Entrevista a dos dirigentes sindicales iraquíes.
Después de la publicación de este artículo, el sindicato del petróleo
fue ilegalizado y sus dirigentes tienen orden de captura
“La retirada de las
tropas de EEUU no puede estar condicionada a la ley sobre el petróleo”
Por David Bacon (*)
Réseau Voltaire, 23/07/07
En Lucha, 31/08/07
Recientemente calificada de «robo a mano
armada» por cinco personalidades que recibieron el Premio Nóbel de
la Paz, la ley iraquí sobre los hidrocarburos enfrenta la oposición
de todas las fuerzas legítimas, militares y sociales, que tratan de
sobrevivir bajo la ocupación. La consecuencia es que su adopción,
que constituye uno de los objetivos de guerra reconocidos por el
Imperio, se ha visto pospuesta varias veces a pesar de las presiones.
Faleh Abood Umara, secretario general de la
Federación iraquí de Sindicatos de la Industria del Petróleo, y
Hashmeya Muhsin Hussein, presidenta del Sindicato iraquí de
Trabajadores de la Electricidad, responden en esta nota las preguntas
de David Bacon.
Recientemente, los sindicatos de la
industria del petróleo estuvieron en huelga durante dos días. ¿Cuáles
eran sus demandas?
Faleh Abood Umara: El sector petrolero está
enfrentando muchos problemas. Hace algún tiempo, nos reunimos con el
primer ministro, le mencionamos esos problemas y llegamos a un
acuerdo. Cuando le pedimos al ministro de Petróleo que aplicara el
acuerdo, se negó. Se suponía que debía reunir un Congreso especial
de trabajadores del petróleo del sur de Irak para entregarles
terrenos destinados a la construcción de casas, que iba a aumentar
los sueldos, establecer la repartición de los ingresos del petróleo
y suspender la adopción de la nueva ley sobre los hidrocarburos. A
pesar de nuestras conversaciones con el ministro del petróleo, la
situación se mantuvo igual, así que anunciamos que nos íbamos a la
huelga.
¿Cuáles son las objeciones del
sindicato contra el proyecto de ley sobre el petróleo?
Faleh Abood Umara: La nueva ley pondría el
control de todos los ingresos y de la producción en manos de las
compañías petroleras extranjeras. Eso les permitiría hacer lo que
quieran con nuestras reservas de petróleo, sin que podamos intervenir
ni tan siquiera como observadores. La ley sobre el petróleo ni
siquiera tiene en cuenta la existencia de nuestro sindicato petrolero,
y no nos incluirá en el supuesto «Congreso petrolero». Lo más
peligroso de esa ley es la parte que tiene que ver con los acuerdos de
repartición de la producción. Nosotros rechazamos categóricamente
ese tipo de acuerdo. La ley despojará a Irak del petróleo, que es su
principal recurso. También socavará la soberanía de Irak y de su
pueblo.
¿Qué impacto tendría esa ley para la
capacidad de Irak de reconstruirse después de la guerra y la ocupación?
Faleh Abood Umara: Si se aprueba la ley, no
habrá reconstrucción. Estados Unidos mantendrá su hegemonía sobre
Irak.
Estados Unidos insiste en la adopción de esa
ley porque sus propias reservas petrolíferas se están agotando. El
último pozo de petróleo de Texas dejó de trabajar en 2004.
Numerosos documentos demuestran que la producción de los yacimientos
situados en territorio estadounidense está decayendo rápidamente.
Como Irak tiene las reservas más importantes del mundo en este
momento, la administración Bush trata de controlar nuestro petróleo
para mantener la economía estadounidense. Yo creo que esa fue la
principal razón que la llevó a declararle la guerra a Irak.
Hashmeya, cuando conversé con usted en
Basora, en 2005, su sindicato se oponía a la dirección de las
centrales eléctricas en lo tocante a las condiciones de trabajo y la
subcontratación del trabajo que deberían realizar los miembros del
sindicato que usted dirige. ¿Cuál es la situación actual?
Hashmeya Muhsin Hussein: Las centrales eléctricas
sufrieron muchos daños durante la guerra y hay que remontarse a la época
de Sadam Husein para entender el problema. [Sadam Husein] no concedía
contratos a las empresas extranjeras y se apoyaba en los recursos
locales. Después de la caída de su régimen, nos encontramos ante
una situación nueva. Hasta los trabajos más simples les fueron
concedidos a los subcontratistas. La consecuencia fue que los locales
de la sociedad nacional se llenaron de empleados [iraquíes] sin
trabajo. Protestamos contra esa situación y, en un primer momento,
los responsables de nuestro sector no aceptaban las demandas de
nuestros trabajadores. Hicimos una manifestación frente a la oficina
del alcalde de Basora y presentamos nuestras demandas al gobernador.
De un total de siete demandas formuladas, las dos más importantes
estaban en primer plano: primero, cese de toda subcontratación
innecesaria y, después, poner fin a la corrupción existente en el
seno de la dirección. Finalmente, nos pusimos de acuerdo con la
dirección en que se subcontrataran únicamente los trabajos que
estaban realmente por encima de las capacidades de los empleados iraquíes.
¿Qué salario perciben los miembros de
su sindicato?
Hashmeya Muhsin Hussein: Al principio de la
ocupación, la administración de Paul Bremer impuso una escala de
salarios muy tiránica. Su sistema constaba de 11 niveles. El nivel 11
comenzaba con 50 dólares estadounidenses al mes y el primero
alcanzaba 1 300 dólares estadounidenses mensuales [alrededor de 1000
euros]. Ya usted puede comprobar la desigualdad. Nadie puede
conformarse con 50 dólares estadounidenses cuando una ínfima minoría
recibe mucho más. Un trabajador de nuestra industria puede llegar,
cuando más, al quinto nivel, alrededor de 250 dólares
estadounidenses, apenas lo suficiente para sobrevivir. Le hemos pedido
al ministerio que cambie esa ley pero, aunque lo hagan, la compensación
sería muy reducida.
Faleh, el sindicato del petróleo
rechazó la escala salarial de Bremer en 2004. ¿Cuánto ganan ahora
los trabajadores del petróleo?
Faleh Abood Umara: Los niveles que impuso
Bremer eran aplicables a los trabajadores de todo Irak. Nosotros los
rechazábamos y amenazamos entonces con declararnos en huelga. Los
salarios del sector del petróleo son hoy completamente distintos a
los de los demás sectores. Por ejemplo, nosotros eliminamos los
niveles 10 y 11. Hay una ligera mejoría, pero los precios al
consumidor siguen aumentando.
Yo mismo estuve visitando los hogares
de trabajadores del petróleo. En esa industria tan rica, muchas de
las familias siguen compartiendo una sola habitación y, si bien no
pasan hambre, lo cierto es que viven en condiciones muy precarias.
Faleh Abood Umara: Las condiciones son muy difíciles.
Un trabajador del petróleo de cuarto nivel cobra alrededor de 600 000
dinares, unos 400 dólares estadounidenses [300 euros] mensuales. Un
refrigerador pequeño cuesta 200 dólares. Eso es la mitad del
salario. ¿Acaso se puede sobrevivir con 200 dólares al mes? Las
condiciones de trabajo también son muy duras. Pero, para ser
honestos, es mejor que en la época de Sadam Husein. En los sectores
de la electricidad y el petróleo, pedimos un aumento especial del 30%
y lo obtuvimos gracias a la fuerza de nuestros dos sindicatos. Si Dios
quiere, seguiremos mejorando nuestros salarios.
Hashmeya, ¿cómo se creó su sindicato
y cómo se convirtió usted en su responsable?
Hashmeya Muhsin Hussein: Después del derrumbe
del régimen de Sadam Husein, en septiembre de 2003, organizamos comités
sindicales en numerosos centros de trabajo. A mí me eligieron
responsable del comité del lugar donde trabajo. Después, luego de la
primera conferencia de todos los obreros de nuestra industria en mayo
de 2004, me eligieron para encabezar el sindicato. Ninguno de nuestros
delegados sindicales cobra por esa responsabilidad. Tenemos un
funcionamiento democrático de voto interno en el que todas las
profesiones de nuestra industria tienen que estar representadas. Cada
dos años organizamos una convención y durante la segunda convención,
en junio de 2006, fui reelecta por unanimidad. Pero, por causa de un
decreto gubernamental que confisca todos los fondos sindicales en
Irak, estamos sin dinero y sin medios de recoger fondos. Las personas
implicadas en los sindicatos, incluso en los sectores de la
electricidad y el petróleo, tienen que contribuir en la medida de sus
posibilidades, con su propio salario. De ahí viene el dinero para
todas nuestras actividades.
¿Qué actitud observan hacia usted los
hombres del sindicato?
Hashmeya Muhsin Hussein: Al principio había
algunos problemas, pero ahora es mucho más fácil. Los obreros me
eligieron y tengo muy buenas relaciones con los miembros del sindicato
y con sus comités locales en los centros de trabajo. Ellos se dirigen
a nosotros para explicarnos sus problemas y nosotros hacemos lo mejor
que podemos para encontrar soluciones. Hay cinco organizaciones
sindicales subalternas en nuestro sector, y muchas mujeres
sindicalizadas. Las incluimos en las fotos de nuestros carteles para
que sirvan de ejemplo.
Cuando yo estaba en Bagdad, en octubre
de 2003, Bremer y la Autoridad Provisional de la coalición publicaron
una lista de empresas públicas que pensaban vender a compradores
privados. ¿Había empresas eléctricas en esa lista? ¿Hay proyectos
de privatización de empresas de producción de electricidad?
Hashmeya Muhsin Hussein: Los equipos iraquíes
de generación de electricidad se están deteriorando muy rápidamente
y no podemos conseguir las piezas de repuesto que necesitamos. Los
terroristas sabotean las líneas de alta tensión y las centrales de
producción. Hay una corrupción generalizada en la dirección. No ha
habido mejoría en ese aspecto y la población sufre repetidos cortes
de electricidad. En el seno del movimiento sindical, pensamos que esta
situación fue creada de forma deliberada para que se llegue
finalmente a la conclusión de que hay que hacer algo y que no hay
otra alternativa que la privatización de la producción de
electricidad.
El 23 de mayo estuvimos protestando contra esa
situación. Le pedimos al ministerio de la Electricidad que mejore el
sistema de transmisión. En aquel momento amenazamos con interrumpir
las líneas de transmisión y las estaciones intermedias, y con
cortarles la electricidad a las estaciones de bombeo de petróleo. No
fue más que una primera etapa. Cuando el ministro de la Electricidad
entendió lo que queríamos hacer, aceptó conversar y nosotros
pospusimos la huelga. Pero hace tres días mi sindicato me informó
que planeaba de nuevo una huelga porque las conversaciones no estaban
llevando a ninguna parte. El gobierno anunció un plan de urgencia
para renovar las líneas de transmisión y todo el sistema, pero los
fondos destinados a ese trabajo han desaparecido. Nuestro objetivo es
imponer mejoras inmediatas del sistema, y para ello hemos propuesto
planes y soluciones al ministerio. En nuestra industria, los expertos
somos nosotros.
La semana pasada el presidente del
sindicato del petróleo le escribió al Congreso de Estados Unidos
para explicarle que él quiere que se ponga fin a la ocupación y que
se vayan las tropas, pero sin que la adopción de la ley [sobre el
petróleo] sea una condición previa para esa retirada. ¿Cómo ve el
sindicato del petróleo el fin de la ocupación?
Faleh Abood Umara: Todos los problemas de Irak
son resultado de la ocupación. Nuestro sindicato del petróleo, junto
con los demás sindicatos iraquíes, está convencido de que será
imposible reconstruir el país mientras dure la ocupación. La ocupación
es la causa de la creciente corrupción. Pedimos al pueblo de Estados
Unidos que le exija a su gobierno que se retire inmediatamente de
[nuestro] país. Los soldados deben irse sin que la adopción de la
ley sobre el petróleo sea una condición.
La administración estadounidense quiere
controlar los recursos petrolíferos de nuestro país. Nuestra carta
al Congreso también pide a los congresistas estadounidenses que no
sigan presentando proposiciones que van en contra de la voluntad de
una amplia mayoría de nuestro pueblo. Hay en Irak numerosos expertos
del petróleo perfectamente capacitados para dirigir la industria
petrolera. La Sociedad Petrolera del Sur, que es la base de nuestro
sindicato, es la única empresa en Irak que produce petróleo en la
actualidad. Exportamos 2 250 000 barriles diarios, enteramente bajo la
supervisión de expertos iraquíes y extraídos por trabajadores iraquíes.
Muchos afirman, en Estados Unidos, que
si el ejército se va de Irak no habrá sociedad civil capaz de
gobernar el país. ¿Está usted de acuerdo con esas afirmaciones?
Faleh Abood Umara: Muchas ciudades iraquíes
están bajo el control de la administración local. Esas ciudades son
relativamente seguras, mientras que en las ciudades bajo control de
las tropas ocupantes se suceden las masacres. Mientras se mantenga la
ocupación, seguirán los sabotajes y las masacres. Pero cuando
personas provenientes de las comunidades locales se encargan de la
seguridad, el resultado es que logran expulsar a las fuerzas de Al
Qaeda y a otras que aterrorizaban a la gente. Eso quiere decir que
somos perfectamente capaces de protegernos y de garantizar la
seguridad de nuestra nación. A los que creen que si Estados Unidos se
retira habrá caos, yo les respondo: Que se vayan, y si después nos
peleamos entre nosotros, ¡que así sea! Ya estamos muriendo por
miles. Si la ocupación se mantiene, el único resultado será más
sangre derramada de soldados estadounidenses y del pueblo iraquí.
Hashmeya, su sindicato forma parte de
otra federación sindical. ¿Qué piensa usted del futuro de la
ocupación?
Hashmeya Muhsin Hussein: El sindicato de los
trabajadores de la electricidad es miembro del Sindicato General de
los Trabajadores Iraquíes, y nosotros queremos que la ocupación
termine lo más rápidamente posible. Así lo desean todos los
sindicatos iraquíes.
Después de la caída del régimen, se abrieron
todas las fronteras. Mucha gente –intrusos– entró entonces en
Irak. Muchos decían ser miembros de Al Qaeda y de otros grupos, e
introducían armas y explosivos. No había control alguno en la
frontera. Siendo un país ocupado, según la resolución 1483 de la
ONU, Estados Unidos está en la obligación de garantizar y preservar
nuestra seguridad. Pero lo primero que hizo fue abrir las fronteras de
par en par.
Después de esa experiencia, no creemos que
haya seguridad mientras esté aquí Estados Unidos. Algunas ciudades
son seguras, pero allí donde están las fuerzas estadounidenses, hay
mucho terror y sabotajes. Queremos que Estados Unidos se vaya. Claro
está, eso demora y no es cosa simple. La logística es complicada.
Pero en todo caso, nuestra primera y última voluntad es que se ponga
fin a la ocupación lo más pronto posible.
La administración Bush dice que prevé
muchos años de presencia de una fuerza ocupante y compara la situación
a la presencia de las tropas estadounidenses en Corea del Sur. ¿Qué
cree usted de esa posibilidad?
Hashmeya Muhsin Hussein: Si de Bush dependiera,
él ocuparía el mundo entero. Pero eso no es lo que quieren las demás
naciones del mundo. ¿Aceptarán ellas la ocupación, como tuvimos que
hacerlo nosotros? Nuestro país no quiere la ocupación, y haremos
todo lo que podamos para ponerle fin.
¿Qué esperan los sindicatos iraquíes
del pueblo estadounidense?
Hashmeya Muhsin Hussein: Esperamos la
solidaridad. Presionen al gobierno de su país para que se vaya lo más
pronto posible. No sólo por el bien del pueblo iraquí, sino también
por el de ustedes mismos. No queremos que mueran soldados
estadounidenses en nuestra tierra. Queremos mantener buenas relaciones
con el pueblo estadounidense.
¿Qué piden los trabajadores iraquíes
del petróleo?
Faleh Abood Umara: Queremos cooperación entre
nuestros sindicatos. Pienso que los problemas de los trabajadores son
los mismos en todo el mundo. Tenemos que presionar al gobierno
estadounidense para que mejore las condiciones de trabajo en nuestros
dos países. Pero en nuestro país, eso implica la salida de las
tropas. Yo hago un llamado a todos los obreros estadounidenses del
petróleo para que protejan su tesoro, o sea su propio petróleo, que
no pertenece solamente al gobierno o a las compañías privadas, sino
también a la nación estadounidense.
(*) Periodista de California especializado
en cuestiones sindicales, migraciones y globalización. Su libro
“Communities Without Borders” acaba de ser publicado por la
Cornell University/ILR Press.
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