¿Qué
es exactamente lo que se está defendiendo? ¿A los ciudadanos israelíes
o la naturaleza del estado de Israel?
¿Quiénes
son los verdaderos terroristas en Oriente Próximo?
Por
Oren Ben–Dor The
Independent / Rebelión, 30/07/06
Traducido por Chelo Ramos
Mientras asesina a
sus ciudadanos, Israel una vez más causa muerte y destrucción al Líbano
y trata de hacernos creer que este horror es necesario para
defenderse. Ciertamente, el observador casual podría considerar que
los ataques con cohetes a ciudades israelíes como Haifa y mi pueblo
natal, Nahariya, justifican esta percepción.
Los estados deben
defender a sus ciudadanos y aquellos que no cumplan esta obligación
deben ser cuestionados y, de ser necesario, reconfigurados. Israel es
un estado que en lugar de defender a sus ciudadanos los pone a todos,
judíos y no judíos, en peligro.
¿Qué es exactamente
lo que se está defendiendo con la violencia en Gaza y el Líbano? ¿A
los ciudadanos israelíes o la naturaleza del estado de Israel? Me
parece que lo segundo. La condición de estado de Israel se basa en
una ideología injusta que produce indignidad y sufrimiento a aquellos
que son catalogados como no judíos por razones étnicas o religiosas.
Para esconder esta inmoralidad esencial, Israel fomenta una imagen de
víctima. Una de las características principales de la mentalidad de
víctima es provocar, de manera consciente o inconsciente, violencia
de la que debe defenderse. Al perpetuar este ciclo trágico, Israel se
ha convertido en un estado terrorista sin parangón.
Muchos de quienes
desean esconder la inmoralidad del estado de Israel lo hacen tratando
de que la atención se concentre en los horrores de la ocupación
posterior a 1967 y hablando de la solución de los dos estados, pues
apoyar la existencia de un estado palestino apoya implícitamente la
ideología que está detrás de un estado judío.
La creación misma de
Israel necesitó de un acto de terror. En 1948, la mayoría del pueblo
no judío que vivía en la parte de Palestina que se convirtió en
Israel fue objeto de una limpieza étnica. Esta acción fue
cuidadosamente planificada y sin ella no habría sido posible un
estado de carácter judío, con una población mayoritariamente judía.
Desde 1948, los “árabes israelíes”, aquellos palestinos que han
evitado la expulsión, han sido discriminados de manera continua.
Muchos han sido desplazados internamente, por supuestas “razones de
seguridad”, pero realmente para que sus tierras pasen a manos judías.
¿Les parece que la
memoria del Holocausto y el anhelo por Eretz Israel son suficientes
para justificar la limpieza étnica y la etnocracia? Para evitar la
desestabilización que resultaría de una indagación ética, el
estado de Israel debe esconder el problema fundamental, alimentando la
mentalidad de víctima entre los judíos israelíes.
A fin de sostener esa
mentalidad y preservar la impresión de ser víctima ante los
extranjeros, Israel debe crear las condiciones necesarias para la
violencia. Cuando la posibilidad de violencia en su contra disminuye,
Israel debe hacer todo lo posible para hacerla crecer: el mito de que
es una víctima en busca de la paz que “no tiene socio para la
paz”, es parte fundamental de la máscara tras la que Israel esconde
su intrínseca y continua inmoralidad.
La exitosa compaña
de Israel por silenciar las críticas contra el destierro continuo de
palestinos no les deja a estos más opción que recurrir a la
resistencia violenta. Como resultado de la elección de Hamás –el
único partido que, en opinión de los palestinos, hasta ahora no los
ha abandonado– Israel sometió a la población palestina de Gaza y
Cisjordania a una campaña de hambre, humillación y violencia.
El hipócrita
“retiro” de Gaza y el posterior bloqueo, dieron pie a una escalada
de violencia que, hasta los momentos, ha ocasionado el disparo de
cohetes Kasem y la captura de un soldado israelí por los palestinos y
lo que podría llamarse nueva ocupación de Gaza por Israel. Lo que
vemos es más odio y más violencia de parte de los palestinos, más
humillación y castigos colectivos de parte de los israelíes, todo
muy útil para reforzar la mentalidad de víctima de los israelíes y
el estatus de vaca sagrada del carácter de estado de Israel.
La verdad es que
nunca hubo forma de realizar la partición de Palestina a través de
medios éticamente aceptables. Israel se creó a través del terror y
necesita terror para tapar su inmoralidad esencial. Cada vez que hay
un asomo de estabilidad, el estado ordena un asesinato selectivo, como
el ocurrido en Sidón antes de la crisis actual en el Líbano,
sabiendo que ello no trae seguridad sino más violencia. El
unilateralismo de Israel y el ciclo de la violencia se alimentan el
uno al otro.
En medio de la
violencia y a pesar del discurso convencional que esconde el origen de
esta violencia, la realidad nos exige pensar. Mientras más
silenciemos su voz, más violentamente hablará la realidad.
En hebreo, la palabra
elem (el silencio aturdido que es el resultado de la opresión
o de una conmoción) está etimológicamente relacionada con la
palabra almut (violencia). Guardar silencio sobre la
inmoralidad intrínseca del estado de Israel nos convierte en cómplices
del terrorismo que amenaza con producir una catástrofe que podría
destruir el mundo.
.–
El autor es profesor del filosofía del derecho y filosofía política
en la Universidad de Southampton. okbendor@yahho.com
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Chelo Ramos es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala,
la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta
traducción se puede reproducir libremente a condición de
mencionar al autor, al traductor y la fuente.
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