Acusada de responder a intereses occidentales e israelíes
La ONU en la picota
Análisis de Ferry Biedermann
Inter
Press Service (IPS), 28/10/05
Beirut. Diversos acontecimientos de las últimas horas en
Líbano, Siria, Irán e Iraq dejan en entredicho en Medio Oriente el
papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), acusada de
responder a intereses occidentales e israelíes.
Este viernes, el libanés y prosirio Partido de Dios (Hezbollah)
aprovechó su manifestación antiisraelí anual para lanzar un mensaje
desafiante a la comunidad internacional, lo que demostró, otra vez,
cuán difícil es para la ONU abordar los problemas de Medio Oriente.
En el desfile anual del Día de Jerusalén, el líder de
Hezbollah, Hassan Nasrallah, arremetió contra dos informes de la ONU.
Uno de ellos llama al partido a dejar las armas, y el segundo
identifica a sus aliados sirios como sospechosos de haber asesinado al
ex primer ministro libanés Rafiq Hariri.
En el acto realizado al cabo del desfile en el sur de
Beirut, bajo la consigna "Jerusalén, estamos llegando",
Nasrallah consideró que "más de un informe internacional"
constituye "un sabotaje para el vínculo entre libaneses, entre
libaneses y palestinos y entre libaneses y sirios".
Hezbollah adoptó como propia la posición desafiante de
Siria en relación con la comunidad internacional. En ambos casos
cualquier alternativa viable parece difícil.
El gobierno de Siria sufrirá, probablemente, una ruptura
en torno de la cooperación con la investigación internacional del
asesinato de Hariri.
Para Hezbollah, única facción libanesa que aún no
abandonó las armas desde el fin de la guerra civil, hacerlo la llevaría
a perder el dominio político sobre la gran comunidad chiita del país.
Nasrallah y los sirios están preocupados. El líder de
Hezbollah pasó la mayor parte de su tiempo de un acto antiisraelí
para acusar a la ONU: los relatores del foro mundial, Terje Roed-Larsen
y Detlev Mehlis, están dominados por Israel, aseguró.
El discurso de Nasrallah muestra el nuevo y escarpado
territorio que cruza la ONU en Medio Oriente, región en que sufrió
una enorme pérdida de credibilidad a causa del conflicto en Iraq.
El dirigente libanés emitió apenas un ataque verbal,
pero esa desconfianza dio pie en 2003 a un atentado suicida que acabó
con una veintena de vidas en la sede del foro mundial en Bagdad.
Medio Oriente es hoy un muestrario de fallas de la ONU.
Al incesante conflicto palestino-israelí y la situación de Iraq, se
suman ahora la situación de Siria y Líbano y el programa nuclear de
Irán, un aliado clave de Hezbollah.
La investigación del asesinato de Hariri parece
evolucionar hacia un caso liso y llano de terrorismo internacional
apoyado por un estado. No tiene precedentes una investigación de la
ONU tan bien documentada, lo cual, sin embargo, no parece garantía de
respuesta internacional efectiva.
El caso de Irán parece más complicado. Resulta difícil
de obtener la prueba indiscutible de que Irán tiene la meta de
construir armas nucleares, además de que en su plan de desarrollo
energético no parece estar más que ejerciendo sus derechos.
Lo que no tiene cuestionamiento es que durante muchos años
Irán se negó a someterse al control de la Agencia Internacional de
Energía Atómica de la ONU, lo cual podría hacerlo objeto de
censura.
El llamado el jueves del nuevo presidente conservador de
Irán, Mahmoud Ahmedinejad, a "eliminar del mapa" a Israel
renovó las preocupaciones por el programa nuclear del país islámico.
Lo reconoció, incluso, Rusia, que hasta ahora se ha negado a
considerar acciones internacionales respecto de Teherán.
La desunión reinante en el Consejo de Seguridad de la
ONU tras un breve interludio de armonía tras el fin de la guerra fría
tuvo consecuencias desastrosas para Medio Oriente.
La prueba más tajante es Iraq. Cualesquiera sean los
aciertos y errores de la invasión, la relación entre miembros del
Consejo se exacerbó por la decisión estadounidense de actuar
unilateralmente.
En cuanto al conflicto palestino-israelí, un esfuerzo más
concertado de la comunidad internacional podía haber aliviado hace
mucho algunas de sus peores aristas.
Pero la ONU evitó una acción directa sobre la
construcción de asentamientos judíos en territorio palestino, y
también en respuesta al terrorismo antiisraelí.
De todos modos, la organización no ha renunciado a
abordar este conflicto, que la persigue desde su propia fundación.
El Consejo de Seguridad mostró una razonable unidad en
torno de Líbano y Siria, primero con la resolución 1.559 que exigió
la partida de las tropas sirias de territorio libanés y el desarme de
todas las milicias, en una alusión directa a Hezbollah.
Luego, se publicó el informe sobre el asesinato de
Hariri, tras la investigación encabezada por Mehlis. Y lo que se
viene parece, por lo menos, problemático.
Estados Unidos y Francia dejaron de lado sus entuertos
sobre Iraq y apoyan, junto con Gran Bretaña, un proyecto de resolución
muy duro que exige a Siria colaboración con la investigación.
Pero Rusia se ha comprometido a bloquear cualquier medida
que pueda derivar en sanciones contra su otrora aliada.
Con sanciones o sin ellas, parece poco probable que Siria
coopere con una pesquisa que apunta incluso contra familiares del
presidente Bashar al-Assad y altos funcionarios de su gobierno.
La comunidad internacional tiene muy pocas opciones en
relación con Siria, sin contar la acción militar, que nunca será
aprobada.
Lo mismo sucede respecto de Libano, donde nadie se atreve
a afrontar el problema del desarme de Hezbollah. Ni siquiera el actual
gobierno prooccidental y antisirio, que rechazó intromisiones a
"asuntos internos" al responder al informe de la ONU.
Y el problema es similar en torno de Irán: se sospecha
que la única motivación de su programa nuclear es militar, pero no
hay consenso internacional para actuar, y ni hablar de imponer
sanciones.
En una región donde el ejercicio "blando" del
poder ha tenido éxito en contadísimas ocasiones, el camino de las
canciones y de la intervención militar parece cerrado, tras el fiasco
en Iraq.
Si hay otra manera de solucionar los problemas, es hora
de que la comunidad internacional la encuentre.
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