¿Somos
los iraníes antisemitas?
Por
Nazanín Amirian (*)
Rebelión,
29/01/07
Todo
está a punto para una agresión militar estadounidense–israelí y
sus aliados contra Irán de consecuencia literalmente inimaginable. Un
"incidente" encenderá la mecha de la guerra. Las ultimas
posturas propagandísticas de Bush, sobre todo en su discurso sobre el
Estado de la Nación– manifiestan que el mandatario yanqui ha
abandonado el enemigo Al Qaeda para convertir a los chiitas (o
sea Irán) en el principal peligro para la humanidad entera. Por ello,
a demás de las medidas tomadas en la región con el fin de emprender
la nueva locura bélica (como por ejemplo, impulsar una incipiente
guerra civil en el Líbano, e instalar los soldados de la OTAN en este
país con el fin de debilitar a Hezbolá como aliado de Irán;
provocar un conflicto entre Hamas y Al fatah en Palestina, y aumentar
el numero de soldados de ocupación en el Irak y en Afganistán),
amenaza a Irán de forma directa con el objetivo de preparar la opinión
publica mundial, así como medir las posibles reacciones de la República
Islámica. De allí el asalto al consulado de Irán en el Kurdistán
iraquí y la detención de sus funcionarios, la filtración en el
dominical británico 'The Sunday Times de los planes israelíes para
lanzar un ataque nuclear sobre Irán (¡ o sea, que es Israel quien
posee armas nucleares ilegales y el Organismo Internacional de la
Energía Atómica las busca en Irán !), que según los militares iraníes
tienen como objetivos unos 1500 blancos militares y civiles; la
imposición de sanciones en contra del comercio iraní de materiales y
tecnología nuclear por el Consejo de Seguridad de la ONU ;
las ordenes de Bush para matar a los efectivos iraníes en
Irak, al puro estilo de mafia, sus proyectos para reducir el peso de
los chiitas en el gobierno iraquí en favor de los sunnitas, y la
aprobación por la Asamblea General de la ONU de una resolución que
condena las negaciones del Holocausto, con la mirada puesta en Irán.
Justo
por este ultimo acto, creo conveniente explicar la postura de
diferentes sectores del régimen islámico respecto a aquella polémica
conferencia del presidente Ahmadineyad, así como una breve mención
de las relaciones históricas entre los iraníes y los hebreos.
****
La
iniciativa del presidente Mahmud Ahmadineyad, en diciembre pasado, de
celebrar un encuentro para “comprobar si el Holocausto realmente
tuvo lugar durante la II Guerra Mundial”', y que reunió a
elementos de extrema derecha, nazis, veteranos racistas, líderes del Ku
Klux Klan, entre otros, no sólo provocó protestas fuera del país,
sino también en los círculos políticos iraníes e incluso en el
seno del fragmentado régimen islámico, donde el enfrentamiento entre
el clero conservador y los militares islamistas, representado por el
jefe del ejecutivo se obvió más que nunca. En el medio se situaban
los sufridos ciudadanos que no paraban de preguntarse, "¿por
qué el presidente se interesa de repente por unos hechos ocurridos
hace sesenta años, en la otra punta del mundo, y que no sólo no
tiene que ver con Irán y con sus intereses, sino todo el contrario,
con lo que está cayendo en el zona?".
Es
importante aclarar que ni el discurso antijudío, ni algo semejante a
Holocausto nunca tuvieron lugar en Irán ni en el resto de Oriente
Medio. Las persecuciones puntales que ha han sufrido los hebreos en
esta región por parte de diferentes sistemas políticos más que por
motivos religiosos han sido por cuestiones políticas; del mismo modo
que ha habido y hay persecuciones contra los chitas, sunnitas,
comunistas, armenios o kurdos. Por lo tanto, si bien existe el fenómeno
antisionismo, desde la fundación de Israel, esta región desconoce el
antisemitismo, como una corriente ideológico–política.
El
extemporáneo debate sobre Holocausto promovido por Ahmadineyad, cuya
intención quizás no fue otra que desenmascarar el doble rasero con
el que los organismos internaciones miden los crímenes cometidos por
parte de diferentes Estados, y su intento de encabezar la causa
palestina, han sido duramente criticados en el interior del país.
Esta retórica contra Israel no tiene precedentes en los 27 años de
historia de la República Islámica. Incluso Baztab, uno de los
principales diarios digitales del régimen, lanzó por Internet su
teoría de que alguna mano negra entre los círculos cercanos al
presidente le había tendido la trampa de la conferencia. Para
fundamentar su tesis, el diario recordaba que incluso el Ayatolá
Jomeiní, teniendo una postura clara contra Israel nunca dudó de la
realidad de Holocausto ni mucho menos organizó un seminario
internacional al respecto. Por lo que pregunta "¿Qué motivos
había para gastar varios millones de dólares y hablar de algo que
sucedió a miles de kilómetros de Irán? Y le recuerda al jefe
del ejecutivo que "usted es el presidente de Irán y no de
palestina". Por su parte, el rotativo Jomhuri.e Eslami,
principal portavoz del clérigo, cree que con estos debates el
presidente pretende "correr una cortina de humo y desviar la
atención de la opinión publica interna sobre los graves problemas
económicos y políticos que consumen el país".
Otra
crítica venía por parte del ex presidente Mohamad Jatami quien
consideraba insensato discutir sobre la posible exageración de
algunos historiadores y recordaba “La muerte de tan sólo un judío
es un crimen". Otro clérigo, Mohamad Batahi, reflexionaba en
voz alta "Este asunto no tiene nada que ver ni con Irán, ni
con el Islam ni con ninguna de las necesidades del pueblo. No es justo
que el mundo entero vea a los iraníes, un pueblo con tanta civilización
a sus espaldas, sentado junto con los nazis y fascistas”.
Farzad
Bagherzadeh, periodista, fue más lejos y propuso llevar a los
tribunales a los organizadores del congreso por “atentar contra la
seguridad nacional del país, en estos delicados momentos.”
La
historia de las relaciones entre los iraníes y los judíos se
remontan al siglo VI antes de Cristo. Los relatos bíblicos de Ezra,
Esther, Nejemías y Daniel no sólo sitúan al pueblo judío en
Persia, sino que los libros de historia testifican que Esther
("estrella” en persa), fue una reina judía que gobernó Irán,
y que los 32 lugares sagrados de los judíos, entre ellos la tumba del
profeta Daniel situada en la vieja ciudad Susha, sur de Irán, siguen
siendo lugares de peregrinación para los judíos y musulmanes de la
región.
Hoy
cerca de 25.000 Parsims –"persas" en hebreo, el nombre con
el que se les llama a los judíos iraníes– convierten a Irán,
después del Israel, al Estado con mayor número de miembros de esta
comunidad en Medio Oriente. Ellos son los descendientes de los judíos
liberados por Ciro el Grande tras la conquista de Babilonia en el 539
a.C. Aquel emperador persa promulgó, en la Primera Declaración de
los Derechos Humanos, un decreto por el que se autorizaba a los judíos
exiliados a regresar a Jerusalén y reedificar su templo, con total
libertad de practicar su religión, hablar su lengua y mantener sus
tradiciones. Hoy la comunidad judía iraní posee 43 sinagogas en
funcionamiento, goza de servicios sociales propios como guarderías,
casas de ancianos y un hospital en la capital de 102 camas, que acoge
también a los compatriotas no judíos. También operan asociaciones
como la Organización Central de judíos de Irán, la Sociedad de Judíos
de Teherán, así como organizaciones de mujeres, jóvenes y clubs
deportivos.
Pues,
salvo a las multinacionales de armas y sectores relacionados, a nadie
– sea musulmán, cristiano o judío–, le conviene tergiversar la
historia y provocar más guerras y más sufrimientos en esta azotada
zona del planeta.
(*)
Nazanín Amirian es una escritora iraní actualmente radicada en
Barcelona. Graduada en Ciencias Políticas, entre sus publicaciones en
castellano podemos mencionar "Cuentos Persas" (1997),
"El cuentacuentos persa" (2000), "Al gusto persa"
(2003), "Los kurdos. Kurdistán, un país inexistente"
(2005). Es también traductora de Omar Khayam y otros grandes poetas
persas.
|