Elecciones-Egipto
Votar por la medialuna o ser multado
Por
Emad Mekay
Inter
Press Service, (IPS), 08/09/05
Kafr
Shaaban, Egipto. Amenazas de multas y edictos religiosos
empujaron a los egipcios a votar en las primeras elecciones
multipartidarias de este país a favor del presidente Hosni Mubarak,
en el poder desde octubre de 1981.
Los habitantes de
Kafr Shaaban, una aldea diminuta situada en el Egipto nororiental,
fueron abruptamente conminados en la tarde del miércoles por una voz
que rugía a través de altavoces montados sobre los minaretes de las
mezquitas.
"Oh, pueblo de
Kafr Shaaban, si no vienen a votar serán multados
inmediatamente", afirmaba la voz, agregando que la suma ascendería
a 105 libras egipcias (18 dólares), a pagar en efectivo.
Minutos después del
llamado, comenzaron a formarse filas de hombres y mujeres ante las
mesas de votación instalada con motivo de las primeras elecciones
presidenciales con varios candidatos que se celebran en este país.
Muchos de los
aldeanos, vestidos a la usanza tradicional, con largas túnicas
oscuras llamadas "galabya", llegaron a los circuitos de
votación sin saber por quién votar, o incluso cómo hacerlo. Varios
dijeron a IPS que habían asistido porque, de lo contrario, la multa
arruinaría sus magros presupuestos.
"¿Dónde coloco
mi voto, señor?", preguntó un hombre mayor afuera del centro de
votación.
"Entre y elija
al presidente o al símbolo de la medialuna", respondió uno de
los varios miembros del gobernante Partido Democrático Nacional, de
Mubarak, uno de los 10 aspirantes a la primera magistratura.
A causa del gran
analfabetismo en las áreas rurales, los candidatos son representados
con símbolos como la palmera o la medialuna, para hacer más fácil
el trámite a los votantes que no pueden leer los nombres en la
papeleta.
Un funcionario público
que atendía la mesa de votación dijo a IPS que los llamados a través
de los altavoces de las mezquitas se habían realizado por orden del
"señor" de la aldea, miembro del partido de Mubarak, pues
la jornada transcurrió con baja concurrencia a las urnas. Los señores
de las aldeas son designados por el aparato de seguridad egipcio.
"Tuve que votar
por el presidente (Mubarak). Ellos me dijeron en la puerta que tomara
(la papeleta con) la medialuna. Y así lo hice. No queremos problemas
y él va a ganar de todos modos", dijo a IPS Om Ahmed, una mujer
que se retiraba del centro de votación tras concurrir para no tener
que pagar la multa..
Mubarak ha gobernado
Egipto desde el asesinato de su predecesor, Anwar el Sadat
(1970-1981). Hasta la reforma de la Constitución, este año, para
habilitar la votación multipartidaria, el parlamento dominado por el
Partido Democrático Nacional nombraba a un solo candidato, es decir,
Mubarak, y los votantes tenían que marcar un "sí" o un
"no" en la papeleta.
Mubarak se vio
forzado a reformar la carta magna ante la creciente frustración y
enojo de la población por la corrupción rampante y la mala
administración del país que otrora fue líder en la región,
presentando él mismo el proyecto el 26 de febrero que luego fue
aprobado por el parlamento.
El cambio también se
debió a la presión del gobierno de George W. Bush y sus aliados en círculos
neoconservadores, que temían que el descontento público con las políticas
de Washington para Medio Oriente pudiera alimentar un sentimiento
antiestadounidense que acabara con líderes hostiles tomando el poder.
Las voces críticas
señalan que Mubarak está usando las elecciones, en las que se espera
que gane su quinto período de seis años, para legitimar a su régimen.
Mientras el ex militar de 77 años no está en absoluto preocupado por
perder, su campaña apostó a lograr una alta concurrencia a las urnas
que diera credibilidad a las elecciones.
Pero muchos egipcios
muy desconfiados del gobierno tras 24 años en los que sus vidas
mejoraron muy poco, han dicho que creen que votar es inútil y
decidieron quedarse en sus hogares.
Los analistas
estuvieron de acuerdo en que el mayor desafío de Mubarak no era
ganar, sino lograr una alta asistencia de votantes.
El semanario Afaq
Arabia indicó en un editorial publicado el martes que Mubarak
necesitaba dar una "falsa credibilidad" a las elecciones,
presionando para elevar la cantidad de votantes.
Bajo el título
"Desde los bastidores del teatro electoral del absurdo", la
publicación escribió: "La razón por la que las elecciones son
arregladas es que no sería razonable que el presidente Mubarak ganara
con sólo 10 por ciento de concurrencia de votantes, que es la cifra más
probable de asistencia".
Efectivamente, a
mediodía del miércoles, los medios de comunicación estatales y
otros partidarios de Mubarak estaban haciendo todo lo posible para
alentar a los ciudadanos a votar. Los altavoces montados sobre autos
atravesaban ciudades y aldeas, urgiendo a los ciudadanos a acercarse a
los circuitos.
Funcionarios
designados por el régimen emitieron "fatwas", o edictos,
afirmando que no era islámico eludir la elección, mientras que los
canales de televisión y las estaciones de radio dedicaron horas a que
los portavoces del gobierno testificaran "la alta
concurrencia" y "la limpieza de las elecciones".
La votación finalizó
a las 10 de la noche (hora local) del miércoles. En la mañana de
este jueves, los medios de comunicación estatales difundieron en títulos
la información de la alta concurrencia.
El título principal
del diario oficialista al-Ahram afirmó: "Millones votaron. La
concurrencia en aldeas excede a la de las ciudades".
Otro periódico del
gobierno, al-Gomhoria, afirmó: "Un nuevo amanecer para Egiptoà
Los egipcios respondieron al llamado de la democracia y acudieron en
gran número a las primeras elecciones presidenciales de candidatos múltiples".
La publicación
continuaba: "Millones eligieron al nuevo presidente con su propia
y libre voluntad, y con integridad y transparencia".
Pero la línea
oficialista fue duramente denunciada por candidatos opositores.
Algunos acusaron al gobierno de manipular el voto y de usar sobornos y
tácticas de intimidación.
El principal
competidor de Mubarak, el político liberal Ayman Nour, dio una
conferencia de prensa en la tarde del miércoles, en la que mostró un
sobre con una papeleta marcada con el nombre de Mubarak y 20 libras
egipcias (poco más de tres dólares), que eran entregadas a los
votantes a la entrada de algunos centros por miembros del partido
gobernante, según dijo.
"No hay
elecciones limpias", dijo Nour. "Aceptamos sólo los
resultados de elecciones libres y limpias, y no aceptaremos resultados
de elecciones arregladas".
Este jueves, Nour
dijo que su partido, el-Ghad, presentaría una denuncia cuestionando
los resultados ante el Comité de Elecciones Presidenciales, cuerpo
designado por el gobierno para regular los comicios.
El otro principal
contendiente, Noman Gomaa, del histórico partido al-Wafd, señaló
que sus seguidores notaron varias violaciones a la ley, como
incidentes de "votación forzada y organizada" en los que se
ordenaba a trabajadores del sector público a que votaran en masa por
Mubarak.
Para algunos
egipcios, como Om Ahmed, las elecciones fueron demasiado. "Que Alá
haga que todo esto termine", dijo. "Si no elegimos al
presidente pagamos multas. Y cuando lo elegimos no cambia nada. Que Alá
nos proteja de todo esto", sostuvo.
Pero algo podría
cambiar. En caso de que ninguno de los candidatos obtenga 50 por
ciento de los votos, está prevista una segunda vuelta electoral para
el 17 de este mes, en la que competirán los dos más votados.
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