Detrás de las operaciones contra
el PKK
Preocupación de Turquía por el
“plan B” de
EEUU para Irak
Por Nazanin Amirian (*)
Rebelión, 30/10/07
En la región nadie se cree
que la invasión del ejercito turco al Kurdistán iraqui, anunciada
con tanta vehemencia, sea para destruir las bases de operaciones del
Partiya Karkeren Kurdistan (PKK), Partido de Trabajadores de Kurdistán
en Irak. Pues, desde la constitución del gobierno autónomo kurdo en
el norte de éste país en 1991, las incursiones turcas, aunque de
baja intensidad, han sido habituales, constantes, y han contado con el
consentimiento de Estados Unidos y de su Gobierno autónomo kurdo. Sin
embargo, en esta ocasión tanto Washington y la Unión Europea como
Masud Barezani, el presidente de la autonomía kurda se han opuesto a
la nueva aventura turca. Además, Abdul Rahman Chadrchi portavoz del
PKK niega rotundamente que sus casi 40 mil guerrilleros hayan lanzado
operaciones en Turquía desde territorio iraqui. Pues, a la realidad
de que esta organización tras duros golpes recibidos en la década
pasada está aun en proceso de reconstrucción, se añade el hecho de
que los lideres kurdos iraquíes, muy fieles aliados de EEUU no les
permitirían hostigar a Turquía, otra aliada estratégica de
Washington. Por lo que habría que buscar otras razones para esta
nueva crisis en la región.
Toda indica que el principal
motivo de esta reacción turca ha sido la aprobación en el Senado
estadounidense de una resolución, en septiembre pasado, que propone
establecer el sistema federal en Irak, separando su territorio en tres
mini Estados: los kurdos en el norte (20%), los árabes sunnitas del
centro (25% ) y el resto, árabes chiítas, en el sur, con un gobierno
federal en Bagdad encargado de la seguridad de las fronteras y de
administrar los recursos del país. Para EEUU este plan B, estudiado
desde el 2005, sería una “salida” digna al pantano iraqui, a
diferencia de una retirada en las circunstancias actuales que parecería,
más bien, a una “huida” humillante.
Turquía, que hace años
considera el petróleo del Kurdistán de Irak su parte legitima del
botín de la ocupación de este país, por su colaboración en la
misma, de ninguna manera permitiría la constitución de un “país”
kurdo en sus fronteras sureñas por dos potentes razones. Primera, que
este futuro país controlaría, de un total de 90 mil millones
barriles de reservas descubiertas en todo Irak, los 36 mil millones
barriles que hay en su subsuelo. Es por esa misma razón que en el país
ocupado, EEUU no ha cedido a la autonomía kurda la gestión de
Kirkuk, ciudad con un millón de kurdos, y minorías turcomanos, árabes,
asirios, caldeos y armenios, que posee 800.000 barriles de petróleo,
alrededor de un tercio de la producción actual de Irak. Esta región,
a demás de petróleo, posee inmensas reservas de agua, y también es
el depósito de sulfuro más grande del planeta, material conocido por
su elaboración en la fabricación de gases venenos de uso militar.
Segunda razón de Turquía apunta
a que un Kurdistán rico y poderoso podría tener efecto dominó y
contagiar al sudeste kurdo de su república. Unos 12 millones de
ciudadanos kurdos del país, están condenados a una persecución
sistemática y racista, hacinados en una región subdesarrollada donde
no ha llegado la “modernidad” prometida por los artífices de la
Gran Nación. La infraestructura, al igual que la industria y
comercio, es inexistente. El desempleo azota a la mitad de la población
en edad de trabajar, y la tasa de analfabetismo es la más alta de
toda Turquía; cerca de tres millones de kurdos han sido forzados a
abandonar sus aldeas y el 40% de las escuelas han sido cerradas o
destruidas por las bombas. ¡Y todo ello ante las narices de la
llamada “comunidad Internacional”!
El Plan B, si llegase a realizar,
además, despertaría el monstruo de la “limpieza étnica” en el
propio Irak. Alrededor de tres millones de kurdos, árabes y
turcomanos que están esparcidos por el territorio del país tendrían
que regresar a las ciudades que les “correspondiera” por las
buenos o por las malas.
A demás de Turquía, también Irán
y Arabia Saudí se oponen frontalmente a la partición de Irak. Teherán
con 7 millones de kurdos, discriminados al igual que los demás etnias
del país, colabora militarmente con Ankara en perseguir a los kurdos
rebeldes de ambos países. El motivo de los saudíes pasa por su
preocupación de que una “comunidad autónoma” chiita creada en el
sur de Irak, caería bajo la influencia de los rivales iraníes.
Por otro lado, la aprobación en
el Congreso norteamericano de una resolución que declara genocidio la
matanza de armenios en Turquía en 1915, puede que fuese un gesto para
presionar “psicológicamente” a Ankara y evitar su rebeldía ante
los planes de EEUU en la región, o que incluso estuviera dirigida
para el consumo domestico: un guiño a los sectores cristianos fanáticos
en víspera de las elecciones presidenciales. Sino no se explica cómo
la actual limpieza étnica progresiva contra los kurdos no levanta
ninguna protesta sin embargo se le recuerda a los turcos algo que
sucedió hace 92 años.
Consecuencias
Una crisis entre Ankara y
Washington tendría importantes consecuencias que afectaría, por
ejemplo, al corredor aéreo Turquía-Irak, por donde pasan el 70 por
ciento de mercancías y logística que recibe el ejército
norteamericano en éste país; desestabilizaría la única región
tranquila de Irak; echaría a perder las cuantiosas inversiones de
multinacionales de petróleo en el norte de Irak y haría disparar los
precios del petróleo, que pueden rozar los $100 el barril.
¿Fin
de la primavera de Kurdistán?
Cinco millones de kurdos han
hecho de norte de Irak el modelo del Estado que siempre soñaron. El
Gobierno autónomo de esta democracia tranquila –conseguida a cambio
del colaboracionismo de sus lideres con los ocupantes-, tiene sus símbolos
de soberanía, una constitución, un código legal, un parlamento,
himno, bandera, lengua, moneda, varios canales de televisión por satélite,
diarios en kurdo y árabe y un ejército propio llamado Pesh Merga,
“los que abrazan la muerte”. Un paraíso en el medio de los países
en conflicto que ha invitado a miles de los kurdos de Irán, Siria y
Turquía a participar en la construcción del país de los kurdos.
Total, una democracia sin precedente en toda la región: demasiado
bonita para ser real y/o duradero.
(*)
N. Amirian es autora del libro “Kurdistán: el país
inexistente". Editorial Flor del Viento, Barcelona 2005 y del
“40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo”, editado por
Lengua de trapo, mayo del 2007.
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