Nombres
Por
Juan Gelman
Página 12, 31/08/06
El 6 de agosto
pasado, en plena guerra Israel/Hezbolá/Líbano, el Premio Pulitzer de
periodismo Tom Ricks hizo una revelación inaudita por la cadena CNN.
Pero tal vez sea mejor reproducir el fragmento pertinente del diálogo
sobre el tema que sostuvo con Howard Kurz, moderador del programa
Reliable Sources (Fuentes fidedignas). Ricks cubre el Pentágono para
el Washington Post y ha sido corresponsal de guerra en no pocos
conflictos, incluido el de Irak.
“H. K.: –¿Las
bajas civiles ganarán importancia en la cobertura de los medios? ¿En
las conflagraciones donde no hay dos ejércitos que combaten frente a
frente?
T. R.: –Creo que sí.
Pero pienso que las bajas civiles forman también parte del
enfrentamiento en este caso. Una de las cosas que sucede, según
algunos analistas militares estadounidenses, es que Israel,
deliberadamente, no destruyó depósitos de cohetes de Hezbolá en Líbano
porque en la medida en que (los israelíes) sigan sometidos a ese
bombardeo, puede conservar una suerte de equivalencia moral con sus
operaciones en Líbano.
H. K.: –Un momento,
¿está usted sugiriendo que Israel permitió adrede que Hezbolá
retuviera una parte de su poder de fuego esencialmente con fines
propagandísticos, porque la muerte de civiles israelíes lo ayuda en
la guerra de las relaciones públicas?
T. R.: –Sí, es lo
que me dijeron esos analistas militares.
H. K.: –Es un
testamento extraordinario de la noción de que la muerte de gente de
una de las partes enfrentadas no la beneficia porque nadie quiere que
sus conciudadanos mueran, pero la beneficia en lo que se refiere a la
batalla por las percepciones.
T. R.: –Exacto.
Ayuda en el problema de (establecer) una moral superior, porque se
sabe que las operaciones en Líbano provocarán también la muerte de
civiles.”
Este diálogo puede
leerse en http://trans cripts.cnn.com/Transcripts/0608/06/rs.01.html,
6/8/06.
Ninguna otra fuente pública
confirma esa información y Riks se ganó un buen regaño del director
del Washington Post, Len Downie, quien le prohibió que hiciera
declaraciones de semejante tenor en lo sucesivo. Sin embargo, el
periodista insistió: afirmó que había citado con exactitud los
comentarios de los analistas militares, pero que “ojalá no lo
hubiera hecho, y me propongo mantener en adelante la boca cerrada
sobre esta cuestión” (The New York Sun, 18/8/06). ¿Significa eso,
como algunos sugieren, que Riks dijo la verdad y que prometió no
hablar más del asunto? Verdad o no, lo cierto es que el primer
ministro israelí, Ehud Olmert, ha reconocido que hubo fallas y
errores en la ejecución de la represalia contra Hezbolá que deben
investigarse para que la próxima vez “las cosas vayan mejor”
(Ha’aretz, 16/8/06).
El analista israelí
Avraham Tal imagina cómo será esa próxima vez en un artículo
titulado “Prepararse para la próxima guerra ya” (Ha’aretz,
17/8/06). Diseña la hipótesis de que “estallará relativamente
pronto; a los fines de un análisis, supongamos que dentro de dos años
y que (es preciso) actuar en todos los terrenos como si hubiera de
ocurrir con absoluta certeza. Probablemente habrá otra ronda con el
formato de la segunda guerra de Líbano, pero debemos prepararnos para
la posibilidad de algo más vasto y más peligroso: una guerra
completa contra ejércitos regulares, incluso el ejército de una
potencia regional” (Ha’aretz, 17/8/06). ¿Siria? ¿Irán? El
premier Ehud Olmert advirtió el lunes pasado que la guerra no terminó
y que puede entonces aparecer la amenaza iraní.
No hubo pérdidas de
tiempo: antes de la guerra contra Hezbolá y Líbano, el general Dan
Halutz, jefe del estado mayor de las Fuerzas de Defensa deIsrael
(FDI), designó al comandante de la fuerza aérea Elyezer Shkedy
“coordinador de las campañas” contra países que no limitan con
Israel, principalmente Irán (Ha’aretz, 25/8/06). El diario israelí
informa que Shkedy actuará como coordinador del comando general de
operaciones “Irán”, supervisará los planes de batalla y dispondrá
de las tropas en el caso de que estalle esa guerra, que tanto desea la
Casa Blanca. Será “el ‘director de orquesta’, pero articulará
su tarea con el Mossad, los servicios de inteligencia militar y las
diversas ramas operativas de las FDI”. De eso se trata: de la agresión
a Irán, que puede conducir a otra catástrofe nuclear.
Europa, Medio Oriente
y el Asia central se han convertido en un hervidero de movimientos
militares. Se ha intensificado el transporte de armas y personal desde
las bases de la OTAN y las estadounidenses en Europa hacia EEUU, Medio
Oriente, Irak y Afganistán y viceversa. EEUU organiza juegos de
guerra y operaciones defensivas juntamente con Bulgaria y Rumania,
“Respuesta inmediata 2006” y “Lanceta de víbora”.
En previsión de un
ataque de EEUU y sus aliados, las fuerzas armadas iraníes supervisan
sus propios juegos de guerra cuyo código es “El soplo de
Zolfaqar”; en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad
Colectiva, Rusia ha organizado ejercicios militares conjuntos con
Kazajstán, Kirguisistán y Tadjikistán; “Tianshan I” es el código
de las maniobras que realizan tropas de China y Kazajstán. Todo en
aras de la llamada “lucha antiterrorista” que, en realidad, hay
que denominar “la guerra del petróleo”. Parafraseando a
Saint–John Perse, cada cosa debería habitar su verdadero nombre.
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