Entrevista de Amy Goodman a James Steele y Donald
Barlett: ¿Cómo se evaporaron 9.000 millones de dólares
en efectivo aerotransportados de la Reserva Federal de EEUU a Iraq?
Miles de millones de dólares sobre Bagdad
Democracy Now!, 12/09/07
Rebelión, 16/09/07
Traducido por Germán Leyens
AMY GOODMAN: Un mes después de la invasión
de Iraq, EEUU comenzó a aerotransportar aviones repletos de cargas de
dinero efectivo a Bagdad. Entre abril de 2003 y junio de 2004, un
total de 12.000 millones de la moneda estadounidense fueron enviados a
Iraq, donde debían ser utilizados por la Autoridad Provisional de la
Coalición para la reconstrucción. Pilas de billetes de 100 dólares
fueron empaquetadas en bloques, amontonados sobre grandes paletas
llevadas a aviones de carga rumbo a la capital iraquí. ¿Qué pasó
con el dinero? Hasta la fecha, por lo menos 9.000 millones no pueden
ser ubicados. En una sorprendente nueva denuncia en Vanity Fair, los
periodistas investigativos galardonados con el Premio Pulitzer, Donald
Barlett y James Steele siguen el rastro del dinero de la Reserva
Federal a Iraq. Ambos son editores colaboradores de Vanity Fair y han
obtenido dos premios nacionales de periodismo en revistas.
Don Barlett y Jim Steele hablan con nosotros en
nuestro estudio, vienen de Filadelfia. Gracias por venir.
JAMES STEELE: Es un placer estar con usted, Amy.
AMY GOODMAN: Jim, comencemos con el sitio en el
que se encontraba este dinero en el país antes de enviarlo.
JAMES STEELE: El dinero que fue a Iraq consistía
básicamente de fondos confiscados: Activos iraquíes del tiempo de la
primera Guerra del Golfo, dinero del petróleo que había estado bajo
el control de Naciones Unidas. Y estaba básicamente confiado al
gobierno de EEUU, en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York,
Y cuando quisieron hacer este embarque, lo que
nos fascinó tanto fue precisamente como llegó allí, de dónde
provino. Y lo que descubrimos fue que hay un almacén a 16 kilómetros
al oeste de Manhattan, cerca de 1,6 kilómetros al oeste de Giants
Stadium, que nadie sabe que existe. Es una instalación inmensa, más
grande que el mayor Wal–Mart, y el asunto está repleto de efectivo.
Es la mayor caja fuerte para dinero, al parecer, en el mundo,
ciertamente de depósito de dinero estadounidense en efectivo. Y
cuando quisieron este dinero, tuvieron que sacarlo de esa instalación.
Lo cargaron en camiones...
AMY
GOODMAN: ¿Eso está en East Rutherford, Nueva Jersey?
JAMES STEELE: East Rutherford, Nueva Jersey,
cerca de 1,6 kilómetros al oeste de Giants Stadium, a 16 kilómetros
al oeste de Manhattan. Miles de pasajeros pasan cerca del lugar todos
los días. Nadie sabe siquiera que está allí. Quiero decir, todos
saben dónde está el Banco de la Reserva Federal en Lower Manhattan,
esa augusta institución, pero nadie sabe de ese almacén. No se
piensa en un almacén para dinero. Pero en todo caso, es lo que andábamos
rastreando. Es donde comenzó. Y lo tienen almacenado allí, básicamente
en paletas, como si se tratara de una especie de artículos domésticos,
y todo es manejado por un sistema muy computerizado. Si alguien
necesita dinero, sale de allí.
Y el dinero para Iraq salió en camiones de
dieciocho ruedas, camiones sin marcas, y luego esos camiones entraron
tranquilamente a la Autopista de Nueva Jersey, fueron a la Base
Andrews de la Fuerza Aérea cerca de Washington. Rompieron los sellos
del dinero, y lo embarcaron durante la noche a Iraq.
AMY GOODMAN: ¿Dónde quedan los derrames en la
autopista cuando los necesitas?
JAMES STEELE: Exactamente. De hecho, una de las
cosas más divertidas que ocurrieron a algunos de los que estaban
cargando el dinero fue que un día abrieron la puerta de atrás de uno
de esos camiones, y el dinero se desparramó como si se tratara de
frijoles o café o azúcar o lo que sea, creando todo tipo de caos
mientras trataban de volver a colocar el dinero sobre esas paletas.
Pero todo el proceso, por lo menos en este país,
por parte del Banco de la Reserva Federal en Nueva York y el
Departamento del Tesoro, se basa en estándares. Quiero decir, había
estándares rígidos para vigilar este dinero y asegurar que la
cantidad adecuada fuera enviada. Pero una vez que llegó a Iraq, pasó
algo completamente diferente.
AMY GOODMAN: Don Barlett, siga desde ese punto.
¿Dónde va en Iraq? ¿Quién está a cargo?
DONALD BARLETT: Lo que nos impresionó fue el
increíble control, supervisión y todo en este país, y luego llega a
Iraq, y desaparecen todos los controles, toda la supervisión. Quiero
decir, montones inmensos de dinero fueron al palacio en Bagdad. Otra
parte fue a otros palacios, todos palacios de Sadam Husein en todo el
país. Y luego fue distribuido, y una gran parte del dinero fue a los
contratistas estadounidenses, fue a contratistas iraquíes. Todo fue,
básicamente, sobre la base de llévate–lo–que–te–puedas–llevar.
Y la gente se lo metía en sus propios bolsillos, básicamente, en
muchos casos. Ahora bien, algunos...
AMY GOODMAN: ¿Fue guardado en una caja fuerte en
la Zona Verde?
DONALD BARLETT: Sí, al comienzo. Pero luego se
lo llevaron por el país de diferentes maneras. Pero lo que es
asombroso en el asunto es que ahí tienen 12.000 millones de dólares
y en realidad muchos miles de millones más que pasaron por este
proceso, sin que se estableciera algún proceso de auditoria para
controlar el dinero. Y eso es simplemente inaudito.
AMY GOODMAN: Quiero decir la ironía de las
iniciales de la Autoridad Provisional de la Coalición, APC [PCA, por
sus siglas en inglés], y no había contabilidad.
DONALD BARLETT: Exactamente
JAMES STEELE: No había ningún Contador Público
Certificado [PCA, por sus siglas en inglés] presente.
DONALD
BARLETT: No. Y la APC es una organización interesante de por sí,
porque cuando la rastreamos es literalmente una agencia canalla dentro
de este país. No existe un documento formal que la establezca. El
Congreso la financió en su momento con dólares del contribuyente,
pero nunca fue creada dentro del proceso legal del Congreso.
AMY GOODMAN: Ahora, explica esto, Jim, porque es
bastante sorprendente. Así que cuando se trata de responsabilidad –
¿dónde se ha ido el dinero? – e incluso pleitos legales, la
pregunta es: ¿quién dirigió la Autoridad Provisional de la Coalición?
JAMES STEELE: La Autoridad Provisional de la
Coalición, que creó esa ilusión de que se trataba de una fuerza
multinacional, fue básicamente dirigida por el Pentágono. Fue una
creación del Pentágono. La mayoría de los contratos fueron
otorgados con la aprobación del Pentágono. Fue enteramente su
entidad. Y se convirtió en un colador absolutamente perfecto para ese
dinero en efectivo, porque sólo existió durante catorce meses, y
luego entregamos Iraq a los iraquíes. Y durante ese período, porque
no era una agencia del gobierno de EEUU, porque no era realmente una
entidad de la ONU, porque era una operación canalla, como ha dicho
Don, nadie fue realmente responsable por lo que sucedió con ese
dinero. Y, de hecho, parte de la litigación que ha tenido lugar en
este país, las cosas tradicionales relacionadas con denunciantes, ha
fracasado básicamente hasta ahora, porque no se trata de una mala
conducta dentro de una agencia normal del gobierno de EEUU.
AMY GOODMAN: Explique con el juicio legal, utilizándolo
como ejemplo.
JAMES STEELE: El motivo – los tribunales lo han
determinado porque no se trata de una entidad del gobierno de EEUU,
los denunciantes normales, gente que observa fechorías dentro de una
agencia, ve robos, etc., no puede apelar a los tribunales porque nadie
la ha autorizado. Quiero decir, es una situación típica de un círculo
vicioso. Quiero decir, se ha creado esta cosa que no es legítima, por
lo tanto no puede ser procesada. Pero mientras tanto, se ha convertido
en un maravilloso depósito para esa cantidad increíble de dinero en
efectivo.
AMY
GOODMAN: ¿Don Barlett?
DONALD BARLETT: Y lo otro es que el Pentágono
estableció una auditoria, básicamente, para que rastreáramos el
dinero, para asegurar que se gastaría correctamente. ¿Y quién
recibe el contrato de auditoria, sino una cosa llamada NorthStar
Consultants, que trabaja desde una casa de un millón de dólares en
La Jolla, California, con un apartado de correos en Nassau, Bahamas,
que por casualidad es el apartado de correos establecido para una
estafa con acciones por 200 millones de dólares unos pocos años
antes. Y la compañía fue realmente creada – la compañía a cargo
de controlar el dinero para garantizar que fuera bien gastado – fue
creada por un hombre de las Bahamas por cuenta de – por cuenta del
hombre de San Diego que la dirigió. Pero el tipo de Bahamas que la
estableció también había establecido, y participado en, compañías
vinculadas a la estafa de 200 millones. Y a este grupo el Pentágono
lo puso a cargo de ver adónde iba el dinero, lo que significa una de
dos cosas: el Pentágono no quería que se supiera adónde iba el
dinero, o quería que fuera a un cierto sitio del que nadie sabe nada.
AMY GOODMAN: Jim Steele: Usted trató de ponerse
en contacto con el jefe de NorthStar. Irónicamente, el nombre
NorthStar era el del periódico de Frederick Douglass, el gran
abolicionista. Pero cuéntenos de cómo trató de llegar a la cima y
de descubrir cómo estaban controlando los miles de millones de dólares.
JAMES STEELE: Cuando el Pentágono nos entregó
ese contrato, borraron casi todos los nombres. Pudimos rastrearlo y
descubrir el nombre del individuo que había establecido NorthStar, un
tipo llamado Thomas Howell.
AMY GOODMAN: Porque lo único que no borraron fue
el –
JAMES STEELE: No borraron el nombre de la compañía:
NorthStar Consultants, y borraron la mayor parte del número de teléfono,
pero no todo el número. Así que pudimos ver que estaba en algún
sitio en el área de San Diego, el área de La Jolla. Y revisando
algunos archivos públicos, etc., pudimos descubrir donde vivía.
De modo que, para nuestra gran sorpresa, cuando
lo llamé, me comunicaron con él. Y adoptó la posición entonces, y
en conversaciones posteriores, de que, ¡por Dios!, le encantaría
hablar, pero era una operación del Pentágono, y el Pentágono era su
cliente.
AMY
GOODMAN: Se trata de Thomas Howell.
JAMES
STEELE: Thomas Howell. Y no hablaría del asunto a menos que
obtuviera la aprobación de ellos. Y en conversaciones subsiguientes,
simplemente dijo que el Pentágono lo consideraba un tema terminado,
que realmente no había nadie capaz en servicio en este momento que
pudiera discutirlo y explicar su dinámica. Incluso preguntas simples,
como: “Bueno, ¿quién es usted? ¿Qué es NorthStar y qué hace?”
Simplemente adoptó la posición de que realmente no podía discutir
el tema. Le enviamos una cantidad increíble de faxes y de paquetes
por FedEx, etcétera, para darle una oportunidad, pero mantuvo un
silencio abrumador.
AMY GOODMAN: Usted fue a su casa.
JAMES STEELE: Y fuimos a su – Don fue a su
casa. Lo llamé un par de veces. Y cada vez, una negativa total de
discutir de alguna manera el contrato. Y fue la misma política que
mantuvo el Pentágono. Nadie quiere hablar del asunto.
DONALD BARLETT: Fue interesante. Jim habló –
cuando Jim habló con él, fue un jueves. Y el día siguiente por la
tarde, o sea el viernes por la tarde, me presenté en la casa, y su
esposa sale a la puerta. Me
presento: Vanity Fair. Y ella dice: “Bueno, él se encuentra
fuera del país.” O sea que partió muy rápido o alguna otra cosa.
JAMES STEELE: Quiero decir, lo que nos parece tan
interesante es que aquí tenemos a este contratista iraquí, que
supuestamente, tiene que rastrear miles de millones de dólares
aerotransportados a Iraq, entre otras cosas. Opera desde una casa
privada.¿Cuáles son sus otros negocios desde esa casa? Su remodelación
de la casa, cosas de ese tipo, no tienen nada que ver con lo que uno
asociaría normalmente con –
AMY GOODMAN: ¿Amoblados y remodelación?
JAMES STEELE: Remodelación..
AMY GOODMAN: ¿Y cuánto dinero recibió
NorthStar?
JAMES STEELE: El contrato fue originalmente por
1,4 millones de dólares. Y esto fue para supervisar miles de millones
de dólares que supuestamente fueron – que en realidad fueron, a
Iraq.
AMY GOODMAN: A L. Paul Bremer le preguntaron por
NorthStar.
DONALD BARLETT: Sí, Mr. Bremer dijo que –
bueno, originalmente, le preguntaron durante las audiencias Waxman, y
dijo que realmente no estaba demasiado familiarizado con la compañía.
Y alguien le preguntó: “¿Estaría sorprendido si le dijeran que no
tienen contadores en su nómina?” Y dijo: “Bueno, sí, si fuera
verdad.” Y era una verdad absoluta.
Así que cuando le hablamos, dijo: “Bueno,
NorthStar fue en realidad una creación del Pentágono.” El Pentágono,
el silencio abrumador del Pentágono sobre esta compañía ha sido
asombroso. El Pentágono dice usualmente: “No hay comentario,” o
“No queremos discutir este asunto,” o pero no hay comentario –
AMY GOODMAN: Así que usted presentó la pregunta
de si hay contadores certificados –
DONALD BARLETT: Sí.
AMY GOODMAN: – porque, según las reglas ¿debe
haber?
JAMES
STEELE: Correcto.
DONALD
BARLETT: Correcto.
AMY GOODMAN: Y por lo tanto, cambiaron las
reglas.
JAMES STEELE: Correcto, exactamente.
DONALD BARLETT: Sí. Cambiaron las reglas.
AMY
GOODMAN: Expliquen.
JAMES STEELE: Exactamente.
DONALD BARLETT: Bueno, el Pentágono – la orden
original solicitaba que contadores certificados auditaran el dinero
– contadores públicos certificados. No tenía ninguno en su
personal. Así que simplemente reescribieron las reglas contractuales
y los eliminaron.
AMY GOODMAN: Respecto a este tema general de
supervisión, quisiera volver a febrero pasado. El Comité de
Supervisión de la Cámara, el Comité de Supervisión y Reforma
Gubernamental, realizó una audiencia sobre los fondos de reconstrucción
desaparecidos. El presidente del comité, Henry Waxman, interrogó al
ex jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición, Paul Bremer.
Sigue un pasaje:
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: Hace poco más de un
año, 12.000 millones de dólares de moneda estadounidense fueron
sacados de las bóvedas de la Reserva Federal y llevados en avión a
Iraq, este dinero, sobre todo en billetes de 100 dólares, fue
empaquetado en bloques, y cada bloque tenía un valor de 400.000 dólares.
Y creo que tenemos una foto de los bloques en la pantalla. Fueron
reunidos en grandes paletas que contenían más de 60 millones de dólares
en efectivo y llevados en avión a Iraq. En diciembre de 2003, el
embajador Bremer y la Autoridad Provisional de la Coalición
solicitaron un envío por avión a Iraq de 1.500 millones de dólares,
y un funcionario de la Reserva Federal lo describió en un correo como
el mayor pago en moneda estadounidense en la historia de EEUU. Pero no
siguió siendo el mayor durante mucho tiempo, porque en junio,
enviaron 2.400 millones de dólares a Iraq, y esta vez el funcionario
de la Reserva Federal escribió, cito: “Cuando piensas que ya no te
queda nada por ver, la APC pide 2.401.600.000 en moneda.”
Bueno, la pregunta que este comité está
tratando de responder es ¿qué pasó con el dinero? ¿Fue gastado
responsablemente? ¿Fue malgastado? ¿Fue derrochado? ¿Fue usado para
pagar a funcionarios corruptos? O, peor de todo, ¿llegó parte de
este dinero a manos de los insurgentes y de los que nos combaten
actualmente en Iraq? Embajador Bremer: ¿está preocupado por la
posibilidad de que parte de este dinero haya llegado a empleados
fantasmas – no sabemos donde llegó – y que pueda aparecer en
manos de insurgentes que combaten a las tropas de EEUU?”
PAUL BREMER: Si hubiera evidencia de eso,
ciertamente me preocuparía.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: No sabemos si existe
evidencia de eso, pero no –
PAUL BREMER: No sé.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: – sabemos si la
gente que recibió el dinero tenía derecho a recibirlo o lo que
hicieron con él.
PAUL BREMER: Bueno, como señaló el inspector
general, el problema de empleados fantasmas ciertamente existió, y
fue incluso antes de la invasión. Pero no tengo conocimiento de que
se haya desviado dinero. Y ciertamente me preocuparía si pensara que
ocurrió.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: Bueno, 12.000
millones de dólares es un montón de dinero. Podría haber sido
utilizado para numerosos proyectos que los contribuyentes
estadounidenses terminaron financiando mediante asignaciones. Me
parece inconcebible que no podamos explicar lo que pasó con ese
dinero, pero parece ser la situación en la que nos encontramos.
AMY GOODMAN: Es el congresista Henry Waxman, en
las Audiencias de Supervisión del Gobierno, interrogando a L. Paul
Bremer.
Jim Steele, su reacción ante las respuestas de
L. Paul Bremer, y luego quisiera preguntar a ambos sobre Custer
Battles.
JAMES STEELE: Bueno, la idea de que no había
evidencia de esta corrupción y de si algo de esto fue sacado a la luz
es bastante asombrosa en este momento. Pienso que cualquiera que haya
estado allá en aquel entonces – y hablamos con mucha gente, tanto
militares como civiles que estuvieron en Iraq en esos días – 2003,
2004, directamente durante el apogeo de la Autoridad Provisional de la
Coalición, todos hablan del nivel de corrupción, de que la corrupción
estaba por todas partes. No fue sólo un problema de los contratistas
estadounidenses y de los subcontratistas iraquíes. Fueron los iraquíes
que dirigían esas agencias.
Una persona en particular con la que hablé dijo
que nunca ha olvidado la situación. Había hecho que pusieran a esos
iraquíes a cargo de esas agencias. Nunca habían dirigido nada en sus
vidas. Tenían miedo de que los mataran. Tenían miedo de perder sus
puestos de trabajo. No tenían interés alguno en la construcción de
la nación. Les interesaba construirse ellos mismos y su propio
futuro, sea cual fuere.
Así que, desde el primer día, la corrupción
estuvo allí, este caos estuvo allí. Y todo el que estuvo allí lo
vio en esos días. Así que una cantidad terrible de este dinero
desapareció a las manos de esos tipos iraquíes, que no estaban
interesados en la construcción de la nación. Esto fue muy verdadero
desde el comienzo. Y no hubo un seguimiento con ellos para ver dónde
fue gastado ese dinero.
Otro dinero fue a los contratistas
estadounidenses en muchos casos. Quiero decir, ese dinero
supuestamente debía llegar a los iraquíes, pero una gran parte fue a
contratistas estadounidenses, como Custer Battles, que usted acaba de
mencionar.
AMY GOODMAN: Explique – como dice, no está
hablando de Little Bighorn – explique Custer Battles, Don.
DONALD BARLETT: Custer y Battles eran dos
antiguos Rangers, Rangers del Ejército. Y aparecieron en las calles
de Bagdad inmediatamente después de la invasión. Y para llegar allí
en ese momento, había que tener la aprobación de la Casa Blanca. Y
Battles tuvo – bueno, tuvo la actuación bastante decepcionante de
presentarse contra Patrick Kennedy en Rhode Island. Pero ni siquiera
sobrevivió la primaria, así que no llegó muy lejos. Pero explicó
el acceso. Y llegan a las calles de Bagdad. No tienen dinero. No
tienen una compañía. No tienen nada.
De repente, resulta que ese dinero en efectivo
que está en el palacio les es entregado: 2 millones de dólares
directamente de la cumbre para comenzar un negocio en el primer
contrato para proteger vuelos hacia el aeropuerto de Bagdad, y no había
ninguno. Así que – pero sólo fue el comienzo de contratos que en
última instancia, a fines de año, habían totalizado 100 millones de
dólares para esos dos hombres. De nuevo, fue dinero en efectivo.
AMY GOODMAN: Así que estaba hablando de Scott K.
Custer y Michael J. Battles ––
DONALD
BARLETT: Michael Battles, correcto.
AMY GOODMAN: –– Battles, que fue candidato
contra Kennedy, había sido antes agente de la CIA.
DONALD BARLETT: Sí.
AMY GOODMAN: Son Rangers de una treintena de años.
DONALD
BARLETT: Correcto.
AMY GOODMAN: ¿Alguna experiencia?
DONALD BARLETT: ¿En el campo de la seguridad?
No.
AMY GOODMAN: ¿Y la primera cantidad de dinero
que recibieron, que Custer Battles recibió, fue cuánto?
JAMES STEELE: Creo que fue – una de las
entregas mayores fue de 2 millones de dólares, Y, en los hechos,
entrevistamos al tipo que llega a su oficina un día, y alguien de más
arriba en la APC que había aprobado originalmente el contrato con
Custer Battles había autorizado que se les pagaran 2 millones de dólares.
El individuo vuelve a su oficina, los encuentra repartidos sobre un
escritorio. Y, por cierto, nunca había visto esa cantidad de dinero
en toda su vida. Y alguien dijo: “Acaban de traerlo en una
carretilla” básicamente para hacer un pago a cuenta a Custer
Battles por su contrato.
AMY GOODMAN: Quiero decir, cuando hablan de
conexiones, cuando presentan su artículo en Vanity Fair, hablando de
la mitad Battles del equipo, sus benefactores, sus donantes en la
competencia con Patrick Kennedy, incluyeron a Haley Barbour, un
antiguo e influyente manipulador del poder en Washington, ex
presidente del Comité Nacional Republicano, actualmente gobernador de
Mississippi, y Fred Malik, y para los que vivieron los años de Nixon
y después, ex asistente especial del presidente Nixon, que sobrevivió
el escándalo de Watergate, y procedió a ser un asociado en los
gobiernos de Reagan y de los dos Bush. Esos individuos podrán no
tener experiencia, pero tienen conexiones.
DONALD BARLETT: Estaban realmente bien conectados
políticamente.
AMY GOODMAN: Usted dice, que uno de los primeros
contratos sin licitación, por 16,5 millones de dólares para proteger
vuelos de aviones civiles, de los cuales había pocos hacia el
Aeropuerto Internacional de Bagdad.
DONALD BARLETT: Creo que nos mostramos generosos
en eso. En realidad creo que no había ninguno, pero les dimos el
beneficio de la duda y dijimos que había pocos.
JAMES STEELE: Tal vez alguno se las arregló para
meterse.
AMY GOODMAN: De manera que no tienen un negocio
viable. No tienen dinero. Pero reciben este dinero. Y esto, como usted
señaló al comienzo, es en realidad dinero iraquí. Sí, de EEUU,
pero es de Iraq.
JAMES STEELE: Correcto
DONALD BARLETT: La otra cosa que sucedió, es
verdaderamente muy importante – el manejo displicente de todo este
dinero, porque tanta gente dice: “Bueno, es dinero iraquí, ¿A quién
le importa en realidad?” Dio la pauta para los años siguientes en
Iraq, donde esta corrupción ilimitada simplemente continúa hasta la
fecha, y a nadie le importa realmente.
AMY GOODMAN: Así que, en este momento, en su
investigación, hablamos de 9 millones de dólares, tal vez de 12.000
millones de dólares, y ustedes señalan que además hay otros miles
de millones que fueron para allá.
JAMES
STEELE: Correcto. Esto es sólo lo que fue en efectivo.
DONALD BARLETT: Correcto – sí, la APC tuvo
23.000 millones de dólares bajo su control. Además, esto es sin
tocar los ingresos por el petróleo, y los oleoductos en Iraq siguen
hasta hoy sin ser medidos, lo que significa que puedes robar todo el
petróleo que quieras.
AMY GOODMAN: Cuando L. Paul Bremer abandonó Iraq
dos días antes de lo que la gente esperaba, cambió otra ley que tenía
que ver con la responsabilidad y con la obligación de dar cuenta y
con la responsabilidad general.
JAMES STEELE: Básicamente sacó del atolladero a
todos los contratistas. En otras palabras, no podían ser acusados
posteriormente de ninguna conducta incorrecta, ninguna facturación
improcedente, todas las cosas normales que un juicio por un
denunciante o incluso el gobierno de EEUU podría iniciar considerando
el desempeño. Esto fue eliminado del sistema.
Todo fue atribuido al hecho de que se trataba de
una zona de guerra, que era una situación poco usual y que por lo
tanto se requerían medidas poco usuales. Pero la realidad es que va a
ser difícil establecer, en su totalidad, donde desapareció alguna
parte de ese dinero, porque prepararon el terreno para una operación
que solo podría apoderarse de ese dinero, enviarlo donde quisieran, y
nadie podría llegar a ubicarlo enteramente algún día.
AMY GOODMAN: Bueno, quiero agradecerles por haber
hecho esta investigación Es sorprendente asociar su nombre con Vanity
Fair. Estoy tan acostumbrada a hablar de periodistas que ganan el
Premio Pulitzer provienen de la revista Time. ¿Qué pasó? ¿Los
despidieron? Ustedes fueron dos –
JAMES STEELE: Nuestros contratos no fueron
renovados, me imagino que es la manera más gentil de decirlo. Pero la
realidad es que, ha sido un sitio maravilloso, porque Vanity Fair cree
en periodismo extenso. Y desde que hemos estado allí, lo han
alentado, y se ha convertido en un equipo tremendo por ese motivo.
AMY GOODMAN: Pero quiero preguntarle sobre el
tema de la consolidación de los medios y lo que significa.
JAMES STEELE: Seguro.
AMY GOODMAN: Pienso que la comunidad de los
medios, la comunidad periodística en este país, se espantó, cuando
ustedes muchachos, buenos, diríamos que fueron “echados” del
trabajo, ustedes dirían que sus contratos no fueron renovados.
DONALD BARLETT: “Echados” es justo.
“Echados” es justo.
JAMES STEELE: “Echados” es una declaración
justa.
AMY GOODMAN: ¿Qué pasó en Time? ¿Cuál es el
problema? ¿Están en números rojos?
JAMES STEELE: Se nos dijo que se trataba
simplemente de un asunto presupuestario, y es probablemente verdad; no
es que, sabe, nuestro trabajo no es tan caro como piensa la gente, una
vez que se va más allá de los salarios o de lo que sea que nos
pagan. No es el problema. El problema con el periodismo investigativo
es que siempre representa compromiso. ¿Cuánto compromiso quieres
involucrar? ¿Cuánto quieres para realizarlo? Y nos dijeron
simplemente que era un problema presupuestario. Y luego, francamente,
la mayoría de la gente de la redacción que conocíamos, se quedó
tan sorprendida y tan realmente estupefacta por esto como la gente del
exterior.
DONALD BARLETT: Creo que el aspecto
presupuestario de esto también incluye que se dedique el tipo de
espacio que nuestro trabajo requiere, que la revista Time,
francamente, ya no posee. Si mira la revista actualmente, los artículos
extensos que escribíamos ya no podrían aparecer actualmente.
JAMES STEELE: El otro aspecto es lo que está
sucediendo también con los medios, de los que forma parte Time, y es
– y sobre esto ha escrito y hablado mucha más gente que nosotros
– y es que la propiedad pública de una cantidad de estas compañías
ha sido muy destructiva para los medios en todas partes. Tener que
satisfacer esos ingresos trimestrales, etcétera, ha llevado muy a
menudo a todo tipo de recortes de personal, a todo tipo de reducciones
sobre una base muy radical, y eso no ha sido bueno para las
propiedades. Así que en cualquier sitio en el que se ve la propiedad
pública, en tantos casos ha sido muy contraproducente – no en todos
los sitios, pero en demasiados.
AMY GOODMAN: Como lo dijera el New York Times en
un artículo de Steve Lovelady, o Steve Lovelady citando al Times,
dice: “En un lúgubre faldón o nota al pie de la historia en el New
York Times de esta mañana sobre el nombramiento de un nuevo redactor
en jefe de la revista Time, se nos informa de lo siguiente: Don
Barlett y James Steele, dos periodistas investigativos que han
historiado las vicisitudes de la economía estadounidense para la
revista Time desde 1997, han perdido sus puestos en un recorte
presupuestario.” El Times dijo: “El dúo de periodistas que
obtuvieron juntos dos Premios Pulitzer, dos Premios Nacionales de
Revistas, estaban en la nómina de Time Inc. Sus puestos estaban entre
unos 650 que la compañía ha eliminado durante los últimos seis
meses. Con eso, termina un capítulo del periodismo estadounidense,
tal como puede ser que no volvamos a ver. Primero en el Philadelphia
Inquirer durante veintiséis años, después en Time durante nueve,
Barlett y Steele llegaron a ser considerados por muchos como el equipo
investigativo por excelencia en el ambiente, que cumplió
consecuentemente con parámetros a los que otros sólo podían
aspirar.”
Bueno, quiero agradecerles de todo corazón por
continuar su trabajo, y leeremos más de su trabajo, espero, en Vanity
Fair y otros sitios. Muchas gracias por hablar con nosotros.
DONALD BARLETT: Gracias.
JAMES STEELE: Fue un placer estar con usted.
AMY
GOODMAN: Jim Steele y Don Barlett.
|