Putin colabora
con la OTAN en la guerra colonial de Afganistán (según reconoce este
artículo de la agencia oficial rusa RIA–Novosti), aunque al mismo
tiempo crecen sus roces con EEUU
La OTAN quiere
más dinero y efectivos
Por Víctor
Litovkin
RIA Novosti,
15/02/07
La tarea
prioritaria de la OTAN es garantizar la paz y estabilidad en Afganistán,
lo que quedó subrayado en la reciente cumbre de la Alianza en Riga y
en la reunión informal celebrada por los ministros de Defensa
otanianos en Sevilla.
Más aun, según
afirman altos cargos oficiales en Washington y Bruselas, de la
capacidad de la OTAN para cumplir su tarea en Afganistán dependerá
en buen grado el futuro de esta alianza político–militar que
engloba 26 naciones. Mientras tanto, la misión de la ISAF tiene pocos
visos de coronarse con éxito. Las causas son evidentes y residen en
que no están diseñados los mecanismos de interacción en la
reconstrucción de Afganistán en la etapa postconflicto.
Los dirigentes
de la OTAN ya han llegado a la conclusión inequívoca de que los
problemas de Afganistán no se prestan a soluciones militares. La ISAF
cuyo efectivo orgánico cuenta hoy 35.000 personas procedentes de 37
países, empeña colosales esfuerzos por estabilizar la situación,
pero no le alcanzan las fuerzas. Además, los esfuerzos de la ISAF no
están respaldados con una mejora real de la situación socioeconómica
de los afganos, lo que, desde su punto de vista, justificaría la
presencia de tropas extranjeras en el territorio de su país. De ahí,
los crecientes ánimos de descontento con las tropas otanianas y una
influencia cada vez mayor de los talibán.
El año pasado,
el número de ataques a los contingentes militares de la Alianza se
incrementó de 900 a 2.500. Aumentó en seis veces el número de
atentados cometidos por kamikaze, de 18 a 116; el de actos de sabotaje
con empleo de artefactos de fabricación casera creció de 530 a
1.300. Y aunque los talibán también sufrieron sensibles pérdidas,
sus fuerzas se recuperan rápidamente, según evaluaciones de expertos
militares. Crece asimismo la producción de droga, fuente que nutre el
terrorismo. En 2006, se produjo 6.100 toneladas de opiáceas; un año
antes, 4.100 toneladas. Aumentó también el número de granjas que se
dedican al cultivo de amapola, fallando los intentos de reorientarlas
al cultivo de otras plantas agrícolas.
De momento no
han encontrado un eco positivo la solicitud del mando de la ISAF (los
ingleses acaban de traspasarlo a los norteamericanos), expresada tanto
en Riga como en Sevilla, de enviar refuerzos a Afganistán. Sólo
EE.UU. incrementó su contingente en tres mil efectivos. Polonia
destinó a mil militares. Hasta Ucrania envió a diez militares. Gran
Bretaña está formando el grupo a enviar, mientras los demás países
están reflexionando. Más aun, no se ha logrado eliminar los escollos
(de lo que se habló en la cumbre de Riga) que estorban la coordinación
de las acciones de los contingentes militares acantonados en diversas
zonas de Afganistán. Las limitaciones legislativas nacionales al
empleo de la fuerza armada no permiten, por ejemplo, a las tropas
alemanas participar en las hostilidades fuera de la zona de su
responsabilidad, dificultan seriamente el mando centralizado de las
fuerzas de la coalición.
Se acordó
prestar ayuda recíproca. Pero no se hicieron las respectivas
enmiendas en las legislaciones de unos u otros Estados. Y esto
significa que en cada caso concreto se tomarán las correspondientes
resoluciones, lo que, por supuesto, dificultará aun más el mando de
la ISAF. Pero la enseñanza principal de la campaña que la Alianza ni
pretende disimular consiste en que ni siquiera una organización tan
fuerte es capaz de resolver a solas los problemas de reconstrucción
postconflicto. Con tanta más razón que, siendo alianza militar, la
OTAN no dispone de recursos para prestar ayuda económica o asistencia
técnica a la población afgana.
Debía haber
cumplido esta tarea la mesa redonda convocada hace un año en Londres.
En aquel foro, los patrocinadores prometieron asignar $10.500 millones
al fomento de la economía afgana en los próximos cinco años. Entre
ellos figuran la ONU, el Banco Mundial, la Unión Europea, la OSCE,
organizaciones no gubernamentales... Pero surgen problemas con las
donaciones. Estos problemas no se reducen a que menudo esta ayuda, según
se comunica, es despilfarrada camino a Kabul y en el propio Afganistán.
A menudo el dinero se asigna a compañías de uno u otro país que
deben ejecutar sus proyectos humanitarios y sociales en Kabul y sus
alrededores. Pero de nuevo los recursos no llegan a la población
local, no se invierten en generar nuevos puestos de trabajo, no
contribuyen a mejorar el bienestar de los estratos más pobres.
Ello no
obstante, la Administración de George Bush, según comunican agencias
noticiosas, planea solicitar al Congreso $10.600 millones para
Afganistán. El primer ministro británico Tony Blair prometió 500
millones de libras esterlinas para los próximos tres años. Se
mostraron dispuestos a apoyar a Kabul Francia, Alemania, Japón,
China, India, Turquía, Irán y Rusia. Moscú asumió el compromiso de
condonar los $10.000 millones de la deuda afgana, condicionándolo a
que Kabul renuncie a reclamar indemnizaciones por los daños
ocasionados por las tropas soviéticas entre 1979 y 1989.
De todas
formas, Rusia presta a Afganistán y a la OTAN una ayuda al máximo
posible para el día de hoy, hecho que reconocen los cargos oficiales
de Bruselas. Rusia le proporciona a la ISAF los datos de información,
instruye a policías especializados en la lucha antidroga. El año
pasado, el Ministerio del Interior de Rusia ya formó a 25 policías
afganos y está dispuesta a adiestrar a otros tantos. Es cierto, de
otro lado, que de momento, el Kremlin se niega a ratificar el Tratado
del estatus de tropas extranjeras en su territorio, lo que solicita la
Alianza.
Tal documento
le posibilitaría a la OTAN trasladar a través del espacio aéreo y
ferrocarriles de Rusia sus fuerzas y bienes destinados para Afganistán.
Pero la Duma de Estado (cámara baja del parlamento ruso) no se
apresura a ratificarlo, alegando a las dificultades de carácter técnico.
No se descarta que esto se deba a que la OTAN se niega a cooperar con
la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)
que goza de gran prestigio en los Estados centroasiáticos lindantes
con Afganistán y que afrontan en toda su gravedad el problema de
narcotráfico proveniente de este país.
Moscú no deja
de sugerirle a Bruselas que sólo promoviendo una estrecha cooperación
entre la OTAN y la OTSC, entre todos los países y entidades
interesadas en estabilizar la situación en Afganistán se podrá
combatir con eficacia el terrorismo. Lamentablemente, hasta ahora no
se ha logrado entablar esta clase de cooperación multilateral.
.–
Es la organización militar conformada por Rusia con varios de países
de Asia central que fueron parte de de ex Unión Soviética. (Nota
de SoB).
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