¿Bombardeará
EEUU a Irán el 6 de abril?
Por
Alfredo Jalife–Rahme
La Jornada, 07/03/28
La primera semana de
abril no será apta para cardiacos, ni en las bolsas de valores ni en
los frentes de guerra, primordialmente en la más importante fractura
tectónica de la geopolítica: el golfo Pérsico.
El segmento bursátil
ruso–israelí del oligarca Boris Berezovsky, exiliado en Londres,
filtró la creación de una "OPEP del gas", el 9 de abril,
en Doha, es decir, tres días después de la fatídica fecha que
seleccionó el general ruso Leonid Gregorievich Ivachov, anterior jefe
de estado mayor y ahora vicepresidente de la Academia de Ciencias
Geopolíticas (Novosti, 21/3/07), como la más probable para el
bombardeo de Estados Unidos contra instalaciones estratégicas de Irán,
quizá con armas nucleares tácticas.
De Defensa (25/3/07),
centro de pensamiento estratégico europeo, considera la postura del
general Ivachov como "semioficial". Sus argumentos suenan
muy persuasivos y los ha adoptado el presidente Hugo Chávez. Dice
haber detectado las inequívocas señales tanto en el "pase"
subrepticio de Nancy Pelosi, la lideresa del Congreso, quien en el
presupuesto militar no puso ningún obstáculo a un ataque contra Irán,
como en la reciente reunión del poderoso grupo cabildero israelí–estadounidense
(AIPAC, por sus siglas en inglés) –donde, por cierto, el principal
ídolo de los israelíes paleobíblicos, el fundamentalista
televangelista John Hagee, con sede en San Antonio (Texas, obviously!),
reclamó en forma delirante un Armageddon nuclear contra Irán. Según
el general Ivachov, la "vida sería paralizada" en Irán
mediante la "creación del pánico y la instauración de un clima
de caos e incertidumbre" –que Estados Unidos sabe hacer muy
bien. Se busca atizar las luchas intestinas entre iraníes para luego
"instalar un gobierno proestadounidense". Como que suena muy
hollywoodense.
Las advertencias del
general Ivachov pudieran formar parte de las intensas presiones que
sufre Irán para ceder en su proyecto nuclear. No hay que perder de
vista los antecedentes: EEUU, en la etapa de su aliado el Sha, a quien
luego desechó sin perturbarse, inicia el proyecto nuclear iraní para
"disuadir" a los soviéticos en el mar Caspio. Ni a la URSS
ni a la Rusia contemporánea les encantaría tener misiles provistos
con armas nucleares en su frontera marítima compartida con Irán, sea
laica o chiíta.
Tampoco se pueden
soslayar las querellas sobre el atraso en el pago iraní a Rusia por
la terminación de la planta atómica de Bushehr, ni la contribución
alegre de Moscú en la reciente ronda de sanciones. El mismo general
Ivachov comentó que Rusia no irá a una guerra por Irán. Ya lo sabíamos.
¿Y que tal si Rusia
y China, tras bambalinas, le han tendido una trampa a Estados Unidos
para empantanarse sin redención en todo el golfo Pérsico, para luego
colectar lo que quede de su naufragio?
Bajo la Lupa mantiene
la hipótesis de que si la catástrofe militar estadounidense en Irak
(combinada con las operaciones bélicas fallidas en Afganistán y en
la costa oriental del mar Mediterráneo, en conjunción con sus
aliados de Gran Bretaña e Israel) constituyó las exequias del efímero
imperio unipolar, el bombardeo, sobre todo nuclear, contra Irán
marcará su epitafio.
En un juego muy
cerrado de siete actores –los cinco miembros del Consejo de
Seguridad de la ONU, sumados de Alemania, frente a Irán–, con
intereses entrecruzados, cuando no antagónicos, en varios planos, no
es sencillo detectar las intenciones verdaderas. El problema es que el
reloj de la colisión se encuentra cinco para la medianoche, y se
puede acelerar por un milimétrico error impredecible.
La sobrextensión del
ejército estadounidense lo incapacita para una invasión terrestre,
que además perdería en forma humillante, por lo que su única carta
consiste en un masivo bombardeo aéreo.
La muy extensa y
poderosa literatura propagandística hiperbélica controlada por la
banca israelí–anglosajona da por asentado el bombardeo de Estados
Unidos, al quequizá se sume Israel, quien sería el principal
beneficiario.
La quiebra financiera
global de la banca israelí–anglosajona ("la gente del dinero
de Nueva York", general Wesley Clark dixit) reclama una tercera
guerra mundial para intentar cubrir sus enormes pérdidas y reponerse
mediante la alquimia de la sangre transmutada al monetarista
"papel–chatarra".
La escalada de los
juegos de guerra de Washington y Teherán apuntan a la inminencia de
la colisión. Pero, a nuestro juicio, en esos cinco minutos cruciales
para el destino del género humano pueden suceder muchas cosas, y los
iraníes, si no operan en la cosmogonía apocalíptica a la que
propende en forma esotérica el chiísmo, se pueden sacar de la manga
un conejo de buen tamaño. Tampoco hay que subestimar a los
acorralados iraníes.
Llama la atención la
imperturbabilidad de la teocracia chiíta iraní. El usualmente
moderado Kaveh Afrasiabi (Asia Times, 27/3/07), muy cercano al
anterior presidente Jatami y muy crítico de la forma en que
Ahmadinejad ha conducido las negociaciones nucleares, celebra el apoyo
a Irán de Sudáfrica en el Consejo de Seguridad, al unísono del
redivivo "Movimiento de los No–Alineados", lo cual, a su
juicio, trastocó la correlación de fuerzas en la ONU. Tampoco
concede importancia a las filtraciones del consagrado investigador
Seymour Hersh, quien insiste en la inminencia del bombardeo (CNN,
25/3/07). En esta etapa en espiral, según Afrasiabi, la colisión
apunta en dirección diferente al bombardeo: "pequeñas
escaramuzas combinadas con ataques de aliados interpósitos; captura
de rehenes y guerra de servicios de inteligencia" que en forma
paulatina podrán desembocar en una conflagración mayor.
Ya se vive el
"escenario Afrasiabi" con la serie de secuestros grupales y
asesinatos de personajes entre Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña e
Irán, que se han escenificado con un toma y daca azorante en Irak,
Turquía, Francia y ahora en Shatt–el–Arab.
El "escenario
Ivachov" fue planteado antes del audaz secuestro de los británicos
quienes, por cierto, llama poderosamente la atención se hayan dejado
capturar sin haberse defendido, lo que obliga a plantear, entre las
varias hipótesis vertidas, que se puede tratar de un clásico juego
de perfidia de Gran Bretaña.
Los británicos, por
sus características sicogeográficas exiguas (su territorio es del
tamaño de Chihuahua), son pérfidos, pero no tontos, mucho menos
suicidas, como los barbáricos fundamentalistas estadounidenses, ni
apocalípticos, como los israelíes paleobíblicos.
La jugada no es
lineal, sino de geometría variable, y nadie la opera mejor en el
Medio Oriente como la antigua Persia, también por sus características
psicogeográficas.
En la fase evolutiva
del ascenso del "poder ciudadano global", el consciente
colectivo de la humanidad no podrá tolerar bajo ninguna circunstancia
otro holocausto nuclear al estilo de Hiroshima y Nagasaki, lo cual
parece habérsele olvidado tanto a la víctima, el gobierno japonés,
como al verdugo estadounidense.
Lo importante no será
el 6 de abril, sino "El Día Después", cuando EEUU e
Israel, y quizá Gran Bretaña, se habrán aislado en forma suicida
del concierto de la civilización universal y del emergente poder
ciudadano global. En todos los escenarios visibles ya perdió Estados
Unidos, pero con la guerra, no se diga nuclear, perderá infinitamente
mucho más.
|