mucho
tiempo después de que se corte el suministro central. Junto con el
agua, la Coalición ha cortado la electricidad (que se puede utilizar
para que funcionen los pozos locales) y también la comida y los
suministros médicos. Se ha creado un "Estado de sitio" e
impuesto una crisis humana a toda la población civil que permanece en
las ciudades consideradas objetivos [militares].
Según The Washington
Post [20], en septiembre de 2004 EEUU cortó el suministro de agua en
Tal Afar “durante al menos tres días”. En octubre de 2004, The
Independent informó de que “[…] las fuerzas dirigidas por EEUU
cortaron la electricidad y el agua” en Samarra [21]. Y en noviembre
de 2004, NNUU informó de un corte similar de los suministros vitales
en Faluya “[…] que afectó directamente a los civiles (las
aproximadamente 50.000 personas que permanecían entonces dentro [de
la ciudad]) para las que el agua es una necesidad básica y un derecho
humano fundamental” [22]. De nuevo según NNUU [23], Faluya estuvo
sin productos de primera necesidad durante muchos días, e incluso la
Coalición impidió que los ciudadanos desplazados en los campamentos
de las afueras llevaran esos suministros. Más recientemente NNUU
informó de que a principios de julio de 2006 el ejército
estadounidense impuso un “bloqueo total” a Rutba [ciudad situada a
menos de 100 kilómetros de la frontera jordana] “[…] durante
aproximadamente cuatro días”, seguido de los subsiguientes bloqueos
“intermitentes” [24].
Estos métodos
parecen formar parte de una deliberada política de castigo colectivo
con el objetivo de obligar a los civiles a irse y de presionarlos para
que se vuelvan contra los combatientes resistentes [25]. En algunos
casos la Coalición ha utilizado abiertamente el asedio como un
instrumento de negociación. Según se informa, en Ramadi el ejército
estadounidense y la Guardia Nacional iraquí dijeron a los residentes
que no volverían a tener agua, electricidad, teléfono ni otros
servicios a menos que entregaran a “los terroristas” [26]. Según
el teniente coronel Hassan al-Medan, portavoz iraquí de la operación
en Nayaf, “[…] si permitimos la entrada de comida y medicinas en
la ciudad lo que estamos haciendo es alimentar a los resistentes”
[27], y ello a pesar de los miles de civiles que todavía estaban en
la zona.
En marzo de 2005,
Jean Ziegler, el relator especial de NNUU sobre el Derecho al
Alimento, denunció tales prácticas en su informe anual para la
Comisión de Derechos Humanos [28]. Posteriormente una rueda de prensa
Ziegler afirmó que “[…] las fuerzas ocupantes de la Coalición
están utilizando el hambre y la privación de agua como arma de
guerra contra la población civil”, lo que catalogó de “[…] una
violación flagrante del derecho humanitario internacional” [29].
Cierre
informativo
Antes de los
principales ataques, los mandos de la Coalición han impedido que los
periodistas entraran en las ciudades elegidas. Durante la batalla, y
normalmente mucho tiempo después, se ha prohibido la presencia de
todos los trabajadores de los medios de comunicación no empotrados en
las fuerzas estadounidenses. A veces incluso se ha negado el acceso a
los medios de comunicación empotrados. Esto da a la Coalición un
control casi total de lo que percibe el público internacional sobre
lo que está ocurriendo en el campo de batalla.
Antes de las
operaciones militares estadounidenses en Nayaf, en agosto de 2004, la
policía iraquí rodeó el hotel en el que estaban alojados los
periodistas, les ordenó que abandonaran la ciudad y amenazó a
quienes no acataran la orden [30]. Mientras declaraban que la
prohibición se debía a la preocupación por la seguridad de los
periodistas, los oficiales de policía afirmaron que confiscarían
todos los teléfonos móviles y las cámaras [31]. En Faluya, los
militares estadounidenses prohibieron la presencia en la ciudad de
todos los periodistas no empotrados. Se ha mencionado en informes que
arrestaron a equipos de periodistas y de cámaras y que, sin explicación
alguna, se les confiscó su equipo antes de ser liberados sin cargos
[32].
Periodistas sin
Fronteras, refiriéndose a Nayaf, condenó, "[…] la totalmente
inaceptable imposición de un bloqueo informativo" e insistió en
que “[…] la presencia de periodistas en el lugar es indispensable,
ya que las peores atrocidades siempre se cometen en ausencia de
testigos” [33].
Bombardeos
generalizados
El ejército de la
Coalición ha infligido a estas ciudades prologados e intensos
bombardeos, por tierra y aire, que han destruido miles de casas,
tiendas, mezquitas, clínicas y escuelas, e —inevitablemente— han
matado y herido a muchos civiles. La estrategia de bombardeos
generalizados e indiscriminados como avance de las ofensivas
terrestres ha reducido el número de víctimas de la Coalición con un
alto coste en vidas y heridos entre los residentes de las ciudades que
permanecían en ellas [34].
El diario The
Washington Post informó de que en Faluya un “[…] oficial, que
hablaba a condición de hacerlo anónimamente, describió 12 horas de
ataques nocturnos llevados acabo por helicópteros estadounidenses,
cazabombarderos, artillería de tierra y tanques como ‘operaciones
de modelaje’. Los mandos militares utilizan el término como síntesis
de ‘preparación del campo de batalla’, operaciones de combate que
tienen el objetivo específico de eliminar cualquier punto fuerte
enemigo antes de un ataque” [35]. En el segundo ataque a Faluya los
ataques aéreos empezaron el 15 de octubre, el primer día del mes
sagrado de Ramadán para los musulmanes, y continuaron durante tres
semanas antes del asalto del 7 de noviembre. En Nayaf, marines
estadounidenses bombardearon el cementerio [situado] cerca del famoso
santuario del imán Alí así como gran parte del centro de la ciudad
en un ataque generalizado respaldado por aviones y tanques. En Ramadi,
el ejército estadounidense llevó a cabo bombardeos intensivos que
tenían como objetivo las centrales eléctricas de la ciudad, las
instalaciones de tratamiento de aguas y las cañerías de agua, lo que
dejó muchas casas destruidas y ningún servicio civil en
funcionamiento [36].
Los bombardeos del ejército
estadounidense destruyeron enormes zonas de las ciudades. Las
informaciones hablaban de zonas arrasadas de varias manzanas. “[…]
Quienes han sido testigos de los aviones estadounidenses que
disparaban misiles contra edificios de vecinos atestados de gente en
Medina as-Sáder [en Bagdad] y han visto la carnicería resultante de
ello, consideran con profundo escepticismo las afirmaciones de
‘ataques de precisión’,” comento el periódico londinense The
Independent [37].
Los ataques aéreos y
los bombardeos de artillería son típicamente indiscriminados. Según
un estudio de Iraq Body Count sobre la letalidad de los diferentes
tipos de armas, los ataques aéreos han sido los causantes de la mayor
proporción de niños muertos [38]. Además de bombardeos
generalizados con potentes explosivos hay pruebas claras del uso de
armas indiscriminadas y especialmente dañinas en estos despiadados
ataques a las ciudades [39].
Ataques urbanos,
francotiradores y registros violentos
Tras los bombardeos
generalizados las fuerzas armadas irrumpen en las ciudades con
columnas de tanques y otros vehículos blindados. El fuego pesado de
los tanques explosiona en muchas estructuras y aumenta la desolación
urbana.
Los soldados se
apoderan de los edificios que quedan en pie y llevan a cabo registros
casa por casa. A menudo, para entrar en las viviendas utilizan métodos
violentos tales como colocar explosivos o derribar parte de la pared
frontal con vehículos militares [40].
Cada vez más, el ejército
estadounidense ha contado con francotiradores para respaldar las
patrullas de infantería. Aunque los mandos retratan a los
francotiradores como un método de alta tecnología para evitar víctimas
civiles, de hecho los equipos de francotiradores disparan con
frecuencia contra cualquiera que se mueva por las calles, los jardines
o incluso dentro de los edificios. En las ciudades asediadas tratan a
todo el mundo como un enemigo. Utilizando gafas nocturnas y visores
especiales de alta potencia, los francotiradores disparan a cualquier
objeto que se mueva, que podría ser un civil que sale a la búsqueda
desesperada de agua o de comida, un médico, que escapa de un edificio
que se derrumba o que intenta abandonar la ciudad.
Durante el asedio de
Faluya de abril de 2004, el The Guardian informó de que
francotiradores estadounidenses habían disparado contra una anciana
que llevaba una bandera blanca, así como contra una ambulancia y un
trabajador sanitario que iba andando a entregar suministros médicos
[41]. NNUU informó de que en agosto de 2006 francotiradores en Ramadi
dispararon a trece civiles que habían roto el toque de queda, de los
cuales mataron a seis e hirieron a siete sólo en un barrio [42].
Ataques a
hospitales y bloqueo de ayuda humanitaria
Durante las ofensivas
urbanas los soldados de la Coalición tomaban como objetivo las
instalaciones médicas y repetidamente destruyeron y confiscaron
ambulancias, haciendo casi imposible la atención de las urgencias. En
Faluya, en un ataque aéreo generalizado, las tropas estadounidenses
“[…] destruyeron un hospital civil, tomaron el hospital principal
y prohibieron la utilización de las ambulancias” [43]. Detuvieron a
todo el personal médico y desalojaron a los pacientes del hospital.
De forma similar, cuando EEUU preparaba el lanzamiento de un
importante ataque contra Nayaf, tomaron el Hospital al-Hakim “[…]
como base militar de la Coalición, de acceso prohibido a los
civiles” [44]. En el verano de 2006, el ejército de la Coalición
hizo lo mismo en Ramadi cuando tomaron el Hospital General de la
ciudad, con lo que pusieron en peligro a los enfermos e hicieron
imposible la atención sanitaria [45]. Según NNUU, el 5 de julio los
soldados se hicieron con el Hospital de Especialidades de la ciudad y
lo tomaron durante más de una semana, hasta el 13 de julio cuando se
retiraron, pero dejaron dentro una patrulla [46]. Otros informes de
NNUU hablaban de francotiradores de la Coalición situados en el
tejado del Hospital General de Ramadi, de soldados acuartelados en el
jardín del hospital y de residentes asustados que evitaban totalmente
el hospital [47]. En Tal Afar, NNUU informó de que el hospital de la
ciudad fue ocupado durante seis meses [48].
El ejército de la
Coalición bloqueó el acceso de los convoyes de ayuda humanitaria y médica
que trataban de entrar en las ciudades, con lo que obstruían la ayuda
de las agencias humanitarias que intentaban evaluar las necesidades,
entregar suministros de ayuda médica y llevar ayuda urgente a la
población [49]. En marzo de 2006, en Samarra los soldados
estadounidenses obligaron a los convoyes de ayuda del Creciente Rojo
Iraquí a regresar, dejando a cientos de familias, incluyendo niños,
sin ayuda médica y sin provisiones esenciales [50].
Falah al-Mahani, máximo
responsable sanitario de Nayaf, informó de que el ataque estaba
provocando “[…] una verdadera catástrofe” a los servicios
sanitarios locales. “[…] Se impide que las ambulancias lleguen
hasta los heridos", afirmó. “Nuestro personal no puede llegar
a sus hospitales. Estamos paralizados” [51]. Como consecuencia de
ello ha muerto una mayor proporción de civiles heridos o con daños
graves que si hubiera sido posible proporcionarles atención médica.
Víctimas
civiles
Las operaciones
militares dirigidas por EEUU en zonas pobladas han ocasionado decenas
de muertes y heridos civiles. Los muertos se han producido por
explosiones de artillería, edificios derrumbados, incendios, disparos
de los francotiradores y por otras muchas consecuencias de los
ataques. Aunque el ejército de la Coalición afirma que la mayoría
de los muertos en los ataques son hombres en edad militar, muchos
testigos y otras versiones informan de que muchas, si no la mayoría,
de las víctimas en estas operaciones han sido mujeres, niños y
ancianos. Un informe de UNAMI de 2005 concluía: “[…] NNUU ha sido
incapaz de obtener cifras precisas respecto a las pérdidas de [vidas]
civiles tras estas operaciones, pero informes recibidos de
organizaciones de la sociedad civil, fuentes médicas y otros
observadores indican que son numerosas e incluyen mujeres y niños”
[52].
Durante la primera
semana del ataque a Faluya de abril de 2004, Rafie al-Issawi, director
del Hospital General de la ciudad, informó de que habían muerto más
de 600 personas, la mayoría mujeres, niños y ancianos [53]. También
en Nayaf, “[…] el número total de muertos fue de 570 y [hubo] 785
heridos. Estas cifras se obtuvieron de los hospitales locales y no
incluyen los cuerpos enterrados en las casas o en cualquier otra parte
durante los ataques” [54]. Utilizando cifras de los dirigentes
tribales, del personal médico y de testigos locales, el Washington
Post calculó que la “Operación Cortina de Acero”, ofensiva
estadounidense de noviembre de 2005, incluyó bombardeos que mataron a
97 civiles en Husaybah, 40 en al-Qaim, 18 niños en Ramadi y muchos más
en otras ciudades y pueblos [55].
Amnistía
Internacional y otras organizaciones de derechos humanos han expresado
su preocupación por el creciente número de víctimas civiles debido
a la extrema violencia de las operaciones estadounidenses contra la
resistencia [56]. La creciente utilización de ataques aéreos, que se
quintuplicaron en 2005, ha aumentado enormemente la probabilidad de
muertos civiles en las batallas de las zonas urbanas [57].
Destrucción
generalizada
Los duros combates
han llevado a una espantosa destrucción en las ciudades sometidas a
los ataques lo que incluye los lugares históricos y religiosos, así
como la destrucción de los sistemas de agua, electricidad y aguas
residuales. El ejército dirigido por EEUU ha bombardeado e incluso
demolido muchos edificios, bien como parte de las ofensivas o bien
como represalia contra civiles que no daban información sobre
resistentes [58].
En Faluya, la operación
Furia Fantasma dejó la ciudad en ruinas, como una “ciudad
fantasma”. El Centro de Estudios para los Derechos Humanos y la
Democracia, una ONG con sede en Faluya, informa que la ofensiva
destruyó alrededor de un 70 por ciento de los edificios, casas y
tiendas [59]. Qassim Daoud, ministro de Estado, en una conferencia de
prensa sobre la magnitud de la destrucción en Nayaf, afirmó “[…]
Es horrible y es difícil saber por dónde empezar” [60]. Altos
cargos en Nayaf manifestaron a IRIN que “[…] en el combate se
destruyeron un total de 72 tiendas, 50 hoteles, 90 casas, tres
escuelas y docenas de coches” [61]. Asimismo afirmaron que “[…]
también hubo una destrucción generalizada de la antigua zona histórica
de la ciudad, parte de la cual es imposible reconstruir” [62].
En la operación de
Ramadi en 2006, “[…] en vez de seguir luchando por el centro de la
ciudad o de reconstruirlo”, informa el New York Times, el ejército
de la Coalición “[…] se va a deshacer de él o al menos de gran
parte de él” [63]. El periódico del Departamento de defensa
estadounidense Stars and Stripes [Barras y Estrellas] informa de que
al menos arrasaron ocho manzanas de edificios de pisos. “[…]
Estamos acostumbrados a derribar paredes, puertas y ventanas, pero
ocho manzanas de edificios de pisos una ciudad es algo nuevo para
nosotros” [64], admite el marine teniente primero Ben Klay, que
participó en los trabajos de demolición en Ramadi.
Con los sistemas de
electricidad, agua y aguas residuales sin funcionar, y la generalidad
de los edificios en ruinas, la mayoría de estas ciudades continuarán
siendo sólo parcialmente habitables durante mucho tiempo, a pesar de
los anunciados —pero en su mayoría no llevados a cabo— programas
de reconstrucción.
Operaciones
militares, ¿“conjuntas”?
Los mandos
estadounidenses han definido cada vez más las operaciones militares
contra las ciudades iraquíes como operaciones conjuntas entre EEUU y
las fuerzas iraquíes. Esto parece ser un intento de hacer más
aceptables ante la opinión pública iraquí e internacional los
asedios a las ciudades. Oficialmente los soldados estadounidenses sólo
“respaldan” a las fuerzas iraquíes o se dice que ambos llevan a
cabo las operaciones conjuntas. Sin embargo, los observadores afirman
que EEUU toma siempre la iniciativa.
De hecho, las
autoridades gubernamentales iraquíes a menudo han sido críticas con
las operaciones y han condenado la conducta del ejército
estadounidense. En agosto de 2004, tras una semana de duros combates,
Ibrahim al-Jaafari, vicepresidente provisional de Iraq hizo“[…] un
llamamiento a que las fuerzas multinacionales abandonen Nayaf y a que
sólo permanezca allí el ejército iraquí” [65]. Jawdat Kadhim
Najam al-Quraishi, vice-gobernador de Nayaf, seguido por 16 de los 30
miembros del Consejo Provincial de Nayaf, dimitió en protesta por el
ataque [66].
En el caso de Faluya,
los ánimos en Iraq están encendidos y varios miembros del Consejo de
Gobierno de Iraq criticaron los ataques y amenazaron con dimitir si el
mando estadounidense no detenía la operación. Adnan Pachachi, un
destacado miembro del Consejo de Gobierno de Iraq, calificó la
operación de “[…] ilegal y totalmente inaceptable” [67]. Ghazi
Yawar otro destacado miembro [del Consejo], afirmó: “[…] Cómo
puede una superpotencia como EEUU ponerse en estado de guerra contra
una pequeña ciudad como Faluya. Esto es genocidio” [68].
En agosto de 2006, en
unas declaraciones en la televisión estatal Nouri al-Maliki, primer
ministro de Iraq, criticó duramente los ataques iraqo–estadounidenses
[el barrio de] Ciudad Sadr de Bagdad y afirmó que estas operaciones
“[…] violan los derechos de los ciudadanos”. “[…] En estas
operaciones se utilizan armas que son excesivas —como el uso de
aviones— para detener a alguien”, afirmó antes de pedir disculpas
al pueblo iraquí. Prometió que “[…] no volvería a ocurrir”
[69].
Estas declaraciones públicas
indican graves diferencias entre los políticos iraquíes y los mandos
militares estadounidenses, y demuestran el poco control que el
gobierno soberano y electo iraquí tiene sobre estas ofensivas. La
postura oficial iraquí no ha impedido que el ejército estadounidense
continúe con estas campañas.
Conclusión
Antes del ataque de
noviembre de 2004 a Faluya, Kofi Annan, secretario general de NNUU,
escribió al presidente Bush y al primer ministro Blair expresándoles
su “[…] particular preocupación por la seguridad y la protección
de los civiles”. Continuaba: “[…] Al parecer los combates están
teniendo lugar en zonas urbanas densamente pobladas con un riesgo
evidente de víctimas civiles...” [70]. Poco tiempo después,
mientras todavía continuaba el asedio a Faluya, Louise Arbour, la
Alta Comisionada de NNUU para los Derechos Humanos, pidió una
investigación sobre posibles crímenes de guerra [71]. EEUU y sus
socios ignoraron estas advertencias acerca del riesgo para los civiles
y de crímenes de guerra. Siguieron con los ataques contra estos y
otros centros de población iraquíes.
El derecho
internacional establece pautas claras sobre la forma de llevar a cabo
las operaciones militares. Las Convenciones de Ginebra prohíben los
ataques que no distingan claramente entre objetivos militares y
civiles, o que tengan un impacto desproporcionado sobre los civiles.
Las operaciones militares de la Coalición han violado de forma
manifiesta estas leyes, con los desplazamientos masivos de la población,
los asesinatos indiscriminados de civiles y la destrucción a gran
escala de viviendas y de infraestructura urbana, lo que incluye
edificios históricos y lugares de culto. Las fuerzas de la Coalición
han ido más allá con la violación de disposiciones de las
convenciones, al atacar deliberadamente hospitales, impedir la ayuda médica
de urgencia y bloquear la entrega de la ayuda humanitaria. En una
violación más grave de la prohibición de “tácticas de asedio”
han privado a los civiles de comida, agua, electricidad, suministros médicos
y servicios esenciales. Tales prácticas han infligido un castigo
colectivo a los iraquíes. Tomadas en su conjunto representan una
grave violación del derecho humanitario internacional.
Notas de los autores y de
IraqSolidaridad:
(*) Quinta
parte del informe de marzo de 2007 “War and Occupation in Iraq”,
elaborado por ‘Global Policy Forum’ como balance de los cuatro
primeros años de ocupación de Iraq. Las partes I, II, III y IV de
este informe fueron publicadas en las ediciones de SoB del 6 y el 20
de mayo pasado.
1. General de división
Charles H. Swannack Jr., comandante de la 82º División
Aerotransportada, Órdenes de las operaciones especiales desde Bagdad,
18 de noviembre de 2003.
2. La población de
las ciudades nombradas antes de los ataques asciende a aproximadamente
dos millones de personas. Esto no incluye otros objetivos urbanos,
especialmente el muy populoso barrio de Ciudad as-Sáder de Bagdad que
ha sufrido varios ataques, incluyendo una importante operación en
agosto-septiembre de 2004. Sobre las operaciones contra las ciudades
de la provincia de al-Anbar léanse las crónicas de Imán Jamás de
2004 a 2006 en IraqSolidaridad: Imán A. Jamás: Crónicas de Iraq y
Documentos 2006. Sobre recientes ataques en Bagdad, véase: Nota
Informativa de la CEOSI: Al menos 22 muertos y 105 heridos en los
ataques contra el barrio de Adamiya, en Bagdad .
3. Sobre el cierre de
ciudades iraquíes entre muros, véase en IraqSolidaridad: Nota
Informativa de la CEOSI: Tras Samarra, Tal Afar, Siniya y Mosul, es la
quinta ciudad iraquí asediada por muros por las fuerzas de ocupación
y recientemente en Bagdad: Nota Informativa de la CEOSI: EEUU
cercará con muros 10 distritos de Bagdad .
4.
American Friends Service Committee, The Price of Forgetting, 20 de
enero de 2005.
5.
Dexter Wilkins, “Tough New Tactics by US Tighten Grip on Iraq Towns”,
The New York Times, 7 de diciembre de 2003.
6.
NNUU, Emergency Working Group, Fallujah Crisis, “Update Note”, 11
de noviembre de 2004.
7. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12. Los
informes de UNAMI, bimensuales, son parcialmente traducidos y editados
en IraqSolidaridad.
8.
Dexter Wilkins, op. cit.
9.
Véase por ejemplo: B. Dominick, “In Faluyah, US Declares War on
Hospitals, Ambulances”, New Standard, 12 de noviembre de 2004.
10.
Citado en Dexter Wilkins, op. cit.
11. Según el manual
de campo del ejército estadounidense FM 6-20, una zona de ataque
libre es “[…] una zona específicamente designada en la que se
puede disparar cualquier tipo de arma sin coordinación adicional con
el cuartel general establecido”. El término se ha extendido para
incluir en general una zona de combate en la que toda persona no
identificada se considera un enemigo combatiente, o zonas en las que
los soldados pueden disparar contra cualquiera que se mueva después
del toque de queda, sin asegurarse primero que es enemigo.
12.
Jonathan Finer, “US Forces Chase Ghost Fighters Amid Iraqis”, The
Washington Post, 9 de septiembre de 2005.
13. Citado en “Iraq
to Clear ‘Insurgent Town’”, BBC, 9 de septiembre de 2005.
14. NNUU, Emergency
Working Group, Fallujah Crisis, 19 de diciembre de 2004.
15. Según se cita en
“Iraq: Displaced in the West Need More”, Red Integrada de
Información Regional de NNUU, 16 de noviembre 2005.
16. Yasin al-Dulaimi
y Daud Salman, Ramadi: Mass Exodus Amid Rising Tensions, Informe del
Instituto para la Guerra y la Paz, 15 de junio de 2006.
17. NNUU, Emergency
Working Group, Fallujah Crisis, “Update Note”, 11 de noviembre de
2004 y 13 de noviembre de 2004.
18. Yasin al-Dulaimi
y Daud Salman, Ramadi: Mass Exodus Amid Rising Tensions, Informe del
Instituto para la Guerra y la Paz, 15 de junio de 2006.
19.
Daniel O’Huiginn y Alison Klevnas: Denial of Water to Iraqi Cities,
Cambridge Solidarity with Iraq, noviembre de 2004.
20.
Steve Fainaru, “After Recapturing N. Iraqi City, Rebuilding Starts
from Scratch”, The Washington Post, 19 de septiembre de 2004.
21.
Ken Sengupta, “Onslaught in Samarra Escalates in 'Dress Rehearsal'
for Major US Assault on Rebels'”, The Independent, 3 de octubre de
2004.
22.
NNUU, Emergency Working Group , Fallujah Crisis, “Update Note”;
NNUU, Emergency Working Group , Fallujah Crisis, “Update Note”, 11
de noviembre de 2004 y 13 de noviembre de 2004.
23. A 22 de noviembre
de 2004, “[…] el agua permanece cortada y el sistema de distribución
de electricidad no se ha reanudado ni en Faluya ni en la zona del
Programa de Desarrollo de Iraq”, NNUU, Emergency Working Group,
Fallujah Crisis, “Update Note”, 22 de noviembre de 2004.
24. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12.
25. Daniel O’Huiginn
y Alison Klevnas, op. cit.
26. Dahr Jamail,
“Faluyah Delux”, ZNet, 15 de junio de 2006.
27. Según se cita en
“Urgent Aid Required as Displacement Increases in Talafar”, Red
Integrada de Información Regional de NNUU, 14 de septiembre de 2004.
28. NNUU, Informe del
Relator Especial sobre el Derecho a los alimentos, Jean Ziegler, a la
Comisión de Derechos Humanos, 24 de enero de 2005, Documento E/CN.4/2005/47.
29.
“UN Food Envoy Says Coalition Breaking Law in Iraq”, Reuters, 14
de octubre de 2005.
30.
Adrian Blomfield, “Police Fire at Reporters as US Tanks Roll Up To
Shrine” The Telegraph, 16 de agosto de 2004.
31.
“Iraq Evicts Reporters from Nayaf”, Associated Press, 16 de agosto
de 2004.
32. Periodistas sin
Fronteras, Informe Anual 2004.
33. Periodistas sin
Fronteras, New Blackout in Nayaf Deplored, 15 de agosto de 2004.
34. Amnistía
Internacional, Iraq: Civilians under FIRE, abril de 2003. Véase en
IraqSolidaridad: Carlos Varea: El número de ataques aéreos en Iraq
se ha cuadruplicado en los últimos meses .
35.
Karl Vick, “Faluyah Strikes Herald Possible Attack”, The
Washington Post, 16 de octubre de 2004.
36.
Brian Conley, “Ramadi Becomes Another Fallujah”, Inter Press
Service, 5 de junio de 2006.
37.
Ken Sengupta, op. cit.
38.
Iraq Body Count, A Dossier on Civilian Casualties in Iraq (2003-2005).
39. Véase el capítulo
[de este informe] sobre armas indiscriminadas y especialmente dañinas.
40. Organización
Mundial de la Salud, Detailed Situation Report in Talafar, 19 de
agosto de 2005.
41.
Jo Wilding, “Getting Aid Past US Snipers Is Impossible”, The
Guardian, 17 de abril de 2004.
42. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 13. El
distrito era al-Eakan al-Jadida.
43.
Brian Dominick, “In Faluyah, US Declares War on Hospitals,
Ambulances”, New Standard, 12 de noviembre de 2004. Véase en
IraqSolidaridad: Faluya (I): Visita al Hospital General La delegación
de la CEOSI se entrevista con su director y entrega una primera
partida de ayuda sanitaria.
44.
Scott Baldauf, “The Battle of Najaf”, Christian Science Monitor, 9
de agosto de 2004.
45.
Antonio Castaneda, “US Marines Take Over Iraq Hospital”,
Associated Press, 6 de julio de 2006.
46. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12.
47. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de noviembre-31 de diciembre de 2006, p. 27.
48. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 5.
49. Véase, por
ejemplo, Medical Need Massive in Faluyah, Red Crescent, Red Integrada
de Información Regional de NNUU (10 de noviembre de 2004)
“‘Tenemos provisiones y personas que desean ayudar. La gente está
muriéndose debido a la escasez de material médico y de otras
privaciones como agua y comida, pero tenemos que ver como mueren
porque el ejército estadounidense no nos deja pasar’, añade al-Abadi
[portavoz de la Sociedad del Creciente Rojo de Iraq SCRI].”
50. Aid Agencies
Unable to Enter Samarra, Red Integrada de Información Regional de
NNUU, 22 de marzo de 2006.
51.
Citado en Chris Shumway, “More Reports of US War Crimes in Nayaf as
Major Assault Looms”, The New Standard, 11 de agosto de 2004.
52. UNAMI, Informe
sobre Derechos Humanos, 1 de septiembre – 31 de octubre de 2005.
53.
Abdul-Qader Saadi, “Faluyah Death Toll for Week More than 600”,
Associated Press, 12 de abril de 2004.
54. Cost of Iraq
Reconstruction Calculated, Red Integrada de Información Regional de
NNUU, 8 de septiembre de 2004.
55.
Ellen Knickmeyer, “US Airstrikes Take Toll on Civilians”, The
Washington Post, 24 de diciembre de 2005.
56.
Véase, por ejemplo, Amnistía Internacional, Iraq: End Bloodshed and
Killing of Children, 1 de octubre de 2004.
57.
Ellen Knickmeyer, op. cit.
58.
Véase, por ejemplo, Patrick Cockburn, “US Soldiers Bulldoze Farmers'
Crops”, The Independent, 12 de octubre de 2003.
59.
Citado en Dahr Jamail y Ali Fadhil, “Rebuilding? Not for Faluyah”,
Inter Press Service, 25 de junio de 2006.
60.
Clean-up Process Starts in Nayaf Following Fighting, Red Integrada de
Información Regional de NNUU, 31 de agosto de 2004.
61. Cost of Iraq
Reconstruction Calculated, Red Integrada de Información Regional de
NNUU. 8 de septiembre de 2004.
62.
Ibíd.
63.
Dexter Wilkins: “In Ramadi, Fetid Quarters and Unrelenting Battles”,
The New York Times, 5 de julio de 2006.
64.
Monte Morin, “US Troops Razing Ramadi Buildings to Renew Security”,
Stars and Stripes, 2 de septiembre de 2006.
65.
Citado en Maher Mohammad, “Iraq Urges US Troops to Leave Nayaf”,
Reuters, 11 de agosto de 2004.
66.
“Nayaf Officials Quit in Protest”, al-Jazeera, 13 de agosto de
2004.
67.
“Iraqi Governing Council Members Denounce US Action”, Radio Free
Europe, 9 de abril de 2004.
68.
“Governing Council Blasts Faluyah ‘Genocide’”, Financial
Times, 10 de abril de 2004.
69.
Citado en Qassim Abdul-Zahra, “Iraq PM Criticizes US-Led Attack”,
Associated Press, 7 de agosto de 2006.
70. “Kofi Annan’s
Letter: Faluyah Warning”, BBC, 6 de noviembre de 2004.
71. Oficina del Alto
Comisionado de Derechos Humanos, declaración leída por José Luis
Dias, portavoz, en la habitual conferencia de prensa celebrada en la
oficina de NNUU en Ginebra, 16 de noviembre de 2004.
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