El
plan de EEUU e Israel
Nasralá
advierte que cualquier intento de desarmar a Hezbolá transformará al
Líbano en "otro Irak o Afganistán"
IAR–Noticias,
01/11/06
Luego
de mantener un bajo perfil tras la
masacre israelí de 33 días en Líbano, y en el momento que crece la
escalada del conflicto entre Israel las fuerzas de la ONU, el jefe de
Hezbolá advierte sobre sobre las consecuencias que tendría cualquier
maniobra internacional orientada a desarmar a su organización luego
de infligirle una derrota histórica al Estado judío.
Hasan
Nasralá, advirtió el miércoles en una entrevista diferida emitida
por la televisión de Hezbolá 'Al Manar', que cualquier intento
internacional de desarmar a la milicia transformará al país en un
Irak o un Afganistán.
"Esto
es peligroso y llevará a la transformación de Líbano en "otro
Irak o Afganistán".
Asimismo
Nasralá se mostró preocupado por una petición del Gobierno libanés,
protegido por la Fuerza Interina para la Paz en Líbano de la ONU
(FINUL), para proceder al desarme de Hezbolá que, en principio,
correspondería al Ejecutivo y Ejército libaneses.
Luego
del fracaso de la invasión y los bombardeos de Israel en Líbano, y
con Hezbolá victoriosa, en fuentes y medios árabes comenzó a
circular la versión de
un plan de división entre prosirios (Hezbolá) y
"antisirios" (el gobierno de Líbano) que Washington y Tel
Aviv estarían operando desarmar y aislar a la guerrilla libanesa.
Durante
la invasión militar y el genocidio israelí los sectores
"antisirios" que controlan el gobierno, mantuvieron una
actitud "cautelosa" con Hezbolá debido al rol militar y la
gran influencia social que detenta la organización guerrillera, la
cual se ha convertido en el emblema de la resistencia a las tropas judías
invasoras.
No
obstante, y bajo cuerda, los sectores "antisirios" (básicamente
el establishment politico–económico que mantiene fluidos contactos
financieros con Washington) se plegaron a las tesis
judeo–norteamericanas que responsabilizan a Hezbolá por la
destrucción de Líbano.
Los
sectores "antisirios" que controlan el gobierno libanés
(infiltrados desde la muerte de Hariri por la CIA y el Mossad) tienen
un enfrentamiento sin retorno por el poder con Hezbolá que el
genocidio militar israelí "congeló por un rato", y que
ahora, inducido por Israel y EEUU, se reaviva con más virulencia.
Además
la oligarquía financiera de Líbano "antisiria" (que hizo
la "reconstrucción" anterior con Hariri, luego asesinado
para detonar el conflicto entre "prosirios" y
"antisisrios") está nuevamente planeando con el hijo de
Hariri la nueva "reconstrucción" en asociación con los
capitales judíos de Wall Street. Esto invalida el progreso de
cualquier "diálogo" entre el gobierno "antisirio"
y Hezbolá.
El
objetivo central no sería otro que el de reforzar el poder militar
del ejército libanés (con jefes y oficiales cooptados por
Washington) para controlar la frontera sur de Líbano y neutralizar el
poder de las guerrillas de Hezbolá, objetivo que las fuerzas de
Israel no pudieron conseguir con sus tanques y misiles durante 33 días
de masacre militar contra poblaciones civiles.
Dólares,
créditos, y abundantes "comisiones en negro", sería la
nueva estrategia del eje Washington–Tel Aviv para corromper a los
políticos y militares "antisirios" y precipitarlos a una
guerra interna contra Hezbolá, y sus estado protector, Siria.
Tras
la derrota militar, y luego de forzar una resolución de cese el fuego
en la ONU que posibilitara un "retiro honroso" de las
fuerzas israelíes, EEUU e Israel pusieron en marcha un plan político–diplomático
orientado a aislar y desarmar a Hezbolá, objetivo que no habían
podido conseguir por la vía militar.
En
concreto: El nuevo plan para destruir, aislar y desarmar a Hezbolá se
compone de dos partes principales:1) Crear una división entre Hezbolá
y el gobierno de Líbano recreando un nuevo enfrentamiento (incluso
armado) entre "prosirios" y "antisirios", como
sucedió después de la muerte de Hariri. Este plan a su vez, se
intenta ejecutar por tres vías: A) "Ayuda" militar para
dotar de más poder de fuego al ejército Libanés, y B)
"Ayuda" económica (en forma de créditos) al gobierno para
"reconstruir" Líbano, C) amplia cobertura de apoyo
internacional y en la ONU para que el gobierno de Líbano "tome
el control y neutralice a Hezbolá" (este último punto fue
brutalmente expresado por Bush en su rancho de Texas antes del cese el
fuego).
2)
Operar en el Consejo de Seguridad de la ONU una nueva resolución de
desarme de Hezbolá de cumplimiento efectivo, con el apoyo,
principalmente de Francia, Alemania y Gran Bretaña, como ya lo
hicieron el año pasado con la resolución que expulsó a Siria de Líbano.
A
ese plan se refería Nasralá cuando en su aparición televisiva del
miércoles advirtió que "La resistencia en Líbano es fuerte, sólida,
capaz y preparada, y no serán capaces de minarla a pesar de los retos
a los que se enfrente".
Luego
afirmó que "los planes de la Administración Bush para
Oriente Próximo se enfrentan al fracaso, frustración y un estado de
colapso", vaticinando
que las tropas estadounidenses se verán obligadas a "abandonar
la región" tal como sucedió en Vietnam hace tres décadas.
Estados
Unidos "no tiene futuro" en la región, sentenció Nasralá.
"Abandonarán Oriente Próximo, y los mundos árabe e islámico
tal y como dejaron Vietnam". Asimismo aconsejó
"extraer conclusiones de la experiencia en Vietnam".
En
un tácito mensaje para los sectores "antisirios" del
gobierno libanés que conspiran con el eje Washington Tel Aviv,
Nasralá dijo que
"a pesar de los intentos por impedir la transferencia de armas a
Hezbolá, la milicia chií ha "recuperado todo su
potencial", al contar en la actualidad con 33.000 cohetes, 11.000
más de los que tenía el pasado 22 de septiembre.
El
líder de Hezbolá –entrelineas– estaba advirtiendo al gobierno
libanés (que los últimos días viene gestionando más "apoyo
militar" de la ONU para proceder a cumplir con la resolución de
desarme a Hezbolá) que está dispuesto a llegar si es necesario a un
enfrentamiento militar interno por el control del Líbano.
Por
otro lado, La inteligencia israelí, según el mando militar, ya
detectó que Irán, por medio de Siria, ya dotó a Hezbolá de misiles
con un alcance superior a los 90 kilómetros.
¿Qué
quiere decir esto? Que Hezbolá puede lanzarlos desde detrás de las líneas
"protegidas" por la fuerza multinacional de la ONU, hacia
los mismos objetivos que tenían los limitados "katiusha":
Haifa y las ciudades del norte, y quizás hasta Tel Aviv.
A
esto se refería el jefe de las fuerzas de la ONU cuando expresó el
temor de que sus efectivos queden convertidos en el "jamón del
sandwiche" de un inevitable
nuevo enfrentamiento entre Israel y Hezbolá.
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