El escritor alemán Günter
Grass opina sobre las caricaturas
"¿De dónde
saca Occidente su arrogancia?"
El País - Madrid,
12/02/06
1. ¿Le sorprendió
que la aparición de los dibujos desatara esta polémica?
Sí y no. Todos sabemos
que hay una ley, escrita y no escrita, en virtud de la cual no se
puede representar en el mundo islámico ni a Alá ni a su profeta
Mahoma. Se trata de una provocación consciente y planificada de un
periódico danés de derechas. Convocaron un concurso de
caricaturistas; algunos se negaron a participar alegando que la
representación gráfica de Mahoma es tabú. Consultaron a un
especialista danés en islamismo y éste los puso en guardia.
Siguieron porque son radicales de la derecha y xenófobos.
2. ¿Le
sorprendieron las reacciones violentas?
Vivimos en una época
en la que una reacción violenta sigue a la otra. La primera ha sido
una acción de Occidente, que ha invadido Irak. Hoy sabemos que esa
invasión violó el derecho internacional; la guerra se alimentó con
argumentos fundamentalistas por parte de Bush, que ha dicho que en
esta contienda luchaban el Mal y el Bien. De lo que se trata es de una
respuesta fundamentalista a una acción fundamentalista. Y no se trata
aquí de una controversia entre dos culturas, sino de una controversia
entre una no cultura contra una no cultura.
3. ¿Qué hacer? ¿Autocensurarse?
Occidente lleva esta
discusión con autocomplacencia sobre la base de que gozamos de
libertad de prensa. Pero el que no se engaña sabe que los periódicos
viven de los anuncios, y que para hacerlos se toman en consideración
lo que mandan ciertos poderes económicos. La prensa forma parte de
enormes grupos que monopolizan la opinión pública. Hemos perdido el
derecho de escudarnos en el derecho de libertad de opinión: no ha
pasado mucho tiempo desde que hubo el delito de lesa majestad y no
debemos olvidar que hay sitios donde aún no hay separación entre
Iglesia y Estado. ¿De dónde saca Occidente esa arrogancia para
imponer lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer? Recomiendo a
todo el mundo que eche un vistazo a los dibujos: recuerdan los de un
famoso periódico alemán de los tiempos nazis, Der Stürmer. Publicó
caricaturas antisemitas del mismo estilo... No se puede invocar la
libertad de expresión sin analizar cómo está ésta en Occidente.
4. ¿Es ésta una
expresión del choque de civilizaciones?
Eso es lo que quieren
los fundamentalistas de ambos lados. Deberíamos empezar a matizar.
Hemos tenido la suerte de pasar el Renacimiento, el Siglo de las
Luces, atravesando un proceso doloroso que nos ha dado una serie de
libertades, que siguen estando amenazadas. El mundo islámico no ha
pasado ese proceso, se encuentra en una etapa diferente de desarrollo.
Y hay que respetarlo.
5. ¿El futuro será
igual de explosivo?
Me temo que sí. Las
heridas son muy profundas ya, y no me refiero sólo a los países árabes,
sino a los países pobres en general. Occidente no parece capaz de
encontrar un camino para aceptar como socios en igualdad a esos países.
Ha sido imposible crear para ellos las mismas condiciones que nos
arrogamos para nosotros. En los setenta, Willy Brandt redactó, por
encargo de la ONU, un informe sobre los problemas Norte-Sur y
pronosticó los problemas que tenemos hoy. Este informe sigue teniendo
validez.
6. ¿Ha vivido
alguna experiencia de intolerancia?
Yo he vivido cierta
intolerancia como autor. Cuando publiqué El tambor de hojalata se
iniciaron procesos contra el libro, acusado de blasfemia y pornografía,
tanto en los países comunistas como en España y Portugal, donde
estuvo prohibido. En Yemen, hace dos años, nos juntamos escritores
occidentales y árabes para hablar de temas literarios, el erotismo
entre ellos. Para los árabes era inusual, pero al fin se consiguió
que debatiéramos. Se puede hablar de todo, incluso de temas muy
conflictivos, siempre que uno aporte la tolerancia que espera del
otro, a pesar de que el otro tenga una noción de la cultura dictada
por sus propios tabúes.
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