Washington
empantanado en Irak
Advierten
a Bush sobre el fracaso de la invasión
APM,
30/08/07
Un
informe realizado por auditores del Congreso destaca el rotundo fiasco
en los objetivos propuestos por la Casa Blanca a principios de año.
Se descuenta que los halcones republicanos manipularán los
resultados.
La
Oficina de Supervisión del Gobierno de Estados Unidos (GAO, por sus
siglas en inglés) prepara un informe sobre el estado actual de la
situación en Irak. Un borrador de este informe, que en las próximas
horas será presentado al Congreso estadounidense, fue dado a conocer
extraoficialmente por un diario de ese país. Dicho borrador llegó de
manos de uno de los funcionarios que realizó el trabajo.
Las
conclusiones de este avance apuntan a declarar como un fracaso la política
del ejecutivo estadounidense en la cuestión Irak. Según el documento
publicado, el país árabe "sólo ha logrado alcanzar tres de los
dieciocho objetivos fijados" por los congresistas estadounidenses
para evaluar el progreso político y militar en Irak.
Durante
julio pasado, desde la administración del presidente George W. Bush
se había asegurado que se registraban avances en ocho de los
dieciocho puntos. Como es habitual, funcionarios de Washington
expusieron sus excusas para justificar este revés.
Gordon
Johndroe, portavoz de la Casa Blanca, manifestó que "no es
sorprendente que la GAO proporcione este tipo de juicios, dada la difícil
tarea de evaluación encomendada por los congresistas". En ese
mismo sentido declaró otra vocera, Dana Perino, quien aseguró que
los verdaderos resultados serán expuestos por los funcionarios
encargados de presentar una evaluación ante el Congreso entre el 10 y
el 15 de septiembre.
El
informe de la GAO concluye que no está claro que el aumento de tropas
en Bagdad haya mejorado la situación de violencia. Sobretodo hace
hincapié en la no disminución de la violencia hacia los civiles
iraquíes. Para comprobar esto no es necesario realizar un análisis
demasiado exhaustivo, simplemente basta con leer las noticias que
llegan desde Irak.
"No
ha sido aprobada la legislación clave, la violencia sigue en niveles
altos y queda poco claro si el gobierno iraquí gastará 10.000
millones de dólares asignados para la reconstrucción", asegura
el documento. Además, expresa que el número de unidades militares
iraquíes capaces de operar independientemente ha descendido de diez
en marzo a seis en julio.
Uno
de los temas en donde se centra el documento es en la no aprobación
de la Ley del Petróleo, una de las legislaciones por las que más
presionan los halcones de Washington. Esta legislación prevé una
redistribución de las rentas petroleras pero es muy difícil que el
primer ministro iraquí Nuri al Maliki logre el apoyo legislativo
necesario para poder conseguir la aprobación.
Evidentemente,
los hombres de Bush se vieron muy molestos por el deslizamiento de
este borrador. El funcionario que filtró el trabajo manifestó su
preocupación de que cuando el informe sea formalmente presentado, los
resultados no sean los mismos debido a que el documento está en manos
del Departamento de Defensa. Algo similar ocurrió días atrás cuando
se presentó un trabajo de la Inteligencia estadounidense visiblemente
diferente al borrador que había llegado a la prensa.
En
este contexto, el Departamento de Estado de ese país exigió ayer
revisar algunas de las valoraciones negativas de ese informe. El
secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, aseguró que han
"proporcionado a la GAO información que consideramos les llevará
a concluir que algunos objetivos deben actualizarse de un `no
cumplido` a un logrado``.
Este
informe responde a una serie de evaluaciones exigidas por el Congreso
cuando en el mes de enero se aprobó el envío de 30.000 efectivos más
a Irak. Otra de las exigencias es la presentación de un informe antes
del 15 de septiembre por parte de los dos principales funcionarios
estadounidenses en Irak, el embajador Ryan Crocker y el comandante del
ejército invasor, el general David Petraeus.
Se
estima que dicha oportunidad será clave para la continuidad de la
invasión a Irak. En ese momento, los legisladores podrían poner
fecha para el retiro de las tropas. Lo mismo sucederá en Gran Bretaña,
donde el Parlamento podría intimar al primer ministro Gordon Brown a
retirar a sus soldados si el resultado de la indagatoria es negativo.
Sin
embargo, el presidente Bush parece estar muy confiado para la ocasión.
Según la prensa de su país, luego de la presentación, la Casa
Blanca formalizará un pedido de 50.000 millones de dólares
adicionales al Congreso para continuar la invasión en Irak en 2008.
En el despacho de Bush se descuenta que el pedido será aceptado.
De
esta forma, lo único que se vislumbra es la continuidad de una invasión
que día tras día lo único que demuestra es no poder resolver los
problemas que aquejan a Irak.
EEUU:
sin salida de Irak
Por
Lourdes Heredia
BBC
World, 19/08/07
Washington.–
A cuatros años del inicio de la guerra, Estados Unidos está
sumergido en un embrollo del cuál no sabe cómo salir.
A
pesar de que el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, le
aseguró a sus compatriotas que el conflicto podría durar
"semanas", este 20 de marzo comienza el quinto año de la
guerra en Irak, con más de 3.200 bajas en el ejército
estadounidense, más de 650.000 civiles iraquíes muertos y alrededor
de dos millones de refugiados.
En
esta complicada situación, aquello que no parecía tener importancia
surge ahora como un fantasma que no puede ocultar la Casa Blanca.
Por
ejemplo, el hecho de que la invasión se llevó a cabo sin la aprobación
de la ONU, o las repetidas advertencias del ex inspector de armas de
las Naciones Unidas, Hans Blix, de que no había evidencia sobre los
supuestos arsenales de destrucción masiva de Saddam Hussein.
Efectivamente,
nunca los encontraron, y en lugar de mejorar la vida de los iraquíes,
los estudios muestran que las cosas van de mal en peor para la población
civil.
Opiniones
divergentes
Un
informe realizado por la Universidad John Hopkins indica que 2006 fue
incluso más sangriento que los años anteriores en términos de víctimas.
Muchas de ellas, niños y mújeres.
La
administración Bush, y también el Congreso, quieren mirar hacia el
futuro, ya que estas recriminaciones no ayudan ni siquiera al Partido
Demócrata.
Muchos
de sus legisladores, incluyendo la senadora Hillary Clinton, aprobaron
la invasión y le autorizaron al presidente atacar al gobierno de
Saddam Hussein.
Ya
sumergidos en esta situación, sin embargo, no saben como salir. Ni la
Casa Blanca, ni sus asesores, ni el Congreso, ahora en manos de la
oposición demócrata, logran ponerse de acuerdo sobre cuál es la
mejor opción.
Se
quedan... ¿o se van?
El
presidente George W. Bush insiste en que irse ahora de Bagdad sería
un error que podría incluso repercutir en la seguridad nacional a
largo plazo, porque deja un caldo de cultivo para los enemigos de
EEUU.
Sin
embargo, los demócratas creen que la situación se parece cada vez más
a Vietnam y opinan que el retiro de tropas es el camino que se debe
seguir.
Pero,
para cumplir con su deseo, la única herramienta que tienen es cortar
el suministro de fondos al ejército, una decisión que sería tomada
por la población como "anti–patriota" y serviría luego a
los republicanos como un arma electoral díficil de vencer en las
elecciones presidenciales de 2008.
Los
propios generales al mando de esta misión, como el recién elegido
por la Casa Blanca, David Petraeus, admiten que todas las opciones son
malas.
Ya
ni siquiera Bush, quien declaró "mision cumplida" con bombo
y platillos en su discurso pronunciado a bordo del portaaviones USS
Abraham Lincoln, se atreve ahora a hablar de victoria.
Mientras
el mandatario estadounidense trata de adaptar su discurso sin perder
la poca credibilidad que le resta, se va quedando paulatinamente solo
y sin su "coalition of the willing", la coalición de los
pocos países que le prestaron soldados: su principal aliado, el
primer ministro británico Tony Blair, ya anunció el retiro de sus
tropas.
Proceso
en el Congreso
Además
de sus socios fuera del país, dentro tampoco le quedan mucho amigos.
Tras las elecciones legislativas del 7 de noviembre, el mensaje de los
estadounidenses fue claro: no están contentos en cómo va la guerra
en Irak.
Los
republicanos se han alejado de su mandatario, mientras que los demócratas
tratan de aprobar una resolución para poner un límite de tiempo y
comenzar a sacar tropas de ese país. Sin embargo, hasta ahora han
tenido poco éxito.
En
la Cámara de Senadores, por ejemplo, recharazon una resolución para
imponer un límite de poco más de un año para el retiro de tropas.
Necesitaban 60 votos para ir adelante, pero solo lograron 48.
Mientras,
en la Cámara Baja fue aprobada 36 a 28 en el Comité de Asignaciones
Presupuestales una propuesta de ley para imponer agosto de 2008 como
fecha para el retiro.
Esta
semana la medida será sometida a votación en el pleno y, según los
analistas, podría seguir el mismo camino que la propuesta en el
Senado.
Incluso,
si es aprobada, Bush advirtió que un retiro estadounidense empeoraría
la violencia en Irak y calificó la propuesta opositora como un
intento de los legisladores de "microadministrar" la guerra,
además de amenazar con vetar la iniciativa.
Según
la Casa Blanca hay que darle oportunidad para que el incremento de
21.500 efectivos, que anunció en enero, funcione.
Pero,
¿qué pasará si el aumento de tropas fracasa?
Las
opciones
La
peor pesadilla de Washington sería la retirada caótica que hicieron
en Vietnam.
Así,
Bush con su guerra habría logrado exactamente lo que quería evitar:
una mayor influencia de Irán y la división forzada de Irak.
Otra
solución, tampoco muy halagüeña, sería retirarse poco a poco, como
lo recomendó el informe bipartidista Baker–Hamilton.
Esto
es lo que apoyan muchos demócratas y republicanos: un traspaso
paulatino de poder a las fuerzas de seguridad iraquíes.
Lo
apoyan especialmente aquellos candidatos presidenciales que no quieren
quedarse con la "papa caliente" de Irak, una vez que sean
elegidos tras las elecciones presidenciales de noviembre del 2008.
Una
última opción, que parece imposible mas no lo es, sería una
escalada del conflicto, ampliando la guerra a Irán.
En
términos de fuerzas, ya desgastadas por el actual conflicto, esta
salida sería suicida, pero los expertos dicen que no hay que
descartarla, mucho menos después de que el Congreso decidiera quitar
una cláusula en la ley de gasto militar, donde se le exigía al
presidente que pidiera permiso a los legisladores antes de atacar Irán.
Al quitar esta cláusula, lo han dejado, en terminos legales, en manos
del presidente.
Pero,
claro, con o sin salida, el tema de Irak seguirá siendo la prioridad
del gobierno y el tema central de las elecciones.
Irak
ha resucitado el 'síndrome de Vietnam' en Estados Unidos
Confusión
y debate en Washington
Por
Mateo Madridejos (*)
El
Periódico, 28/08/07
Seis
suboficiales norteamericanos, tras 15 meses de servicio en Irak,
relatan sus impresiones en The New York Times y aseguran que el debate
político en Washington les resulta "bastante surrealista".
Añaden que operan "en una situación desconcertante, entre
enemigos determinados y aliados dudosos, en un contexto en el que la
relación de fuerzas sobre el terreno permanece extremadamente
confusa". El mismo embrollo y batalla retórica que se observan
entre el personal político y académico al analizar el informe de la
CIA y los servicios de inteligencia, precario consenso sobre las sombrías
perspectivas en el empeño de pacificar el país.
Aunque
certifica algunos progresos en la seguridad, el informe llega a la
conclusión de que no han sido suficientes para serenar la situación
política y promover la reconciliación entre las facciones
enfrentadas en la guerra civil étnico–religiosa. Y advierte de que
la retirada que preconizan los demócratas abriría las puertas del
infierno en toda la región. La diatriba apenas disimulada contra la
incompetencia y la incuria del primer ministro, Nuri al Maliki, que no
es sino una criatura de Wa– shington, linda con el cinismo porque
pretende fabricar un chivo expiatorio que comparta o alivie la
tremenda responsabilidad de Bush en el origen y continuidad del
desastre.
La
opinión de la CIA arguye que los éxitos de la seguridad desde que en
enero empezó el aumento del cuerpo expedicionario son demasiado
modestos para alterar la dinámica de terror y miedo, mientras se
multiplican los grupos al margen de la ley que pescan en el caos y la
corrupción: los terroristas, los mercaderes de armas o de petróleo,
los agentes extranjeros, pero también las milicias y los jefes
tribales.
El
nuevo Gobierno iraquí, una coalición de conveniencia desesperada
entre chiís y kurdos, anticipo de una probable dictadura de los
primeros y de la partición del país, no acabará con la encarnizada
lucha por el poder, pero puede enconarla, mientras prosigue la
intromisión flagrante de Irán, Siria y Arabia Saudí con la hegemonía
regional como te– lón de fondo. La autoridad de Bagdad es una
entelequia que no traspasa la línea verde fortificada, ya que la
violencia sectaria se exaspera en los barrios de las ciudades.
La
revuelta revisionista se extiende entre los republicanos, hasta el
punto de que John Warner, senador por Virginia, reputado especialista
de asuntos militares, recomienda a Bush el comienzo de la retirada en
diciembre, aunque solo sea para forzar a Maliki a una estrategia de
reconciliación. Pero el jefe del Gobierno iraquí, tras sus visitas a
Teherán y Damasco en busca de ayuda, se revuelve airado contra sus
protectores, descalifica a Hillary Clinton por reclamar su dimisión y
echa la culpa a los intereses bastardos de la campaña electoral
norteamericana.
La
confusión se extiende porque los generales sobre el terreno y sus
jefes del Pentágono disputan en la prensa sobre los planes para una
eventual reducción de tropas. En medio del atolladero, Bush se mete
en el fango de las comparaciones históricas, recuerda el éxito en el
Japón ocupado en 1945 e invoca el escenario catastrófico de Vietnam
y sus secuelas para descartar una retirada abrupta, mientras exhorta a
la paciencia. John Kerry, que fue candidato demócrata a la
presidencia, juzgó que la analogía presidencial resulta "tan
irresponsable como ignorante de las realidades de las dos
guerras". En el semanario The Nation, un profesor universitario
evoca el Egipto de Bonaparte y fustiga "la locura napoleónica de
Bush".
Con
más de 3.700 soldados muertos desde el 2003 y ninguna solución
honorable a la vista, ni militar ni diplomática, el síndrome de
Vietnam, aunque mitigado, regresa a la sociedad y perturba la precampaña
electoral. Si Bush no reflexiona sobre las auténticas lecciones de
Vietnam y rectifica los errores, "simplemente los repetirá",
asegura The New York Times. En la trinchera del presidente, en The
Weekly Standard, Frederick W. Kagan argumenta contra "el abandono
de una estrategia exitosa" y cita "los enormes progresos
alcanzados contra Al Qaeda", cuyo rearme da por seguro si
disminuye la presión de EEUU.
Las
lecciones de la historia son difíciles de asumir y de aplicar, quizá
porque las explicaciones de las catástrofes nacionales tienden a ser
simplistas, según el estudio que James Dobbins, subsecretario de
Estado con Clinton y Bush, publicará el mes que viene en Foreign
Affairs, cuyos principales puntos ya se conocen. La lección de
"no más Múnichs", la tardanza en oponerse a Hitler, influyó
en el empecinamiento vietnamita, del mismo modo que el lema de
"no más Vietnams" perjudicó al despliegue en Irak.
¿Qué
ocurrirá tras el debate inacabado sobre el fracaso de Irak? Los tres
principios defendidos por Bush están en bancarrota: la guerra
preventiva, la promoción de la democracia y la construcción de una
nación moderna. Su abandono por el próximo presidente parece
inevitable, al menos, parcialmente. Pero cualquier precipitación o
juicio perentorio podría favorecer la peor hipótesis: el ocaso del
imperio, un Ejército desmoralizado y una alianza o guerra de los dos
integrismos (saudí e iraní), ahora enfrentados en Irak por grupo
interpuesto, preludio del último y ominoso combate de los islamistas
contra la modernización.
*
Periodista e historiador.
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