Entrevista a la escritora y activista egipcia
Nawal El Saadawi:
"Mubarak imita a Bush, más dictadura bajo
apariencia de democracia"
Por
Amy Goodman
Democracy
Now, 12/04/07
Rebelión,
15/04/07
Traducido por Sonia Martínez Icardo
La feminista, escritora y activista egipcia,
Nawal El Saadawi, desafía a aquellos que la amenazan para hablar
acerca de los derechos de la mujer y la democracia en Egipto.
Nawal El Saadawi charló con Democracy Now!
acerca de las recientes enmiendas constitucionales, los Hermanos
Musulmanes (Muslim Brotherhood) y su enfrentamiento a la campaña política
y religiosa organizada contra ella por las autoridades de la
universidad de Al–Azhar. El Saadawi es una de las más reconocidas
activistas pro–Derechos Humanos de Egipto. Fue prisionera política
en su país en los años ochenta y vivió en el exilio durante mucho
tiempo debido a las numerosas amenazas de muerte que recibió por
parte de diversas organizaciones.
En Egipto, la participación de los electores en
el controvertido referéndum acerca de las enmiendas a la constitución
del país fue tan sólo del 5%, según las organizaciones de defensa
de los Derechos Humanos –muy por debajo del 27% que aseguraba el
gobierno– La votación, que tuvo lugar el pasado mes de marzo, fue
boicoteada por grupos de la oposición, como los Hermanos Musulmanes.
Mientras el gobierno egipcio vendió la reforma
constitucional como una reforma democrática, los cambios se perciben
más bien como una forma de mantener en el poder al presidente Hosni
Mubarak. Las enmiendas suman poderes a la constitución que pueden
permitir que el presidente disuelva con mayor facilidad el Parlamento
y le otorga carta blanca para suspender las libertades civiles y
encarcelar a cualquiera que sea considerado una amenaza terrorista.
Los cambios también penalizan la actividad política centrada en la
religión y atenúan la supervisión jurídica del proceso electoral.
Amnistía Internacional describió a las
enmiendas como ‘la mayor erosión de los Derechos Humanos en 26 años’.
La secretaria de estado estadounidense,
Condolezza Rice se reunió con el presidente Mubarak en Egipto un día
antes del referéndum. Rice fue permisiva con los cambios. Dijo: ‘El
proceso de reforma es difícil. Tendrá sus altibajos’. Egipto
recibe tan sólo menos de dos billones de dólares al año de EEUU.
Amy Goodman: Bienvenida a Democracy now!, es
maravilloso tenerla con nosotros.
Nawal El Saadawi: Gracias
A.G.: Podría empezar hablándonos acerca del
referéndum. ¿Qué importancia tiene?
N. E. S.: Es como volver a la dictadura bajo la
apariencia de una democracia, y esto es exactamente lo que está
sucediendo en todo el mundo, no sólo en Egipto. Mubarak tan sólo está
imitando aquello que George Bush está haciendo: más dictadura bajo
la apariencia de democracia.
A.G.: Las organizaciones de defensa de
los Derechos Humanos dijeron que sólo había participado un 5% de la
población en la consulta, el gobierno sin embargo dijo que había
participado un 27% de la población…
N. E. S.: Están mintiendo. El 50% de la población
egipcia vive por debajo del umbral de la pobreza debido a la
globalización y el neocolonialismo. Así que, realmente, a la gente
no le preocupa la política. Simplemente observan y ríen, y, ya
sabes, el Ministro del Interior ofrece cifras: 27%, 50%, 99,9%...
A.G.:¿Cómo describiría al presidente, Hosni
Mubarak?
N. E. S.: Sigue la política que llevó a cabo el
régimen de Sadat. Al seguir este tipo de políticas, Egipto se
convierte en una colonia estadounidense. Volvemos a la dictadura con
la apariencia de democracia, a la pobreza, el subdesarrollo… Vamos
hacia atrás.
Hay una imagen de Egipto, la que ofrece la
publicidad, los medios de comunicación, pero cuando vas allí, te das
cuenta de que crece el desempleo, crece la pobreza, la opresión de
las mujeres, la imposición del velo a las mujeres, el fanatismo, el
fanatismo religioso. Y Condolezza Rice va y viene a Egipto diciendo
‘muy bien, muy bien’, a veces añade alguna crítica. Prepara el
terreno para que continúe el sistema dictatorial, para que aumente la
pobreza, para que se reavive el neocolonialismo.
A.G.: Ahora mismo se enfrenta a ciertas
amenazas, una campaña política y religiosa montada contra usted por
las autoridades de la universidad de Al–Azhar. ¿Podría explicar
quiénes son y qué obra de teatro ha generado esta controversia?
N. E. S.: Mi padre se graduó en Al–Azhar como
estudioso del Islam y estaba en contra de la educación islámica que
se impartía en Al–Azhar. Se mostraba crítico porque estaban enseñando
el Islam de un modo muy atávico.
A.G.: Al–Azhar es la universidad islámica más prestigiosa
N. E. S.: La Universidad Al–Azhar es la más
alta institución islámica en Egipto, en todo el mundo islámico. Se
equipara a lo que representa el Vaticano para los cristianos. En el
fondo, lo que han hecho ha sido saquear al Islam. Enseñan a la gente
el Islam de una forma muy distorsionada.
Mi padre se graduó en esta universidad, para
después rebelarse contra ella. Colaboraron con el colonialismo británico.
Cuando éramos estudiantes que luchaban contra los británicos y
contra el rey, ellos colaboraban con nosotros, con los británicos y
con el rey. Así que su historia es un poco turbia.
Lucharon contra cualquier intelectual o escritor
que se mostrara un poco crítico con sus postulados, y ya sabes lo que
hice en mi obra de teatro, titulada God resigns at the summit meeting.
Hablo, de hecho, del conflicto entre dos concepciones de Dios. Mi
abuela, que era una mujer de pueblo, analfabeta, me dijo cuando yo era
joven: ‘Dios es justicia, y lo conocemos a través de nuestro
cerebro. Dios no es un libro’. Dios no es una escritura de la que
las personas hacemos diferentes interpretaciones, para después
matarnos entre nosotros, como los sunnies y los shiitas en Irak, los
musulmanes y los cristianos, etcétera. Así que yo entiendo el Islam
de un modo muy liberal, pienso que Dios es justicia. Luchamos por la
justicia. Si luchamos por la justicia, somos mucho más religiosos que
aquellos que van a rezar. Así que a Al–Azhar no le gustó mi obra
porque va contra la enseñanza del Azhar en la universidad, y no
quieren que la gente entienda que Dios es justicia. Sólo quieren la
escritura, el Corán, el libro, la Biblia.
A.G.: Está impulsando una campaña para
que los niños puedan llevar el apellido de sus madres. ¿Podría
explicar el contexto de esta campaña y por qué la lleva a cabo?
N. E. S.: En realidad, es mi hija la que es
escritora. Su nombre es Mona Helmi. Es columnista en un semanario de
El Cairo llamado Rose–El Youssef. El día de la madre dijo, ‘¿Qué
voy a regalar a mi madre?, ¿un vestido o unos zapatos?, el regalo que
le haré a mi madre será llevar su apellido’. Así que su nombre
será Mona Nawal Helmi.
Mi hija dice que esta solución solventaría el
problema de dos millones de niños ilegítimos. En Egipto, de acuerdo
con la ley (tanto la ley ordinaria, como la ley islámica) si un niño
no tiene padre, adopta el apellido de su madre, pero se le considera
ilegítimo y carece de los mínimos Derechos Humanos. Si devolvemos la
propiedad a la madre, y los niños pueden llevar su apellido, entonces
podrán disfrutar de sus derechos y podremos eliminar para siempre la
palabra ‘ilegítimo’ de nuestras leyes.
El país estaba dividido: 50% a favor y 50% en
contra. Algunos islamistas, y, por supuesto, las instituciones
tradicionales islámicas y las instituciones políticas están contra
ella.
A.G.: ¿Podría hablar acerca de la
reciente visita del número dos en el Congreso de los EEUU, Steny
Hoyer y de Nancy Pelosi, –la mano derecha del portavoz del
Congreso– para reunirse con el líder de los Hermanos Musulmanes, en
la casa del embajador de EEUU en Egipto? ¿Qué significado tiene esta
visita? Un miembro del Congreso de EEUU se reúne con el líder de los
Hermanos Muslmanes en la casa del embajador de EEUU en Egipto, El
Cairo.
N. E. S.: Si retrocedemos y observamos la
historia de los Hermanos Musulmanes en Egipto, siempre han estado
apoyados por el colonialismo británico y ahora negocian con el
neocolonialismo estadounidense. Conocemos su historia. Ellos se
esfuerzan por conseguir poder, de cualquier forma. Y pueden: ya que
colaboraron con los británicos, con el colonialismo británico, ¿por
qué no hacerlo con el neocolonialismo estadounidense?
A.G.: ¿Son los Hermanos Musulmanes una organización ilegal en
Egipto?
N. E. S.: Bueno, a veces es ilegal. Podríamos
decir que es semi ilegal.
A.G.:¿Podemos decir que son tolerados?
N. E. S.: Semi prohibidos, tolerados. Los
Hermanos Musulmanes y el neocolonialismo son hermanos gemelos, como
suelo decir de George Bush y Bin Laden.
A.G.: ¿Qué papel juegan en Egipto? ¿Se
les reprime?
N. E. S.: Utilizan el Islam. En el nombre del
Islam, en el nombre de Dios, pueden hacer lo que quieran. Engañar a
la gente; ayudarles –en aspectos insignificantes– para lograr
lavarles el cerebro; crear conflictos entre cristianos y musulmanes;
imponer el velo a las mujeres. Así que las mujeres, en lugar de
luchar con fuerza contra la opresión política, se ponen un velo en
la cabeza. Existe mucha decepción bajo el nombre de la religión, y
es muy peligroso, porque el velo que están poniendo en las mentes a
los egipcios y egipcias los Hermanos Musulmanes es un grave problema
hoy en día para Egipto.
A.G.: ¿Qué aspectos deben conocer los
estadounidenses acerca del Egipto actual? ¿Cuáles serían los más
importantes?
N. E. S.: Deben saber que es inútil: no pueden
colonizar Egipto. Ni política ni económicamente. Ni siquiera podrán
con Irak. EEUU ha organizado un desastre allí, peor que el de
Vietnam. Deberían saber que es inútil invadir un país contra la
voluntad de su pueblo, aunque el pueblo no esté organizado.
El problema de los egipcios es que no están
organizados. Se nos ha prevenido contra la organización política.
Nuestra asociación, que era una asociación de mujeres, fue prohibida
por el gobierno egipcio en 1991 porque protestamos contra la guerra
del Golfo de George Bush, el mayor, el padre.
Así que los EEUU, la administración Bush (el
gobierno de los EEUU, no el pueblo. Me gusta que el pueblo
estadounidense, como tú, luche a nuestro lado) debería saber que es
inútil. Deberían salir de Irak. Tienen que salir política y económicamente
de Egipto, porque el pueblo ganará.
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