La
guerra entre Iraq y Turquía se aplaza, pero será difícil evitarla
Por
María Appakova
RIA
Novosti, Moscú, 02/11/07
La
intervención de las tropas de Turquía en Iraq está por decidirse
los próximos días. Los políticos y diplomáticos todavía tienen la
oportunidad de superar esa situación pre-bélica.
A
comienzos de noviembre, en Estambul está previsto un encuentro a
nivel de ministros de los países vecinos de Iraq y los países
miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. El próximo 5 de
noviembre el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, viajará a
Washington para entrevistarse con el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush.
Más
correcto sería afirmar que la oportunidad de evitar un conflicto
entre Iraq y Turquía existe si el asunto estuviera únicamente
relacionado con discrepancias entre Bagdad y Ankara y no con la solución
del problema kurdo en general.
La
crisis se produjo después de que el parlamento turco diera luz verde
su gobierno para realizar incursiones militares contra las guerrillas
del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en Kurdistán
(situado en la parte norte de Iraq, fronteriza con Turquía).
Por
el momento, la intervención se aplazó, Ankara concedió a los iraquíes
la posibilidad de resolver por su cuenta el problema con el PKK.
A
cambio de esa concesión, Turquía exige la prohibición de las
actividades del PKK en el territorio iraquí, la suspensión de la
ayuda material y de otra índole a esa organización, y la entrega de
los líderes de ese partido refugiados en el territorio iraquí.
Si
las dos primeras condiciones son realizables,
incluso, ya se han cumplido (al menos a nivel de documentos
oficiales), el cumplimiento de la última exigencia es un asunto muy
complicado.
Como
declaró el presidente de Iraq, el kurdo Jalal Talabani, los líderes
del PKK se ocultan en las montañas y es muy difícil su captura.
Con
esas declaraciones Talabani dio a entender que en cualquier caso, Iraq
no los va a entregar, lo mismo que a cualquier otro representante del
pueblo kurdo.
A
pesar de las tensas relaciones entre los diferentes partidos y
agrupaciones kurdas, la entrega de compatriotas
a una tercera fuerza seria interpretada en Iraq como una traición
lo que conduciría a nuevos conflictos intestinos.
Con
más exactitud la situación la caracterizó el líder del Kurdistán
(Iraq), Masud Barzani, al comentar en conferencia de prensa sobre las
posibilidades de que la comunidad kurda en Iraq reconozca al PKK
organización terrorista (el PKK esta incluido en la lista negra
terrorista por Ankara, Estados Unidos y la Unión Europea).
"Si
Turquía ofrece una solución de paz y el PKK la rechaza, entonces
reconoceremos al PKK como organización terrorista", afirmó
Barzani.
Es
decir, Barzani de hecho,
propuso que ese asunto debería resolverse en el marco interno de
Turquía, pero con métodos políticos y no con la fuerza.
De
todos los países donde históricamente vive el pueblo kurdo, sólo en
Iraq los kurdos contaban con posibilidades de convertirse en un estado
independiente. Durante los últimos quince años los kurdos iraquíes,
en relación con el resto de Iraq viven de forma autónoma tras contar
con el apoyo y defensa de la comunidad internacional.
Y
a pesar de que tras el derrocamiento del régimen de Sadam Hussein los
kurdos activamente se incorporaron en la vida de la sociedad iraquí y
ocupan cargos relevantes en el poder (comenzando con la presidencia),
el Kurdistán (Iraq) permanece como un estado dentro de otro estado,
con su parlamento, presidente, ejército, idioma y una economía que
se desarrolla activamente.
El
estatuto que lograron obtener los kurdos iraquíes es un sueño
irrealizable para los kurdos de Turquía, Irán y Siria y al mismo
tiempo, un factor extremadamente irritante para Ankara, Teherán y
Damasco.
Esos
tres países no pueden cambiar esa situación, pero pueden intentar
enfrentar a los kurdos entre sí y desviar su atención de la lucha
por sus derechos.
Pero,
a juzgar por las declaraciones de Talabani y Barzani, los kurdos iraquíes
no cederán a esas provocaciones.
Entre
otras cosas, la intervención del ejército turco en el territorio del
Kurdistán (Iraq) difícilmente permitirá a Ankara quitarse de encima
el problema del PKK. Cualquier incursión terrestre en las montañas
kurdas no tiene ninguna perspectiva.
Esto,
sólo conllevará a que se produzcan más victimas entre la población
civil y entre los militares. Las autoridades turcas entienden
perfectamente lo que puede ocurrir, y por esta razón,
dilata la incursión de sus tropas en Iraq, limitándose a
realizar acciones militares a lo largo de la frontera.
La
operación militar no es una panacea para solucionar la problemática
kurda pero Ankara no pude permanecer con los brazos cruzados ante las
incursiones y actos terroristas del PKK.
La
única salida de este atolladero comprende una solución estructural
del asunto kurdo en el interior de la propia Turquía.
Probablemente,
la misma vía que al fin de cuentas utilizó Rusia en Chechenia. Una
amnistía a los guerrilleros que renunciaron a la lucha armada y el
desarrollo económico de la región.
En
el caso turco, se trataría de ampliar los derechos a los kurdos de
tal forma que les permita ser ciudadanos de pleno derecho en Turquía
conservando al mismo tiempo su condición kurda.
Pero
Ankara no está preparada para esto, sobre todo ahora que el PKK ha
reforzado sus actividades. Tampoco hay disposición en Teherán y
Damasco donde existen los mismos problemas que tiene Turquía, por el
momento, de una forma menos notable.
La
solución de la problemática kurda exige la intervención de la
comunidad internacional, ese asunto debe incluirse en la agenda del
Consejo de Seguridad de la ONU al mismo nivel del problema palestino,
la regulación de la situación en Iraq, Líbano, Sudán y otros países.
Lo
que pretende el PKK con sus actos es provocar que Ankara desate un
conflicto con Bagdad y en mucho con Washington que es responsable de
la situación en Iraq.
Lo
único que merma el optimismo es que hasta ahora, la comunidad
internacional no ha podido encontrar una solución eficaz a los
problemas que afectan las regiones de Oriente Medio y Golfo Pérsico.
Lo
máximo que se puede esperar del encuentro de Estambul y de Washington
será atenuar temporalmente los ánimos caldeados entre Iraq y Turquía.
Una salida de paso, la única que puede ocurrir en cualquiera de los
conflictos que ocurren en esa parte del planeta.
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