Irán

 

Del Golfo de Tonkín al Golfo Pérsico hay sólo un paso: la mentira

Por Hernán Mena Cifuentes
ABN, 30/03/07

La distancia que separa al Golfo de Tonkín del Golfo Pérsico es de varios miles de kilómetros, pero ambos cuerpos de aguas estarían a solo un paso uno del otro, si la medición se hace con la vara de la mentira que está a punto de utilizar el Imperio en Irán, tal como lo ha hecho a lo largo de la historia so pretexto para desatar sus guerras de conquista alrededor del mundo como sucedió en Vietnam, Cuba, Granada, y más recientemente en Irak.

Incapaz de doblegar la firme decisión de Teherán de poner fin a su programa de desarrollo nuclear con fines pacíficos, Estados Unidos con apoyo de sus aliados de Europa Occidental y otros países miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, arrogándose el nombre de la Comunidad Internacional, impuso una serie de sanciones al país persa, y al constatar el fracaso de las mismas, se dispone a iniciar otra de sus aventuras bélicas para adueñarse de los inmensos recursos energéticos de Irán.

Ante los vientos de guerra que soplan en el Golfo Pérsico, la sociedad planetaria, liberada de la Cultura de la Muerte que le impuso como un dogma el Imperio en las últimas décadas, rechaza con vehemencia la amenaza de un conflicto que sería más sangriento que los que hoy asolan a Irak y Afganistán, uniéndose a las voces de repudio que desde Venezuela han lanzado el Presidente Hugo Chávez Frías y el pueblo venezolano a través de la Asamblea Nacional, en un llamado a la paz para evitar ese otro genocidio en puertas.

Porque, basados únicamente en la fuerza que le otorga al país del Norte su vasto poderío militar y económico, han recurrido a lo largo de la historia, al recurso de las mentiras más obscenas como excusa para iniciar sus guerras contra naciones militarmente débiles y por lo tanto, vulnerables, aparentemente incapaces de resistir con éxito, la invasión y ocupación de su territorio, pero que no obstante, han sabido defender exitosamente con las armas de la inteligencia y la dignidad.

A partir de esa torpe óptica imperial, comenzó a conformarse un amplio expediente que, a manera de prontuario criminal, reseña de manera elocuente, los crímenes de lesa humanidad que ha cometido los EEUU, desde su época de incipiente imperio hasta nuestros días cuando, convertido en la potencia militar y económica mas grande de la historia, sigue ignorando principios éticos y valores morales, utilizando la falacia y la mentira en su demencial empeño por conquistar al mundo.

Esto se evidencia una vez más, con la reciente concentración en aguas del Golfo Pérsico, de una poderosa flota aeronaval estadounidense y las maniobras que ese componente militar viene realizando con propósitos intimidatorios, al igual que la revelación hecha por varios medios sobre supuestos planes de EEUU e Israel para la ejecución de masivas incursiones aéreas contra instalaciones militares y nucleares iraníes, algo que los analistas consideren como signos de una inminente guerra contra Irán.

Tal posibilidad cobró aún más fuerza, tras la captura esta semana por fuerzas iraníes, de 15 infantes de marina y marineros británicos que según admitieron los mismos detenidos, habrían penetrado deliberadamente en aguas territoriales del país persa, hecho que niega enfáticamente Gran Bretaña, cuyo Primer Ministro debió bajar el tono amenazante de su inicial reacción ante el incidente frente a la firme posición de Teherán que exige disculpas por la ilegal acción como condición para liberar a los retenidos.

Por su parte, algunos suspicaces observadores ven el incidente como un acto deliberadamente perpetrado, a manera de señuelo colocado por Washington y Londres, con la intención de justificar, una vez que la complaciente ONU, con el apoyo de sus aliados europeos y de otras naciones obedientes, llegasen a condenar la acción iraní, dándole un motivo para desatar la guerra contra el país persa, bajo el pretexto de responder a la supuesta agresión.

A esas acciones prebélicas, se suma otra maniobra ejecutada casi simultáneamente como un «globo de ensayo», lanzado esta semana por los medios occidentales, al informar que lanchas torpederas iraníes habían atacado a uno de los buques de guerra estadounidenses que operan en aguas del Golfo Pérsico, recurso que no habría prosperado por razones hasta ahora desconocidas, ya que, a pocas horas de divulgarse la noticia, está fue desmentida por voceros oficiales de EEUU y Gran Bretaña. (Algo fallaría en el último momento.) Ello no descarta el hecho de que el Imperio continúe con su plan dirigido a abrir las puertas a un nuevo conflicto bélico en la región, el cual, seguirá seguramente el mismo guión de la agenda imperial que marca el accionar de su proyecto de conquista planetaria y que, en razón de los últimos acontecimientos ocurridos en la región, todo hace suponer, será una copia al carbón de lo sucedido hace cuatro décadas en el Golfo de Tonkín, donde un incidente manipulado dio origen a la guerra de Vietnam.

El incidente del Golfo de Tonkín fue una farsa inventada por EEUU mediante una operación de «inteligencia» que en agosto de 1964 «fabricó» un ataque de lanchas torpederas norvietnamitas contra el acorazado USS Maddox que patrullaba dichas aguas, a fin de justificar la guerra en ese país del Sudeste Asiático, conflicto que duró diez años y costó la vida a millones de hombres, niños, mujeres y ancianos vietnamitas y a 58 mil soldados estadounidenses.

A tres décadas de aquel conflicto, cegados por la soberbia y prepotencia que caracteriza a los gobernantes yanquis, George W. Bush y su banda de «halcones», en complicidad con Tony Blair, el Primer ministro británico, que le siguió fielmente, junto con el español José María Aznar, a decir de los medios, como «perros falderos» en la conjura desplegada hace cuatro años para invadir a Irak, pretenden reeditar esa estrategia contra Irán, a pesar de no contar con el apoyo del Congreso ni del pueblo estadounidense, ni del resto del mundo.

Tan brutal comportamiento no es nuevo para quienes gobiernan desde la Casa Blanca junto con los amos del Complejo militar–industrial de EEUU y para el séquito de colaboracionistas que se benefician como buitres, de los restos del botín que el Imperio deja cada vez que invade y ocupa pueblos, entre ellos La Gran Prensa que los apoya, calificando esas guerras como «gestas de liberación» y ocultando las masacres que cometen, como las de May Lai en Vietnam y la de Faluya, en Irak.

El uso sistemático de la mentira por parte de EEUU para justificar sus guerras de conquista comenzó a fines del siglo XIX en Cuba, para entonces, la última colonia española en América, cuando el incipiente imperio yanqui fingiendo esa vez, como lo haría 66 años mas tarde en Tonkín, inventó un ataque contra el acorazado USS Maine, fondeado en el puerto de La Habana. Una explosión sacudió la nave una noche de febrero de 1898, dejando un saldo de 266 tripulantes muertos, tragedia que sirvió como argumento para declarar la guerra a España.

Luego se sucederían otros episodios trágicos, todos, con la intención de desatar conflictos bélicos en los que EEUU sería autor directo o indirecto de los mismos, como lo fue el hundimiento durante la Primera Guerra Mundial, del buque de pasajeros inglés Lusitania que había zarpado de Nueva York llevando oculto en sus bodegas un cargamento de granadas, proyectiles y otras armas estadounidenses para Inglaterra.

El hundimiento de la gran nave por el torpedo lanzado desde un submarino alemán, fue propiciado por el gobierno de Londres en una canallesca, conjuro que sirvió igualmente de excusa a Washington para declarar la guerra a Berlín, «por el ataque sin sentido a civiles» de parte de Alemania.

Con el correr del tiempo se darían nuevos casos en los que se vieron comprometidos la honestidad y sinceridad de los gobernantes que ocuparon la Casa Blanca, como el ataque a Pearl Harbor por la aviación japonesa, acción que Tokio se vio obligado a ejecutar ante el embargo petrolero y de metales que le había impuesto Washington a Japón, junto con la prohibición de tránsito a cualquier buques japonés por el Canal de Panamá, medidas que estrangulaban su economía.

EEUU, se vino a descubrir años más tarde, conocía de antemano los planes de Japón para atacar Pearl Harbor, ya que se había descifrado la clave secreta de las comunicaciones entre Tokio y su embajada en Washington, y no obstante permitió el ataque del 7 de diciembre de 1941, que costó la vida a miles efectivos militares y el hundimiento de una parte de la flota estadounidense, con excepción de varios portaaviones. Estas naves habían zarpado de esa base del Pacífico hacia mar abierto, horas antes del raid aéreo. Inmediatamente, EEUU declararía la guerra a Japón, en respuesta al «traidor ataque.» Transcurridos apenas cinco años de finalizada la Segunda Guerra Mundial tras el genocidio de Hiroshima y Nagasaki, el Imperio libró en 1950 otro conflicto bélico, esta vez en Corea, apoyado por la recién creada ONU, organismo que siempre ha servido de facilitador de sus planes de agresión en razón del poder del veto que se auto adjudicó junto los otros cuatro países vencedores en la guerra, pero esa vez sus planes fracasaron, debiendo conformarse con armisticio que terminó dividiendo en dos Estados a la península coreana.

Luego vendría la guerra de Vietnam, iniciada con el incidente del Golfo de Tonkín en 1964, la cual terminaría 10 años mas tarde en completa derrota para las fuerzas estadounidenses, poniendo fin a un conflicto que envolvería además a Laos y Camboya.

Transcurrido un período de relativa paz en esa región, EEUU trasladó sus planes de agresión a América Central y el Caribe, agrediendo directamente o en complicidad con gobiernos lacayos y mercenarios armados y financiados por la CIA, a los pueblos de Cuba, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Panamá, aplicando una vez mas, su agenda de mentiras, al decir, que los movimientos de liberación que allí se desarrollaban, y la diminuta isla caribeña eran una amenaza para la seguridad de la región y del Imperio.

Con el devenir del siglo XXI, cuando la humanidad ingenuamente llegó pensar que se iniciaba una era de armonía y paz en el planeta, EEUU volvió a la carga con mas furia que antes, invadiendo Afganistán, con su guerra de Justicia Infinita, a raíz de los atentados del 11–Sep. cuya autoría, que Washington atribuyó a Al–Qaeda, y a su líder Osama Bin Laden, ha sido puesta en duda por expertos en siniestros, investigadores policiales, periodistas y científicos, quienes, señalan que fueron obra de Washington.

El 20 de marzo de 2003 el Imperio cometería otra mas de sus inmorales guerras basadas en la mentira, al invadir a Irak, junto con su séquito de lacayos encabezados por Tony Blair y José María Aznar y la sumisa posición de la ONU, que una vez más, pese a la oposición de los pueblos del planeta y de sus líderes más auténticos como Juan Pablo II, Hugo Chávez Frías, Fidel Castro y otros, se plegó mansamente a sus planes permitiendo la agresión y legalizando la ocupación.

Mas la prepotencia y soberbia de sus líderes, que le impiden ver la realidad de un mundo cansado de la pesada carga de muerte y destrucción impuesta por EEUU durante más de un siglo, les impele hoy a lanzarse a la aventura de otra guerra a pesar de la corriente de justicia y paz que los pueblos les opone, y utilizando la mentira, la vara con que siempre miden sus acciones, colocan al Golfo Pérsico a solo un paso del Golfo de Tonkín, donde hace cerca de medio siglo comenzó el declive del Imperio.