Argentina
- El PO y la guerra en el Líbano
Una
posición equivocada
Por
José Luis Rojo
Socialismo
o Barbarie, periódico, 17/08/06
No
hemos tenido lugar en esta edición de hacer un artículo de fondo
respecto de la política de los compañeros del Partido Obrero (PO) respecto de la
reciente lucha en Palestina y el Líbano. Del conjunto de
contradicciones que los compañeros históricamente arrastran a este
respecto, sólo queremos destacar una errónea posición que por su
carácter publico y visible habla por sí misma: es una cuestión
objetiva y no una polémica más “entre las sectas”.
Se
trata de la tapa de ultimo periódico del PO (Prensa Obrera
957), donde se plantea como eje política respecto de la invasión del
Estado sionista al Líbano: “Luchemos contra la guerra”.
Consideramos esta posición un grave error, más
visible aún luego de la evidente derrota del ejército israelí en
el Líbano.
Es
que en la lucha entre una nación oprimida y una opresora, la tradición
de los socialistas revolucionarios históricamente siempre ha sido por
el triunfo de los oprimidos sobre los opresores, y no por la “paz”
a secas.
No
es que no queremos que
haya paz y no más guerras, como quiere cualquier sano compañero
obrero o estudiante. El socialismo por el que luchamos tiene una cuota
de humanismo que es esencial nunca jamás perder de vista. Rosa
Luxemburgo dejo bellísimas páginas al respecto.
Pero
los marxistas revolucionarios (y la propia Rosa en primer lugar)
siempre hemos dejado claro que no somos “humanistas” en abstracto.
Tenemos la obligación de hablar claro: no puede haber paz en el
mundo mientras sigan el imperialismo y el capitalismo. Bajo este régimen
social, esta “paz” sólo puede ser la paz de los cementerios.
Y estamos a favor de “hacerle la guerra” a este sistema (que nos
la impone) con tal de liquidarlo. Sólo levantamos la consigna de
“paz” cuando se trata de una guerra fraticida entre dos
naciones oprimidas: entre Perú y Ecuador, por ejemplo.
Esto
es más grave aun, cuando esta consigna encabeza la tapa de un periódico
en un país semicolonial como es la Argentina. O incluso, si los compañeros
tuvieran un grupo en el Líbano, hablar de “paz” en general,
mientras las milicias libanesas están combatiendo. Por el contrario,
en ese caso, tendríamos la obligación de ponernos a combatir codo
a codo con ellas en contra del ejército agresor.
Algo
distinto es el caso de si tenemos militantes en Israel. En este caso,
aunque limitadamente, la consigna de la paz (como cuando se trata de
una movilización en un país imperialista que está haciendo la
guerra a otra nación oprimida, como en Vietnam) tiene el alcance
“progresivo” de que, en concreto, la paz significa parar la agresión
de su propio ejercito contra el pueblo agredido, contra el pueblo
oprimido. Se trata de la política de derrotismo revolucionario
del propio país capitalista, opresor o de enclave.
Porque
en el propio Israel, si actuamos como socialistas revolucionarios (y
no como simples pacifistas) en la movilización por la paz, tenemos al
mismo tiempo la obligación de explicar pacientemente que
nuestra posición de fondo es por el triunfo de los oprimidos, por el
triunfo del pueblo palestino y libanés. Es decir, que somos
derrotistas respecto del Estado y ejército de Israel, aunque esto
no les caiga bien a muchos de los compañeros con los que compartimos
la movilización.
Esto
no quiere decir que no debemos participar de marchas por la paz. Esto
sería un crimen sectario. Pero participando obligatoriamente de
manera unitaria, debemos ser claros en nuestro derrotismo respecto
de los agresores.
Volviendo
a nuestro país, la cosa agrava cuando de lo que se trata es de la política
en un país semicolonial como el nuestro. No es casual que la demagogia
de la “paz” en general, haya presidido las movilizaciones hechas
por los sionistas. Sólo sirve para adormecer la conciencia de
los explotados y oprimidos contra los opresores y explotadores.
El
PO deberá entonces clarificar sus posiciones respecto del Estado de
Israel en general y su “pacifismo” en particular, que lo ha
hecho quedar por detrás del triunfo que se acaba de lograr en Medio
Oriente.
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