¿Por
qué EEUU ha perdido en Iraq?
Por
Abdul Ilah al–Bayati y Hana al–Bayati (*)
Ahram Weekly, 22/06/07
IraqSolidaridad, 09/07/07
Traducido por Paloma Valverde
“Ningún
poder extranjero ha podido jamás controlar Iraq. Iraq es un pequeño
país con una gran dignidad, un sofisticado y antiguo legado de
civilizaciones y un muy experimentado movimiento patriótico nacional.
EEUU no puede destruir este deseo del pueblo de ser libre y soberano
en su propia tierra y con sus propios recursos, como todos los pueblos
del mundo.”
Se
dice que la resistencia en Iraq está aumentando en fuerza y
extendiendo su capacidad para operar en un número cada vez mayor de
provincias, y que se está desarrollando en otras zonas del territorio
iraquí debido, según EEUU, a la intervención de combatientes
extranjeros. Pero en realidad se trata del renacimiento del
nacionalismo y de la dignidad iraquí. En tanto que la ocupación y
sus lacayos continúan encarcelando de forma masiva e indiscriminada a
ciudadanos iraquíes sospechosos de estar relacionados con la
resistencia, resulta imposible desarticular sus diferentes expresiones
armadas, políticas y populares o siquiera la simpatía de la que
gozan por parte de la población. Incluso los movimientos de opinión
más amplios expresan a diario su rechazo a la ocupación y a su
gobierno títere. A pesar de los miles de millones [de dólares]
invertidos en financiar la guerra y su propaganda, ¿Cómo ha podido
fracasar el plan imperial de EEUU en Iraq?
En
primer lugar, su fracaso se debe a la incapacidad del gobierno Bush
para reconocer la imposibilidad de desmembrar Iraq en pequeños
Estados en conflicto [unos con otros]. La aventura neocon y su
imprevisión se basa en varios factores, lo que incluye el hecho de
tomar sus deseos por realidades, su ceguera, el confiar únicamente en
la fuerza militar para lograr sus objetivos, la obtención de
información proveniente exclusivamente de algunos iraquíes en el
exilio —al margen y distanciados de la realidad iraquí—, y el
eludir el estudio de las características históricas, culturales y
sociales del país que iban a invadir y que querían controlar. Antes
de la invasión, y durante estos cuatro años desastrosos de ocupación,
EEUU subestimó la fuerza y el arraigo del carácter del nacionalismo
y de la cultura de Iraq, elementos destinados a enfrentarse a los
planes imperialistas de EEUU en forma de una feroz resistencia que
emana de todos los sectores de la sociedad iraquí, incluida la
[resistencia] de los elementos de base de sus supuestos aliados [iraquíes].
EEUU
pensó, de manera ingenua, que podía utilizar la riqueza de la
sociedad iraquí —caracterizada por su cosmopolitismo y
multiconfesionalismo histórico— para dividirla según criterios
sectarios con la finalidad de controlar al conjunto de la sociedad.
Esto es perseguir un espejismo. Durante miles de años, Iraq ha estado
formado por numerosas etnias y confesiones religiosas que han vivido
solidariamente unas con otras sin importar sus diferencias;
cristianos, sabeos, yezidíes, etc. están unidos a Iraq igual que los
musulmanes y son tan iraquíes como sus hermanos musulmanes. Todos los
iraquíes, sea cual sea su etnia, religión, comunidad o posición
social, son herederos de todas las civilizaciones iraquíes anteriores
así como de su historia. Los valores de la vida en común en una zona
geográfica denominada Iraq o Mesopotamia, los unifica.
Quienes
conocen Iraq, su identidad unificada arabo–musulmana y su historia,
son conscientes de que quienes quieren dividir Iraq y subyugarla al
deseo de poderes extranjeros deberá enfrentarse a la fuerza de los
miles de años de una sociedad unida, además de a los intereses de la
unidad geopolítica de sus regiones y de sus componentes sociales.
Nunca en la historia pudieron dos Estados cohabitar la cuenca que hoy
se llama Iraq. Siempre ha estado en el interés del pueblo establecido
en esta cuenta, a través de las sucesivas civilizaciones, estar
unidos en futuro geopolítico común. Si en el pasado los dos ríos
[de Iraq, el Tígris y el Éufrates] fueron factores de unificación
en todos los aspectos de la vida de esta entidad llamada Iraq, hoy se
añade el papel que juega la cultura, los intereses geopolíticos y la
propiedad compartida de la tierra y de su riqueza.
Es
verdad que en Iraq hubo varios grupos políticos que se enfrentaron al
liderazgo del gobierno de Iraq anterior a la invasión y destrucción
de Iraq. Tienen, como todas las oposiciones, el derecho a enfrentarse
a su gobierno nacional, pero algunos se ofrecieron a colaborar con el
imperio estadounidense y sus aliados y con sus planes criminales de
dividir su territorio, ya fuera por ignorancia, avaricia o por razones
personales o sectarias. Estos, junto con el plan de sus pagadores,
quedarán relegados a la ignominia de la historia. Minimizaron la
antigua y compleja relación de Iraq con su identidad y sus relaciones
con los [países] vecinos, así como su experiencia contemporánea
hacia el progreso y desarrollo a pesar de las políticas imperiales,
especialmente las de EEUU, tras haber sido sometido a 13 años de
extenuantes sanciones orquestadas por Washington. A pesar de esos
grupos sectarios, la propia población —independientemente de su
afiliación confesional, étnica, o política, lo que ha demostrado su
heroica resistencia frente a los intentos de fragmentar y dividir
Iraq— nunca se ha opuesto a la unidad e integridad del Estado de
Iraq.
Iraq,
un lugar llamado Mesopotamia
Iraq
es el lugar que se llamó Mesopotamia. Todos los iraquíes son hijos
de su historia y herederos de todas y cada una de las civilizaciones
que surgieron en esta tierra en la que los sumerios inventaron la
escritura, los babilonios el derecho, los asirios unificaron la región
y tras ellos los abásidas, quienes introdujeron el germen del
“Estado de todos sus ciudadanos” y el concepto de solidaridad
social dentro de la sociedad, abriendo la puerta a la unificación de
la civilización arabo–musulmana, que ha llegado orgullosa hasta
nuestros días.
Desde
entonces, ser iraquí no se fundamenta ni en la etnia ni en la religión
o secta sino en el ser iraquí. El pueblo iraquí es la expresión de
esta herencia, independientemente de su etnia o religión. Cuando Iraq
pueda vivir en paz y tener un Estado estable demostrará que puede
contribuir a la cultura de la humanidad, al desarrollo y creación de
grandes civilizaciones y al orden regional. El papel de Iraq sigue
siendo el de ser quien marque las directrices que decidirán el
destino árabe. Bagdad es la cuna de la civilización
arabo–musulmana y para los iraquíes, y los árabes en general,
destruir Bagdad es, de hecho, un intento de destruir su memoria, su
identidad y sus intereses.
Las
características geopolíticas de Iraq han sido, y siempre serán, una
gran influencia en la historia de Iraq. No resulta sorprendente que
EEUU eligiera ocupar Iraq para intentar asegurar su dominio regional y
mundial. EEUU pensó que, con la ocupación de Iraq, podría controlar
el conjunto de la región y, por extensión, mantener su hegemonía
unipolar. En primer lugar, Iraq es un país rico en recursos naturales
ya sea petróleo, gas o agua. En segundo lugar, disfruta de una posición
central en la región; esta posición siempre ha hecho que fuera el
objetivo de las ambiciones exteriores. Ningún poder regional podría
considerarse como tal sin intentar o bien controlar o bien debilitar
Iraq. En realidad Iraq es un cruce de caminos. Su territorio es la
ruta para que Irán acceda a Siria, Jordania y al Mediterráneo y lo
mismo en lo que respecta a Siria y Jordania, en tanto que miran hacia
Irán y el Golfo Pérsico [a través de Iraq]; [Iraq] es, además, la
ruta natural desde Turquía hacia el Golfo y viceversa. Por todo ello,
Iraq también supone una necesidad para esos países. En realidad, el
mínimo deterioro en las relaciones entre Iraq y sus vecinos supone,
automáticamente, un revés para la cooperación en toda la región
mientras que, por otro lado, cualquier hegemonía de un vecino sobre
Iraq es un inconveniente para Iraq y para el resto de sus vecinos.
La
única ecuación que sirve a los intereses de Iraq es basarse en sus
características arabo–musulmanas y mantener buenas y fraternales
relaciones tanto con Turquía como con Irán. Si Iraq rompiera
relaciones con cualquier Estado vecino, ello reduciría su propia
capacidad para beneficiarse de su posición central y,
consecuentemente, para una cooperación regional y de desarrollo de su
infraestructura; penalizaría su industria y agricultura y se cerraría
al comercio regional necesario para su crecimiento y progreso. Cuanto
más crezcan y florezcan sus vecinos, más oportunidades de desarrollo
tendrá Iraq mediante la cooperación con todos ellos. El mito de que
el desarrollo político, económico y social de Turquía e Irán
pudiera constituir un peligro para Iraq implica un análisis
superficial de las relaciones entre esos Estados y un análisis
desconocedor de las leyes que rigen el desarrollo entre países
vecinos. De hecho, cuanto más se desarrollen Irán y Turquía y
cuanto más ricos se hagan, más necesitarán de un Iraq estable,
unificado y próspero, porque ese Iraq representaría tanto el poder
adquisitivo para [la venta de] sus bienes como una fuente de factores
de producción.
Nadie
puede aislar a Iraq de sus circunstancias geopolíticas y culturales.
Iraq no puede tener relaciones con EEUU, Rusia, Europa o Israel si se
pretende ignorar sus particulares señas de identidad
arabo–musulmanas y sus intereses. Nuevamente el interés de Iraq y
de los iraquíes se convierte en un protectorado de Irán o de
cualquier otro país. Es un sueño imposible el que la ocupación
irano–estadounidense pudiera subyugar Iraq. La libre voluntad de
Iraq y del pueblo iraquí rechaza y rechazara, en razón de su cultura
e intereses, el sometimiento a cualquier Estado extranjero, sea este
regional, una superpotencia o una combinación de ambos: la Historia
lo ha demostrado. De hecho, los planes de EEUU de destruir Iraq como
nación y como Estado no sólo va en contra de los intereses de todos
los iraquíes sino además en contra de los intereses de los Estados
vecinos. Es una vana ilusión, un plan que no funciona. Todos los
sectores de la sociedad iraquí se oponen; la ocupación crea tanta
inestabilidad que hace imposible el control e incluso la explotación
de los recursos de Iraq. Al abrir la puerta a todo tipo de
interferencias extranjeras, la ocupación pudiera tener como resultado
no sólo un crimen indescriptible contra la humanidad sino un desastre
militar, económico, político y moral para la propia ocupación.
El
primer genocidio del siglo XXI
Lo
que la ocupación estadounidense y sus aliados hacen en Iraq no
constituye únicamente un crimen de guerra o crímenes contra la
humanidad, también ha de recordarse como el primer genocidio del
siglo XXI. Que el mundo, debido a los tendenciosos medios de
comunicación internacionales, no sea consciente de esto, no cambia la
realidad de que todos los iraquíes y los árabes lo sepan. Sin
intentar este genocidio, los planes estadounidenses no podrían
triunfar. EEUU, al mismo tiempo que perpetra un genocidio, anuncia su
ruina moral y sus planes no lograrán triunfar.
Para
dividir Iraq —una antigua sociedad que lleva existiendo miles de años—
en tres o más protectorados débiles y en conflicto, EEUU tiene que
destruir todo lo que une a los iraquíes; en otras palabras, llevar a
cabo una política que parta de una tabla rasa. Este intento de
destrucción implica necesariamente la destrucción del Estado, la
cultura, la historia, la herencia material, la sociedad, la
sostenibilidad económica, las instituciones, el ejército, el sistema
educativo, sanitario y judicial, la infraestructura, las
comunicaciones, la identidad nacional, es decir, la verdadera esencia
de Iraq. [EEUU] debe desbaratar y destruir la existencia de las
personas y sus valores morales; tiene que destruir no sólo a las
futuras generaciones, sino toda su historia; necesita, incluso,
destruir la estructura física de sus ciudades. La ocupación no ha
ofrecido al pueblo de Iraq nada más que un proyecto de exterminio
basado en la locura de la creación del caos.
Ninguna
estadística puede plasmar la destrucción que EEUU ha llevado a Iraq
[1]. EEUU ha diezmado el Estado iraquí y a toda una clase apreciada,
la clase media progresista de Iraq que ha demostrado su capacidad para
gestionar los recursos iraquíes de manera independiente y en
beneficio de todos, lo que, consecuentemente, ha salvado a los iraquíes
de la pobreza, la enfermedad, el atraso y la ignorancia. EEUU ha hecho
retroceder las libertades civiles —de hombres y mujeres por igual—
a la situación de hace 50 años, lo que ha destruido las garantías
sociales; EEUU ha asesinado a más de un millón de personas al mismo
tiempo que impelía al exilio a muchos millones más; EEUU ha
orquestado los escuadrones de la muerte, ha saqueado e inventado
nuevos horrores para la tortura y los secuestros; en nombre de la
democracia, EEUU ha llevado [al pueblo iraquí] la destrucción
material a una escala inconmensurable con la finalidad de borrar su
mentalidad, su cultura, su memoria, su tejido social, sus
instituciones y sus formas de gobierno y de comercio, así como la
propia vida cotidiana; EEUU, además, ha atacado a las futuras
generaciones llevando la muerte para los próximos 4.700 millones de años
debido al uso del uranio empobrecido [2]. La ocupación ha supuesto un
absoluto fracaso para los servicios públicos, lo que incluso ha
dejado inservible los servicios básicos de agua y electricidad. En
una tierra con un patrimonio natural de 210.000 millones de barriles
de petróleo, los iraquíes bajo la ocupación padecen escasez de
gasoil [3]. EEUU ha creado una situación de terror que implica que
las familias vivan confinadas en sus casas a la espera de que los
secuestren o asesinen en cualquier momento. EEUU ejecuta sumariamente
a personas por el mero hecho de llamarse Omar o Husein [4].
Antes
de la invasión y la destrucción de Iraq, la mayoría de los iraquíes
se ganaban la vida trabajando en las instituciones públicas. Iraq era
un Estado de bienestar sustentado en el entendimiento cultural
compartido, común en todo Oriente, de que la tierra y su riqueza es
propiedad de la nación. Mantenida por los recursos naturales de la
tierra, una gran parte de la población trabajaba en educación,
sanidad, en las industrias estatales y en el ejército nacional. A
partir de la reforma agraria de 1959 y la posterior nacionalización
[de la tierra] de 1964, la clase media dirigió la sociedad y el
Estado. El 70% de la población iraquí vivía en las ciudades. La
nacionalización del sector petrolífero en 1971 trajo consigo la
ampliación de la clase media y el aumento del nivel de vida de los
sectores más pobres de la población. El plan estadounidense de
exterminación tenía como objetivo destruir esta clase media que, de
manera natural, es la heredera de la cultura, la ciencia, la unidad y
la dignidad iraquí, una clase media que lucha por la libertad, el
progreso y el desarrollo [5]. Han intentado someter a Iraq a un
conciliábulo feudal de nuevos y antiguos ladrones, violadores, políticos
de escasa representatividad, retrógrados extremistas religiosos,
bandas criminales y señores de la guerra que aparecen o reaparecen
con la situación creada por la ocupación.
En
pos de un espejismo
Ha
quedado demostrado que EEUU y sus aliados, incluso antes de la invasión,
iban en pos de un espejismo. ¿Por qué iba el pueblo iraquí a
aceptar y dar la bienvenida a un plan que les traería privaciones y sólo
beneficiaría a unos pocos? Los marginados y los pobres; la clase
media culta; las clases trabajadoras, que han perdido los beneficios
de los servicios estatales; las mujeres y los jóvenes, que padecen el
desempleo y la carencia de libertades civiles; todos rechazan la política
de EEUU en Iraq. Esta es la esencia de lo que ahora y en el futuro será
una lucha social sin fin contra la ocupación y para finalmente lograr
su derrota y la de sus políticas. Sin la clase media EEUU no puede
construir un Estado que funcione: la clase media iraquí, incluidos
todos sus sectores, junto con las clases trabajadoras rechazan alto y
claro la ocupación estadounidense y sus planes.
El
pueblo iraquí resiste y seguirá resistiendo. Si EEUU, debido a la
superioridad de su poder militar, puede seguir controlando bases como
la Zona Verde [en Bagdad], los iraquíes están obligados a seguir
viviendo en resistencia. Sin embargo, y al mismo tiempo, cuanto más
se alargue la ocupación estadounidense más lo pagarán con la sangre
de sus jóvenes soldados, más dinero despilfarrarán en su sangrienta
maquinaria de guerra, más caerá en la infamia su imagen y reputación
debido a sus políticas genocidas y más pondrá en peligro su futuro
y el futuro de sus hijos.
¿Por
qué todo este despilfarro? Los estrategas estadounidenses, a la vez
que diseñan su modelo para Iraq, olvidan o no toman en cuenta el
hecho de que los movimientos sociales se basan en realidades sólidas
y en experiencias vividas que no se pueden crear a capricho de una
decisión política, mediante insidiosas formas de presión o mediante
asaltos militares sobre una población empobrecida. Pensando que
pueden ganar en Iraq, los gobernantes estadounidenses, los centros de
investigación política, los estrategas y los planificadores bélicos
sólo han demostrado su arrogancia e ignorancia; deberían leer la
historia y analizar las realidades objetivas. Ningún poder extranjero
ha podido jamás controlar Iraq. Iraq es un pequeño país con una
gran dignidad, un sofisticado y antiguo legado de civilizaciones y un
muy experimentado movimiento patriótico nacional. EEUU no puede
destruir este deseo del pueblo de ser libre y soberano en su propia
tierra y con sus propios recursos, como todos los pueblos del mundo.
Notas
de IraqSolidaridad:
(*)
Abdul Ilah al-Bayati, exiliado político iraquí del régimen de Sadam
Husein, es analista político residente en Francia. Su hija, Hana
al-Bayati, miembro del Comité Ejecutivo del Tribunal BRussells, es
cineasta y periodista iraquí, y reside en la actualidad en El Cairo.
1.
Como balance de los años de ocupación véanse los distintos capítulos
del informe de Global Policy Forum en IraqSolidaridad: Global Policy
Forum (y XI): Los gobiernos con tropas en Iraq deban acatar la
voluntad del pueblo iraquí y de sus propias sociedades. Conclusiones
y recomendaciones: Poner fin a la ocupación y enlaces relacionados.
2.
Duración de la emisión de radiación por el uranio empobrecido.
3.
Véase en IraqSolidaridad: Kamil al–Mehaidi: La distribución geográfica
de los campos petrolíferos y su gestión bajo ocupación. El futuro
del petróleo iraquí y CorpWatch: No se contabilizan hasta 3.000
millones de dólares anuales en ventas de petróleo. ¿Cuánto petróleo
iraquí se está robando?: El 'misterio' de los contadores perdidos.
4.
Referencia a la práctica de los paramilitares de asesinar a civiles
iraquíes de una u otra comunidad seleccionando a sus víctimas en
función del nombre que aparece en su carné de identidad, que en Iraq
no incluye referencia alguna confesional o étnica.
5.
Sobre el impacto de las sanciones económicas entre 1990 y 2003, véase
en IraqSolidaridad: Han C. von Sponeck: Las sanciones contra Iraq
supusieron una violación consciente del Derecho Internacional. Las
sanciones: otra forma de guerra y Carlos Varea: Hans C. von Sponeck
detalla el mecanismo de aplicación de un genocidio premeditado. EEUU
contra Iraq: del régimen de sanciones a la ocupación.
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