El regreso de Blackwater
Por presión de la Casa Blanca, el "ejército
privado" de la ocupación vuelve a las calles
IAR Noticias, 22/09/07
Luego de la prohibición, para actuar en
Irak, de Blackwater, su "ejército privado" de ocupación
favorito, que además de brindar "protección" a sus diplomáticos
y funcionarios desarrolla tareas especiales de "guerra
contraterrorista" en apoyo del ejército de estadounidense, la
Casa Blanca inició una maniobra de presión sobre el gobierno iraquí
que culminó este viernes, con los mercenarios de la empresa de
seguridad reasumiendo sus funciones, que van desde la custodia de
empresarios, hasta la intervención en operaciones especiales de
represión y exterminio de la resistencia.
Según la cadena norteamericana Fox, la
expulsión de Irak de la empresa de seguridad Blackwater,
el ejército privado "estrella" de los halcones de la
Casa Blanca y el Pentágono, generó una reacción inmediata de la
administración Bush contra el gobierno iraquí de Al Maliki que
le había suspendido la licencia para actuar en el país.
Argumentando la "desprotección" de
sus funcionarios y diplomáticos (cuya seguridad está a cargo de
Blackwater) la Casa Blanca, por medio de su embajada y mando militar
en Irak, inició un movimiento de presión sobre el gobierno
colaboracionista iraquí "responsabilizándole" de lo
que pudiera ocurrirle a sus funcionarios y a los empresarios
extranjeros acogidos al servicio del ejército privado.
Además –según las cadenas
norteamericanas– el Departamento de Estado advirtió a los
funcionarios iraquíes que la empresa Blackwater tiene a su cargo la
custodia de la mayoría de los directivos de empresas extranjeras que
participan del proceso de "reconstrucción" iraquí (léase
el multimillonario negocio de reconstrucción de las rutas e
infraestructura destruidos por los bombardeos de la invasión).
Luego de la prohibición de Blackwater, los
diplomáticos y funcionarios estadounidenses en Irak cancelaron todos
sus desplazamientos terrestres y permanecían
"refugiados" en los hoteles y residencias de la "súper–fortificada"
Zona Verde de Bagdad al carecer de los servicios de
"protección" que les brindaba el ejército privado
Blackwater, el más poderoso del mundo, según los que estudian estas
organizaciones paramilitares.
Tras la suspensión, las usinas de prensa
conservadoras norteamericanas vinculadas al Pentágono comenzaron a
lanzar la versión de que la medida impulsada por Al Maliki había
estado influenciada por el régimen de Teherán buscando
debilitar la estructura de seguridad de los funcionarios
norteamericanos y de los gobiernos aliados que contratan con Blackwater.
La embestida –según la cadena Fox–
produjo una colisión de intereses y una división en la administración
colaboracionista iraquí que culminó con el levantamiento de la
prohibición a Blackwater para actuar en Irak.
Según analistas de la CNN, la Casa
Blanca responsabiliza a Irán por la decisión del gobierno iraquí de
suspenderle la licencia a Blackwater debido a que este ejército
privado, dentro de su amplio espectro de actividades, desarrolla
tareas "contraterroristas" en coordinación con las fuerzas
militares norteamericanas.
Luego de de que el gobierno iraquí le
restaurara la licencia para operar en Irak, los mercenarios de la
empresa privada estadounidense de seguridad Blackwater volvieron
este viernes a las calles de Bagdad, pocos días después de que
se les suspendiera la licencia por el asesinato de 11 iraquíes, el
domingo pasado.
La súper–embajada de EEUU (a quien los
expertos sindican como el "poder real" en Irak)
informó que se habían reanudado los viajes por tierra de su personal
fuera de la Zona Verde de la capital iraquí, y que Blackwater estaba
a cargo de la seguridad de estos de estos desplazamientos.
La Zona Verde (oficialmente conocida como Zona
Internacional) es un área fortificada de10 kilómetros de diámetro
situada en el centro de Bagdad, donde tienen su sede la mayor parte
del gobierno iraquí y la embajada de EEUU.
En un documento que hizo circular entre los
ciudadanos estadounidenses en Irak, la embajada de Estados Unidos
suspendió el miércoles todos los viajes por tierra de sus diplomáticos
para revisar los sistemas de seguridad.
El jueves, y citado por la agencia Reuters,
un colaborador del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, reconoció
que quizá le "resulte difícil" al Gobierno iraquí
cumplir la amenaza de expulsar del país a Blackwater y otras empresas
de seguridad occidentales.
El colaborador, que habló a condición de
guardar el anonimato, reconoció que una forma de superar la
crisis de Blackwater podría ser el pago de compensaciones monetarias
a los familiares de las víctimas iraquíes asesinadas por los
mercenarios el domingo y un acuerdo que involucre a todas las partes
sobre nuevas normas para sus operaciones en Irak.
La portavoz de la Embajada estadounidense,
Mirembe Nantongo, dijo este viernes que la decisión de reanudar los
desplazamientos terrestres de sus funcionarios custodiados por
Blackwater fuera de la Zona Verde de Bagdad fue adoptada tras
"consultar" al Gobierno iraquí.
Nantongo se negó a comentar el informe del
Ministerio del Interior según el cual los empleados de Blackwater
dispararon desde cuatro posiciones en una plaza del occidente de
Bagdad al no detenerse un vehículo que pasó cerca de su convoy
durante el incidente del domingo.
Mientras Blackwater permaneció
"prohibido" la única forma de desplazamiento autorizada
para los funcionarios estadounidenses fue el transporte en helicópteros
militares, lo que revela –según la CNN– hasta qué punto
el Departamento de Estado depende de los empleados de Blackwater
para su seguridad.
"Guerra contraterrorista"
privatizada
Blackwater, además de ser el ejército
privado más poderoso del mundo, es identificada como la "guardia
pretoriana" de Bush, y goza de un status de favoritismo
especial en el plantel de las contratistas de seguridad privada del
Pentágono.
Los mercenarios de la Blackwater, ex soldados
y agentes de inteligencia veteranos y con experiencia en los
conflictos de América Latina de los 80 y 90, actúan también en
Afganistán tras el 11–S y se han desempeñado en las calles de
Nueva Orleans (EE UU) tras el paso del huracán Katrina.
Así lo relata hasta el detalle Jeremy Scahill
en su libro: “Blackwater: La aparición del más poderoso ejército
de mercenarios del mundo”.
En este libro, Scahill asegura que esta fuerza
de seguridad privada (motivo también del reportaje del diario Virginian
Pilot finalista de los Pulitzer 2007) cuenta hoy con 20 aviones
y hasta 20.000 soldados listos para entrar en combate en cualquier
parte del planeta.
Blackwater, fundada hace 10 años por el
ex navy Erik Prince, un operador de la derecha cristiana
fundamentalista estadounidense, en su página web se define como
"no simplemente una compañía privada de seguridad", y amplía
su abanico de operaciones al "mantenimiento de la paz", el
refuerzo de la ley y la seguridad con "militares
profesionales".
Pero, y fundamentalmente, Blackwater, desde el
11–S hasta aquí, abreva sus principios operativos en el
sostenimiento de la "guerra contraterrorista" lanzada
por Bush los halcones, y que sirviera de justificación para las
invasiones a Irak y Afganistán, donde el ejército privado
fundamentalista ha conseguido la tajada de los mejores contratos
con el Pentágono.
Blackwater: la "guardia pretoriana"
de Bush
Prohiben en Irak al ejército de mercenarios más
poderoso del mundo
IAR Noticias, 18/09/07
La importancia de Blackwater como ejército
privado "estrella" de los halcones de la Casa Blanca y el
Pentágono, anticipa –tras su prohibición en Irak– un conflicto
todavía no mensurado entre el gobierno colaboracionista iraquí y sus
mandantes de Washington, según los analistas de las cadenas
norteamericanas.
En una decisión inusual y sorprendente el
gobierno colaboracionista iraquí controlado mayoritariamente por los
chiíes acaba de informar que anuló el permiso de la compañía
de seguridad privada estadounidense Blackwater, el ejercito
mercenario más poderoso que actúa en Irak.
Y, en una actitud más sorprendente aún (que
ya está levantando una andanada de comentarios en la prensa
norteamericana), la administración colaboracionista de Al Maliki
inició una "investigación" tras la masacre de iraquíes
cometida por los mercenarios de Blackwater (la mayoría ex agentes de
la CIA, de los servicios británicos y del Mossad israelí) el
domingo pasado.
En una actitud (según la CNN,
posiblemente influenciada por Irán) el gobierno iraquí –por
medio de su ministro de Interior– informó que Blackwater no podrá
seguir prestando sus servicios de "seguridad privada"
en el país luego de matar en un incidente armado a ocho iraquíes.
"La sociedad (Blackwater) no podrá
trabajar más en Irak. Hemos abierto una investigación criminal
contra los que cometieron los crímenes (del domingo)",anunció
el portavoz de Interior, Abdel Karim Khalaf.
Los iraquíes fueron masacrados por
mercenarios de la compañía que custodiaban un convoy militar
norteamericano.
Este lunes la prensa estadounidense comentaba
sobre las posibles implicancias que tendrá la "prohibición"
de Blackwater en la relación de Washington con Bagdad y en el
escenario regional del conflicto con Irán, a quien la Casa Blanca
acusa de influenciar en las decisiones anti–EEUU del gobierno
iraquí.
Y es que Blackwater, además de ser el ejército
privado más poderoso del mundo, es identificada como la "guardia
pretoriana" de Bush, y goza de un status de favoritismo
especial en el plantel de las contratistas de seguridad privada del
Pentágono.
Los mercenarios de la Blackwater, ex soldados
y agentes de inteligencia veteranos y con experiencia en los
conflictos de América Latina de los 80 y 90, actúan también en
Afganistán tras el 11–S y se han desempeñado en las calles de
Nueva Orleans (EE UU) tras el paso del huracán Katrina.
Así lo relata hasta el detalle Jeremy Scahill
en su libro: Blackwater: La aparición del más poderoso
ejército de mercenarios del mundo.
En este libro, Scahill asegura que esta fuerza
de seguridad privada (motivo también del reportaje del diario Virginian
Pilot finalista de los Pulitzer 2007) cuenta hoy con 20 aviones
y hasta 20.000 soldados listos para entrar en combate en cualquier
parte del planeta.
Blackwater, fundada hace 10 años por el
ex navy Erik Prince, un operador de la derecha cristiana
fundamentalista estadounidense, en su página web se define como
"no simplemente una compañía privada de seguridad", y amplía
su abanico de operaciones al "mantenimiento de la paz", el
refuerzo de la ley y la seguridad con "militares
profesionales".
Pero, y fundamentalmente, Blackwater, desde el
11–S hasta aquí, abreva sus principios operativos en el
sostenimiento de la "guerra contraterrorista" lanzada por
Bush los halcones, y que sirviera de justificación para las
invasiones a Irak y Afganistán, donde el ejército privado
fundamentalista ha conseguido la tajada de los mejores contratos.
En su página web Blackwater brinda multitud
de detalles de sus entrenamientos –incluso con videos y
explicaciones de las prácticas de tiro–, información sobre sus
flotas y hasta se puede descargar el impreso de inscripción como
mercenario.
Hasta el 31 de marzo del 2004, este ejército
privado era totalmente desconocido para el gran público.
Su presencia en Irak se reveló cuando cuatro
de sus miembros fueron capturados en una emboscada en Faluya y
linchados por la multitud que luego quemó sus cuerpos y los colgó de
un puente.
Las imágenes de este incidente, además de
escandalizar a la opinión pública, revelaron al mundo que existían
contratistas militares privados operando en Irak, cuya cifra de
integrantes superan los 100.000 efectivos.
El Pentágono y los "perros de la
guerra"
Con las
llamadas "guerras preventivas" iniciadas por los halcones
tras el 11–S, no solamente se conquista militarmente sino que
también se abren nuevos ciclos de expansión y ganancia
capitalista con los "ejércitos privados" en los nuevos
mercados sometidos con el argumento de la "guerra
contraterrorista".
Como producto de la
"integración bélica" de los nuevos ciclos de
ganancias y expansión capitalista trasnacional, las corporaciones
privadas de la guerra han pasado a ocupar un lugar clave en los
nuevos planes de conquista militar del Pentágono.
Según el analista militar,
Peter Singer, autor del libro Guerreros
Corporativos, el negocio de los ejércitos privados en el mundo
representa "cerca de 100 mil millones de dólares en negocios
globales, y operan en unos 50 países.
Bajo la influencia de Cheney y Rumsfeld el
gobierno de EEUU comenzó a subcontratar con las corporaciones
militares privadas, gran parte de las funciones operativas que
tradicionalmente venían desarrollando las Fuerzas Armadas.
Según el diario Los Ángeles Times,
el Ejército de EEUU paga los servicios de unos 180.000
mercenarios de las empresas de seguridad en Irak, que superan en número
a los 160.000 soldados del Pentágono desplegados en el país
ocupado.
Las cifras –según el diario
estadounidense– ponen en entredicho la capacidad norteamericana de
mantener una guerra con sus propios efectivos y plantea interrogantes
sobre la "privatización de la seguridad" en el país
árabe.
Los Ángeles Times agrega que la cifra
de contratistas de seguridad puede ser mayor, ya que en el análisis
militar se obvió contar a los guardias encargados de la seguridad de
funcionarios iraquíes y estadounidenses o empresas trasnacionales.
Estas empresas, no sólo se
dedican al área de la seguridad y la inteligencia, sino que
también realizan tareas de entrenamiento militar y de programas
de interrogatorios (torturas) como se demostró durante las
investigaciones que se hicieron en las cárceles de Irak.
El Pentágono está estudiando extender la
privatización a más áreas de la ocupación militar, y las
corporaciones militares privadas ya han comenzado a intercambiar
información orientada a fusionar sus servicios en rubros
determinados, a fin de competir con mayor posibilidad en el logro de
próximos contratos.
Los ejércitos privados que actúan en Irak
conforman una parte substancial de la trama de un negocio de US$
100.000 millones al año que está en manos de los halcones que
controlan la Casa Blanca.
En ese escenario, brilla con
luz propia Blackwater, que, según Jeremy Scahill, además de estar en Irak
y Afganistán, también está operando en suelo americano.
Después del huracán Katrina, Jeremy Scahill
asegura haberles visto allí y cuando les preguntó cual era su misión,
le respondieron que “luchaban contra el crimen y el pillaje”.
En Youtube circula un vídeo que
muestra a un supuesto francotirador de Blackwater enfrentándose a la
insurgencia iraquí en la misma zona en la que estaban las fuerzas
españolas.
Según Scahill en Irak han muerto unos 780
contratistas militares privados, pero no están incluidos en las
listas oficiales de muertos americanos.
Algunos congresistas norteamericanos han
mostrado su "preocupación" por la existencia de
estos ejércitos de mercenarios de los que resulta imposible averiguar
nada.
Las empresas de ejércitos
militares privados mantienen en secreto sus actividades y carteras de
clientes al no estar reguladas por ninguna normativa internacional,
a pesar de su condición de ejércitos sin fronteras.
Realizan sus actividades en secreto,
su cartera de clientes no está regulada por ninguna normativa, las
concesiones que realizan no se otorgan por ninguna licitación, no
son inspeccionadas por ningún organismo internacional, y violan
la Convención Internacional contra el reclutamiento, financiación y
entrenamiento de mercenarios aprobada por la ONU en 1989.
Su actividad comercial, como cualquier
empresa, depende de "la demanda", principalmente de
las guerras de conquista militar lanzadas por EEUU en el planeta de
las cuales nacen nuevos y jugosos contratos y oportunidades de expansión
comercial.
Su única regulación y
control proviene del Departamento de Estado manejado por el lobby
de negocios de la Casa Blanca y el Pentágono.
Según Jeremy Scahill, Blackwater argumenta que no
puede ser demandado en tribunales civiles y que tiene derecho a la
misma inmunidad de la que gozan los militares contra la litigación
civil dentro de USA.
Y el motivo –según
Scahill – por el que Blackwater dice esto,
es que Donald Rumsfeld clasificó en febrero de 2006 a los
contratistas como parte oficial de la fuerza total de EEUU, formando
parte efectiva de la máquina bélica del Pentágono.
Al mismo tiempo, Blackwater, desde 2004 ha
estado haciendo lobby para que sus fuerzas no sean colocadas
bajo el Código Uniforme de Justicia Militar, conocido comúnmente
como el sistema de cortes marciales.
De modo que –según
Scahill– Blackwater dice esencialmente:
“Estamos por sobre la ley. No podemos ser juzgados en tribunales
militares. No podemos ser juzgados por tribunales civiles".
De acuerdo con el libro de Scahill, Blackwater
también está fabricando dirigibles de vigilancia que está vendiendo
al Departamento de Seguridad Interior, tal vez para utilizarlos en el
control de la frontera entre USA y México.
También está aumentando su entrenamiento de
personal federal de mantenimiento del orden y tratando de obtener más
contratos para entrenar a fuerzas interiores dentro de USA dentro del
esquema de la "guerra contraterrorista".
De esta manera, el estereotipo del "perro
de la guerra" –un sujeto de cara ruda y preparado para
ganar dinero en combate, identificado principalmente con las guerras
africanas– ha sido sustituido por empresas transnacionales que
contratan a mercenarios para realizar tareas de seguridad
"antiterrorista", tanto para privados como para los
propios Estados y sus fuerzas armadas.
La importancia de Blackwater como ejército
privado "estrella" de los halcones de la Casa blanca y el
Pentágono, anticipa –tras su prohibición en Irak– un conflicto
todavía no mensurado entre el gobierno colaboracionista iraquí y sus
mandantes de Washington, según los analistas de las cadenas
norteamericanas.
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