EEUU,
Israel y Gran Bretaña ya estarían considerando la utilización de la
fuerza militar, más allá de la decisión que adopte el Consejo de
Seguridad. El conflicto divide a las potencias capitalistas.
Aumenta
la estimación de un "ataque preventivo" de EEUU e Israel
contra Irán
IAR–Noticias,
23/01/06
Una
mayoría de analistas y expertos de EEUU y Europa coinciden en que
EEUU, Gran Bretaña e Israel, ya están considerando el uso de la
fuerza militar contra Irán, luego de que el gobierno de ese país
decidiera reanudar las actividades de su programa nuclear.
"La
opción militar ya está bajo estudio, pero no hablan públicamente de
eso pues sería muy impopular", señaló a la agencia IPS el
analista Alí Ansari, un experto en Irán del Royal Institute for
International Affairs (Instituto Real para Asuntos Internacionales),
con sede en Londres.
La
consideración de un ataque pone a Gran Bretaña, Estados Unidos, y su
socio encubierto, Israel, en una posición muy similar a la que
adoptaron antes de la invasión a Irak, en marzo de 2003.
Si
fracasa la agenda del eje Washington–Londres–Tel Aviv en el
Consejo de Seguridad de la ONU, con apoyo de algunos aliados europeos
éste podría actuar por su cuenta como en Irak.
Cualquier
decisión del Consejo de Seguridad podría ser vetada por China y
Rusia, que en cierta medida han respaldado a Teherán. El gobierno
ruso, de hecho, colabora en la construcción de una central nuclear en
la sudoccidental ciudad iraní de Bushehr.
Si
bien la mayoría de los expertos considera que una acción militar de
EEUU e Israel contra Irán
es irreversible , persisten interrogantes en cuanto a la modalidad de
esos ataques (ataques preventivos o invasión),
tiempo de ejecución (después de la sanciones económicas, o
antes de cualquier sanción en la ONU), y las posibles reacciones que
producirá en la comunidad internacional (aliados europeos, china y
Rusia, Irak y Medio Oriente, comunidad musulmán a nivel
internacional, etc).
Un
conjunto de analistas dentro de EEUU estima que después de la
experiencia de Irak hay que descartar una invasión militar, dado que
Irán es una potencia militar que ha desarrollado una red defensiva
estratégica infinitamente
superior a la del Irak de Saddam Hussein.
Otro
obstáculo que podría plantearse en la planificación de un ataque aéreo
de Gran Bretaña, Israel y
Estados Unidos es la resistencia de Alemania y Francia, que en 2003 se
opusieron a la invasión a Irak. Esos países –en la opinión de
muchos analistas– a lo
sumo aceptarían una acción militar "preventiva" limitada.
Por
lo tanto, la estimación general es que las acciones contra Irán van
a ser en la modalidad de los "ataques preventivos"
escalonados, tal cual como se desarrollaron en la llamada "zona
de exclusión" contra Irak antes de la invasión en marzo de
2003.
Según
las estimaciones, el objetivo prioritario de los halcones de
Washington y Tel Aviv consistiría
en bombardear ciertas instalaciones nucleares iraníes para retrasar
los progresos de Irán hacia la obtención de la bomba.
No
obstante la precisión milimétrica de las bombas de alta tecnología,
se estima que los bombardeos "selectivos" podrían terminar
con la vida de civiles
inocentes como sucedió con los bombardeos en la "zona de exclusión"
iraquí.
La
otra duda que persiste es si la participación israelí en las
operaciones de ataque va ser directa o en forma encubierta tal cual
sucedió durante la invasión y ocupación de Irak.
Según
el pensador de Izquierda, James Petras (que se juega con la
participación directa de Israel en los ataques), "la mayor parte
de las discusiones y debates en EEUU sobre la agenda de guerra de
Israel (contra Irán) han estado dominados por las organizaciones
pro–Israel que se encargan de transmitir las posiciones estatales de
este país".
Para
Petras, "un ataque israelí por tierra y aire sobre Irán tendría
consecuencias militares catastróficas para las fuerzas
estadounidenses y graves pérdidas de vidas humanas en Irak, pudiéndose
asimismo prever estallidos de violencia militar y política contra los
regímenes árabe–musulmanes que siguen a EEUU, como Arabia Saudí y
Egipto, que quizá acaben derrocados".
Otros
analistas estiman que un ataque israelí–estadounidense a Irán uniría
a chiíes y sunies en un mismo frente anti–EEUU en Irak y generaría
un proceso de resistencia armada generalizada en todo el Medio
Oriente.
El
primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, dijo hace dos semanas
que la opción militar no estaba descartada, y subrayó que la decisión
de enviar el asunto al Consejo de Seguridad ONU era sólo el primer
paso. "Entonces tendremos que decidir qué medidas tomar, y por
supuesto no descartamos ninguna", afirmó.
El
sucesor de Sharon, Ehud
Olmert, primer ministro interino israelí, dijo la semana pasada que
"bajo ninguna circunstancia" Israel permitirá que un Estado
con "intenciones hostiles" posea armas nucleares.
Según
James Petras, los altos mandos israelíes han pronunciado la fecha de
finales de marzo como plazo para lanzar un ataque militar contra Irán.
"La
idea implícita en esa fecha –señala Petras– es la de aprovechar
el tiempo que queda para intensificar las presiones en EEUU y forzar
la cuestión de las sanciones en el Consejo de Seguridad. La táctica
es chantajear a Washington con la amenaza de la “guerra o nada” y
presionar a Europa (principalmente a Gran Bretaña, Francia, Alemania
y Rusia) para que aprueben las sanciones".
En
diciembre pasado, antes de ser internado, el primer ministro israelí,
Ariel Sharon, desmintió que
haya ordenado o tenga la intención de atacar supuestas instalaciones
nucleares de Irán, pero un vocero del Ministerio de Defensa israelí
insiste con que "no debe descartarse esa opción".
La
información fue publicada por el diario británico Sunday Times, cuyo
corresponsal en Israel afirmó, citando fuentes militares, que Sharon
ordenó a las Fuerzas Armadas de su país prepararse para un posible
ataque contra Irán en marzo próximo.
Según
el rotativo londinense, Sharón ordenó a las FFAA comenzar los
preparativos cuando los espías militares le advirtieron que Irán
comenzó las operaciones en unas instalaciones para enriquecer el
uranio, paso previo para obtener la bomba atómica.
El
Sunday Times señala que observadores militares de este país,
estacionados en el norte de Irak, descubrieron instalaciones iraníes
para el enriquecimiento de uranio, lo que daría al Gobierno de Irán
la posibilidad de producir armas atómicas.
También
en diciembre, el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu
(1996–1999) llamó a realizar ataques preventivos contra supuestos
sitios nucleares enemigos.
Netanyahu
es uno de los principales candidatos para ganar las próximas
elecciones en ese país el 28 de marzo próximo, sobre todo tras la
sorpresiva salida de la política del primer ministro Ariel Sharon, víctima
de un infarto cerebral masivo.
Según
el Times de Londres, la orden de preparar los ataques contra irán
partió del Ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, hasta llegar al
Jefe del Estado Mayor, durante la primera semana de diciembre.
El
9 de diciembre el Ministro de Defensa afirmó que, en vista de los
planes nucleares de Teherán, Tel Aviv “no iba a contemplar
negociaciones diplomáticas sino que iba a preparar otras
soluciones”.
El
Times señala que Ahron Zoevi Farkash,jefe de la inteligencia militar
israelí, declaró en el parlamento israelí (Knesset) que “a
finales de marzo, si la comunidad internacional es incapaz de remitir
la cuestión iraní al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
podemos decir que los esfuerzos internacionales han agotado sus
posibilidades”.
Para
que Israel pueda llevar a cabo un ataque o contraataque nuclear deben
dar la autorización cuatro personas a la vez: el jefe del Gobierno;
el ministro de Defensa; el jefe del Estado Mayor y el comandante de la
Armada.
Aunque
el alto mando israelí dice que no está previsto un ataque contra Irán,
la dirigencia política ultraderechista –según lo que trasciende en
la prensa israelí– ha empezado a barajar la posibilidad de una opción
militar, ya sea independiente o en conjunto con otros países.
Tanto
EEUU como Israel son renuentes a decir que hay en marcha un plan de
ataque, pero tampoco descartan esa opción.
Según
Petras, "durante más de una década, la prioridad fundamental
para Israel y sus partidarios estadounidenses ha sido la de presionar
a EEUU para que entre en confrontación con Irán vía sanciones económicas
y ataques militares".
En
junio de 2004, Seymour Hersh, el semanario The New Yorker, señalaba
que comandos israelíes y estadounidenses han venido efectuando
misiones secretas de reconocimiento en Irán desde el último verano
boreal, con el propósito de localizar eventuales objetivos nucleares
y químicos.
El
fin de esas misiones secretas, según Hersh, ha sido obtener información
sobre una treintena de sitios estratégicos, y la operación habría
sido efectuada por comandos y fuerzas especiales israelíes con la
finalidad de espiar el supuesto programa nuclear de Teherán.
El
objetivo –según fuentes del pentágono citadas por Hersh–
era identificar y aislar tres docenas, y tal vez más, de
objetivos de ese tipo que pudieran ser destruidos en ataques de
precisión y breves incursiones de comandos.
Según
la informaba la agencia Associated Press, en diciembre pasado, algunos
expertos argumentan que un ataque militar sería imposible debido a la
carencia de información de inteligencia acerca de los blancos, a la
existencia de múltiples instalaciones atómicas dispersas por todo el
territorio de Irán, algunas de ellas subterráneas o excavadas en las
montañas, y a los cada vez más sofisticados sistemas de defensa del
país.
Pero
otros dicen que sí es posible, por medio de una combinación de
misiles de precisión, bombas capaces de penetrar los refugios,
potencia aérea y fuerzas de infantería de elite para penetrar en los
lugares más inaccesibles.
Algunos
señalan –citando a la inteligencia militar israelí– que la fecha
del ataque puede ser fijada después de que la ONU ponga en marcha
severas sanciones a Irak, estimadas para el mes de marzo próximo.
Según
los expertos, Israel como Irán ya están preparados para lo que venga
después de la ruptura de las negociaciones en la ONU.
Irán
divide al capitalismo
Según
James Petras, "los lobbys más importantes que trabajan para
Israel han logrado alinear a una mayoría de integrantes del Congreso
y del Senado estadounidenses para que presionen en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas y que éste ponga en marcha sanciones
económicas contra Irán o, en el caso de que esa acción fracasara,
para que endosen la acción “defensiva” de Israel".
Estados
Unidos y Gran Bretaña han rechazado las propuestas de Irán de volver
a negociar su programa nuclear, pero Rusia y China han urgido a la
comunidad internacional a continuar dialogando con Teherán, en lugar
de amenazar al país con sanciones económicas.
Según
James Petras, "EEUU intentaría presionar en ese momento a Rusia
y a China para que votaran a favor de las sanciones o se abstuvieran.
Hay razones para dudar de que ambos países, o alguno de ellos, se
avengan a renunciar a las transacciones comerciales de miles de
millones de dólares en petróleo, armas y asistencia nuclear con Irán".
Washington,
Londres, Tel Aviv, Berlín y París quieren que el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas discuta sanciones contra la nación
islámica.
Un
funcionario de EEUU describió la propuesta iraní de sentarse
nuevamente en la mesa de negociaciones como "cortina de humo
diplomática" destinada al fracaso, según la cadena BBC.
La
crisis iraní será discutida en una reunión del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Viena, del 2 al 3 de
febrero.
Las
potencias europeas aliadas de EEUU e Israel consideran
que la decisión iraní de quitar los sellos de la ONU y de
retomar las investigaciones sobre el enriquecimiento del uranio
significa que se ha pasado de la raya y que de nada sirve, por ahora,
la diplomacia.
Occidente
e Israel dicen que no se puede tener confianza en Irán y que la
tecnología empleada para enriquecer uranio para combustible más
tarde podría servir para provocar explosiones nucleares.
Si
uno domina una de estas técnicas, domina la otra. Esto le permitiría
a Irán abandonar el Tratado de No–Proliferación Nuclear y fabricar
armas nucleares, señalan los expertos de la UE.
Rusia
y China deben analizar sus diferentes intereses económicos y energéticos
antes de tomar una decisión frente a un posible consumado de ataque
militar de EEUU e Israel contra Irán.
Rusia
ha sido uno de los principales distribuidores de tecnología nuclear
desde 1979, y en 1995 construyó una planta nuclear en Bushehr, según
informó el diario británico Financial Times.
La
ex Unión Soviética tiene años abasteciéndole de sofisticados
sistemas de armas, entre los que destaca el sistema antimisiles Tor
M–1, de mil millones de dólares, capaz de abatir aviones que
intenten atacar instalaciones protegidas. Rusia también le vendió
misiles de uso naval y modernizará la Fuerza Aérea de Irán.
Hace
pocos meses, un cohete ruso puso en órbita un satélite espía iraní,
el primero de un total de ocho contratados por este país.
Sin
embargo –dice el Financial Times– la exportación nuclear sólo
representa un pequeño porcentaje de todo el comercio ruso con Irán,
que incluye petróleo, gas, líneas ferroviarias y comunicaciones.
Una
situación de bloqueo comercial de Irán en la ONU pondría al
gobierno de Putin en una encrucijada de difícil resolución.
¿Qué
tipo de sanciones estarían orientadas contra el comercio, en especial
contra el petróleo y el gas iraní?
El
petróleo y el gas, además de los productos mineros, representan el
86% de las exportaciones iraníes, según la OMC.
Para
un conjunto de expertos, a EEUU le podría resultar difícil convencer
a las potencias capitalistas imbricadas en intereses comerciales
con Irán de que es necesario tomas medidas militares contra ese país.
La
mayoría considera poco probable
que China, que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad y está
buscando petróleo en todo el mundo, vote a favor de un embargo
petrolero, ya que en noviembre de 2004 firmó un importante convenio
con Irán para comprar su petróleo y su gas, en un acuerdo estimado
por los chinos en US$70.000 millones.
China,
la economía mundial con mayor nivel de crecimiento está necesitada
de fuentes energéticas estables que garanticen su desarrollo. Para la
potencia asiática no hay nada más importante que el abastecimiento
energético.
Desde
2004 China viene advirtiendo que se opondrá a cualquier plan para
llevar el programa nuclear iraní alas Naciones Unidas.
También
otro importante gigante asiático, Japón,
es el principal importador de petróleo iraní y no querría
que se reduzca mucho ese comercio.
Para
James Petras la propuesta de Washington en la ONU "no es más que
una estratagema propagandística para provocar el rechazo iraní, y un
medio de asegurar el apoyo de Europa para que el Consejo de Seguridad
decida imponer sanciones a nivel internacional".
Para
el pensador estadounidense la decisión de los halcones sionistas de
atacar a Irán ya está decidida, con EEUU o sin EEUU. Pero hay que
tener en cuenta que la acción militar contra Irán está siendo
impulsada por las organizaciones sionistas imbricadas en el lobby judío
que opera simultáneamente en Washington y en Tel Aviv.
Cuando
se habla del lobby judío en EEUU, se habla, antes que nada,
de una gigantesca maquinaria de presión económica y política
que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder
institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono,
Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de
inteligencia, entre los mas importantes.
A
través del lobby judío el Estado militarista de Israel consigue
imponer sus propias estrategias en la agenda exterior norteamericana,
principalmente en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde se mimetiza
con las posiciones oficiales de la representación de Washington en
ese organismo clave de la política internacional.
Ese
es el punto clave a tener en cuenta a partir del pronosticado fracaso
–según los expertos– de las negociaciones en la ONU.
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