Informe de ‘Global
Policy Forum’ (VI) (*)
La violencia contra
lo civiles es sistemática, consecuencia de normas de actuación
permisivas
Matanzas, asesinatos
y atrocidades por parte de los ocupantes
Global Policy Forum,
marzo de 2007
IraqSolidaridad,
21/05/07
Traducido por Felisa
Sastre
“En la
mayoría de los casos de delitos graves y asesinato, los soldados
directamente implicados han intentado encubrir los crímenes y, con
frecuencia, los mandos militares han hecho caso omiso de las pruebas,
no han perseguido con firmeza ni siquiera los actos más graves y han
realizado declaraciones públicas exculpatorias.”
“Llegamos y
matamos a aquellas gentes [...]. Para mí el éxito radica en
continuar matando al enemigo.” (Andrew del Gaudio, capitán del
Cuerpo de Marines estadounidense [1])
Los mandos de la
Coalición [de tropas de ocupación dirigida por EEUU] establecieron
para la campaña contra la resistencia unas “normas de actuación”
muy permisivas para asegurar un uso rápido e inmediato de la fuerza y
reducir al mínimo las bajas propias. Esas normas permiten a los
soldados abrir fuego sin vacilar o sin restricciones en los controles
militares de carreteras y calles, durante los registros de viviendas y
demás operaciones. Durante las operaciones militares, los mandos
[militares] consideran los asesinatos de civiles iraquíes hechos
lamentables pero inevitables “daños colaterales”. Este clima de
extremada violencia ha ocasionado un creciente número de matanzas,
asesinatos y atrocidades cometidas contra los civiles iraquíes por
las fuerzas de ocupación.
“Normas de
actuación”
Las normas de actuación,
redactadas por los altos mandos militares, establecen cuándo, dónde
y cómo el personal militar puede “usar la fuerza”. Las normas de
actuación pueden variar de una operación, o misión, a otra [2].
Aunque [las normas] las fijan los mandos [miliares] sobre el terreno,
por lo general precisan de la aprobación de los niveles superiores
[de la cadena de mando], entre ellos la de los dirigentes [políticos]
civiles. En general, a pesar de que las normas de actuación
determinan cuándo está permitido disparar, a veces incluso contra
civiles, la decisión final de disparar queda a juicio de los soldados
[desplegados] sobre el terreno, que están influidos por la
incertidumbre, la tensión, el miedo, el odio y, en ocasiones, la
inexperiencia.
A la vista del gran número
de víctimas civiles [3], las normas de actuación en Iraq han sido
objeto de muchas críticas. Organizaciones como Human Rights Watch
[4], American Civil Liberties Union [5] y Amnistía Internacional [6],
han pedido que las normas se hagan públicas, pero éstas son casi
siempre documentos secretos o únicamente de distribución limitada.
En mayo de 2005, Lawrence Di Rita, portavoz del Pentágono, preguntado
en una conferencia de prensa sobre lo ocurrido en Faluya en un suceso
en el que un marine estadounidense disparó contra un iraquí de la
resistencia herido, contestó: “[…] No discutimos las normas de
actuación […] pero [los soldados] tienen derecho a la autodefensa
en cualquier momento, y esa es una norma de actuación lógica” [7].
A pesar de reconocer
el clima hostil en el que las fuerzas de la Coalición tienen que
actuar, Human Rights Watch señala que ello “[…] no exime al ejército
de su obligación de usar la fuerza de forma moderada, proporcionada y
selectiva, y sólo cuando sea estrictamente necesario” [8]. Las
pruebas indican que las fuerzas estadounidenses actúan bajo unas
normas permisivas y que en la práctica existe aún mayor permisividad
en la aplicación de las normas por parte de los mandos militares
locales y de las propias tropas. La “contabilidad de los
asesinatos” y otros eslóganes de los mandos militares promueven la
competencia entre los soldados para coleccionar “matanzas de
enemigos” y aparentemente parecen haber provocado unas pautas de
contención muy bajas [9]. La consecuencia ha sido una rápida
“escalada [del uso] de la fuerza” por parte de los soldados en
diversas circunstancias, lo que ha ocasionado un gran número de víctimas
civiles.
Controles de
carreteras y puestos militares
Desde el mismo inicio
de la ocupación, en los puestos militares de control han ocurrido
excesivas e innecesarias muertes [10]. Se han producido víctimas
civiles incluso en puestos de control permanentes y bien señalizados.
Pero los controles más peligrosos son aquellos situados en lugares
que a los conductores les resultan difíciles de ver con antelación:
colocados temporalmente y sin previo aviso, en lugares inesperados,
por la noche, con mal tiempo, o en carreteras de curvas con poca
visibilidad. La combinación de estos factores puede ser especialmente
letal. Los civiles que se acercan no ven el puesto de control y se dan
cuenta [del control] únicamente cuando se encuentran bajo una lluvia
de balas o de disparos de armas pesadas. Los soldados, por su parte,
ven los vehículos que se aproximan como una amenaza potencial y
tienden a abrir fuego por sospechas aunque sean infundadas.
En general, los
soldados afirman que apuntan para inutilizar el vehículo pero las
cifras demuestran que a menudo disparan directamente contra el
conductor y los ocupantes, a quienes (en general equivocadamente)
toman por enemigos. Un ejemplo es el caso de Walid Fayay Mazban, que
en agosto de 2003 iba con su familia en coche por Basora. Eran
aproximadamente las ocho y media de la tarde y estaba muy oscuro
porque no había electricidad. El vehículo giró en un cruce cercano
a un puesto de control británico temporal. Los soldados, por temor a
[lo que consideraron] un comportamiento sospechoso, le dieron el alto
en inglés. Después de que el coche pasara, al no poder detenerse a
tiempo, le dispararon varias veces por detrás. Walid Fayay Mazban no
entendía inglés. Puede que incluso no oyera la orden. Murió por múltiples
heridas de bala [11].
El caso de la
periodista italiana Giuliana Sgrena puso de manifiesto ante la opinión
pública la violencia de los controles militares. El 4 de marzo de
2005, una vez que los servicios de espionaje italianos hubieron
negociado su liberación tras el secuestro, Sgrena se dirigía hacia
el aeropuerto de Bagdad en un coche junto con un alto funcionario del
espionaje italiano, Nicola Calpari. El conductor italiano, cuando
estaba llegando al Aeropuerto [Internacional de Bagdad] avisó por teléfono
a las autoridades militares estadounidenses. Pero, de repente, cuando
el coche giró, los soldados estadounidenses situados en un control de
carretera temporal abrieron fuego con ametralladoras de 50 mm,
situadas en el techo de vehículos militares todo terreno [humvee].
Las balas hirieron a Sgrena y mataron a Calpari [12]. El hecho provocó
grandes protestas en Italia, cuyo gobierno exigió una investigación
en la que se descubrió que el puesto de control provisional se había
colocado porque el embajador estadounidense, John Negroponte, estaba
cenando con el general estadounidense George Casey, comandante de las
fuerzas de EEUU [en Iraq], en algún lugar de los alrededores [13].
Las autoridades estadounidenses pidieron perdón, pero
responsabilizaron a los italianos por conducir deprisa, no detenerse y
no facilitar información suficiente sobre su ruta [14]. Los italianos
afirmaron que no iban a más de 40 kilómetros por hora, que no vieron
el puesto de control hasta que fue demasiado tarde, y que habían
mantenido a las autoridades [estadounidenses] totalmente informadas
[15]. Aunque no se siguió ninguno de los procedimientos de indicación
de controles en la carretera, los mandos militares estadounidenses
eximieron de responsabilidad a los soldados implicados. El suceso tuvo
una gran cobertura en la prensa y durante semanas se produjeron duras
críticas.
Otros periodistas y
trabajadores de los medios de comunicación han resultado heridos o
asesinados en sucesos [acaecidos] en puestos de control. Human Rights
Watch emitió una declaración muy crítica sobre los disparos
realizado desde los puestos de control, en la que manifestaba que
muchos civiles iraquíes habían muerto innecesariamente debido a que
las fuerzas de la Coalición no habían tomado las mínimas
precauciones [16]. Organizaciones de Derechos Humanos han exigido a
los mandos militares que reduzcan esos asesinatos colocando señales
de advertencia a una cierta distancia del puesto de control: carteles
destacados en árabe, barreras físicas tales como bandas sonoras,
conos de goma, señales luminosas y líneas en la carretera, para
obligar a los vehículos a reducir la velocidad [17].
Expertos en Derechos
Humanos han señalado que los disparos de advertencia son ineficaces y
peligrosos porque a veces se confunden con fuego hostil lo que induce
a los conductores a acelerar. El mando militar estadounidense ha
adoptado muchas de las sugerencias para mejorar los procedimientos,
pero estas se aplican rara vez sobre el terreno [18]. Las matanzas en
los puestos de control han continuado y la prensa ha dado cuenta de
muchos de los casos [19].
Registro de
viviendas
Las fuerzas de la
Coalición estadounidense llevan a cabo de forma rutinaria registros
de casas a la búsqueda combatientes de la resistencia y de
escondrijos de armas. Por lo general, hacen gala de unos métodos
desproporcionadamente violentos para allanar las viviendas, tales como
descerrajar las puertas a tiros, colocar una bomba o una granada de
mano en el exterior de la puerta y echar abajo la fachada con vehículos
militares [20].
Durante los dos
primeros meses de la Operación Juntos hacia adelante (Together
Forward) [nuevo plan de seguridad para Bagdad iniciado en febrero de
2007], las fuerzas estadounidenses e iraquíes causaron desperfectos
en Bagdad en “[…] más de 1.100 puertas, 35 ventanas y 1.350
cerraduras” [21]. Los registros que se producen tras la irrupción
en la vivienda son muy inflexibles y las órdenes probablemente se
gritan en inglés, por lo que los miembros de la familia no las
entienden. Los soldados seguramente siguen un procedimiento conocido
como “preparar la habitación”, que consiste en lanzar una granada
de mano en una habitación antes del registro o en lanzar una ráfaga
de disparos [22]. Con métodos semejantes han asesinado a muchos
civiles, incluidos mujeres y niños [23]. En Hadiza, dos registros de
viviendas ocasionaron la muerte de 15 civiles [24]. A veces, las
tropas consideran una casa simplemente como una “zona de ataque
libre” y los mandos dan órdenes de “[…] disparar primero y
preguntar después” [25].
Patrullas
Por norma general,
durante las patrullas, las fuerzas de la Coalición disparan contra
iraquíes inocentes por miedo a que pudieran ser resistentes. Según
[afirma] un testigo iraquí en una entrevista de la BBC, las patrullas
estadounidenses han disparado y asesinado a muchos civiles
accidentalmente [26]. Citando varios casos acaecidos en la provincia
de al-Anbar, este hombre denunciaba que “[…] el año pasado habían
muerto cerca de 100 personas por esta causa” [27]. De acuerdo con
las estimaciones de la policía iraquí de Bagdad entre el 1 de mayo y
el 12 de julio de 2005, sólo en la capital, las fuerzas
estadounidenses asesinaron a 33 civiles desarmados e hirieron a otros
45 [28].
Sometidos al miedo
constante de caer en una emboscada, los soldados se inclinan a
disparar primero. Convoyes militares patrullan permanentemente las
calles y cada uno lleva a un soldado dispuesto a utilizar su arma
desde el techo del todo terreno militar [humvee] en el caso de que un
coche se acerque a menos de 100 metros. En junio de 2005, Salah Jmor
llegó a Bagdad con su hermano para visitar a su familia. Mientras
conducía, no vio un convoy militar estadounidense que se incorporaba
a la autopista. De pronto, se desplomó tras recibir un disparo en la
cabeza. Su hermano afirma que no había señales para disminuir la
velocidad y que no escucharon ningún disparo de advertencia [29].
Este tipo de hechos no son raros en Iraq. Los iraquíes se quejan de
que normalmente no entienden los carteles o no los ven hasta que es
demasiado tarde y los disparos ya han empezado.
Durante las patrullas
nocturnas rutinarias, los soldados están mucho más nerviosos por los
posibles coches bomba o las bombas en la carretera. Tras el toque de
queda, paran a todos los vehículos gritándoles en inglés y
disparando salvas de advertencia, pero con frecuencia los conductores
no los ven en la oscuridad y no entienden sus advertencias, en el caso
de que las oigan. Si los coches no se detienen, las tropas lanzan ráfagas
de balas que por lo general hieren al conductor y a los ocupantes. En
enero de 2005, en un caso espantoso documentado por un periodista gráfico,
Chris Hondros, durante una patrulla rutinaria soldados estadounidenses
a pie dispararon contra un coche que se acercaba y en el que iba una
familia iraquí. Uno de ellos gritó “¡Parad ese coche!”, al
mismo tiempo que otro soldado lanzaba disparos de aviso. Pero el coche
no paró de inmediato. Un segundo después, ráfagas de balas
acribillaron el coche hasta que se detuvo: del interior salieron seis
niños pero los padres estaban muertos [ver foto] [30].
Andar por la noche no
es más seguro que conducir. En un caso documentado por Amnistía
Internacional, tras oír disparos por la noche dos hombres salieron de
su casa, en al-Majdiye, para saber lo que estaba ocurriendo. Pocos
minutos después, ambos estaban muertos: una patrulla británica los
había disparado por error. Uno de ellos fue alcanzado por siete balas
en el pecho y en el estómago. El otro recibió cinco impactos: en el
brazo derecho, en la pierna derecha, en el pecho y en las zonas
inferiores del cuerpo. “[…] Lo siento, ha habido un error, le pido
perdón”, dijo un soldado al padre de uno de ellos. “[…] Estaba
oscuro, un compañero se apresuró. Lo siento” [31].
Ataques aéreos
EEUU recurre cada vez
más a los ataques aéreos contra la resistencia en Iraq para reducir
[el número de] bajas estadounidenses y disminuir los riesgos de las
operaciones en tierra. Según cifras del ejército [estadounidense],
en 2005 el número de ataques aéreos aumentó de 25 en enero a 120 en
noviembre [32]. Aunque las fuerzas aéreas estadounidenses afirman que
operan con munición sofisticada, dirigida con precisión para evitar
víctimas civiles, muchos inocentes han muerto en los barrios durante
las operaciones aéreas.
En noviembre de 2005,
la Coalición llevó a cabo una ofensiva aérea en la provincia de al-Anbar.
EEUU no contabilizó las víctimas civiles pero el diario The
Washington Post informó de que según testigos presenciales y médicos,
muchos civiles, entre ellos niños, fueron asesinados [33]. En el
mismo mes, las fuerzas aéreas de la Coalición realizaron un ataque aéreo
contra “[…] dos casas refugio de terroristas de Al Qaeda” en al-Qaim.
Aunque el ejército aseguró haber actuado basándose en múltiples
informaciones del servicio de espionaje, la Red Regional Integrada de
Información de NNUU [IRIN, en sus siglas en inglés] dio a conocer
que “[…] habían asesinado a docenas de civiles, incluidos mujeres
y niños” [34]. En enero de 2006, aviones de guerra estadounidenses
tomaron como objetivo una granja en Baiji, en la que asesinaron
mientras dormían a nueve personas inocentes de una familia, incluidos
mujeres y niños [35].
A pesar del gran número
de civiles asesinados durante las operaciones aéreas, el ejército
estadounidense no contabiliza los civiles muertos a consecuencia de
sus ataques, y afirma que “[…] a menudo, en las zonas peligrosas
no se pueden realizar las investigaciones sobre las muertes
ocasionadas por cada uno de los ataques” [36].
Homicidios y
asesinatos vergonzosos
A veces los soldados
estadounidenses cometieron asesinatos premeditados contra civiles
iraquíes en situaciones no conflictivas. Sin duda, muchos de esos
asesinatos pasan inadvertidos porque se atribuyen a “comportamientos
amenazadores” que los asesinos imputan supuestamente a las víctimas.
Aún así, ciertos casos han salido a la luz.
Hadiza. El caso de
Hadiza es el más infame y el que mejor se ha dado a conocer. El 19 de
noviembre de 2005, un escuadrón de marines estadounidenses arrasó la
ciudad tras la muerte de uno de sus compañeros en la explosión de
una bomba de carretera. Primero, el jefe del escuadrón asesinó a
cinco jóvenes desarmados que llegaron al lugar de los hechos en un
taxi [37]. A continuación, los marines asaltaron las viviendas
cercanas, disparando al azar y asesinando a civiles, incluidos mujeres
y niños [38]. En los hechos 24 iraquíes fueron asesinados, entre los
cuales había diez mujeres y niños y un anciano en silla de ruedas
[39]. Los marines implicados declararon que se vieron envueltos en un
ataque organizado de la resistencia y sus abogados alegaron que sus
actos supusieron “[…] un uso justificado de la fuerza letal”
[40]. Pero pruebas veraces indican que todos los civiles iba
desarmados y que los marines dispararon contra los iraquíes a sangre
fría; después intentaron eliminar las pruebas que los delataban,
entre ellas el diario de incidencias del cuartel general y un vídeo
grabado desde un avión no tripulado que mostraba el suceso [41]. Al
igual que en Abú Ghraib, al principio los funcionarios
estadounidenses describieron la masacre de Hadiza como un caso aislado
de mala conducta. Pero el hecho dio lugar a otras revelaciones sobre
atrocidades, demostrando que formaban parte de un modelo de extrema e
incontrolada violencia que estaba mucho más extendido entre los
soldados estadounidenses de la Coalición de lo que con anterioridad
se había reconocido.
Mahmudiya. Esta otra
masacre tuvo lugar el 12 de marzo de 2006. Cuatro soldados de un
control militar [situado] al sur de Bagdad bebieron más de la cuenta,
se vistieron de civiles con ropa oscura y se dirigieron a una casa
iraquí cercana habitada por la familia al-Janabi. Dejaron a un
soldado fuera para vigilar la puerta y los otros entraron y asesinaron
a los padres y a su hija de cinco años. A continuación, dos de los
soldados violaron a Abir Qasim al-Janabi, una niña iraquí de 14 años,
y después la asesinaron. El cuerpo de la niña se encontró desnudo y
parcialmente quemado, evidentemente para destruir las pruebas [42].
Según una declaración jurada del FBI archivada en el sumario, una
semana antes del ataque los soldados habían hecho intentonas con la
muchacha [43]. Uno de los casos, el del [soldado] especialista James
Barker, ya ha sido sentenciado; el acusado se declaró culpable y ha
sido condenado a 90 años de cárcel. Barker declaró ante el
tribunal:
“[…] Para vivir
allí, para sobrevivir en esas circunstancias, me convertí en un
violento y en un miserable. Quería a mis amigos, a mis compañeros y
a mis jefes pero empecé a odiar a todo el mundo en Iraq.” [44]
Ishaqi. Este suceso
se produjo el 15 de marzo de 2006. Marines estadounidenses atacaron
una granja situada a escasos 13 kilómetros al norte de la ciudad de
Balad, evidentemente porque había información de que allí se
encontraba un miembro de la resistencia. Helicópteros de combate
dispararon contra la casa para apoyar a los [soldados] atacantes.
Algunas informaciones afirman que se respondió con fuego desde la
vivienda, la cual fue finalmente tomada por las fuerzas
estadounidenses. Según un informe del Centro de Coordinación
Conjunta de la policía iraquí, basado en un informe archivado tras
una investigación de la policía local, las fuerzas estadounidenses
entraron en la casa, “[…] reunieron a los miembros de la familia
en una habitación y ejecutaron a 11 personas: cinco niños, cuatro
mujeres y dos hombres. Seguidamente bombardearon la vivienda, quemaron
tres vehículos y mataron a los animales” [45]. Entre los muertos se
encontraba una anciana de 75 años y un niño de seis meses.
Hamdaniya. Se trata
[de un suceso] igualmente espantoso. Al parecer, el 26 de abril de
2006, un grupo de siete marines estadounidenses y un soldado de la
Marina sacaron de su casa a Hashim Ibrahim Awad, un inocente iraquí,
minusválido y desarmado; le ataron de pies y manos y le dispararon a
bocajarro repetidamente [46]. El grupo había caído en una emboscada
y al no encontrar al culpable decidieron asesinar a cualquier iraquí
en su lugar [47]. Entraron en casa de Awad, le sacaron a rastras, le
dispararon una y otra vez en la cabeza y en el pecho, y a continuación
prepararon el escenario del crimen para que pareciera que Awad era
miembro de la resistencia. El 21 de junio de 2006, los investigadores
los acusaron de asesinato premeditado, secuestro, conspiración y
falso testimonio. Uno de los participantes [en el asesinato], el
suboficial Nelson Bacos, que en la vista previa testificó contra los
otros [compañeros], afirmó que “[…] no creí que pudieran llevar
a cabo un plan semejante [...] no había justificación [...] sabía
que lo que estábamos haciendo estaba mal” [48].
Lo mandos militares y
los tribunales se han referido constantemente a [la masacre de] Hadiza
y a otras masacres, como casos aislados, pero el gran número de
sucesos de este tipo indica que las atrocidades son sistemáticas,
consecuencia de unas normas de actuación permisivas y de la extendida
actitud de excesiva violencia, a menudo perdonada por los mandos.
Encubrimiento de
delitos
En la mayoría de los
casos de delitos graves y asesinato, los soldados directamente
implicados han intentado encubrir los crímenes y, con frecuencia, los
mandos militares han hecho caso omiso de las pruebas, no han
perseguido con firmeza ni siquiera los actos más graves y han
realizado declaraciones públicas exculpatorias.
Sobre los sucesos de
Hadiza, el Cuerpo de Marines emitió al día siguiente una nota de
prensa afirmando que muchos de los iraquíes asesinados habían muerto
a consecuencia de la explosión de una bomba de la resistencia, una
versión rechazada por testigos presenciales. A pesar de las muchas víctimas
iraquíes, el comandante de la compañía no inspeccionó el lugar, y
prefirió fiarse del informe de los soldados implicados.
Posteriormente, los investigadores averiguaron que faltaban páginas
del diario de incidencias, donde se recogen los principales sucesos, y
que una cinta de video grabada desde un avión no tripulado había
desaparecido, lo que indicaba que los autores de los hechos, o sus cómplices,
habían destruido u ocultado pruebas [59]. Asimismo, parece que los
implicados en los hechos realizaron declaraciones falsas ante los
investigadores y el video volvió a aparecer pero no se entregó a los
investigadores hasta que el informe principal estuvo redactado por un
general de alto rango [50]. Una investigación posterior de la Marina
concluyó que “[…] algunos oficiales dieron información falsa a
sus superiores” en el seguimiento inicial del caso [51]. En un
informe ulterior, Eldon A. Bargewell, general de División estableció
“[...] negligencia voluntaria” e “[...] intentos de ocultación
de conducta criminal” entre los oficiales de la Marina. “[...]
Demostraron determinación para ignorar los indicios de graves
actuaciones, quizás para evitar llevar a cabo una investigación que
podría ir contra ellos mismos o contra los marines” [52], concluye.
De la misma manera
que en Mahmudiya, donde los soldados intentaron ocultar las pruebas de
la violación y el asesinato de la adolescente y de su familia [53], o
en Hamdaniya, donde los soldados pusieron un rifle automático AK-47
cerca del hombre que habían asesinado para inducir a pensar que era
miembro de la resistencia [54], los implicados en los asesinatos de
Ishaqi pidieron apoyo aéreo para volar la casa. Al parecer, esperaban
que el crimen se esfumara entre los escombros [55]. En un primer
momento, el mando militar estadounidense exoneró a los soldados al
afirmar que los tres civiles murieron a causa del fuego cruzado en una
operación militar y, asimismo, como consecuencia del desplome de la
vivienda producido durante el combate. Las muertes de civiles fueron
calificadas de accidentales, y se dijo que las fuerzas estadounidenses
implicadas en los hechos “[…] habían seguido las normas de
actuación” [56]. Pero tras las continuadas quejas de los vecinos y
de los dirigentes locales, que aseguraban que los soldados habían
entrado en la vivienda cuando todavía estaba en pie, la policía
iraquí, inesperadamente, abrió una investigación que encargó a un
equipo de investigación criminal entrenado por EEUU, el cual
literalmente sacó a la luz los hechos sucedidos en la casa derruida
[57]. Después de examinar los cuerpos, [que estaban] con las manos
atadas, todos en una habitación con impactos de balas en la cabeza
—al estilo de las ejecuciones—, y con los cartuchos disparados a
su alrededor, la investigación llegó a la conclusión de que las
personas fueron asesinadas a sangre fría. Entre los escombros se
encontraron 11 cuerpos, no tres [58]. Las autopsias realizadas en el
hospital de Tikrit confirmaron que todas las víctimas tenían heridas
de bala en la cabeza [59]. La BBC ha emitido el vídeo de un cámara
de Associated Press, grabado posteriormente en el lugar de los hechos,
y que la BBC considera que ofrece pruebas sólidas de la atrocidad
[60]. No obstante, los militares estadounidenses se han negado a
promover la acusación o a investigar más.
También en el caso
de la muerte de Nicola Calipari, agente del espionaje italiano, un
informe del gobierno italiano publicado el 3 de mayo de 2005 criticaba
el que hubieran desparecido las pruebas del tiroteo. El lugar de los
hechos no se preservó para la investigación y el parte de
incidencias de la unidad militar del día de autos se destruyó con
posterioridad. Como mínimo supone un procedimiento negligente y, en
el peor de los casos, de obstrucción a la justicia y de encubrimiento
de un crimen [61].
Las autoridades
militares estadounidenses, avergonzadas ante la revelación de las
atrocidades, han preferido respaldar la versión oficial de los hechos
al insistir en que las víctimas murieron por daños colaterales
consecuencia de las operaciones militares. Tales encubrimientos han
dejado algunos sucesos completamente al margen de la opinión pública
y [las autoridades estadounidenses] han hecho caso omiso de la
rotundidad de las pruebas contra los autores de los crímenes; han
contribuido al archivo de casos y a que las sentencias que se dictan
sean, por lo general, muy benévolas.
Impunidad
Únicamente en
contadas ocasiones la justicia militar ha actuado para castigar los
casos de asesinato y de atrocidades. La mayoría de los sucesos nunca
han llegado a convertirse en acusaciones oficiales. Con frecuencia, en
aquellos hechos en los que se ha presentado una acusación, los
culpables han resultado o bien absueltos en el tribunal administrativo
preliminar o en la fase posterior del consejo de guerra, o bien los
casos se han solventado en cualquiera de las fases de las diligencias
con simples amonestaciones o penas suaves. Muy pocas acusaciones han
incluido el asesinato premeditado, y ello en casos tan significativos
como el de Hadiza.
El pasado mes de
agosto, el diario The The Washington Post llevó a cabo una revisión
sustancial de los sucesos [que implicaban a] militares durante el
periodo entre junio de 2003 y febrero de 2006. El informe de [The
Washington] Post revela que de los miles de iraquíes asesinados por
soldados estadounidenses en circunstancias dudosas, la justicia
militar sólo ha investigado “[…] una pequeña parte de los
sucesos” [62]. De los disparos realizados desde los puestos de
control no se ha derivado ninguna acusación de homicidio y se ha
procesado a muy pocos oficiales de alta graduación.
Los mandos militares
—a quienes corresponde la decisión primera de poner en marcha una
investigación penal contra sus subordinados— con frecuencia no han
investigado la muerte de civiles iraquíes. En su lugar, han preferido
considerarlas consecuencias accidentales de las operaciones de combate
y han impuesto castigos administrativos o no judiciales. “[...] Creo
que existen una serie de casos que nunca han llegado a la fase de
investigación, y en algunos casos que sí han llegado a esa fase, ha
habido reticencias para continuar [la investigación] con firmeza”,
afirma Gary Solis, ex fiscal [del Cuerpo] de Marines. “[...] En Iraq
se han producido menos procesos judiciales de los que se podría
esperar” [63]. Un comandante del Ejército, citado por The
Washington Post coincidía:
“[...] Estoy
absolutamente convencido de que ha habido muchas otras actuaciones que
deberían haberse investigado, pero nadie quería enterarse de lo
ocurrido o informar a la superioridad (...) Así han funcionado las
cosas.”[64]
Críticas
El asesinato de
civiles a manos de soldados estadounidenses ha provocado cólera y escándalo
entre la población iraquí y ha dado lugar a duras declaraciones por
parte de responsables iraquíes. Preguntado sobre los sucesos de
Hadiza, el primer ministro Nuri al-Maliki los definió como “[…]
totalmente inaceptables” y calificó la violencia estadounidense
contra civiles de “[…] fenómeno cotidiano” en Iraq. Dijo sin
rodeos que los soldados estadounidenses de la Coalición “[...] no
respetan al pueblo iraquí [65]. Tras hacerse público que una
investigación estadounidense había exonerado de culpa a los soldados
implicados en los sucesos de Ishaqi, el gobierno iraquí reaccionó
con firmeza. Adnan al-Kazimi, asesor del primer ministro al-Maliki,
declaró que el gobierno exigiría que EEUU pidiera perdón y
compensara a las víctimas de varios sucesos [65].
El escaso número de
condenas ha impulsado al gobierno iraquí a cuestionar la inmunidad
concedida a los miembros de las fuerzas de la Coalición desde junio
de 2004. Al-Maliki ha manifestado públicamente que consideraba que la
inmunidad ante los tribunales iraquíes “[...] animó a los soldados
a cometer crímenes a sangre fría” [66]. Wigdan Michael, ministro
iraquí de Derechos Humanos, coincide en que el hecho de que EEUU no
haya responsabilizado a los soldados por sus crímenes ha propiciado
un clima de impunidad entre las tropas. “[...] Una de las razones de
esto es la resolución de NNUU, que concede inmunidad a los soldados
de las fuerzas multinacionales. Si no hay castigo, se producen las
violaciones […]” [68]. Michael además planteó la posibilidad de
que Iraq solicitara la revisión de la inmunidad de las fuerzas
multinacionales ante el Consejo de Seguridad de NNUU [69].
Conclusión
EEUU y sus aliados
afirman que hacen todo lo que está en sus manos para evitar víctimas
civiles. Sin embargo, existe mucha información sobre tropas de la
Coalición que abren fuego y asesinan a civiles iraquíes en
circunstancias en las que ni para las tropas de la Coalición ni para
nadie más había una inminente amenaza de muerte o de resultar
heridos, lo que supone una clara violación de las pautas
internacionales sobre derechos humanos relativas al uso de la fuerza.
En muchos casos de patrullajes, registros de casas y bombardeos sin
tregua, el personal militar ha utilizado una fuerza letal en
circunstancias absolutamente injustificadas. Los estudios sobre la
mortalidad de civiles en Iraq indican que desde que se inició la
ocupación han asesinado de esta manera a decenas de miles de iraquíes
inocentes [70].
Los asesinatos y las
atrocidades constituyen la forma extrema de la brutal violencia
diaria. En Iraq, donde las fuerzas de la Coalición consideran a cada
hombre en edad militar un miembro potencial de la resistencia, y donde
el miedo y la cólera influyen en el comportamiento de las tropas, es
muy probable que ocurran sucesos como la masacre de Hadiza. Según
Eldon A. Bargewell, general de Brigada, “[...] toda la cadena de
mando suele considerar las bajas de civiles, incluso cuando el número
es elevado, como cotidianas y el resultado natural y buscado de las tácticas
de la resistencia”. “[...] Las declaraciones hechas por la cadena
de mando (...) tomadas en su conjunto indican que las vidas de los
civiles no son tan importantes como las vidas de los estadounidenses;
sus muertes son simplemente el coste de las acciones, y los marines
tienen que ‘terminarn el trabajo’ no importa lo que ello
suponga”, concluye [71].
Este ambiente de
extremada violencia e impunidad prepara el terreno para el asesinato,
las violaciones y las atrocidades. Estas actuaciones están prohibidas
por las Convenciones de La Haya y de Ginebra y constituyen graves crímenes
de guerra.
Notas de los
autores y de IraqSolidaridad:
(*) Sexta
parte del informe de marzo de 2007 “War and Occupation in Iraq”,
elaborado por ‘Global Policy Forum’ como balance de los cuatro
primeros años de ocupación de Iraq. Las partes I, II, III y IV de
este informe fueron publicadas en las ediciones de SoB del 6 y el 20
de mayo pasado.
1.
Citado en Dexter Filkins, “In Ramadi, Fetid Quarters and Unrelenting
Battles”, The New York Times, 5 de julio de 2006.
2.
Operational Law Handbook, Capítulo 5, publicado por Judge Advocate
School of the Army.
3. Véase capítulo 5
de este informe (pendiente de traducción en IraqSolidaridad). Véase
en IraqSolidaridad: Nota informativa de la CEOSI: Nuevo informe de las
universidades Johns Hopkins de EEUU y al-Mustansiriya de Bagdad
4.
Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003.
5.
American Civil Liberties Union, ACLU to Seek Public Accountability in
Haditha Investigations, 22 de junio de 2006.
6. Amnistía
Internacional, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14 de mayo
de 2004.
7. Departamento de
Defensa de EEUU. Trascripción de noticias, resúmenes habituales con
Lawrence Di Rita, portavoz del Pentágono y el teniente general James
T. Conway, director de operaciones del mando conjunto, 5 de mayo de
2005.
8.
Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003.
9.
Borzou Daragahi y Julian E. Barnes, “Officers Allegedly Pushed 'Kill
Counts'”, Los Angeles Times, 3 de agosto de 2006.
10.
Véase, por ejemplo, Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de
2003; Human Rights Watch, US Checkpoints Continue to Kill, mayo de
2005 y “Joint Letter from Human Rights Watchand the Committee to
Protect Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005.
11. Amnistía
Internacional, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14 de mayo
de 2004.
12.
“Hostage Recounts US Shooting”, CNN, 6 de marzo de 2005.
13.
Christopher Dickey, “Reality Checkpoints”, Newsweek, 11 de marzo
de 2005.
14.
Declassified US Report.
15.
“Italy Disputes US Shooting Acount”, CNN, 8 de marzo de 2005.
16.
“Joint Letter from Human Rights Watchand the Committee to Protect
Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005.
17.
Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003. Véase también:
Human Rights Watch, Iraq: Checkpoints Lack Basic Safety Measures, 17
de junio de 2005.
18.
“Joint Letter from Human Rights Watch and the Committee to Protect
Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005.
19.
Véase, por ejemplo, Hillary Brown, “Pregnant Iraqi Woman Shot near
Security Checkpoint”, ABC News, 31 de mayo de 2006; Trudy Rubin,
“Hidden Toll: Civilians Killed Accidentally”, Philadelphia
Inquirer, 12 de julio de 2006.
20.
Por ejemplo, véase OMS, Detailed Situation Report in Talafar, 19 de
agosto de 2005.
21.
Spc. Joshua Ramey, “Together Forward Restores Life to Ameriyah”
Official MNF-I website, 20 de septiembre de 2006.
22.
Gary Younge, “If Wanton Murder is essential to the US Campaign in
Iraq, It’s Time to Leave”, The Guardian, 26 de junio de 2006.
23.
Richard Whittle, “Rules of Engagement: What Were they at Haditha?”,
Christian Science Monitor, 10 de octubre de 2006.
24.
Gary Younge, op.cit.
25.
Josh White, “Death in Haditha”, The Washington Post, 6 de enero de
2006.
26. “Iraqi Viewpoint: Iraqis Fear US Troops”, BBC, 1 de junio de 2006.
27.
Ibid.
28.
Richard Paddock, “Shots in the Heart of Baghdad”, Los Angeles
Times, 25 de julio de 2005.
29.
Ibid.
30.
Chris Hondros, “A Shooting after Nightfall”, Newsday, 19 de enero
de 2005.
31.
Amnesty International, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14
de mayo de 2004.
32.
Ellen Knickmeyer y Salih Saif Aldin, “US Raid Kills Family North of
Baghdad”, The Washington Post, 4 de enero de 2006. Véase en
IraqSolidaridad: Nota informativa de la CEOSI: Tras Samarra, Tal Afar,
Siniya y Mosul, es la quinta ciudad iraquí asediada por muros por las
fuerzas de ocupación
33.
Ellen Knickmeyer, “US Airstrikes Take Toll on Civilians”, The
Washington Post, 24 de diciembre de 2005.
34.
“Civilians Killed Near al-Qaim in Air Strike, Doctors Say”, UN
Integrated Regional Information Networks, 1 de noviembre de 2005.
35.
Richard A. Oppel Jr. y Omar Al-Neami, “US Strike on Home Kills 9 in
Family, Iraqi Officials Say”, The New York Times, 4 de enero de
2006.
36.
Ellen Knickmeyer y Salih Saif Aldin, “US Raid Kills Family North of
Baghdad”, The Washington Post, 4 de enero de 2006.
37.
Josh White, “Death in Haditha”, The Washington Post, 6 de enero de
2006. Véase en IraqSolidaridad: Tim McGirk: Matanza en Hadiza.
El pasado 19 de noviembre los 'marines' asesinaron a 15 civiles en
Hadiza
38.
Ibid.
39.
Richard Engel, “What Happened in Haditha” NBC News, 30 de mayo de
2006.
40.
David S. Cloud, “Marines Have Excised Evidence on 24 Iraqi Deaths”,
The New York Times, 18 de agosto de 2006.
41.
Ibid.
42.
Tim Whitmire, “Ex-Soldier Charged with Rape, Murder”, Associated
Press, 3 de julio de 2006.
43.
Rick Jervis & Andrea Stone, “Four More Soldiers Accused of Rape,
Murder in Iraq”, USAToday, 9 de julio de 2007.
44.
Citado en “Iraq Rape Soldiers given Life Sentence”, The Guardian,
17 de noviembre de 2006.
45.
Mathew Schofield, “Iraqi Policy Report Details Civilians’ Deaths
and Hands of US Troops”, Knight Ridder Newspapers, McClatchy, 19 de
marzo de 2006. Véase en IraqSolidaridad: Haifa Zangana:
Matanza tras matanza La violencia sectaria permite a los ocupantes
ocultar sus crímenes contra civiles
46.
White, Josh, Sonya Geis. "8 Troops Charged In Death of Iraqi",
The Washington Post, 22 de junio de 2006.
47.
Carolyn Marshall, “Corpsman Who Failed to Halt Killing of Iraqi
Receives Prison Sentence”, The New York Times, 7 de octubre de 2006.
48. Ibid. El 16 de
noviembre de 2006, otro marine, John Jodka III, tras un acuerdo entre
el fiscal y la defensa, fue declarado culpable de cargos menores y
sentenciado a 18 meses de cárcel; véase: “Marine Sentenced Over
Iraq Civilian Killing”, The Guardian, 16 de noviembre de 2006.
49.
David S. Cloud, “Inquiry Suggests Marines Excised Files on Killings”,
The New York Times, 18 de agosto de 2006.
50.
Ibid.
51.
Thomas E. Ricks, “Probe Into Iraq Deaths Finds False Reports”, The
Washington Post, 1 de junio de 2006.
52.
“‘Simple Failures’ and ‘Disastrous Results’: Excerpts from
Army Maj. Gen. Eldon A. Bargewell's report”, The Washington Post, 21
de abril de 2007.
53.
“US Military Trial Ordered in Iraq Murder Cases”, Reuters, 19 de
octubre de 2006.
54.
Sonya Geis, “Hearings Begin for Marines Accused of Killing Iraqi”,
The Washington Post, 31 de agosto de 2006.
55.
Mathew Schofield, “Iraqi Policy Report Details Civilians’ Deaths
and Hands of US Troops”, Knight Ridder Newspapers, McClatchy, 19 de
marzo de 2006.
56.
Will Dunham, “Troops Cleared in Iraqi Deaths in Ishaqi” Reuters, 2
de junio de 2006.
57.
Mathew Schofield, op.cit.
58.
Ziad Khalaf, “Raid Kills 11, Mostly Women and Children”,
Associated Press/Army Times, 15 de marzo de 2006.
59.
Mathew Schofield, op.cit.
60. “New ‘Iraq Massacre’ Tape Emerges”, BBC, 2 de junio de 2006.
61.
Fitzroy Sterling, “Still Seeking Answers in US Checkpoint Killing”,
Inter Press Service, 24 de junio de 2006.
62.
Josh White, Charles Lane y Julie Tate, “Homicide Charges Rare In
Iraq War”, The Washington Post, 28 de agosto de 2006.
63.
“Convictions in US Cases Rare in Iraq”, United Press International,
28 de agosto de 2006. 64. Citado en Josh White, Charles Lane y Julie
Tate, “Homicide Charges Rare In Iraq War” The Washington Post, 28
de agosto de 2006.
65.
Richard A. Oppel “Iraqi Assails US for Strikes on Civilians”, The
New York Times, 2 de junio de 2006.
66.
Brian Brady, “Furious Iraq Demands Apology as US Troops Are Cleared
of Massacre”, Scotland on Suday, 4 de junio de 2006.
67.
Citado en Aaron Glantz “GIs in Iraq Could Be Stripped of Immunity
After Rape/ Murder Allegations”, OneWorld, 12 de julio de 2006.
68.
Mariam Karouny, “Iraq to Ask UN to End US Immunity after Rape
Case”, Reuters, 2 de julio de 2006.
69. Ibid.
70. Véase nota 3.
71.
Citado en Josh White, “Report On Haditha Condemns Marines”, The
Washington Post, 21 de abril de 2007.
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