Sanciones
contra Irán y… contra Rusia
Por
Viacheslav Titiokin
Sovietskaya Rossia / Rebelión, 28/03/07
Traducido
del ruso por Josafat S. Comín
Parece
que la valerosa política exterior rusa se prepara una vez más –y
van tres– para pisar el mismo rastrillo de fabricación americana.
El pasado sábado con una unanimidad enternecedora, el Consejo de
Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1747, que establece
sanciones contra Irán. Hace unos meses fue aprobada la resolución
1737 sobre el mismo tema. El chantaje económico contra Irán se
endurece.
Cabe
señalar, para ser justos, que tres países miembros no permanentes
del Consejo de Seguridad –Qatar, Indonesia y Sudáfrica–
presentaron una propuesta de resolución, significativamente más
comprensiva. Sin embargo, los miembros permanentes del Consejo de
Seguridad, a los que se unió Alemania, presionaron a los
“desobedientes”. Hay que pensar que la diplomacia rusa tuvo algo
que ver en ese amordazamiento de los representantes de los países del
tercer mundo.
En
cualquier caso, la disposición de la Federación Rusa a respaldar el
documento preparado por sus “socios” occidentales, sin duda obligó
a los tres países mencionados a retirar su proyecto de resolución.
Volveremos
sobre el tema del rastrillo que pisa el gobierno ruso por tercera vez,
pero veamos primero en que consisten las sanciones y como ha
reaccionado la parte iraní.
La
resolución 1747 del CS de la ONU establece la prohibición de
proporcionar créditos a Irán por la vía gubernamental y el embargo
para la exportación de armamento de Irán a terceros países. El
Consejo de Seguridad ratificó además el listado de 13 compañías
iraníes y 15 personas físicas, a las que se les van a congelar sus
cuentas en el extranjero por su relación con el programa nuclear iraní.
La
reacción del gobierno iraní ha sido inmediata. El presidente
Ahmadineyad declaró que el documento no representa ninguna novedad
para la nación iraní. “Esta resolución ilegal de carácter
intimidatorio no detendrá ni por un segundo la actividad legítima y
pacífica del programa nuclear iraní.”–subrayó. Ahmadineyad acusó
al Consejo de Seguridad de negarse incluso a escuchar al Ministro de
Exteriores de Irán antes de votar la resolución. “Los miembros del
Consejo actúan al mismo tiempo como jueces, fiscales, querellantes y
ejecutores de la sentencia sin permitir al abogado de la parte
contraria defender sus intereses”, –dijo el jefe de gobierno.
El
ministerio de Exteriores de Irán, a su vez señaló, que la resolución
del Consejo de Seguridad de la ONU “tendría consecuencias” En
palabras del responsable de exteriores Manouchehr Mottaki: “los
actos ilegales, injustificados e inadecuados, nos hacen perder la
confianza en el Consejo de Seguridad”. M. Mottaki declaró: “Hay
dos vías para la resolución del problema. La primera se basa en las
conversaciones. El segundo camino es el de la confrontación. La República
Islámica siempre ha preferido la primera vía. Irán ha estado
dispuesto a entablar negociaciones sin condiciones previas. Estamos
preparados para debatir cualesquiera cuestiones y buscar
soluciones”.
Sin
embargo en las nuevas circunstancias Irán ya ha paralizado su
cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA), exigiendo que el CS de la ONU devuelva las competencias sobre
el programa nuclear a esa institución. Mientras eso no sea así, el
OIEA no recibirá ninguna información de la parte iraní sobre el
avance de su programa nuclear.
Volvamos
ahora sobre la cuestión del rastrillo con el que vuelve a tropezar el
gobierno ruso. ¡Es la tercera vez que se repite el mismo esquema! La
primera vez se probó en Yugoslavia, la segunda en Iraq, y ahora se
vuelve a aplicar en el caso iraní. ¿En qué consiste ese esquema? En
que para empezar, contra el país al que los EE.UU. quisieran aplastar
debido a su desobediencia, se aprueban sanciones: La excusa es la
misma: no se atiene a las exigencias de la “Comunidad
Internacional”. En realidad, cuando se dice “comunidad” se
presupone únicamente a los EE.UU.
Israel
lleva décadas negándose a cumplir las resoluciones del CS de la ONU
y de la Asamblea General de la ONU, pero las sanciones no llegan
siquiera a debatirse. Para algo son los amigos de EE.UU.
A
Tel–Aviv se la trae al pairo la opinión de la “Comunidad
Internacional”. Es algo que siempre se le ha dado bien.
Pero
volvamos a los “países–proscritos”, como ha bautizado EE.UU a
los “desobedientes”, incluyendo a Irán.
Al
aprobar sanciones contra ellos, estas van acompañadas de las
correspondientes muecas y reverencias, para que quede claro que se
hace únicamente con el objetivo de impedir a la “Comunidad
Internacional” (EE.UU. y sus vasallos) verse abocada ante la triste
necesidad de tener que emplear la fuerza.
De
todos es sabida la pacífica tradición de los usaamericanos. No harían
daño a una mosca sin motivo. Por eso se la dan con queso a todo el
mundo (representando una aflicción insoportable), demostrando que ha
sido su amor innato por la humanidad y el deseo de hacer entrar en razón
a los poco razonables árabes (serbios, persas, rusos), lo que les ha
llevado a implantar un bloqueo económico.
¿Qué
viene luego? El país sometido al chantaje económico, declara
orgulloso, que no piensa ceder ante ese chantaje. En Washington la
gente es paciente (suponiendo que sean gente).
Digamos
que sí, que son personas. Al menos esa es su apariencia externa.
Aunque como resultado de las sanciones contra Iraq en los 90, debido a
la falta de medicamentos, agua potable y alimento murieron cerca de
medio millón de niños menores de cinco años. Así que llamar gente
a estos caballeros, que visten elegantes trajes, solo puede hacerse
condicionalmente.
Así
pues, esta “gente” espera pacientemente, cuando bajo la influencia
del bloqueo, la vida en el país–víctima comience a empeorar
sensiblemente, cuando el descontento desemboque en protesta política,
cuando el pueblo comience a culpar de sus desgracias no a los EE.UU.,
sino a su propio gobierno, por no haber querido llegar a un acuerdo
con los vampiros disfrazados de humanos.
Las
explicaciones de que es imposible acordar nada con los vampiros,
puesto que solo se alimentan de sangre (y petróleo), de nada servirán.
El pueblo (igual que sucede en Rusia, aunque cada vez menos) da por
supuesto que si los vampiros tienen apariencia humana, sus costumbres
deben ser humanas.
Teniendo
en cuenta el inevitable embargo del suministro de armamento, se verá
disminuida la capacidad defensiva del país, igual que pasó con Iraq
y Yugoslavia, que tenían ejércitos fuertes, pero que se vieron muy
debilitados al carecer de la posibilidad de acceder a nuevos sistemas
y de piezas de repuesto para el armamento viejo.
De
este modo, ya tenemos al pueblo descontento, la oposición se
fortalece y el ejército se debilita. Es aquí, cuando nuestros
“amigos” usaamericanos declararán que la comunidad internacional
no está dispuesta a seguir consintiendo esa desobediencia. El
Departamento de Estado de los EE.UU y los hombres píos de la CIA
encontrarán rápidamente la excusa necesaria y…los canales de
televisión rusos comenzarán entusiasmados a retransmitir el despegue
de los bombarderos de los portaviones y los lanzamientos de misiles.
Mientras, lógicamente mostrarán su pesar por las inevitables víctimas
entre la población civil. Pero esos mismos canales, al mismo tiempo
comenzarán su trabajo preparatorio, para justificar ante los ojos de
los telespectadores el lanzamiento de misiles mortíferos. Todo por
culpa de la tozudez del correspondiente “régimen”.
Luego
sin embargo comenzará a verse que las cosas no siguen el plano fijado
por los usaamericanos. Y que esos asuntos se encuentran en total
contradicción con los intereses de Rusia. Entonces el sabio
gobernante de turno declarará con tono altivo e inflexible, que el
ataque ha sido un gran error estratégico de los EE.UU, y que nosotros
tan estupendos, nunca lo hemos apoyado.
¡Si
que lo hemos apoyado! ¿Quién votó en 1991 y en años sucesivos a
favor de las sanciones contra Iraq? ¿Quién votó en 1991 y en años
sucesivos a favor de las sanciones contra Yugoslavia? ¿Y cómo acabó?
¡Con una intervención en Yugoslavia y luego en Iraq! Hoy comienza a
seguirse el mismo guión contra Irán.
Por
cierto que el señor Churkin, representante permanente de la Federación
Rusa en la ONU, el mismo que levantó la mano votando a favor de las
sanciones contra Irán, fue en los 90 representante especial de
Yeltsin en los Balcanes y tomó parte muy activa en las maniobras
diplomáticas de aquel tiempo. Como sabemos, esas maniobras condujeron
a la derrota de nuestro aliado estratégico, Yugoslavia, y
posteriormente a la muerte de Slovodan Milosevic. Así que el señor
Churkin mejor que nadie debe saber que consecuencias traerá la
resolución 1747 del Consejo de Seguridad de la ONU.
En
lo que concierne a Rusia, no es más que un nuevo modelo de la entrega
de posiciones de nuestro país. No hace mucho, en Munich, el señor
Putin hizo una grandilocuente declaración sobre el pragmatismo y la
independencia de la política exterior de la Federación Rusa, sobre
los intereses de Rusia que se anteponen ante todo. ¿Dónde están aquí
los intereses de Rusia? Perdemos un importantísimo contrato para
terminar de construir la central Nuclear de Bushera, al que podían
seguir más contratos igual de sustanciosos. La participación de la
Federación Rusa en el bloqueo económico a Irán supone un
impedimento para la creación de un excepcionalmente importante cártel
de países productores de gas. Había planes de participación de
compañías rusas en la prospección de nuevos yacimientos petrolíferos
en Irán. Ahora junto a todos esos planes habrá que poner un signo de
interrogación bien gordo, cuando no una cruz.
Como
declaró el presidente Ahmadineyad sobre la resolución 1747: “La
nación iraní no olvidará a aquellos que la han apoyado, y revisará
sus relaciones internacionales”.
Dentro
de 60 días, si Irán no renuncia al congelamiento de su plan nuclear,
Occidente insistirá en aprobar un nuevo paquete de sanciones. Todo se
repite. Ya es la tercera vez. El sendero por el que camina el gobierno
ruso, no solo es resbaladizo, sino excepcionalmente peligroso. Y no sólo
para Irán. También para Rusia.
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