Irán
Carta
de Ahmadineyad a Bush
Agencia
de noticias IRNA, 10/05/06
Teherán.– El
pasado lunes el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, envió una
carta a su homólogo norteamericano, George W. Bush, en un gesto sin
precedentes que ha despertado el interés de todos los medios. A
continuación ofrecemos un extracto del texto de la carta.
En
el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
Excmo.
Sr. George W. Bush, presidente de Estados Unidos:
Durante un tiempo he
andado pensando cómo se pueden justificar las innegables
contradicciones existentes en el escenario internacional que se
debaten continuamente en los foros públicos, sobre todo, en los políticos
y universitarios.
Son muchas las
preguntas en este sentido que se han quedado sin respuesta y es por
ello que he decidido plantear algunas de estas cuestiones y paradojas
pues quizá surja una oportunidad para poder enmendarlas.
¿Se puede ser
seguidor de Jesucristo, sobre él sea la paz, verse comprometido con
los derechos humanos, presentar al liberalismo como un patrón
civilizador, oponerse a la proliferación de armas nucleares y de
destrucción masiva y hacer de la lucha contra el terrorismo un lema?
En definitiva, ¿trabajar por la formación de una sociedad mundial,
una sociedad en la que gobernaría Jesucristo, sobre él sea la paz, y
los justos de la tierra, pero, a la vez, atacar a los países,
infravalorar la vida, la dignidad y la existencia de las personas y,
por ejemplo, prenderle fuego a todo un pueblo, una ciudad o una
caravana porque quepa la posibilidad de que en ellas se encuentren
varios delincuentes?
¿Se puede ocupar un
país porque quepa la posibilidad de que en él haya armas de
destrucción masiva, ser muertas unas cien mil personas de su población,
destruir sus recursos acuíferos, agrícolas y su industria y
establecer en él casi 180.000 efectivos militares?
¿Se puede violar el
espacio de intimidad del hogar de los ciudadanos y llevar al país a cómo
era 50 años atrás? ¿A qué precio? Gastando cientos de miles de
millones de dólares de las arcas públicas de un país y de algunos
otros, enviando a cientos de miles de jóvenes como soldados de
fuerzas invasoras, exponiéndolos a la muerte, alejándolos de sus
familias, manchando sus manos con la sangre ajena y ejerciendo sobre
ellos tal presión psicológica que cada día cierto número de ellos
acaban suicidándose, o los que regresan a su país, se deprimen,
sufren o se las ven con enfermedades de diverso tipo. Algunos han sido
muertos y sus cuerpos son entregados a sus familias.
Con la excusa de la
existencia de armas de destrucción masiva son por las que ocurren
estas grandes tragedias tanto para el pueblo del país ocupado como
para el pueblo del país ocupador, para luego saberse que no ha habido
armas de destrucción masivas.
Naturalmente, Saddam
era un dictador criminal, pero la razón que se esgrimió para la
guerra no era ésa, sino el eliminar las armas de destrucción masiva.
Saddam acabó siendo derrocado y el pueblo de la zona manifestó su
satisfacción por ello. A lo largo de toda su guerra impuesta a Irán
por Saddam, éste gozaba del apoyo de Occidente.
Señor
presidente:
Quizá sepa usted que
yo soy profesor. Los alumnos preguntan ¿cómo se puede hacer
coincidir semejantes medidas con todos los valores que encierra el
estar comprometido con la religión de Jesucristo, sobre él sea la
paz, el profeta de la paz y de la misericordia?
Hay acusados
encerrados en Guantánamo que no son juzgados, que no tienen acceso a
un abogado, cuyas familias no pueden ver, que se mantienen fuera de
sus respectivos países y que no son objeto de control internacional
alguno.
No está claro si
ellos son presidiarios o prisioneros, acusados o condenados.
Inspectores de la Unión Europea han corroborado la existencia de cárceles
clandestinas en Europa. Yo no he podido ajustar el secuestro de
personas y el confinarlas en cárceles secretas con ninguno de los
sistemas judiciales del mundo y no he alcanzado a comprender a cuál
de los valores se adapta, ¿a las enseñanzas de Jesucristo, sobre él
sea la paz? ¿A las de los derechos humanos? ¿A los valores del
liberalismo?
Los jóvenes, los
estudiantes y la gente tienen muchas preguntas sobre el fenómeno de
Israel. Seguramente usted habrá escuchado algunas.
A lo largo de la
historia han sido muchos los países que han sido ocupados, pero uno
de los fenómenos que son novedosos en nuestra época ha sido la
fundación de un país nuevo con gentes nuevas.
Dicen los
universitarios que hace 60 años no existía ese país. Los documentos
y globos terráqueos geográficos antiguos así lo demuestra y por
mucho que busquemos no hallamos un país llamado Israel.
Me veo obligado a
guiarles y [les digo] que estudien la primera y la segunda guerra
mundial.
En cierta ocasión
uno de los estudiantes universitarios dijo que durante la II Guerra
Mundial, en la que perecieron decenas de millones de personas, los
contendientes de ambos bandos emitían rápidamente partes de guerra
en los que cada uno anunciaba su victoria y las derrotas del bando
opuesto. Después de la guerra se dijo que seis millones de judíos
habían sido asesinados. Seis millones de personas que tenían vínculos
familiares con al menos dos millones de familias.
Supongamos que la
noticia sea cierta. ¿Puede ser su resultado lógico la fundación de
Israel en Oriente Medio o el apoyarlo? ¿Cómo se analiza y se explica
este fenómeno?
Señor
presidente:
Seguramente usted
sabrá cuánto ha costado y qué consecuencias ha tenido la fundación
de Israel:
–La muerte de miles
de personas.
–El que millones de
habitantes nativos se queden sin hogar.
–La destrucción de
miles de hectáreas de plantaciones, olivares y la devastación de
ciudades y poblados.
Esta tragedia no se
restringe al momento de su fundación sino que, lamentablemente, se da
desde hace sesenta años.
Se fundó un régimen
que no le tiene misericordia ni a los niños, que destruye las casas
con la gente dentro, que anuncia de antemano el atentado contra alguna
personalidad palestina y que mantiene confinados a miles de
palestinos. Semejante fenómeno tiene pocos o ningún precedente en
los últimos siglos.
La otra gran pregunta
que se hace mucha gente es porqué se apoya ese régimen.
¿Apoyar a ese régimen
significa acaso apoyar las enseñanzas de Jesucristo, sobre él sea la
paz? ¿O las de Moisés, sobre él sea paz? ¿O acaso se ajusta a las
doctrinas del liberalismo?
¿Acaso el otorgarle
el derecho a elegir el destino de todos los territorios palestinos a
sus habitantes originarios, estén fuera o dentro de Palestina, sean
musulmanes, judíos o cristianos, contradice los principios más
fundamentales de la democracia, los derechos humanos y las enseñanzas
de los profetas? Si no lo contradice, ¿por qué se está en contra de
un referéndum?
Recientemente ha
llegado al poder un gobierno palestino gracias al voto del pueblo
palestino. Todos los observadores imparciales han ratificado que este
gobierno ha sido elegido por el pueblo. Increíblemente, han
presionado al gobierno electo y se le ha dicho que debe reconocer
oficialmente el régimen de Israel, abandonar su resistencia y seguir
el programa del gobierno anterior.
Si el actual gobierno
de Palestina hubiese anunciado de antemano que iba a seguir esa política,
¿habría sido elegido por los palestinos? ¿Esta manera de
posicionarse ante el Gobierno palestino puede compararse a los valores
antes mencionados?
También la gente
pregunta porqué se veta toda resolución que se aprueba en el Consejo
de Seguridad contra el régimen sionista.
Señor
presidente:
Usted sabe que yo
vivo con el pueblo y que continuamente me mantengo con él en
contacto, que mucha gente en Oriente Medio está de alguna manera en
contacto conmigo. Ellos consideran que las políticas de múltiple
rasero no son compatibles con ninguna lógica.
Los indicios apuntan
a que el común de los pueblos de la zona está cada día más
enfadados con las políticas practicadas.
No pretendo formular
muchas preguntas pero quiero hacer referencia a varios puntos más.
¿Por qué se
considera que todo progreso técnico o científico en Oriente Medio se
interpreta y se anuncia como una amenaza contra el régimen sionista?
¿No es acaso la labor científica y de investigación una parte de
los derechos fundamentales de las naciones?
Posiblemente usted
conozca la historia. Obviando la Edad Media, ¿en qué coyuntura de la
historia y en qué parte del mundo se ha considerado que el progreso técnico
y científico sea un delito? ¿Acaso la posibilidad de que éstos
puedan tener un uso militar puede ser razón para oponerse a las
ciencias y a las tecnologías? Si se da como correcta esta conclusión,
entonces se debería estar en contra de todas las ciencias, incluso de
la física, de la química, de las matemáticas, de la medicina, de la
ingeniería, etcétera.
En cuanto al asunto
de Irak, se dijo una mentira, ¿cuál ha sido la consecuencia? No me
cabe duda de que todas las sociedades del mundo desaprueban la mentira
y de que a Su Excelencia no le gusta que le mientan.
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