Dos estudios denuncian
el elevado índice de pobreza en Israel y en los territorios ocupados.
El 16% de los habitantes de Gaza y Cisjordania viven con 1,2 euros al
día
El precio de la
ocupación
Por Joan Cañete Bayle
Corresponsal en Jerusalén
El Periódico, 19/12/05
Hay muchas formas de
medir el conflicto entre palestinos e israelís. La macabra, por
muertos; la cínica, por planes de paz fracasados; la pesimista, por
treguas rotas. Y, por supuesto, tratándose de dos economías tan
interrelacionadas --los palestinos necesitan que Israel emplee a sus
trabajadores; los israelís, que los palestinos aumenten su mercado de
consumo interno-- también se pueden usar conceptos económicos. En
este sentido, dos recientes estudios ofrecen unas cifras alarmantes:
el 48% de los habitantes de Cisjordania, el 65% de los de Gaza y el
34% de los de Israel son considerados pobres.
En el caso palestino,
un estudio de la ONU afirma que el 37% de los habitantes de los
territorios ocupados tuvieron problemas para adquirir comida durante
el 2005. Según la Oficina Central de Estadísticas de la Autoridad
Nacional Palestina (ANP), el 16% de los palestinos viven cada día con
7 shekels (1,2 euros), porcentaje que el Banco Mundial alerta que podría
crecer el próximo año hasta el 35%.
El paro alcanza el 28%,
y el 57% de los considerados pobres trabajan, lo que significa que su
sueldo es inferior al de la línea de la pobreza (1,6 euros por
persona y día). El estudio de la ONU afirma que el alto porcentaje de
desempleo se debe en gran medida a las restricciones de movimiento
ocasionadas por los cierres de poblaciones y carreteras.
Economía subsidiada
La economía palestina
está subsidiada por la comunidad internacional. Durante el 2005, sólo
la ONU invirtió más de 400 millones de euros (66.000 millones de
pesetas) en ayuda humanitaria y al desarrollo, a lo que hay que añadir
el dinero procedente de donantes como la Unión Europea (UE), EEUU o
Japón.
La ANP, en realidad,
gestiona la ayuda internacional, ya que no dispone de las herramientas
económicas (control de aduanas, una moneda, un mercado con límites
claros...) con las que elaborar políticas econó-
micas, por no hablar de
la destrucción de las infraestructuras y del tejido social tras más
de cinco años de dura represión militar.
La situación de Israel
tampoco es boyante. En los últimos dos años con Binyamin Netanyahu
al frente del Ministerio de Economía, el Estado hebreo ha salido de
una grave crisis económica y ha pasado de un crecimiento negativo del
0,7% en el 2002 al 6% en el 2005, y de una tasa de paro del 10% al
8,9%.
Pero las recetas
neoliberales de Netanyahu --reducción de los gastos sociales,
privatizaciones, y precarización del trabajo...-- han tenido efectos
devastadores. Según un informe del Centro Adva para la Información
en Igualdad y Justicia Social, las diferencias entre pobres y ricos en
el país han aumentado hasta niveles "peligrosos".
Desigualdades
El Informe Adva afirma
que el 20% más rico de la población se reparte el 44% de los
ingresos del país, y que un tercio de los considerados pobres tienen
empleos por los que reciben un sueldo por debajo del mínimo (unos 500
euros al mes por familia). El estudio prueba que el crecimiento económico
ha beneficiado sólo a unos sectores determinados (judíos de origen
ashkenazi, que se dedican a profesiones liberales), y que los judíos
de origen sefardí y los árabes israelís cada vez están más lejos.
El gobernador del Banco
de Israel, Stanley Fischer, afirmó que el 40% de los pobres de Israel
son árabes o judíos ultraortodoxos.
El recorte de gasto
social en una sociedad en la que aumentan las diferencias entre ricos
y pobres tiene unas consecuencias fácilmente imaginables. Por eso,
Fisher recomendó que los próximos presupuestos aumenten las partidas
para Educación en las capas más desfavorecidas, incluyan cursos de
reciclaje para adultos y asistencia a parados y a la tercera edad.
Seguridad civil
Pero estas decisiones
de tipo político no son fáciles en un país que dedica entre el 1,5%
y 3% de su Producto Interior Bruto (PIB) a la seguridad civil y al que
la ocupación de los territorios palestinos le supone un gasto
ingente. Otro informe de Adva sostiene que entre 1967 y el 2003 Israel
se gastó en los asentamientos en Gaza y Cisjordania 37.000 millones
de euros.
Los colonos cuentan con
beneficios fiscales y subvenciones especiales. La media de las
compensaciones que reciben las algo más de 2.000 familias evacuadas
de Gaza oscila entre los 292.000 y los 620.000 euros. Entre 1987 y el
2005, el Ministerio de Defensa ha recibido partidas extraordinarias
"para sucesos en los territorios" valoradas en 5.400
millones de euros, a añadir a los presupuestos ordinarios. El coste
del muro de Cisjordania ha aumentado, al añadirle 350 kilómetros
dentro de la Línea Verde, lo que eleva la inversión en la barrera a
668 millones de euros. Una ocupación muy cara para ambas partes.
|