EEUU,
Israel y la UE inician el camino trillado hacia la guerra preventiva
contra Irán
Por
Antonio Maira
InSurgente,
08/02/06
Los
EEUU no tienen prisa –al menos hasta que su ejército de operaciones
salga del pantano de Irak– por acelerar una crisis contra Teherán
sino, de momento, por plantearla como tal ante la comunidad
internacional. La calificación del deseo de intervención armada de
Washington en Irán como “crisis”, es precisamente el envío del
dossier Irán ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La
coartada para este envío, realmente escandalosa, ha consistido en la
fabricación de una sospecha sin prueba alguna, que además de
convertir la mentira en probabilidad que debe ser vigilada por la
comunidad internacional, realiza dos milagros de un solo golpe de
magia.
El
menor de los milagros es que invierte la carga de la prueba hacia
obligaciones imposibles: Irán –como Irak hace tres años– tendrá
que demostrar que no tiene intención de fabricar armas nucleares. Más
aún, aunque Irán autorice los controles de la Organización
Internacional de la Energía Atómica y la visita de cientos de
inspectores, esa funesta sospecha se convertirá progresivamente –a
lo largo de las etapas del Método– en un conflicto mundial que
exigirá la intervención de la “comunidad internacional”.
El
milagro mayor es que la conducta que le ha servido a EEUU y sus cómplices
europeos para fabricar la sospecha –y que ha sido por lo tanto
criminalizada–, el enriquecimiento de uranio– es una actividad
absolutamente legal para los firmantes (Irán, por ejemplo) y no
firmantes (Israel, por ejemplo) del Tratado de No Proliferación
Nuclear.
El
Método tal como se puede rastrear en Falsimedia
Veamos
lo que podemos extraer echando un vistazo a los ejemplares de El País
de los días 4 y 5 de febrero.
Día
4. En la página 8, en un artículo de carácter técnico y de
apariencia secundaria titulado “Los Países No Alineados intentan
suavizar la resolución de las grandes potencias sobre Irán”, el
periódico comenta los detalles de la reunión en el Organismo
Internacional para la Energía Atómica (OIEA).
Después
de explicar que los países no alineados (15 de 35 en Junta de
Gobernadores) pretenden suavizar el lenguaje de la resolución e
“incluso” eliminar el punto 2 en el que se pide al director de la
OIEA que “informe al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que
la Junta de Gobernadores solicita de Irán el fin de la actividad
nuclear relacionada con el enriquecimiento de uranio y la puesta en práctica
medidas de transparencia”, El País explica:
“Las
potencias occidentales no manifestaron su contrariedad por estas
propuestas, según fuentes diplomáticas europeas, ya que el principal
objetivo era lograr el máximo consenso, como marca la tradición en
la toma de decisiones de la OIEA, o al menos el mayor número de votos
favorables a su resolución”. No importa, pues, el contenido de la
resolución como sigue aclarando más tarde.
“Además,
como señalan las citadas fuentes, ‘lo importante para EEUU es que
el dossier iraní llegue al Consejo de Seguridad de la ONU. Nadie se
acordará dentro de unos meses si llegó por consenso o con muchos o
pocos votos. Lo importante es que estará allí y se abrirá una nueva
dinámica diplomática’”.
“Sacar
el caso de si Irán cumple o no con sus obligaciones internacionales
como país firmante del Tratado de No proliferación Nuclear (TNP) del
marco técnico de negociación del OIEA para pasarlo a una instancia
superior, y mucho más política como es el Consejo de Seguridad, es
una de las grandes preocupaciones de los No Alineados. Estos temen no
sólo que se pueda repetir un fiasco como el de Irak sino que el
camino seguido hoy por Irán sea el que les toque andar a ellos el día
de mañana.”
En
una separata a pie de artículo, Las sanciones tendrán que esperar,
El País, da por sentado que habrá sanciones, cuya demora
evidentemente lamenta, y expresa claramente el tránsito desde la
sospecha sin prueba alguna, a la evidencia tramposa:
“La
implicación del consejo de seguridad de la ONU en la crisis nuclear
iraní no implicará la imposición a corto plazo de sanciones al
Gobierno de Teherán. Previsiblemente pasarán bastantes meses antes
de que se compruebe que Irán incumple sus obligaciones como país
firmante del tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que,
efectivamente, está desarrollando armas atómicas– y de que las
grandes potencias se pongan de acuerdo, si es que lo hacen sobre las
sanciones” (1)
Día
5. En un enorme artículo (a cinco columnas, página y media)
titulado, “La carrera de los ayatolas por la bomba”, después de
trabajar a fondo en la sospecha, dice al final con una inteligentísima
ambigüedad:
“El
OIEA aún no ha resuelto si Irán persigue objetivos estrictamente pacíficos
(como aseguran sus responsables) o si tiene un fin último militar (2)
(como sospechan EEUU, Israel y la UE), pero el potencial de su
programa parece estar fuera de toda duda. Los expertos reconocen que
se ha beneficiado de un resquicio en el Tratado de No Proliferación,
pero, a falta de una prueba decisiva de que ha violado el tratado,
admiten que exigirle el cese de todas sus actividades constituye una
reinterpretación del mismo. (3)
Notas:
1)
Una afirmación como ésta, después de la experiencia idéntica de
Irak –con matanza de unas 100.000 personas y el sufrimiento enorme
del pueblo de Mesopotamia– tendría que conllevar una denuncia penal
ante un verdadero TPI por incitación a los delitos de lesa humanidad
y crímenes de guerra.
2)
Contrasta una exigencia inconcretable con una proposición
indemostrable.
3)
Teherán sin hacer nada delictivo ha violado el tratado. Estados
unidos y sus cínicos comparsas, al utilizar coacciones y amenazas de
máximo nivel para prohibir actividades perfectamente legales de Irán,
sin una sola prueba de que ese país no cumple estrictamente el
Tratado, simplemente lo reinterpretan.
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