Medio Oriente

 

Elecciones en Irán

Desafinado coro de ciudadanos y candidatos

Por Saloumeh Peyman
Inter Press Service (IPS), 16/06/05

Teherán. ”No recuerdo una campaña en Irán con tantos candidatos y militantes como la de las elecciones de este viernes. Pero, al parecer, la gente y los ocho presidenciables viven en planetas diferentes.”

Estas palabras pertenecen a Alí Hasani, un empresario de 56 años que se traslada permanentemente de Dubai a Teherán. Por eso lleva un gran baúl consigo, mientras espera en fila que un funcionario le selle el pasaporte antes de reingresar al país.

”Para mi asombro, los ocho candidatos critican el estatus quo como si fueran integrantes de un gobierno en las sombras o disidentes exiliados en el exterior”, dijo Alí a IPS.

Más tarde, el empresario sirve té con sabor a canela en su amplio apartamento, en el norte de la capital donde viven más de 12 millones de los 40 millones de habitantes de este país, donde es ley el Islam chiita desde 1979.

”Casi todos aquellos con los que tengo trato comercial son reticentes a votar o directamente están decididos a boicotear las elecciones. Pero éstos dicen que son los comicios más libres de la historia de Irán”, dijo, señalando la portada del semanario Omid-e-Javan (Esperanza de la Juventud, en parsi).

”De todos modos, estas campañas coloridas, vivaces y, en cierto modo, bastante antiislámicas no son creíbles. La clase media de las grandes ciudades cree que la plataforma de Mostafa Moa'n es pura cháchara”, agregó.

El reformista Moa'n, un pediatra de 54 años, prometió respetar los derechos humanos en todo el país, reconocer el derecho a huelga e impulsar una amnistía para los presos políticos.

Rouya, la hija de Alí que a sus 23 años cursa un posgrado en Ingeniería, ya comprometió su voto. ”Si no apoyamos a Moa'n, perderemos la batalla frente a rivales como el ex presidente Alí Akbar Hashemi Rafsanjani”, dijo.

”Votar a Moa'n no cambiará nada”, replicó su padre. ”El Consejo de Guardianes anula todas las reformas, como hicieron durante el periodo del presidente Mohamad Jatami.”

Se trata de argumentos habituales en los hogares iraníes, mientras el país se prepara para las elecciones de este viernes.

En las calles de Teherán y de otras grandes ciudades, como Isfehan, Tabriz y Mashahad, muchachos y muchachas con ropas a la moda hacen sonar la bocina de sus automóviles para manifestar su apoyo a Moa'n o a Rafsanjani, de 72 años. Son los favoritos.

Y, por primera vez desde la Revolución Islámica triunfante en 1979, muchos jóvenes afirman que votarán a Moa'n aun previendo que no logrará imponer su ambiciosa agenda, pues esperan que a continuación se registren disturbios que provoquen el colapso del régimen.

La acallada oposición tiene fresca en la memoria las manifestaciones populares de enero del año pasado, cuando el Consejo de Guardianes proscribió a 4.000 candidatos reformistas al parlamento, medida rechazada por el propio presidente Jatami.

Moa'n fue ministro de tres gobiernos, incluido el de Rafsanjani. Procedente de una familia religiosa de la central provincia de Isfehan, promueve una plataforma que incluye el respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión.

El hoy candidato renunció al gabinete en 2003, con Jatami como presidente, tras fracasar en su intento de imponer reformas al Consejo de Guardianes de la Constitución Islámica, órgano del Estado integrado por seis clérigos y seis abogados conservadores a cargo de refrendar todas las leyes.

Moa'n y Rafsanjani tienen una considerable ventaja sobre los restantes seis candidatos, pero al parecer ninguno obtendrá el 50 por ciento requerido para ganar en la primera vuelta electoral, por lo que será necesaria una segunda ronda.

Rafsanjani fue presidente de Irán durante los ocho años que siguieron a la guerra con Iraq (1980-1988). En su gobierno, el país terminó aislado, sin ninguna embajada de un país europeo importante abierta en Teherán y el tesoro nacional aquejado de un elevado déficit.

La influencia de Rafsanjani fue decisiva para la designación del actual líder religioso supremo, el ayatolá Alí Jamenei, tras la muerte del factotum de la Revolución Islámica, el ayatolá Ruolá Jomeini. Es el candidato del establishment.

El presidente Jatami no puede presentarse como candidato, pues la constitución prohíbe una segunda reelección consecutiva. Sus dos periodos fueron plenos de enfrentamientos con los conservadores.

La campaña estuvo marcada por atentados con explosivos, cuatro de los cuales se registraron la semana pasada en la localidad de Ahava, en el sur, al parecer perpetrados por separatistas de la provincia de Jozestán. Ocho personas murieron en esas acciones, y otros dos en los varios atentados registrados en Teherán.

El martes, tres pequeñas explosiones hirieron a dos personas en la sudoriental ciudad de Zahedan.

Otro candidato, el alcalde de Teherán Ahmadi Nedjad, de 47 años, se concentra en una plataforma basada sobre ”la justicia social y la lucha contra la corrupción”. Sesenta mil de sus simpatizantes se reunieron el día 11 en un estadio de fútbol para aclamarlo.

”Rafsanjani apoya a los modernos capitalistas y nuevos ricos de Irán, y Nedjad representa a los comerciantes tradicionales”, dijo a IPS Hamed H., propietario de un comercio especializado en sistemas de aire acondicionado.

”Los derechos humanos y la libertad para elegir vestimenta, principios que figuran en las plataformas de Moa'n y Rafsanjani, no tienen eco entre los pobres y desempleados”, según Hamed.

Otro candidato, el ex presidente del parlamento Mehdi Karrubi, es calificado de ”reformista conservador” por los simpatizantes de Moa'n. El énfasis de su campaña es económico: prometió asignar un subsidio de unos 45 dólares al mes a todos los iraníes mayores de 18 años.

El desempleo en Irán asciende a 16 por ciento de la fuerza de trabajo, pero alcanza 45 por ciento cuando se trata de la franja más pobre de la población. El salario promedio de un obrero no capacitado es de menos de 150 dólares mensuales.

”Votaré a Karrubi. ¿Por qué no? El subsidio sería como manteca en el pan de mi familia”, dijo Ehsan T., de 50 años, limpiadora en una oficina del centro de Teherán.

”Todos los candidatos hacen campaña como si Jatami y sus predecesores no hubieran hecho casi nada, como si fueran los salvadores”, dijo Lili T., diseñadora gráfica de 36 años.

”No importa si tocan las cuerdas del nacionalismo, el feminismo, la justicia social o los derechos humanos. Una vez que uno de ellos esté en la presidencia, las emociones del pueblo se desinflarán y los esporádicos disturbios serán frecuentes”, pronosticó.

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