El “nuevo tipo
de guerra” de Rumsfeld ha fracasado - “La era USamericana en
Oriente Próximo ha terminado”
Bagdad
bajo sitio
Por Mike Whitney
CounterPunch,
02/11/06
Rebelión, 07/11/06
Traducido por Germán
Leyens
Don
Rumsfeld no es un buen dirigente. En realidad, es un pésimo
dirigente. El liderato se basa en tres factores básicos: Un fuerte
carácter moral, un juicio razonable, y la capacidad de aprender de
los propios errores. Ninguno de estos factores se aplica a Rumsfeld.
El resultado es que cada decisión importante tomada en Iraq ha sido
equivocada y ha costado las vidas de innumerables iraquíes y soldados
USamericanos. No cabe duda de que este modelo prevalecerá mientras
Rumsfeld siga siendo Secretario de Defensa.
Basta
una prueba simple: Tratemos de encontrar un aspecto de la ocupación
de Iraq que haya tenido éxito, ¿La seguridad? ¿La reconstrucción?
¿La desbaasisación? ¿El desmantelamiento de las fuerzas armadas
iraquíes? ¿La protección de los depósitos de municiones de Sadam?
¿Se impiden los saqueos? ¿El blindaje corporal? ¿Un gobierno de
coalición? ¿Abu Ghraib? ¿Faluya? Hasta la producción de petróleo
ha sido reducida a la mitad.
Cada
faceta de la ocupación ha sido un desastre definitivo. Nada ha tenido
éxito. Todo ha fracasado. Todo.
Pero
no importa, Rumsfeld nos asegura que “estas cosas son complicadas”
y que nosotros simplemente deberíamos “hacer concesiones.”
Fue
decisión de Rumsfeld reemplazar al primer virrey de USA en Iraq, el
general Jay Garner, después que Garner aconsejara sabiamente que
mantuviéramos a los militares iraquíes, que dejáramos a muchos de
los baasistas en el gobierno (para mantener la sociedad civil) y que
convocáramos a dirigentes de los tres grupos principales (suníes,
chiíes y kurdos) para formar un gobierno de coalición. Esto no
correspondía a los planes de Rumsfeld de revolucionar la sociedad
iraquí y transformarla en un paraíso neoliberal, así que echaron
sin más ceremonias a Garner, y colocaron al protegido de Kissinger,
Paul Bremer.
Una
vez que instalaron a Bremer, las cosas comenzaron a ir cerro abajo rápidamente
y sólo han empeorado desde entonces.
Aparte
del inmenso daño a la sociedad iraquí, los enormes sufrimientos
humanos, y las masivas pérdidas de vidas; también sobrevino el
astronómico costo de la guerra que ha sido intencionalmente ocultado
por el Departamento de Defensa. Originalmente se suponía que la
guerra “pagaría por sí misma con los ingresos del petróleo.”
(Según el neoconservador Paul Wolfowitz) Eso, desde luego, nunca
ocurrió, pero los verdaderos costes aparecieron en el Washington
Post de esta semana en un artículo de Jim Wolf llamado "Pentagon
Expands War-funding Push" [El Pentágono expande el impulso para
financiar la guerra]. El artículo señala:
“Con
la aprobación de la ley de gastos adicionales del año fiscal 2006,
las apropiaciones relacionadas con la guerra totalizarán unos 436.800
millones de dólares para Iraq, Afganistán y la seguridad reforzada
para las bases militares, dijo el Servicio de Investigación del
Congreso, no partidario, en un informe del 22 de septiembre. Esto es
fuera de los más de 500.000 millones de dólares solicitados por el
presidente Bush en su solicitud inicial de defensa nacional para el año
fiscal 2007.”
Así
es: ¡gastamos un impresionante millón de millones de dólares al año
para una guerra que estamos perdiendo!
A
pesar de ello, no esperamos una obligación de rendir cuentas del Pentágono,
donde los dólares del contribuyente son tirados con extremo abandono
al agujero negro mesopotámico. Las cabezas nunca ruedan porque
ninguno de los que están a cargo acepta su responsabilidad por sus
errores.
Así
que, “¡hagan concesiones!”
Hablando
de otra cosa, un editorial apareció en el New York Times del
martes: "The Untracked Guns of Iraq" [Las armas
desaparecidas de Iraq] que señaló:
"Más
de 500.000 armas fueron entregadas a los ministerios de defensa y del
interior de Iraq desde la invasión USamericana incluyendo lanzadores
de granadas impulsadas por cohetes, rifles de asalto, ametralladoras y
rifles para francotiradores; sólo 12.128 fueron documentadas de modo
apropiado. Unas 370.000 de estas armas, algunas de las cuales son
indudablemente utilizadas para matar a soldados USamericanos, fueron
pagadas por los contribuyentes de USA, bajo el Fondo – de nombre
orwelliano – de Ayuda y Reconstrucción de Iraq.”
En
otras palabras, estamos entregando armamento moderno a los que están
matando a soldados Usamericanos y, a pesar de todo, no se
responsabiliza a nadie. ¿Cómo funciona el asunto? Aparentemente, la
culpa nunca llega al Departamento de Guerra de Rumsfeld; la pasan de
uno a otro hasta que termina en un sujeto levantino de aspecto oscuro,
o tal vez en un izquierdista locuaz opuesto a la guerra en su blog.
Cada
vez más miembros de la elite dominante se sienten frustrados por las
chapucerías de Rumsfeld y están listos para un cambio. Pero eso no
importa, porque el sec-def goza del respaldo de poderosos elementos en
las industrias bancaria, corporativa y de defensa así como del de
entusiastas neoconservadores de muchos de los principales gabinetes
estratégicos de Washington. También tiene el apoyo de Bush, lo que
es sólo una formalidad ya que en todo caso los que dirigen el
gobierno son Cheney y Rumsfeld. El resultado es: Rumsfeld “se
queda”.
El
verdadero problema con Rumsfeld es que es incapaz de pensar políticamente,
y es imposible ganar una guerra a menos que uno tenga objetivos políticos
claramente definidos.
Después
de tres años y medio de violencia y caos, todavía sabemos tan poco
sobre la resistencia iraquí como en marzo de 2003. Es inexcusable.
Además, no ha habido ningún intento de involucrar a los
representantes de esa resistencia en un diálogo político. ¿Cómo
podemos llegar a una solución política sin diálogo y negociación?
Es
extremadamente miope pensar que sólo la violencia puede conducir a
una victoria.
No lo
hará.
En la
guerra, la violencia no es un fin en sí; es un medio para lograr un
objetivo político. La dependencia excesiva de la fuerza militar, ante
la ausencia de toda comunicación o negociación con el enemigo,
muestra una incomprensión fundamental del propósito de una guerra.
Un
artículo de Dahr Jamail "US Military adopts Desperate Tactics"
[Los militares de USA adoptan tácticas desesperadas] (IPS)
ilustra este punto:
“La
creciente violencia es contrarrestada por nuevas medidas duras en toda
la provincia al-Anbar al oeste de Bagdad, dominada por los suníes.
Miles han sido matados por las Fuerzas Multinacionales (MNF) y sus
aliados iraqués, y la situación empeora con cada día que pasa...
‘No tenemos ningún papel que jugar porque los USamericanos siempre
prefieren soluciones violentas que han llevado de un desastre a
otro,’ dijo un miembro del consejo municipal de Faluya.”
De
nuevo, vemos que la “fuerza abrumadora” sin objetivos políticos
claramente definidos sólo genera más violencia. Es enteramente fútil,
y a pesar de ello, no se cambia la política.
Rumsfeld
arrasó Faluya hace dos años, pensando que la destrucción de esa
ciudad de 300.000 habitantes “enviaría un mensaje” a los suníes;
para convencerlos de que es inútil resistir. Su acción, aplaudida
con entusiasmo por los eruditos y políticos derechistas en USA,
produjo exactamente la reacción opuesta. La resistencia es ahora más
fuerte que nunca, los ataques contra tropas USamericanas han aumentado
dramáticamente, y la provincia al-Anbar ya no está bajo control de
USA.
Cualquiera
que tenga aunque sea una idea superficial de psicología podría haber
predicho el resultado, pero Rumsfeld, a pesar de los hechos, siguió
chapuceando con sus tácticas de puño de hierro.
La
excesiva dependencia en la fuerza de Rumsfeld ha extendido los
disturbios a todo el corazón del territorio suní haciéndolo
virtualmente ingobernable. La violencia sectaria es ahora tan terrible
que un informe filtrado del Pentágono, preparado por el Comando
Central de USA, dice que el país está en un estado de “caos.” Es
el corolario lógico del enfoque de Rumsfeld y es poco probable que
cambie.
Para
las tropas USamericanas en Iraq, existe un guión peor que el caos: la
derrota. El artículo del 1 de noviembre de 2006 de Patrick Cockburn
“Bagdad bajo sitio” suministra los escalofriantes detalles de una
resistencia armada iraquí que ahora ha cortado las líneas de
abastecimiento a la capital y amenaza con imposibilitar la continua
ocupación USamericana. Cockburn dice:
“Insurgentes
suníes han cortado las carreteras que unen a la ciudad con el resto
de Iraq. El país está siendo compartimentado mientras los milicianos
libran sangrientas batallas por el control de ciudades y aldeas al
norte y al sur de la capital. El país ha dado otro bandazo hacia la
desintegración. Tribus suníes bien armadas rodean ahora gran parte
de Bagdad y combaten contra milicias chiíes para completar el cerco.
Los insurgentes suníes parecen seguir un plan para controlar todas
las vías de entrada a Bagdad.”
Bagdad
está bajo sitio y la situación de las tropas USamericanas es cada
vez más difícil. Están perdiendo la batalla en todos los frentes.
Así que, ¿cuál es la reacción del Secretario Rumsfeld ante estos
nuevos y dramáticos acontecimientos?
Rumsfeld
realizó una conferencia de prensa en la que arremetió contra sus críticos
por “concentrarse demasiado en las malas noticias provenientes de
Iraq” y anunció el lanzamiento de una nueva campaña de relaciones
públicas que tratará de lograr más apoyo para la actual ocupación.
El Pentágono planifica “desarrollar mensajes” para responder a la
negativa cobertura noticiosa y, como dijera Rumsfeld, “corregir el
historial.”
“¿Corregir
el historial? ¿Planifica el Pentágono un “apaño” de la guerra
incluso cuando la Resistencia cierra su control alrededor de la
capital?
¿Qué
clase de demencia es ésta? No es la conducta de gente seria. Es más
de la misma charlatanería de relaciones públicas “basada en la
fe,” que no conduce a ninguna parte. La situación que se deteriora
en Iraq no mejorará con la intensificación de la máquina de
propaganda, apelando al chovinismo USamericano, o atacando a los críticos
de la guerra. Ésta es la vida real; no alguna obra teatral satírica
coreografiada para engañar al cuerpo de prensa de Washington.
Necesitamos dirigentes que sean capaces de comprender la situación en
términos realistas y que inicien diálogos políticos con las partes
en conflicto. Todo el vitoreo y las cintas amarillas del mundo no
crearán una solución viable para la catástrofe inminente.
Los
USamericanos han ido mucho más lejos que Rumsfeld respecto a Iraq.
Cerca de un 80% cree ahora que la guerra fue un “error” y una
clara mayoría busca candidatos que apoyen un cambio de política. Un
sondeo realizado por New York Times/CBS News el 2 de noviembre
de 2006 muestra que “una mayoría sustancial de USamericanos espera
que los demócratas reduzcan o terminen con la participación militar
de USA en Iraq si conquistan el control del Congreso.” Eso nos dice
de modo severo que el público quiere “irse ahora.” Las elecciones
a mitad de período del 7 de noviembre constituirán un referendo
sobre la “guerra escogida” de Bush y un rechazo directo del
conflicto que Rumsfeld desea popularizar tan desesperadamente. Hasta
ahora, los demócratas muestran una ventaja sustancial en los sondeos.
Los
medios han sido un aliado firme de la tropa de Bush y le ha dado un
“pase libre” durante todo el conflicto. Montaron exitosamente un
Telón de Acero alrededor de Iraq e impidieron que el público sepa de
los 650.000 hombres, mujeres y niños que fueron salvajemente
masacrados en la Guerra del Petróleo de Bush. A pesar de todos sus
esfuerzos, sin embargo, la opinión pública se ha apartado de la política
actual y el pueblo de USA busca un fin de los combates.
El
plan de Rumsfeld para “un nuevo tipo de guerra” que dependa de
alta tecnología, de armamento guiado por láser, de masivas
operaciones de contrainsurgencia, y de medios “encastrados” dóciles
enfrenta tiempos difíciles. Ya se sienten los temblores desde Bagdad
a Washington D.C. Como dijera Richard Haass, Presidente del Consejo de
Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) en la edición
de noviembre de Foreign Affairs: “La era USamericana en Medio
Oriente, la cuarta en la historia moderna de la región, ha
terminado.” Todo lo que queda por hacer es recoger los restos de una
política fracasada y volver a casa.
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