Asesinato
del periodista y diputado libanésTueni: la CIA y el Mossad preparan
el terreno para un ataque
militar "preventivo" a Damasco. Detalle y objetivos: como
cierra la operación con el "terrorismo" de Al Qaeda y
quienes la impulsan.
Nueva
fase del "Plan Siria" diseñado por EEUU e Israel
Por
Manuel Freytas
IAR-Noticias, 13/12/05
Yibrán
Tueni, diputado y periodista libanés de 48 años de edad, contrario a
la presencia siria en su país, murió este lunes junto a tres de sus
hombres en el barrio cristiano de Mkales, al sureste de Beirut, tras
la explosión de un coche bomba.
La
muerte del parlamentario "antisirio" coincidió con la
presentación de la segunda parte del "informe Mehlis" sobre
el asesinato del ex primer ministro libanés, Rafik Hariri, que el
secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, tiene prevista para
este lunes.
De
acuerdo a los funcionarios intervinientes, se espera que este segundo
informe ofrezca "detalles" sobre el supuesto rol que jugaron
Siria y sus servicios de inteligencia en la muerte de Hariri a
principios de este año.
También
el asesinato del periodista coincide con el recrudecimiento campaña
mediática internacional lanzada por EEUU e Israel
orientada a acusar
a Siria de proteger a los grupos "terroristas" que amenazan
a la paz y estabilidad de la región.
La
Casa Blanca condenó este lunes el
asesinato del parlamentario libanés Yibrán Tueni y lo calificó como
un "acto de terrorismo" encaminado a imponer el dominio de
Siria en su país vecino.
"Su
asesinato es otro acto de terrorismo encaminado a intentar subyugar a
Líbano ante la dominación Siria", afirmó McClellan, quien no
atribuyó directamente el asesinato al gobierno de Damasco.
Camino
de Filadelfia, donde el presidente de EEUU, George W. Bush, pronunció
hoy un discurso sobre Irak, el portavoz de la Casa Blanca, Scott
McClellan, afirmó que Washington condena "tajantemente" el
asesinato de Tueni, conocido por su decidida oposición a la
injerencia de Siria en el Líbano.
Según
McClellan, el asesinato "está claramente encaminado a intimidar
a aquellos en Líbano que dicen lo que piensan de manera abierta y
valiente" y representa "un ataque violento y directo"
contra la libertad de prensa en Líbano.
El
portavoz hizo un llamamiento a la comunidad internacional para
"seguir insistiendo en hacer cumplir las resoluciones del Consejo
de Seguridad de la ONU para poner fin a la injerencia siria en el Líbano
de una vez por todas".
Por
su parte, el ministro sirio de Información, Mehdi Dakhlallah, negó
hoy cualquier implicación de su país en el atentado en el que murió
el conocido diputado y periodista libanés Gibran Tueni, cuyo convoy
sufrió la explosión de un coche bomba a su paso por un barrio
cristiano del este de Beirut.
"Detrás
de esto están los enemigos de Líbano", declaró Dakhlallah a la
cadena de televisión libanesa LBC.
En
cambio, el ministro libanés de Telecomunicaciones, Marwan Hamadeh, un
aliado de Washington, acusó hoy a Siria del atentado en el que murió
su sobrino y diputado Yibran Tueni y amenazó al Gobierno con dimitir.
El
ministro libanés exige la constitución de un tribunal internacional
de la ONU con la misión de investigar la serie de atentados con bomba
que está sacudiendo al país y "los continuos crímenes del régimen
sirio".
Las
similitudes con el asesinato de Hariri
La
muerte del periodista y legislador libanés guarda "extrañas
similitudes" con el asesinato del ex premier libanés, Rafic
Hariri, también por un coche bomba en febrero de este año, cuya
responsabilidad Washington y Tel Aviv atribuyeron a los servicios
secretos sirios.
Inmediatamente
después del atentado, y a pesar del que el sector de Hariri estaba
manteniendo una postura "dialoguista" con Damasco, el eje
Washington Tel Aviv acusó a Siria de estar detrás de la operación
de asesinato de Hariri y comenzó a presionar en la ONU para que ese
país retire sus tropas de Líbano.
Fuentes
del gobierno sirio, por su parte, señalaron que las imputaciones de
EEUU e Israel en su contra formaban
parte de una operación mediática internacional cuidadosamente
preparada por la CIA y el Mossad, cuya trama empezó a desarrollarse
tras el asesinato con las denuncias de las planas mayores de
Washington y Tel Aviv.
Portavoces
de Damasco señalaron queel asesinato de Hariri tenía que ver con la
preparación de un "clima anti-Siria" que habían lanzado la
Casa Blanca y el Pentágono como marco justificatorio para las
operaciones militares que tienen previstas contra Siria y las
organizaciones que operan contra Israel desde territorio libanés.
En
opinión de los voceros de Damasco, el sector "anti_Sirio"
de Hariri, tras su derrota, había perdido predicamento político, y
su asesinato no hizo otra cosa que fortalecer a la oposición al
gobierno y a los grupos pro-estadounidenses que piden el retiro de las
tropas sirias del Líbano.
Hariri
mantenía una postura dialoguista tanto con el gobierno pro-sirio como
con las organizaciones armadas islámicas, y apostaba a tomar de nuevo
el poder en un proceso democrático, por lo que su asesinato no
benefició a Siria sino a los que impulsan la fractura del Libano.
La
operatoria de la CIA y el Mossad con el "terrorismo"
Tras
el asesinato de Hariri, medios árabes, entre ellos la cadena Al
Jazeera, habían señalado que el explosivo utilizado para el atentado
no formaba parte del arsenal de ninguna organización islámica de la
región, y su alto potencial (mató a Hariri y a sus escolta completa,
además de otras personas) quedó demostrado en el cráter de casi 10
metros de diámetro que dejó.
La
prensa árabe reveló peritajes de los servicios secretos libaneses señalando
que el material explosivo utilizado en el atentado sólo se encuentra
en poder de la CIA, el Mossad israelí y el M-16 británico, y
proviene de la central nuclear de Dimona en Israel.
Tanto
la operación con el asesinato de Hariri, como el crimen del
periodista libanés, Tueni, se orientan a probar que Siria sigue
estando detrás de todas las operaciones terroristas a través de la
presencia en su territorio de bases y campos de entrenamientos de
"extremistas" islámicos.
Según
coinciden varios expertos y fuentes de inteligencia árabe, los últimos
ataques "terroristas" de Al Qaeda a los hoteles en Jordania
se orientaron a preparar un clima "anti-sirio" entre el
establishment de poder de ese país.
No
bien consumado los ataques terroristas en Jordania, EEUU e Israel
desarrollaron el mismo esquema que utilizaron con el asesinato de
Hariri en Líbano: culparon del atentado a las fuerzas
"terroristas" de Al Qaeda con bases operativas en Irak y
Siria.
Como
siempre, la auto-adjudicación de Al Qaeda de los atentados resultó
totalmente funcional a las acusaciones contra Siria emanadas de
Washington y Tel Aviv.
La
complicidad de la ONU y de la UE
En
noviembre pasado, Detlev Mehlis, un investigador alemán contratado
por la ONU para investigar el asesinato de Rafiq Hariri, publicó un
polémico informe que lanzaba acusaciones sin pruebas contra los
servicios secreto sirios basadas en las "confesiones" de un
supuesto desertor sirio.
El
documento intentaba dar sustento a las acusaciones sobre la
participación de Siria en el asesinato provenientes de los más altos
funcionarios de Washington y Tel Aviv, incluidos los presidentes
George W. Bush y Ariel Sharon quienes señalan a ese país como el
responsable del atentado explosivo que terminó con la vida de Hariri
y 7 de sus custodios.
Sobre
la base de este informe EEUU e Israel están operando una nueva
resolución de condena a Siria en la ONU por proteger al
"terrorismo", tanto de Irak como del Medio Oriente,
desestabilizando y poniendo en peligro a toda la región.
Desde
el lado de los sirios les responden -casi sin eco en la estructura de
los medios masivos- que lo único "amenazado" con su
presencia en el Libano es la expansión del dominio del Estado de
Israel, socio estratégico y privilegiado de las políticas
depredadoras de EEUU en todo el Medio Oriente.
La
maniobra contra Siria cuenta con el visto bueno de la ONU, la Unión
Europea, Rusia y países de la Liga Arabe implicados en los intereses
económicos de la dominación
imperial judeo-norteamericana, tanto en Medio Oriente como en la zona
del Golfo.
Como
ayer Saddam y su régimen, hoy es Siria quien se encuentra imputada de
"dictadura protectora de terroristas".
Las
grandes cadenas internacionales, habituales usinas mediáticas de la
CIA, realizan por su parte una desembozada campaña "anti-Siria"
recreando en sus contenidos y titulares el modelo paradigmático de
acusaciones a Siria realizadas por los funcionarios de Washington y
Tel Aviv.
Jordania,
Egipto y la Autoridad Palestina (aliados de Washington y Tel Aviv)
coinciden con Israel y EEUU en el mismo objetivo de exterminar a las
organizaciones guerrilleras (Hamas y otros) que se oponen a la expansión
y ocupación de las tropas sionistas de Israel en Palestina, Líbano y
Medio Oriente.
Y
también coinciden con la "apreciación" del Pentágono: las
bases operativas, logísticas y organizacionales de estas formaciones
"terroristas" se encuentran en Siria.
Expulsada
Siria del Líbano en cumplimiento de una resolución de la ONU
refrendada por la Unión Europea, queda abierta la puerta para una
intervención militar estadounidense-israelí orientada a exterminar
las bases logísticas y los comandos operativos de las organizaciones
armadas que combaten a Israel y a EEUU en la región, principalmente
en Irak y Palestina.
Por
lo tanto: el "objetivo" convergente es un ataque militar
"preventivo" a Siria, según consignan fuentes de la la
inteligencia siria y analistas militares árabes.
El
gobierno sirio, según el decálogo bushiano de la Casa Blanca, cumple
acabadamente con el modelo: es un régimen "dictatorial" que
protege y promueve al "terrorismo".
El
"Plan Siria"
La
Operación Siria, pieza maestra del plan, busca como objetivo estratégico
afianzar el control de las reservas energéticas en el Medio Oriente y
en los Estados del Golfo, asegurar una base de control geopolítico-militar
con proyección al Asia, y
seguir con las conquistas de nuevos mercados, apoyándose en el poder
nuclear-militar de Israel a nivel regional.
El
plan tiene a Jordania, Egipto, y
a algunos países de la Liga Arabe como aliados,
y cuenta con que la mayor parte de los emiratos mantengan una
actitud pasiva como la que tuvieron con Irak.
Los
especialistas árabes y sirios coinciden en el plan de inteligencia
militar y de acción psicológica mediática para justificar las
operaciones militares contra Siria es un calco del que utilizaron para
invadir Irak:
1)Demostrar
que Siria apoya al "terrorismo internacional",
2)
Siria "amenaza la seguridad de sus vecinos",
y está en posesión de armas de destrucción masiva.
Entre
las tesis justificatorias (constantemente recreadas
por las usinas mediáticas de la CIA) se cuentan:
A)
Siria pone en peligro la
paz en Medio Oriente, y su presencia militar puede embarcar a la región
en otra cruel guerra civil como la que vivió el Líbano en la década
del 70.
B)
La situación del Medio Oriente amenazado por red internacional del
"terrorismo islámico" con bases en Siria, justifica una
operación militar contra Damasco para exterminar la cabeza de hiedra
de la "amenaza islámica" a la región.
Las
ideas fuerza de "Siria protectora de terroristas", lanzadas
masivamente por medio de consignas periodísticas, "cierran"
con el plan madre del sionismo judeo-norteamericano de Washington
fogoneado por la troyka de expertos neoconservadores del Lobby judío-cristiano
de la Casa Blanca y el Pentágono.
Este
lobby, dirigido políticamente desde la Casa Blanca por el
vicepresidente Dick Cheney, y liderado en la secretaría de Defensa
por su titular, Donald Rumsfeld, representa en esencia el interés de
las armamentistas, las petroleras
y los consorcios de servicios que operan contratos millonarios
con el Pentágono estadounidense.
El
grupo de neoconservadores, ejecutor de la línea matriz de la política
exterior norteamericana desde el 11-S, defiende abiertamente la
intervención militar en todo el mapa de Medio Oriente para eliminar
"la amenaza árabe a Israel".
Después
de planificar la invasión a Afganistán (bajo el pretexto de destruir
a la red "Al Qaeda"), y de la ocupación militar de Irak
(bajo el pretexto de terminar con las armas de destrucción masiva de
Saddam Hussein) el lobby y los halcones norteamericanos, fortificados
por la reelección de Bush, y contando con la sumisión de Europa y de
Rusia a la "guerra contraterrorista", han puesto la mira en
tres países claves: Siria, Líbano e Irán.
Tras
el apoderamiento militar de Irak, y la retirada de las tropas sirias
del Líbano, en el tablero sólo quedan dos países fuera de control:
Irán y Siria.
Siria
es un objetivo aún más "inmediato" que Irán, dado que el
Pentágono necesita neutralizar una posible convergencia masiva de los
guerrilleros islámicos (provenientes de Siria y el Medio Oriente) a
Irán en caso de que este sea atacado militarmente por EEUU.
En
este contexto estratégico, también motorizado por los ataques
terroristas de "Al Qaeda", tanto en Egipto como en Jordania,
conforman la fase preparatoria final para los comienzos de una nueva
operación contra Siria del eje EEUU-Israel-Unión Europea en la ONU,
asentada por nuevas resoluciones y declaraciones condenatorias a las
"bases terroristas" de ese país.
El
territorio y las tropas jordanas, bajo control operacional de
oficiales israelíes y norteamericanas, servirían de nueva cabeza de
playa fronteriza para un ataque militar de EEUU a Siria.
As
u vez la "Operación
Jordania" con Al Qaeda buscaría consolidar una "triple
frontera" militar contra Siria (Irak al Este, Líbano al Oeste,
Jordania al Sur) desde la cual emprender una acción envolvente contra
el gobierno de Damasco, para establecer en su lugar un régimen títere
y funcional a la estrategia judeo-norteamericana en la región.
Cumplimentados
estos requisitos -según los expertos árabes y sirios- queda
despejado el camino para el comienzo de los ataques militares aéreos
contra Siria, complementados por operaciones especiales terrestres
lanzadas desde las "cabeceras de playa" en Jordania y el Líbano.
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