Noam
Chomsky entrevistado por Amy Goodman
Israel
persigue anexionarse las tierras más valiosas y la mayoría de los
recursos, incluida el agua, de Cisjordania
Transcripción
de Rebekah Ward
Democracy
Now / Rebelión, 04/08/06
Traducido
por Anahí Seri y revisado por Juan Aballe
El
siguiente texto es la transcripción de una entrevista teléfonica,
realizada el pasado 15 de julio, sobre la crisis en el próximo
oriente en la que participaron Noam Chomsky, Dan Gillerman, embajador
israelí ante las Naciones Unidas, y Mouin Rabbani, analista de
oriente próximo del Grupo Internacional de Crisis.
AMY GOODMAN: Acabamos de establecer conexión telefónica con Noam
Chomsky, catedrático de lingüística y filosofía en el
Massachusetts Institute of Technology, autor de docenas de libros. El
último se titula Failed States: The Abuse of Power and the Assault on
Democracy (“Estados fallidos: el abuso de poder y el ataque a la
democracia”). En mayo, viajó a Beirut, donde se reunió, entre
otros, con el líder de Hezbollah Sayyed Hassan Nasrallah. Lo tenemos
al otro lado del teléfono, en Massachusetts. ¡Bienvenido a Democracy
Now!
NOAM
CHOMSKY: Hola, Amy.
AMY GOODMAN: Nos alegramos de tenerle con nosotros. Bien, ¿puede
hablarnos de lo que está ocurriendo ahora, tanto en Líbano como en
Gaza?
NOAM
CHOMSKY: Bueno, por supuesto yo no tengo información privilegiada,
distinta de la que dispone usted o los oyentes. Lo que está
ocurriendo en Gaza, por comenzar con eso (básicamente la situación
actual en la que nos encontramos; hay mucho más) empieza con la
elección de Hamás, a finales de enero. Israel y los EEUU
inmediatamente anunciaron que iban a castigar al pueblo de Palestina
por no votar lo correcto en unas elecciones libres. Y el castigo ha
sido duro.
Al
mismo tiempo, es parcialmente en Gaza, y en cierto sentido, –como
escondido pero aún más extremo– en Cisjordania, donde Olmert
anunció su programa de anexión, eufemísticamente llamada
“convergencia” y aquí a menudo descrita como “retirada”, pero
que de hecho consiste en una formalización del programa de anexión
de tierras valiosas y de la mayoría de los recursos, incluida el
agua, de Cisjordania, así como en una parcelación del resto, ya que
Olmert también anunció que Israel ocuparía el Valle del Jordán.
Bueno, pues eso se lleva a cabo sin violencia extrema y sin que se
hable mucho de ello.
En
Gaza por su parte, la última fase comenzó el 24 de junio. Fue cuando
Israel raptó a dos civiles de Gaza, un médico y su hermano. No
sabemos sus nombres. No se saben los nombres de las víctimas. Se
supone que se los llevaron a Israel, y nadie sabe lo que ha sido de
ellos. Al día siguiente ocurrió algo de lo que sí sabemos mucho.
Militantes de Gaza, probablemente de la Jihad islámica, secuestraron
a un soldado israelí, a quien se llevaron al otro lado de la
frontera. Se trata del cabo Gilad Shalit. Y esto es bien conocido; el
primer secuestro, en cambio, no. A esto siguió la escalada de ataques
de Israel a Gaza, que no tengo que repetir. Hay información
suficiente al respecto.
La
siguiente fase fue el secuestro por parte de Hezbollah de dos soldados
israelíes, dicen que en la frontera. La razón oficial que dan es que
quieren que se liberen prisioneros. Hay unos cuantos, nadie sabe el número.
Oficialmente, hay tres prisioneros libaneses en Israel. Presuntamente
se echan en falta varios cientos de personas. ¿Quién sabe dónde están?
Pero
la auténtica razón del secuestro, creo que en esto los analistas están
por lo general de acuerdo, es que –se lo leo del Financial Times,
que casualmente lo tengo aquí delante–: “La magnitud del ataque y
la fecha escogida apuntan a que la intención era, en parte, reducir
la presión sobre los palestinos forzando a Israel a luchar simultáneamente
en dos frentes.” David Hirst, que conoce bien la zona, lo describía,
creo que ha sido esta misma mañana, como un despliegue de solidaridad
con la gente que sufre, el impulso de abrazarlos.
Se
trata, ojo, de un acto muy irresponsable. Para los libaneses, puede
dar lugar, sin duda, a mucho terror y posiblemente a un desastre
extremo. En cuanto a si puede dar algún resultado, ya se trate de la
cuestión secundaria de liberar a los prisioneros o de la cuestión
primaria, es decir, de algún tipo de solidaridad con la población de
Gaza, a mí me gustaría que así fuera pero las probabilidades no me
parecen muy altas.
JUAN GONZALEZ: Noam Chomsky, en la prensa comercial de aquí los últimos
días, se ha insistido mucho en señalar que Irán y Siria son, básicamente,
quienes están detrás de gran parte del resurgimiento de los combates
en el Líbano. ¿Cuál es su opinión sobre estos análisis que, por
así decirlo, parecen quitar importancia al movimiento de resistencia
real que allí existe e intentan reducir éste una vez más a
indicaciones procedentes de Irán?
NOAM
CHOMSKY: La verdad es que no tenemos información sobre eso, y mucho
dudo que la gente que lo escribe tenga información. Francamente, dudo
que el servicio de información de los EEUU tenga información. Desde
luego es plausible. Quiero decir, indudablemente hay conexiones,
probablemente fuertes conexiones, entre Hezbollah y Siria e Irán,
pero sobre si esas conexiones contribuyerona motivar los últimos
actos, creo que no tenemos la más mínima pista. Cada cual tendrá su
idea. Es una posibilidad. Es incluso probable. Pero, por otra parte,
hay muchas razones para suponer que Hezbollah tiene sus propias
motivaciones, tal vez aquellas a las que apunta David Hirst, el Financial
Times y otros. Eso también parece verosímil. Mucho más verosímil,
de hecho.
AMY GOODMAN: Ayer incluso se informó de que Hezbollah podría intentar
enviar a Irán los soldados israelíes que había capturado.
JUAN GONZALEZ: Bueno, Israel lo que dice es que tiene pruebas concretas
de que eso es lo que va a pasar. Por eso está intentando bloquear el
mar y bombardear el aeropuerto.
NOAM
CHOMSKY: Eso es lo que afirman. Es cierto. Pero repito que no tenemos
pruebas de ningún tipo. Las afirmaciones de un estado que está
llevando a cabo los ataques militares realmente no tienen mucho valor
en términos de credibilidad. Si tuvieran pruebas sería interesante
verlas. Y de hecho podría ocurrir, pero aunque esto sucediera, no
demostraría gran cosa. Si Hezbollah, donde quiera que tengan a los
prisioneros, los soldados, si deciden que no los pueden mantener en el
Líbano por la magnitud de los ataques de Israel, podrían enviarlos a
otra parte. Yo dudo que Siria o Irán los aceptaran en este momento, o
que los pudieran llevar ahí, pero es posible que esas sean sus
intenciones.
AMY GOODMAN: Noam Chomsky, tenemos que hacer una pausa. Cuando volvamos
le preguntaremos por los comentarios que ha hecho sobre el Líbano el
embajador israelí ante las Naciones Unidas. Además también
tendremos con nosotros a Mouin Rabbani, que hablará con nosotros
desde Jerusalén, un analista del próximo oriente en el Grupo
Internacional de Crisis. Luego
vendrá Ron Suskind, autor de The One Percent Doctrine: Deep Inside
America’s Pursuite of its Enemies Since 9/11. Siga
con nosotros.
AMY GOODMAN: Nuestro invitado al otro lado del teléfono es Noam
Chomsky, catedrático de lingüística en el Massachusetts Institute
of Technology. Su último libro es Failed States: The Abuse of Power
and the Assault on Democracy (“Estados fallidos: el abuso de poder y
el ataque a la democracia”). Quería preguntarle por el comentario
del embajador israelí ante las Naciones Unidas, que defendió las
acciones de Israel como una respuesta justificada. Es Dan Gillerman.
DAN
GILLERMAN: Estamos aquí en estos días tan difíciles, y yo le insto
a usted e insto a mis compañeros a que nos planteemos esta cuestión:
¿qué harían ustedes si sus países estuviesen sometidos a este tipo
de ataques, si sus vecinos se infiltrasen por las fronteras para
secuestrar a la gente, y si les lanzaran cientos de cohetes a sus
ciudades y pueblos? ¿Se quedarían sentados como si tal cosa, o harían
exactamente lo que Israel está haciendo en estos mismos momentos?
AMY GOODMAN: Este ha sido Dan Gillerman, embajador israelí ante las
Naciones Unidas. Noam Chomsky, ¿cuál es su respuesta?
NOAM
CHOMSKY: Se refería a Líbano, no a Gaza.
AMY GOODMAN: Efectivamente.
NOAM
CHOMSKY: Sí. Bien, tiene razón al decir que se han lanzado cientos
de cohetes, y por supuesto eso hay que pararlo. Pero no mencionó, al
menos no en esta ocasión, que los cohetes se lanzaron después de los
fuertes ataques israelíes contra el Líbano, que mataron, según los
últimos informes, unas 60 personas, y destruyeron mucha
infraestructura. Como siempre, las cosas tienen sus precedentes, y hay
que decidir cuál fue el detonante. Desde mi punto de vista, el
detonante, en este caso, los detonantes, fueron los que he mencionado:
la represión intensa y constante; abundantes secuestros; numerosas
atrocidades en Gaza; la continua toma de poder en Cisjordania –que
de hecho, si continúa, supondrá simplemente el asesinato de una nación,
el fin de Palestina–; el secuestro, el 24 de junio, de dos civiles
de Gaza; y por último la reacción al secuestro del cabo Shalit. Y
hay una diferencia, por cierto, entre secuestrar civiles y secuestrar
soldados. Incluso la legislación humanitaria internacional establece
esa distinción.
AMY GOODMAN: ¿Puede usted explicar esa distinción?
NOAM
CHOMSKY: Cuando hay un conflicto –al margen de una guerra física,
no en un conflicto militar que está en marcha–, si se produce el
secuestro o si se capturan soldados, éstos deben ser tratados de
forma humana. Pero no es un delito del orden de la captura de civiles
que son llevados al otro lado de la frontera hasta el propio país.
Eso es un delito grave. Y eso es de lo que no se ha informado. Y de
hecho, recuerde que, quiero decir, no hace falta que le diga que en
Gaza se producen ataques constantes, Gaza es básicamente una cárcel,
una enorme cárcel, todo el tiempo bajo un ataque constante: se la
ahoga económicamente, hay ofensivas militares, asesinatos, etc. En
comparación con eso, el secuestro de un soldado, cualquiera que sea
la opinión que uno tenga sobre eso, no ocupa un lugar muy destacado
en la escala de atrocidades.
JUAN GONZALEZ: También tenemos al otro lado de la línea a Mouin
Rabbani, un analista de oriente próximo del Grupo Internacional de
Crisis, y redactor de Middle East Report. Está en Jerusalén. ¡Bienvenido
a Democracy Now!
MOUIN
RABBANI: Hola.
JUAN GONZALEZ: ¿Nos podría exponer su punto de vista sobre esta
escalada del conflicto allí, y la posibilidad de que Israel se vea
envuelto, una vez más, en una guerra contra el Líbano?
MOUIN
RABBANI: Es difícil decirlo. No he oído los comentarios del profesor
Chomsky. Sólo he oído una de cada seis palabras. Pero creo que
Israel ahora, básicamente, por así decirlo, está intentando
reescribir las reglas del juego y planteando unos términos nuevos
para sus adversarios, fundamentalmente están diciendo que no se
permitirán ataques de ningún tipo a las fuerzas de Israel, y que
cualquier ataque de este tipo traerá consigo una respuesta severa que
supone un riesgo para la infraestructura civil de todo el país o
territorio del cual emane el ataque. A juzgar por lo que hemos visto
hasta ahora, Israelmás o menos goza del consentimiento internacional,
ya sea tácito o explícito. Y pienso que en este momento, hay una
posibilidad real de que este conflicto se siga expandiendo hasta
convertirse en un conflicto regional que tal vez incluya a Siria.
AMY GOODMAN: ¿Puede usted hablar sobre la resolución de la ONU, sobre
la votación del proyecto de resolución sobre Gaza, de 10 votoscontra
1, con el voto negativo de EEUU y la abstención de cuatro países:
Reino Unido, Dinamarca, Perú y Eslovaquia?
MOUIN
RABBANI: Pues creo que habría sido noticia si se hubiera aprobado esa
resolución. Creo que a lo largo de la última década, por no decir
desde mucho antes, la ONU se ha convertido de hecho en una organización
incapaz de llevar a cabo ninguna de sus obligaciones y
responsabilidades por mantener o restaurar la paz y seguridad en
Oriente Próximo, principalmente debido al derecho de veto de los EEUU
en el Consejo de Seguridad. Y creo que ahora hemos llegado a un punto
en el cual incluso una condena retórica de las acciones israelíes,
como las que hemos visto en Gaza a lo largo de las últimas semanas,
incluso una condena retórica sin consecuencias prácticas se ha
convertido en algo impensable, de nuevo por el derecho de veto de los
EEUU en el Consejo de Seguridad.
AMY GOODMAN: Mouin, ¿qué piensa usted que va a ocurrir ahora, en Gaza
y en el Líbano?
MOUIN
RABBANI: Pues me temo que las cosas van a ir muy a peor. En el Líbano
parece que Hezbollah tiene una agenda más limitada que consiste en
obligar a Israel al intercambio de prisioneros, mientras que Israel
apunta más alto, busca obligar al desarme de Hezbollah, o al menos
empujarlos a varias docenas de km de la frontera entre Israel y el Líbano.
Las perspectivas de ambos países sobre este punto son totalmente
incompatibles, lo cual significa que el conflicto probablemente
continuará escalando hasta que comience algún tipo de mediación.
En
Gaza es un poco distinto. Creo que allí Hamás tiene objetivos más
amplios, entre los cuales el intercambio de prisioneros con Israel es
sólo una parte, e incluso diría que es algo secundario. Pienso que
el objetivo principal de Hamás es obligar a Israel a aceptar un cese
mutuo de hostilidades y, lo que creo que es aún más importante,
asegurar su derecho a gobernar. Pienso que, al menos en lo que
respecta a la parte palestino–israelí, el objetivo principal de Hamás
ha sido enviar un mensaje muy claro, no sólo a Israel, sino a todos
sus adversarios, ya sean israelíes, palestinos o extranjeros, para
recordar al mundo que la integración política y la política democrática
para ellos son un experimento, que tienen alternativas, y que si no se
les permite ejercer su mandato democrático no dudarán, si es
necesario, en ejercitar dichas alternativas.
AMY GOODMAN: Por último, Noam Chomsky, ahora mismo los líderes del
mundo industrializado están reunidos en San Petersburgo con ocasión
del G8. ¿Que papel desempeña en esto EEUU?
NOAM
CHOMSKY: ¿En la reunión del G8?
AMY
GOODMAN: No. Qué papel
desempeña (están reunidos justamente ahora) en este conflicto, no
cabe duda de que el asunto del Líbano, Gaza y Oriente Próximo
dominará las conversaciones. ¿Pero qué importancia tienen en esto
los EEUU?
NOAM
CHOMSKY: Creo que se parecerá mucho a la resolución de la ONU que
usted ha mencionado, (lo lamento, no pude oir lo que dijo Mouin
Rabbani), el veto de los EEUU es algo estándar. Desde hace décadas.
Los EEUU han bloqueado, prácticamente en solitario, la posibilidad de
una acuerdo diplomático, la censura de los crímenes y las
atrocidades de Israel. Cuando Israel invadió el Líbano en 1982, los
EEUU vetaron de entrada varias resoluciones, apelando a que cesaran
los combates etc., y aquello fue una invasión espantosa. Y lo mismo
ha ocurrido con todas las administraciones. O sea que imagino que
continuará en las reuniones del G8.
Los
EEUU consideran a Israel prácticamente como un retoño militarizado;
lo protegen de críticas o acciones, apoyan pasivamente y, de hecho,
abiertamente, su expansión, sus ataques a los palestinos y su
progresiva apropiación de lo que queda del territorio palestino.Actúan
como para hacer realidad un comentario que hizo Moshe Dayan a
principios de los años 70 cuando era el responsable de los
Territorios Ocupados. Dijo a su gabinete que deberían decir a los
palestinos que no tienen solución para ellos, que vivirán como
perros, y que quien se haya de ir que se vaya, y ya veremos a dónde
nos lleva eso. Esta es, en resumen, la política a seguir. Supongo que
EEUU continuará con esa política de una manera u otra.
AMY GOODMAN: Noam Chomsky, quiero darle las gracias por estar aquí con
nosotros. Su último libro es Failed States: The Abuse of Power and
the Assault on Democracy (“Estados fallidos: el abuso de poder y el
ataque a la democracia”). Y Mouin Rabbani, analista de Oriente Próximo
en el Grupo Internacional de Crisis, que se ha unido a nosotros desde
Jerusalén. Gracias a los dos.
|