La
guerra en Afganistán: drogas, blanqueo de dinero y sistemas bancarios
Por
Mahdi Darius Nazenroaya
Global
Research / Rebelión, 07/11/06
Traducido
del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
“La
ley de hierro del mercado se basa en que la demanda crea la
oferta.”(The Economist)
El
estado de Afganistán, que no tiene salidas al mar, se asienta en las
encrucijadas de Asia Central, el subcontinente de la India y el
Oriente Medio. Es un lugar de importancia geoestratégica y económica
por diversas razones.
En
primer lugar, Afganistán es un centro geoestratégico vital,
flanqueado por Irán, la extinta Unión Soviética y China.
El
emplazamiento de Afganistán ha sido siempre significativo. Durante
gran parte de su historia, esa zona geográfica fue frontera entre Irán,
India y China. Después, desde su independencia de Irán, se conformó
como estado tampón entre Irán, la Rusia zarista, que tuvo su
continuación en la Unión Soviética, y la India de dominio colonial
británico –que a su vez se prolongó en la República de la India y
en Pakistán-. Afganistán es el lugar ideal para crear una cuña
entre las potencias euroasiáticas importantes y para establecer en
Eurasia una presencia militar permanente para futuras generaciones.
En
segundo lugar, Afganistán constituye también el umbral de un Asia
Central rica en energías, circunvalada por los territorios de Irán,
la Federación Rusa y China. Esto constituye un factor fundamental ya
que determinadas potencias exteriores a la zona, como son EEUU o Reino
Unido, pueden utilizar Afganistán para sortear a esos poderes rivales
de la región. Desde hace bastantes años, EEUU y sus corporaciones
petrolíferas han tenido siempre encima de su mesa un proyecto para
establecer y controlar un corredor de gaseoductos y oleoductos que
partiera desde los campos petrolíferos y de gas de Turkmenistán y
Asia Central y atravesara por Pakistán y Afganistán.
Las
misiones de combate de la OTAN, bajo los auspicios de la Fuerza de
Asistencia para la Seguridad Internacional (ISAF, en sus siglas en
inglés), se concentran en el suroeste y noroeste de Afganistán, que
es donde se va a ubicar el corredor de oleoductos y gaseoductos que irá
desde el Asia Central hasta el Océano Indico.
Antes
del 11-S, Washington se había entrado ya en negociaciones con el
gobierno talibán para asegurarse esa ruta de salida del el gas y el
petróleo.
Los
intereses de EEUU alrededor del gas y del petróleo en Afganistán han
incidido de forma directa en la configuración política posterior al
gobierno de los talibanes. El presidente afgano Hamid Karzai fue
elegido inicialmente (22 de diciembre de 2001) por el gobierno de EEUU
y por la comunidad internacional. Pero esa elección no fue sino el
resultado del cabildeo y las presiones de la Union Oil Company of
California (UNOCAL). Karzai no sólo era un antiguo directivo de
UNOCAL, también había estado colaborando con el gobierno talibán en
negociaciones relativas a la construcción y royalties del oleoducto.
De hecho, varios funcionarios de UNOCAL, como Zalmay Khalilzad [1],
fueron nombrados enviados especiales estadounidenses tanto en Afganistán
como en el Iraq ocupado por los anglo-estadounidenses.
Las
ofensivas de la OTAN en la mitad occidental de Afganistán pueden
interpretarse como un medio para asegurar el territorio necesario para
la construcción de un oleoducto geoestratégico que vaya desde Asia
Central hasta Pakistán atravesando Afganistán.
Parece
incluso que existen planes para reconfigurar tanto las fronteras de
Afganistán como las de Pakistán a fin de facilitar el flujo de petróleo
y gas desde Asia Central a las costas del Océano Indico. Una vez
construido el corredor con el oleoducto y el terminal sobre el litoral
del Océano Indico, se habría logrado una victoria importante frente
a los intereses energéticos de los competidores rusos, chinos e iraníes
en la Cuenca del Caspio y Asia Central. Esta sería la segunda
victoria geoestratégica de EEUU tras la apertura de la Terminal
Petrolífera Baku-Tblisi-Ceyahn (BTC), otra terminal que va sorteando
los alrededores de Rusia, Irán y China.
El
control de Afganistán es vital para decidir los futuros equilibrios
de poder en Asia Central y Eurasia, así, quien quiera que controle
Afganistán tendrá bajo su dominio en gran medida la masa terrestre
de Eurasia, tan rica en recursos energéticos.
En
tercer lugar, Afganistán constituye un área importante de la
producción del opio que nutre el comercio ilícito de narcóticos
fuera de ese país. El comercio ilícito de narcóticos está
clasificado en tercer lugar en las facturaciones del comercio mundial,
por detrás del comercio del petróleo y de las armas.
Las
Medio-Olvidadas Guerras del Opio
El opio
y los narcóticos ilícitos han jugado un papel relativamente
desconocido, aunque histórico y principal, en la economía mundial y
en las relaciones internacionales. Con el opio como causa se
emprendieron importantes guerras. Gran Bretaña y las compañías británicas
compartieron intereses en el comercio y tráfico de narcóticos. Una
de esas compañías era la British East India Company (BEIC, en
sus siglas en inglés). La India fue administrada y gobernada por esa
compañía. En la India gobernada por los británicos, al igual que en
el resto de sus colonias, los intereses esencialmente corporativos y
los intereses gubernamentales se unían y se solapaban.
Culturas
y naciones enteras fueron históricamente doblegadas y transformadas
para satisfacer intereses económicos latentes u ocultos. Los
intereses comerciales británicos coaccionaron infinidad de cambios en
muchas sociedades y lugares. Por ejemplo, los británicos coaccionaron
a Irán para que reemplazara el café por el té británico. La
sociedad iraní dejó su bebida nacional, el café, por el té de la
India sencillamente a causa de los intereses y demandas comerciales
británicos. Hasta el momento actual, los bistró son llamados
“casas de café”, aunque sirvan fundamentalmente té.
Para la
Far East and Southeast Asia, el opio era parte integral del
comercio europeo y de las economías de naciones como Gran Bretaña,
Portugal y los Países Bajos. A mediados de la década de 1880, en su
momento de mayor consumo, el opio era una de las mercancías más
valiosas que circulaban por el comercio internacional [2].
Las exportaciones británicas de opio lograron debilitar sistemáticamente
la resistencia china ante los poderes coloniales o extranjeros y también
sirvieron de ayuda para equilibrar el enorme déficit comercial británico
con China.
Por
meros intereses económicos, las corporaciones británicas que tenían
su campo de actuación en la India no sólo coaccionaron al gobierno
chino para que permitiera que la adición a la droga se extendiera
todo lo posible, también coaccionaron a los campesinos indios para
que cultivaran opio.
De hecho, el cultivo del opio fue una práctica irregular entre los
campesinos en la India. Los británicos coaccionaron eficazmente a
muchos campesinos indios para que pasaran a depender del cultivo del
opio para poder vivir. Las economías locales de muchas
comunidades de la India fueron sistemáticamente apartadas del cultivo
de productos alimenticios en aras de determinados cultivos comerciales
para los mercaderes británicos. A través de las cosechas de
subsistencia, los campesinos disponían de cierta autonomía de las
fuerzas del mercado y tenían garantizada la supervivencia, con los
cultivos destinados a la venta pasaron a depender de los británicos y
del mercado del opio para poder sobrevivir. De esa forma, la India se
vio cada vez más sometida al control británico y a la explotación
de las compañías británicas [3].
Una
de las causas del colapso de la China Imperial o del Imperio Chino fue
la adición a las drogas auspiciada por toda Asia por los británicos.
En
China se disparó la adición a las drogas y su gobierno se vio
enseguida obligado a prohibir el uso del opio a su población por los
efectos dañinos y destructivos que provocaba en su sociedad, sanidad,
productividad, economía y cultura.
El opio
era muy importante para Gran Bretaña. La adición al opio se utilizó
para explotar a las naciones, poblaciones y economías asiáticas. Los
beneficios del opio fueron tan importantes y lucrativos que los británicos
fueron aún más allá, hasta el punto de declarar la guerra a China
para usurpar el comercio de opio. Los británicos declararon
una guerra injusta contra China [4].
En
1799, el Imperio Chino reafirmó su prohibición de importar opio,
pero las compañías británicas y los comerciantes ignoraron
sencillamente la prohibición y continuaron importando opio para
China. La criminalización del opio ayudó a que aumentara su precio
de mercado.
La
situación en China era comparable a la prohibición del alcohol en
EEUU entre 1920-1933, excepto en que el opio tuvo un impacto profundo
en la sociedad china y fue agotando el capital de su economía. Alrededor
de 1830, el valor de las exportaciones de opio había superado el de
las exportaciones internacionales de té de los británicos. En
1838, las autoridades chinas impusieron legalmente la pena de muerte a
todos los comerciantes, traficantes y contrabandistas de drogas que
hubiera entre la ciudadanía china. Incluso entonces, los británicos
quedaron exentos de los castigos de esa ley porque el gobierno chino
no quería crearse problemas con Gran Bretaña. En 1838-1839, las
autoridades chinas no tuvieron otra opción que hacer cumplir la ley
que prohibía las importaciones de opio dirigidas por los comerciantes
y compañías británicas con total apoyo del gobierno británico. China
se deslizaba hacia el desastre económico al estar utilizando sus
reservas para pagar las importaciones de opio, provocando un flujo
masivo de capital chino hacia Gran Bretaña. Pero los chinos
no pudieron soportar más la industria de narcóticos británica en
Asia y, a partir de entonces, se negaron a permitir las importaciones
ilícitas de narcóticos que las compañías europeas y el gobierno
británico habían ignorado y violado con todo descaro [5].
En
1839, los británicos le declararon la guerra a China y enviaron desde
la India una fuerza naval y tropas británicas. China salió derrotada
y se vio forzada a firmar un tratado injusto, el Tratado de Nanking
(1842). Este tratado llevó consigo más explotación económica para
los chinos y otra guerra. La Segunda Guerra del Opio se emprendió con
la excusa del Tratado de Nanking y llevó a un sometimiento mayor de
China ante los poderes coloniales y extranjeros, incluyendo el
estacionamiento de tropas extranjeras en la capital de China, la cesión
de Hong Kong y Macao y la pérdida de territorio chino.
Al
terminar la Primera Guerra del Opio, Lord Palmerston, el primer
ministro británico, hizo una declaración importante respecto a la
firma del Tratado de Nanking, que confirmaba la importancia de la
narco-economía para Gran Bretaña:
“No
hay duda que este acontecimiento [el fin de la Guerra del Opio con el
Tratado de Nanking], que conformará un hito en el progreso de la
civilización de las razas humanas, concede las ventajas más
importantes para los intereses comerciales de Inglaterra.” [6]
El
Legado de las Guerras del Opio en el Moderno Afganistán
Históricamente,
el lucrativo comercio del opio patrocinado por los británicos creó
los cimientos para la industria del opio y de la heroína en el actual
Afganistán, que hoy en día produce el 92% del suministro mundial de
heroína [7].
El
cultivo del opio fue introduciéndose por el suroeste asiático, en la
Región del Triángulo Dorado (Laos, Myanmar y Tailandia), así como
en otras zonas. El legado del opio en Afganistán es consecuencia
directa tanto del comercio histórico de la droga auspiciado por los
británicos como de la devastación de Afganistán durante la guerra
afgano-soviética iniciada por Pakistán y EEUU [8]. Fue
durante la guerra afgano-soviética cuando se impulsó en Afganistán
el cultivo del opio a gran escala comercial, apoyado y protegido por
las inteligencias pakistaní y estadounidense. Y los suministros se
dirigieron hacia el mercado occidental de la heroína.
El
Comercio Internacional de la Droga: El Mercado de los Narcóticos
Si Gran
Bretaña, los Países Bajos y Portugal en el curso de su historia
pasada, estuvieron apoyaron de forma activa el comercio de drogas, ¿qué
es lo que impide que eso ocurra hoy en día, precisamente con los
colosales beneficios y las ganancias en la divisa fuerte que la
industria de drogas ilegales genera?
Los
principios económicos seguidos por el gobierno británico durante las
Guerras del Opio son los mismos que aún se utilizan en los tiempos
actuales. Los narcóticos o drogas ilegales siguen siendo una mercancía
considerable y un componente importante del comercio internacional. El
opio de Afganistán constituye una gran parte del mercado mundial de
narcóticos, que, según estimaciones de la ONU, alcanza
aproximadamente los 400-500.000 millones de dólares [9].
Los
narcóticos son un instrumento de la política exterior estadounidense
que otros intereses financieros occidentales también apoyan. La CIA,
en colaboración con otras agencias de inteligencia, como la paquistaní
ISI que actúa en Afganistán, ha llevado a cabo operaciones secretas
en apoyo del comercio de drogas:
“Nuestras
conclusiones siguen manteniendo la idea de que debería ser Washington
el primer objetivo para una estrategia efectiva a la hora de abordar
el problema de la droga y, de forma especifica, sus propios vínculos
con las fuerzas corruptas alrededor de las drogas en otras partes del
mundo. Defendemos que las operaciones secretas de Washington en el
exterior han sido un factor importante para generar cambios en las
pautas globales de flujos de drogas hacia EEUU y, como ejemplos de las
preocupaciones centrales de este libro, citamos la proliferación de
heroína generadas en Vietnam en los sesenta y en Afganistán en la década
de los ochenta del pasado siglo. La explosión de tráfico de cocaína
por toda América Central en los años de Reagan facilitó las
operaciones secretas de la administración para derrocar a los
sandinistas nicaragüenses [vis-a-vis Irán-Contra]. (“Cocaine Politics: Drugs, Armies and the CIA in Central America”,
Jonathan Marshall y Peter Dale Scott, abril de 1988)
Michel
Chossudovsky ha clarificado también los mecanismos económicos
existentes detrás del comercio ilícito de narcóticos.
“Tomando
como referencia las cifras de 2003, el tráfico de drogas constituye
la tercera mercancía global de mayor alcance en términos monetarios,
detrás del comercio del petróleo y de armas.
Afganistán
y Colombia son las mayores economías productoras de la droga del
mundo que sirve para nutrir una floreciente economía del crimen.
Estos países están fuertemente militarizados. El comercio de la
droga está protegido. Se dispone de amplia documentación sobre el
papel central jugado por la CIA en el desarrollo de ambos triángulos
de la droga: el asiático y el latinoamericano.
El
Fondo Mundial Internacional (FMI) estimó que las cifras de blanqueo
global del dinero oscilan entre 590.000 millones y 1.500 billones de dólares
al año, representando el 2-5 % del PIB global (Asian Banker,
15 de agosto de 2003). El FMI estima que gran parte del blanqueo
global de dinero va unido al comercio de narcóticos.” (“Who benefits from the Afgani Opium Trade?” Global
Research, 21 de septiembre de 2006)
El
Aumento del Opio bajo la Presencia de la OTAN en Afganistán
En términos
económicos, la demanda es lo que crea la oferta. La oferta de opio y
heroína ha ido aumentando. Y eso ha sucedido justo bajo las narices
de la OTAN: La OTAN afirma que está tolerando algún cultivo de opio
para no incitar a la violencia contra sus tropas.
Afganistán
debe ser desmilitarizado. Para conseguirlo no se necesita un ejército
permanente sino arrancar de raíz las armas y poner fin al flujo de
narcóticos ilícitos.
La
multi-mil millonaria en dólares (USA) industria de Afganistán debe
ser reconvertida. En lugar de eliminar el comercio de drogas, la
presencia militar extranjera ha ayudado a restaurarlo.
La
OTAN, como entidad, se ha convertido en cómplice de la mayor
proliferación de narcóticos y actividades criminales. El cultivo del
opio no ha disminuido nada: más aún, todas las cifras muestran que
no ha hecho más que aumentar. Esto está sucediendo bajo la presencia
de la OTAN, como varios informes de los medios han confirmado ya.
Las
promesas de eliminar el Opio y la Heroína no sólo no se han cumplido
sino que han sido “sustancialmente violadas”
Afganistán
es un centro fundamental para el mercado internacional de narcóticos
y la producción de heroína. Según el Guardian de Gran Bretaña
(3 de octubre de 2001), Tony Blair, el primer ministro británico,
presentó la Invasión anglo-estadounidense como un instrumento para
erradicar el comercio ilícito de drogas: “Las armas que los
talibanes están hoy comprando se pagan con las vidas de los jóvenes
británicos que están adquiriendo sus drogas [afganas] en las calles
británicas”, dijo Tony Blair. “Ese es otro
aspecto de su régimen [de los talibanes] que deberíamos intentar
destruir”.
Las
justificaciones del primer ministro británico para la guerra,
recogidas en documento público, han demostrado que fueron tan sólo
un intento retórico para conseguir el apoyo de su pueblo. La
declaración de Tony Blair es irónica porque son precisamente las
tropas británicas y las de la OTAN las que han permitido que el
cultivo del opio se descontrolara en el Afganistán guarnecido por
ellas.
En
virtud de las propias declaraciones y promesas del primer ministro
británico, Blair es culpable de negligencia y del sacrificio de vidas
británicas. En
el 2001, para invadir el Afganistán controlado por los talibanes,
utilizó como excusa acabar con el cultivo del opio para así salvar
vidas británicas. La invasión no contribuyó a reducir el cultivo
del opio, bien al contrario.
Blanqueo
de Dinero y Banca Internacional
El FMI
ha informado que “el tamaño global del blanqueo de dinero en el
mundo podría haber alcanzado el 2-5% del PIB mundial. Echando mano de
estadísticas de 1996, esos porcentajes indicarían que el blanqueo de
dinero osciló entre los 590.000 millones y 1.500 billones (USA) [en
2003]” [10].
El
blanqueo de dinero estadounidense en el interior del país y a nivel
internacional es un tema clave. El 91% de los miles de millones de dólares
gastados en cocaína en EEUU permanecen allí. Están depositados en
el sistema bancario estadounidense y en el canadiense. El comercio de
narcóticos ayuda a esas economías a acumular dólares [11].
El
alcance del blanqueo de dinero en EEUU puede comprenderse si pensamos
que, prácticamente, cada dólar que circula por el país contiene
“rastros microscópicos” de cocaína. Esto no es una mera leyenda
urbana, sino un hecho verificado por científicos, expertos forenses y
el FBI. Los rastros de cocaína en el papel moneda estadounidense
significan el uso extensivo de moneda como medio de pago en las
transacciones alrededor de la droga [12].
La
mayor parte del blanqueo de dinero se hace a través del sistema
bancario comercial internacional. Los bancos domésticos
estadounidenses blanquean anualmente alrededor de 100.000 millones de
dólares procedentes del dinero de la droga. Esto incluye a varias de
las instituciones financieras más importantes de EEUU [13].
Según
parece, los sistemas bancarios de Norteamérica y Europa Occidental
están sirviendo como puntos de acumulación de la moneda que se
obtiene en capital-divisas en efectivo en el resto del mundo.
Cesar
Gaviria Trujillo, anterior presidente de Colombia y anterior
secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA),
declaró: “Si los colombianos son el pez grande del comercio de la
droga, entonces los estadounidenses son la ballena”, y pidió que EEUU acabara con las actividades de blanqueo de dinero
en el interior de sus fronteras y dedicara más recursos a la reducción
del consumo doméstico de drogas.
El ejército
pakistaní y sus oligarcas militares también se benefician de la
economía internacional de narcóticos. Según el periodista Rahul
Bedi, “Desde su independencia de la India, son otros quienes,
directa o indirectamente, gobiernan Pakistán y controlan su política
exterior, de defensa y nuclear; en el interior del país, es el ejército
el que constituye la entidad que obtiene mayores y mejores
beneficios” [14].
Raool
Ali Khan, el representante paquistaní ante la Comisión de Narcóticos
de Naciones Unidas dijo en 1993: “No hay ninguna esfera en
el gobierno de Pakistán donde la corrupción de la droga no lo
impregne todo”, y la CIA, ella misma una fuerza tristemente
célebre tras la proliferación internacional de narcóticos, informó
al Congreso de USA en 1994 que la heroína se había convertido en “la
sangre vital que corre por las venas del sistema político y económico
de Pakistán” [15].
Los
Lazos entre Kosovo y el Afganistán Guarnecido por la OTAN
El
blanqueo de dinero, el tráfico de drogas y el tráfico ilegal de
armas están estrechamente vinculados y forman una trinidad
internacional. En los Balcanes, se empezó con la criminalización de
la República Albanesa y más tarde de Kosovo.
Kosovo
y Albania juegan un papel importante en el Corredor de la Droga
Euro-Asiático.
La virtualmente independiente provincia serbia de Kosovo, habitada
sobre todo por albaneses étnicos, tiene fuertes vínculos con el
Afganistán guarnecido por la OTAN. Kosovo es el lugar donde va a
parar parte del opio y la heroína que sale de Afganistán hacia los
mercados europeos y norteamericano. Tanto Afganistán como Kosovo están
bajo el proceso de “democratización” anglo-estadounidense,
experimentando “el proceso de construcción de una nación”
a través de las bases militares que EEUU ha levantado en sus
respectivos territorios y bajo la órbita de la OTAN.
La
antigua República yugoslava de Macedonia y Albania, saturadas de
drogas ilícitas y armas, forman parte también del Corredor de la
Droga euroasiático. El Corredor de la Droga Euroasiático es
también el canal de distribución de armas y drogas.
Los
canales de drogas y armas circulan también en direcciones opuestas.
Las armas fluyen hacia el interior del Corredor Euroasiático de la
Droga, mientras que las drogas o narcóticos fluyen hacia fuera.
La
industria de narcóticos ilícitos radicada en Kosovo obtiene miles de
millones de dólares al año en transportes e intercambio de pagos.
El Ejército
de Liberación de Kosovo (KLA, en sus siglas en inglés) y sus
afiliados o extensiones en Macedonia y Albania, y en alguna medida en
Italia, Grecia y Turquía, juegan un papel importancia en el tráfico
y contrabando de drogas. El KLA es el intermediario en la industria de
narcóticos. Utilizan, sucesivamente, parte de los procedimientos de
la ilegal narco-economía para armarse ellos mismos y para consolidar
su control sobre numerosos aspectos del comercio y la vida en Kosovo,
las zonas habitadas por albaneses en el oeste de Macedonia y Albania.
Criminalización
en los Balcanes: Cómo se Lanzó la Economía sobre los Narcóticos
Según
Chossudovsky (The Globalization of Poverty and the New World Order),
Albania y Kosovo se convirtieron, a principios de la década de 1990,
en un punto de paso importante del comercio afgano de opio y heroína
hacia Europa Occidental:
“Se
ha desarrollado enormemente un comercio de base triangular, sobre el
petróleo, las armas y los narcóticos, como resultado del embargo
impuesto por la comunidad internacional [a saber, EEUU, la UE y los
miembros de la OTAN] sobre Serbia y Montenegro [estos dos últimos
estados de la Federación Yugoslava] y el bloqueo impuesto por Grecia
contra Macedonia. De forma sucesiva, el colapso de la industria y la
agricultura creó un vacío en el sistema económico que estimuló la
expansión del comercio ilícito. Este último [comercio ilícito,
i.e., contrabando y tráfico de drogas] se ha convertido en un
“sector destacado”, una fuerte importante de intercambios
exteriores y un campo fértil para las mafias criminales.
(…)
Al
comercio de armas y narcóticos se le permitió [de forma deliberada]
prosperar a pesar de la presencia, desde 1993, de más de 800 soldados
estadounidenses en la frontera entre Albania y Macedonia con un
mandato para reforzar el embargo. (…) Los ingresos del petróleo y
los narcóticos se utilizaron para financiar la compra de armas (a
menudo en términos de trueque directo): “Las entregas de petróleo
a Macedonia (eludiendo el embargo griego, en 1993-94) podían
utilizarse para sustituir la heroína, al igual que las entregas de
rifles kalashnikov (…) en Kosovo.
Aquellos
grandes repartos de armas fueron aceptados tácitamente por las
potencias occidentales por motivos geo-políticos; tanto Washington
como Bonn habían favorecido la idea de una “Gran Albania”
[controlada por la alianza anglo-estadounidense y los intereses
franco-alemanes] que abarcara Albania, Kosovo y parte del oeste de
Macedonia. No sin sorpresas, hubo un “ensordecedor silencio” de
los medios internacionales respecto al tráfico de drogas y armas de
Kosovo: “el tráfico de drogas y armas está siendo considerado
esencialmente en función de sus implicaciones geo-políticas (…) En
Kosovo, el tráfico de armas y drogas está impulsando las esperanzas
y temores geo-políticos”.
Desinformación
sobre el Afganistán guarnecido por la OTAN
Eric
Margolis, un periodista que se define a sí mismo como conservador ha
declarado:
“No
crean lo que NUESTROS medios y políticos nos cuentan sobre Afganistán.
Casi toda la información que obtenemos sobre esa guerra que dura ya
cinco años viene de EEUU y de los oficiales encargados de las
relaciones públicas de la OTAN o de periodistas ‘empotrados’ que
repiten como loros los folletos de los militares. Pregúntense cuándo
leyeron un informe de un periodista que esté cubriendo a los
talibanes y a otras fuerzas de la resistencia afgana?” (19 de
septiembre de 2006) [16].
El
gobierno canadiense, entre otros, ha dado comienzo a un programa de
entrenamiento militar para periodistas – algo que va más allá de
la información controlada de los reportajes de periodistas empotrados
[17].
Debe
reconocerse que la insurgencia es también, en parte, un movimiento de
resistencia en muchas regiones de Afganistán. Los medios llaman
“equivocadamente” a este movimiento los “talibanes”. Sin
embargo, en Afganistán, sobre el terreno, las tropas de la OTAN
identifican a los insurgentes afganos como las Milicias Anti-Coalición.
Este título refleja el hecho de que la OTAN está luchando contra un
movimiento de diversidad multi-étnica en Afganistán que considera a
la OTAN como una fuerza de ocupación. El tema de los abusos de los
derechos humanos por las tropas de la OTAN y los contratistas de
seguridad (mercenarios) ha incrementado también la violencia entre
los habitantes de Afganistán.
Además
de la desinformación de los medios, nos encontramos con informes erróneos
o tergiversados. Hay también individuos que dicen representar al
pueblo afgano y que dicen ser campeones de los derechos humanos, como
el presidente afgano y miembro de la no electa Loya Jirga (el pseudo-parlamento
afgano). Muchos de los movimientos internacionales contra la guerra
han sido engañados por miembros de la Loya Jirga que han pretendido
abogar por los derechos de hombres y mujeres contra los EEUU y los señores
de la guerra, mientras que de hecho recibían protección de ellos.
Esto es un “disentimiento” o una oposición
(“contra-discurso”) que utilizaron para crear la ilusión de que
una oposición política auténtica en Afganistán.
Los
Talibanes: Creación del Aparato de Inteligencia Estadounidense
Los
talibanes son una creación de la CIA y del Servicio de Inter-Inteligencia
de Pakistán. En 1996, se estableció el gobierno talibán como
estado-cliente anglo-estadounidense.
La
premisa de que la invasión soviética de Afganistán era el
antecedente del extremismo y del militarismo de Afganistán es una
falacia. En realidad, la creación del extremismo en Afganistán vino
dada por la colaboración conjunta entre la inteligencia de EEUU y el
ISI pakistaní en la mayor operación de la historia de la CIA. La
elaboración de una guerra en Afganistán fue maquinada por EEUU, que
alumbró a los muyahaidines y eventualmente a los talibanes. Según
Zbigniew Brezinski, los EEUU empezaron las operaciones de contacto con
los pakistaníes a fin de provocar una guerra civil en Afganistán
antes de la intervención soviética del 24 de diciembre de 1979.
El
anterior Consejero para la Seguridad Nacional, Zbigniew Brezinski
reveló, durante una entrevista con el Nouvel Observateur, que
las directrices oficiales para apoyar en secreto el estallido de una
guerra civil y una oposición al gobierno afgano pro-soviético
empezaron el 3 de julio de 1979 [18]. Esto ocurrió
seis meses antes de que las tropas soviéticas entraran en Afganistán.
Hay indicios de que las operaciones de inteligencia estadounidense en
Afganistán en apoyo de los muyahaidines y otros grupos fueron
anteriores a 1979.
La
vuelta de los Talibanes, la manipulación del Movimiento
Antimilitarista y la Satanización de la Alianza del Norte
Los
EEUU y la OTAN parecen estar preparando la reinserción de los
talibanes en la arena política afgana, en detrimento de la Alianza
del Norte.
El
senador estadounidense Bill Frist de Tennessee (republicano) ha pedido
la inclusión de los Talibanes en el gobierno afgano [19]. Esta
petición reviste importancia porque, en Waziristan, Pakistán ha
llegado a acuerdos con representantes pakistaníes de los talibanes [20]. Bill
Frist es el líder de la mayoría en el Senado de EEUU y es uno de los
dirigentes republicanos. La OTAN está implicada también en los diálogos
con los talibanes, muy probablemente a través de canales pakistaníes
y del presidente Karzai.
En
Afganistán, los intereses estadounidenses se sirvieron de los
talibanes en el pasado y de nuevo parecen tener un rol potencial
emergente. Los talibanes fueron casi siempre aliados fiables de EEUU
–más, incluso, que los actuales grupos en el Afganistán guarnecido
por la OTAN, que fueron aliados de Moscú, Teherán y Pekín y podían
aún regresar a sus viejos campamentos-. Los talibanes podrían también
mostrar ahora que se sienten tan cooperativos como en el pasado con
los EEUU.
La
Alianza del Norte, aunque no es precisamente un coro celestial, ha
sido muy desacreditada y satanizada. Este parece ser el trabajo de
campo de otras operaciones y duplicidades en Afganistán.
Hay
también intentos de manipulación de los movimientos antimilitaristas
para facilitar los objetivos anteriores. Los EEUU y los medios
dominantes han intentado también retratar la Alianza del Norte como
un aliado suyo cuando, de hecho, el liderazgo de la Alianza anterior
al 11-S se oponía al intervencionismo estadounidense. A este
respecto, hay indicios de que la inteligencia pakistaní (ISI) en
colaboración con individuos dentro de la Alianza del Norte, estuvo
implicado en el asesinato de su líder Ahmad Shah Massoud. Massoud fue
el último ministro de defensa y fue objeto de un asesinato de un
kamikaze dos días antes de los trágicos sucesos del 11-S y de la
invasión anglo-estadounidense del Afganistán controlado por los
talibanes
Irónicamente,
EEUU está utilizando los sentimientos en su contra en el extranjero
de los movimientos antimilitaristas y de la gente en general para
impulsar otros objetivos de su política exterior.
Notas:
[1] Zalmay
Khalilzhad es el embajador estadounidense, de origen afgano, en Iraq.
También es miembro del PNAC (Project for the New American Century).
Estuvo asistiendo a clase en la Universidad Americana de Beirut en Líbano,
donde impulsó tensiones sectarias y división entre musulmanes,
drusos y cristianos durante la Guerra Civil Libanesa. También fue uno
de los mediadores entre las milicias que asesinaron a los civiles
palestinos en Líbano y el gobierno israelí.
[2] Profesor John F. Richards; Opium and the British Indian Empire: The
Royal ommission of 1895 Lecture, Universidad de Cambridge, Reino
Unido, 23 de mayo de 2001: http://www.drugpolicy.org/library/opium_india.cfm
http://fds.duke.edu/db/aas/history/faculty/richards
[3] Profesor Peter Ward Fay: “The Opium War, 1840-18432, Chapel Hill,
University of North Carolina Press, 1975.
[4] Ibid
[5] Ibid
[6] Thomas Roy: “China: The Awakening Giant”, Chapter 2: Opening to
the West, págs. 15-28, Toronto, McGraw-Hill Ryerson Ltd., 1981
Nota: Las páginas
27-28 contienen un directoria detallada de sugerencias de lecturas,
material de invetigación y fuentes sobre las Guerra del Opio y la
implicación británica en la industria de narcóticos (opio) para
explotar a China.
[7] UNODC Statement on The Opium Economy in Afghanistan
[8] Profesor Michel Chossudovsky: “America’s War on Terrorism”,
Chapter 2: Who is Osama bin Laden? págs. 26-27, Global Research,
Centre for Research on Globalization (CRG), Pincourt (Québec), 2005
[9] Profesor Michel Chossudovsky: “Who benefits from the Afghan Opium
Trade?”, Centre for Research on Globalization (CRG), 21 de
septiembre de 2006
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=CHO20060921&articleId=3294
[10] “The Economic Impact of the Illicit Drug Industry”,
Transnational Institute (TNI)
http://www.tni.org/crime-docs/impact.pdf
[11] Profesor Asad Ismi: “Drugs and Corruption in North and South
America”
[12] Ibid
[13] Ibid
[14] Rahul Bedi: “Pakistan’s military is country’s largest business
conglomerate”, Indo-Asian News Service (IANS), 12 de octubre de 2006
[15] Profesor Asad Ismi: “A U.S.-financed Military Dictatorship:
Pakistan has Long, Bloody History as the Terrorist Arm of U.S.”,
CCPA Monitor, Canadian Centre for Policy Alternatives (CCPA), junio de
2002
[16] Eric Margolis, Afghanistan: “Time for Truth”, 18 de septiembre
de 2006
http://www.ericmargolis.com/archives/2006/09/afghanistan_tim.php
[17] Brandon Sun: “Military wants to turn soldiers into 'journalists'
to win minds overseas”, 21 de septiembre de 2006
http://www.brandonsun.com/story.php?story_id=29952
Bob Bergen: “Military Censorship Hiding in Plain Sight, The Hamilton
Spectator, 13 de octubre de 2006
[18] “The
CIA’s Intervention in Afghanistan”, Interview with Zbigniew
Brezinski, Le Nouvel Observateur, ejemplar de 15-21 de enero de 1998,
página 76. Analizado también por Michel Chossudovskyen:
“America’s "War on Terrorism", op cit.
[19] Jackie Dent, “Is it time to negotiate with the Taliban?”, Cable
News Network (CNN), 5 de octubre de 2006: http://edition.cnn.com/2006/WORLD/asiapcf/10/05/taliban.talks,
“ Include Taliban in government, says U.S. senator”, The
Associated Press, 3 de octubre de 2006: publicado por Canadian
Broadcasting Corporation (CBC), http://www.cbc.ca/world/story/2006/10/03/taliban-frist.html
[20] “Musharraf’s Waziristan deal a sell off to the Taliban”, India
Defence, 14 de octubre de 2006: http://www.india-defence.com/reports/2607.
.- Mahdi
Darius Nazemroaya es un escritor independiente y analista en temas
de Oriente Medio. Vive en Ottawa.
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