Habla
ex jefe de inteligencia del KGB
El
siguiente objetivo de EEUU es Irán
Revista Militar
Rusa, Moscú
Entrevista de Baktiar Ajmenjádov
Agencia Ria Novosti – Agencia IPI, 10/03/05
Hace
dos años, cuando todo el mundo se devanaba los sesos si habría o no
guerra en Irak, el ex jefe de la Primera Dirección Principal de la
KGB soviética, Leonid Shebarshin, en una conversación privada
vaticinó: «La guerra es inexorable, pero con Irak no acaba la cosa.
Irán le seguirá los pasos». Con lo cual confirmaba una vez más la
exactitud de sus pronósticos.
Este
teniente general conoce el Medio Oriente y no precisamente desde su
oficina de Moscú, sino que pasó muchos años, hablando en términos
profesionales, in situ, ya que residió durante muchos tiempo en una
serie de países, entre ellos, Irán, justo en unos de los períodos más
complicados de la historia del país: el comienzo de la revolución
islámica.
Baktiar
Ajmenjádov: Leonid Shebarshin ¿sigue
Ud. pensando que Irán es el próximo objetivo de los Estados Unidos?
Leonid
Shebarshin: En estos días, el jefe
del Comando Central de los Estados Unidos, John Abizaid, dijo que Irán
no puede utilizar para su beneficio, aquellas dificultades que las
tropas americanas han afrontado en Irak. Todos tienen que tenerlo
claro – refirió con franqueza y sin rodeos – en el planeta no
existe una potencia militar como los Estados Unidos; es por ello que
el hecho de las tropas norteamericanas estén ocupadas en Irak, no
significa que no puedan asestar un golpe sobre otro país, por
ejemplo, Irán.
Esta
es mi respuesta a su pregunta y, al mismo tiempo, la confirmación de
mi punto de vista. Haciendo uso de una terminología especial – la
que mejor se aviene a la situación –los norteamericanos llevan a
cabo un trabajo desestabilizador de perfil amplio contra el Teherán
oficial. Lo que se traduce en los intentos de crear una efectiva
oposición interna al actual régimen anti–norteamericano; también
unir y utilizar en sus objetivos a los representantes de la emigración
iraní, dispersa por diferentes países, así como las contradicciones
dentro del país, digamos, entre diferentes grupos étnicos.
Es
la característica principal de la táctica norteamericana. También
siempre se incluye una amplia campaña mediática, encaminada a
satanizar al objetivo, acusándolo de todos los pecados habidos y por
haber en momentos previos a las acciones decisivas, es decir, antes
del comienzo de una revuelta militar o la invasión de otro país.
Recuerden que así sucedió con los Talibanes, así sucedió con Irak.
Ya, que las acusaciones resulten falsas, no le importa a nadie.
No
fue imposible encontrar a Bin Laden en Afganistán, sin embargo
cambiaron el gobierno y pertrecharon bien el país de cohetes. Irak
fue acusado de producir armas de destrucción masiva y de tener
relaciones con el terrorismo internacional. No fueron encontrados ni
uno, ni otro. Pero igualmente cambiaron el gobierno y lograron que
Irak, de hecho, dejara de existir como estado y se convirtiera en un
territorio donde reina la guerra de todos contra todos.
B.A.
¿No puede acaso el programa nuclear iraní llevarlos de verdad a
crear armas de destrucción masiva?
L.S.
A mí me resulta difícil contradecir la opinión de la Agencia
Internacional de Energía Atómica, la cual en su resolución en
cuanto a los programas iraníes de energía nuclear, constata que no
ve amenaza alguna.
Otro
asunto muy diferente es que todos los líderes iraníes, desde el Sha
hasta los actuales, sueñen con lograr un arma nuclear; aunque sea
para sentirse seguros, por ejemplo, de los mismos Estados Unidos. Pero
no para cumplir un fin agresivo. Yo no le veo tales intenciones a Irán.
La ilusión de exportar la revolución islámica fue fugaz y ya se
evaporó, pues los propios iraníes se dieron cuenta de algo evidente:
ésta no le trajo nada bueno ni a ellos, ni ningún otro país musulmán.
Actualmente
Irán está controlado por personas suficientemente pragmáticas y
racionales, que desean ser independientes y no servir a los intereses
de alguien. A finales del año pasado, el Secretario del Consejo de
Seguridad de Irán intentó disipar la atmósfera de preocupación que
reinaba en torno a Irán, anunciando que, temporalmente, se detendrían
los programas nucleares, para que los expertos europeos pudieran
llegar, con respecto a ellos, a una conclusión.
El
presidente norteamericano, que se encontraba en esos momentos en Canadá,
reaccionó de inmediato: no aceptamos ningún cese temporal; es
necesario que sea definitivo. ¿No les recuerda esto la situación
previa a la guerra con Irak en que Washington no ocultaba que sólo
buscaba una justificación formal para la agresión?
B.A.
¿Qué consecuencias traería a Rusia la posible operación militar
contra Irán?
Afirmar
que serán las peores, es como no decir nada. Peor que la guerra en
Irak. Será una catástrofe. Irán tiene fronteras con Rusia y lo más
importante es que sus fronteras son en el mar Caspio, cuyo estatuto
por fin no ha sido determinado. Este mar no sólo representa el gas y
el petróleo de la zona, sino un corredor, de importancia estratégica
tanto para Rusia, como para el propio Irán, que une los países de la
Europa del Norte y el Este con el Cercano Oriente y la India.
Exactamente
por eso nuestro presidente ha insistido en reiteradas ocasiones que es
preciso utilizar plenamente este corredor norte–sur, posición
compartida por los dirigentes iraníes. Conocemos por la prensa que el
transporte de mercancías por esta ruta costaría un 20% menos, así
como se reduciría en dos semanas el plazo que demoraría por el Canal
de Suez y el Mar Rojo.
Ya
en el 2003, el Ministerio del Transporte de Rusia, anunció la creación
de un consorcio ruso–germano–iraní para la explotación de esta vía.
Nuestro país tiene una oportunidad única de concentrar un por ciento
significativo del movimiento de carga mundial, pero en caso de una
guerra, podemos ir olvidando esta perspectiva por mucho tiempo, cuando
no, para siempre. Otro momento negativo son las drogas.
En
el mismo Afganistán la producción de narcóticos se redujo
sustancialmente durante el régimen Talibán. Mientras que ahora, bajo
el protectorado norteamericano, la «muerte blanca» nos llega por
tuberías a través de Piandzh. Pero bien, Afganistán está
relativamente lejos, en tanto que Irán está aquí, muy cerca de
nosotros. Y el problema de la producción de estupefacientes en este
país es más que serio. En estos momentos las autoridades iraníes
tratan de luchar contra este mal, pero ¿cómo sería en condiciones
de un caos bélico? Hay otro factor, el étnico.
Aproximadamente
una tercera parte de la población de Irán está compuesta por azeríes,
muchos de los cuales tienen parientes en Azerbaiyán. ¿Pueden Uds.
imaginarse lo que sucedería si tal multitud de desplazados decide
cruzar la frontera de ese país, para luego llegar hasta Rusia y ahí
al Cáucaso del Norte, donde, de por sí, la tranquilidad escasea? Sin
mencionar los aspectos económicos de una operación bélica. Irán es
un país muy grande, mucho mayor que Irak y cualquier acción de
guerra tendrá su irremediable influencia en la situación del sur de
Rusia.
B.A.
¿Está relacionada esta situación de Irán con la lucha contra el
terrorismo internacional?
L.S.
Claro que no. El mismo término de «terrorismo internacional» no
pasa de un invento astuto de la propaganda norteamericana y debo decir
que bastante exitoso. Los americanos dicen que los terroristas
internacionales nos han declarado la guerra; en consecuencia nosotros
tenemos derecho a golpearlos dondequiera que se encuentren. Es decir,
que utilizando esta bandera de lucha contra Bin Laden, es posible
invadir Estados soberanos, cambiar los gobiernos inconvenientes e
imponer sus marionetas. ¡Muy cómodo!
Dicho
de otra forma, ¿Bin Laden puede estar en este mismo instante en su
residencia, riéndose de cómo se lleva a cabo su cacería por todo el
mundo? ¿Hablando concretamente, este personaje existe?
Sobre
la residencia no puedo asegurar nada, aunque no descarto esta
posibilidad. Sí, se trata de una figura real que, a su debido tiempo
fue utilizada de forma activa por la CIA, lo cual se ha mencionado
infinidad de veces en los medios, incluso, norteamericanos. No
descarto que todavía lo sigan utilizando. La sociedad norteamericana
puede compararse con un gran auditorio televisivo. Para creer
totalmente en el mal, ellos necesitan su personificación – una
especie de «villano».
B.A.
¿Y para qué se armó la guerra? ¿Acaso el problema no es el petróleo?
L.S.
Sí, la batalla por los recursos energéticos ya comenzó. Las
reservas planetarias se están agotando. El descubrimiento de nuevos
yacimientos, difiere al menos diez veces, de los que actualmente están
en explotación y desde 1990 no se compensa lo que se extrae. El
proceso de agotamiento está acelerado.
Algunos
expertos pronostican que la crisis con los hidrocarburos llegará en
el 2033. El pico histórico de extracción de petróleo ya ha sido
alcanzado; más allá, sólo es posible su disminución. Algo
parecido, aunque un poco más tarde, sucederá con el gas.
Las
corporaciones petroleras norteamericanas tienen una gran capacidad de
raciocinio estratégico y ya han pasado a la ofensiva. Inmediatamente
después de la invasión de Irak, uno de los «halcones», el
sustituto del Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Paul
Wolfowitz , dijo que la razón principal de dicha empresa eran los
intereses petroleros.
Otros
se pusieron a hablar boberías sobre la democracia, la amenaza a la
civilización, sobre el factor islámico, pero Wolfowitz lo dijo sin
tapujos. El factor petróleo ocupa cada vez más espacio en la política
internacional norteamericana. Irak es sólo uno de los ejemplos. Si
los norteamericanos consiguen devolver a su posición anterior a este
socio menor dependiente y hacen lo mismo con Irán, eso significará
que ellos habrán podido establecer el control sobre los yacimientos
petrolíferos más ricos del mundo.
De
ahora en adelante ellos controlarán la política petrolera y los
precios mundiales.
B.A.
¿Y acaso Afganistán no tiene petróleo también?
El
papel de este país es otro. Se trata de una plaza estratégica, desde
la cual, ya en el futuro inmediato, los Estados Unidos podrán tomar
medidas no sólo de carácter económico y político, sino incluso de
fuerza en la región del mar Caspio, otro gran concentrador de
hidrocarburos.
Por
ahora, esta es una especie de reserva estratégica y sus tempos de
extracción no son altos. Pero dentro de 10–15 años llegará el
momento de una explotación intensiva de los yacimientos de Kazajstán
y Turkmenistán, además del control de las vías de transporte de
productos energéticos.
La
campaña bélica afgana le permitió a los norteamericanos ganar bases
militares en Uzbekistán y Kirguizistán; mientras que actualmente se
lleva a cabo a toda máquina la conquista político–militar de
Georgia y Azerbaiyán. La región del Caspio se está convirtiendo en
otro punto caliente más del planeta. ¿Hay alguna necesidad de decir
cuáles pueden ser los perjuicios para Rusia?
Lo
que está sucediendo en la zona en estos momentos, no es más que la
creación de condiciones para un avance masivo de los Estados Unidos
en la región limítrofe con el Caspio, una nueva etapa de
enfrentamiento con China y la preparación de una inevitable
confrontación estadounidense con ese país.
Pekín
depende totalmente de la importación de recursos energéticos. Claro
que los chinos están tratando de desarrollar sus propios pozos, pero
obviamente estos no alcanzan. Como si fuera poco, China se desarrolla
a pasos agigantados en las esferas económica, financiera y militar,
transformándose de hecho en adversario de los Estados Unidos. Tarde o
temprano los Estados Unidos tendrán que tener un encuentro frente a
frente con China.
¿Para
qué, díganme, necesitan los estadounidenses una base militar en
Kirguizistán? Para realizar vuelos a Afganistán es absolutamente
innecesaria; asimismo, el número de efectivos desplegados ahí,
supera con creces los realmente necesarios para serviciar los vuelos y
aun así, la base continúa su crecimiento. Ya los Estados Unidos
comenzaron a rodear con sus bases a China y no es por gusto que ellos
ya estén en conversaciones con Vietnam sobre el regreso de sus
soldados a Kam–Ran.
B.A.
¿Entonces uno puede imaginarse la región del Caspio como un
enorme barril de petróleo, escondido por si acaso? O sea, que llegará
el momento que incluso el conflicto chechenio se torne innecesario. ¿Significaría
esto su final?
L.S.
Se puede asegurar con gran margen de probabilidad de que esto será así.
Lo que sucede en estos momentos en Asia Central y en el Cáucaso del
Norte, no sólo tiene sus orígenes en factores internos. La
alimentación desde afuera no jugará un papel definitivo, pero es
considerable.
Nos
van a impedir que se estabilice nuestra situación en el Cáucaso del
Norte hasta que no lo necesiten nuestros socios internacionales.
Muchos no quieren ver una Rusia pujante. Hoy los Estados Unidos y
nosotros somos socios, pero definitivamente no nos han aceptado como
aliados. Pero nadie sabe, ¿quién puede predecir lo que vaya a
suceder dentro de cinco, diez, quince años? En la política no
existen ni enemigos, ni amigos eternos.
Existen
los intereses. Nosotros decimos que no tenemos adversarios obvios,
pero la historia tiene la capacidad de realizar virajes inesperados.
Con el propio Irán ¿qué pasó? Los Estados Unidos tenían con ellos
una estrecha cooperación durante décadas.
En
ese país había cerca de 300 mil asesores, especialistas, etc. de
todo tipo; nada parecía ensombrecer su amistad, pero de pronto llega
la Revolución Islámica y los americanos son echados de ahí, tornándose
Teherán, enemigo de Washington. ¿Y nosotros con los chinos? Teníamos
una gran amistad: «chinos y rusos, hermanos para siempre», pero
después llegó lo de la península de Damansk. Gracias a Dios que
todo eso está en el pasado...
B.A.
Volvamos al Cáucaso del Norte ¿será que yo entendí bien, Ud.
considera que lo que ahí sucede es consecuencia, en mayor grado, de
factores internos? ¿Y dónde me deja a la «mano de Al–Qaida»?
L.S.
¡Ah! la misteriosa Al–Qaida... Sí, la culpa de nuestras penurias
en el Cáucaso las tenemos, en primera instancia, nosotros mismos. ¿Quién
metió a Dudáev en Chechenia? ¿Quién lo armó, quién le dijo a él
y a todos los demás «beban tanta soberanía como puedan aguantar sus
gargantas?» Sin contar que todos nuestros conflictos en el Cáucaso
del Norte, suceden con el nivel más bajo de vida de toda Rusia, una
corrupción galopante y la arbitrariedad de los funcionarios, como telón
de fondo. Mientras más rápido dejemos de perturbarnos la cabeza con
el «terrorismo internacional» y nos encarguemos de la gente y los
fenómenos que realmente generan el terrorismo, mejor.
B.A.
¿En su opinión, qué le espera a Rusia a partir de la comenzada
guerra por los recursos?
Lo
único que por ahora podemos decir es que se van a agudizar las
contradicciones entre aquellos que controlan estos recursos. ¿De qué
manera? Bien, si se da en forma pacífica, éstas serán
fundamentalmente económicas. Sin embargo, los hechos de Irak han
demostrado que en nombre de sus intereses, la mayor potencia del
mundo, fácilmente se olvida de sus aliados y acude a métodos
violentos.
En
su posición actual Rusia es bastante vulnerable a una amenaza
externa, la cual puede aparecer de forma inesperada, como consecuencia
de un cambio en la coyuntura mundial. Actualmente nuestra única
garantía de independencia es el escudo de mísiles nucleares. Es
necesario protegerlo de todas las maneras, pues mientras éste exista,
nadie se atreverá a involucrarse en serio con Rusia.
No
hay ninguna duda que nuestros socios harán lo indecible para lograr
que el escudo se debilite y para ellos es éste un objetivo estratégico
al cual no renunciarán. Para nosotros es vital llevar a cabo medidas
inteligentes, enérgicas y bien pensadas, en cuanto a la creación de
una nueva economía, la cual, como antes, no existe.
Hasta
que el país no tenga una economía efectiva, mientras que tengamos
que depender de la coyuntura mundial del mercado de hidrocarburos, se
puede hablar de cualquier cosa, de todas formas va a quedar sólo en
palabras.
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