Irán

 

En cualquier circunstancia, Irán saldrá ganador

Por Gueorgui Mirski (*)
RIA Novosti, Moscú, 16/04/07

La situación en torno a Irán se está discutiendo en dos aspectos: ¿realmente los iraníes están a punto de crear bomba atómica? y ¿abriga EEUU los planes de atacar a Irán?

Para enriquecer uranio hasta el 90% y crear bomba atómica durante un año bastarán varios miles de centrifugadores. Anteriormente, los iraníes anunciaban los planes de aumentar hasta 3.000 su número en la planta de Natanza, y al día siguiente después de la celebración del Día Nacional de Tecnologías Nucleares (9 de abril), el vicepresidente de Irán y jefe de la Organización Nacional de Energía Nuclear, Gholamreza Aghazadeh, habló de los planes de poner en marcha 50.000 centrifugadores.

Ello no obstante, funcionarios de la AIEA  (Agencia Internacional de Energía Atómica) en reiteradas ocasiones manifestaban que era imposible demostrar la aspiración de Irán a desarrollar su propia arma nuclear. Pero hay indicios indirectos de que los iraníes persiguen no sólo objetivos civiles al desarrollar su sector nuclear.

Todavía en 2005, Moscú le propuso a Irán enriquecer uranio en el territorio ruso, garantizando el suministro de combustible nuclear para los reactores nucleares iraníes en pleno volumen. Las autoridades iraníes rechazaron esta oferta, igual como todo un conjunto de propuestas adelantadas por miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania.

Recordemos que a Irán se le prometía asistencia para ingresar en la OMC, en la construcción de centrales electronucleares y el suministro de repuestos para aviones comerciales a condición de que renunciara a enriquecer uranio.

¿Por qué Irán rechazó ofertas tan seductoras? En ambos casos, la causa es una sola: evitar control externo sobre el enriquecimiento de uranio. Parece que en las negociaciones Irán sólo da largas al asunto con tal de poder empezar a enriquecer uranio en proporciones necesarias para crear bomba atómica.

Pero Irán no necesita la bomba como tal. Simplemente no tendrá dónde emplearla. EEUU está demasiado lejos, mientras en Israel viven no sólo judíos sino también árabes, la mayoría de los que son musulmanes. ¿Acaso osará la República Islámica de Irán que pretende erigirse en líder del mundo musulmán, cometer la matanza de millones de correligionarios suyos? Evidentemente que no. Por lo tanto, el empleo práctico de la bomba es poco probable. Irán simplemente ha decidido detenerse a un paso de la creación de la bomba, lo que permitirá a sus dirigentes granjearse inusitado prestigio entre la población del país, ocupar posiciones dominantes en el mundo musulmán e imponer sus condiciones a Occidente.

Cabe decir que ya ahora Irán habla con todos desde posiciones de fuerza por sentirse invulnerable y no temer ataque por parte de EEUU. La operación terrestre es imposible por estar los norteamericanos enfangados en Irak, mientras los golpes selectivos contra objetivos nucleares, aun cuando detengan por varios años el desarrollo del programa nuclear, de todas formas no conducirán al cambio del régimen.

Además, cuesta trabajo imaginar que los iraníes permanezcan cruzados de brazos y asesten golpes de represalia. Por ejemplo, podrían lanzar ataques contra campos petrolíferos de los países vecinos y bases militares de EEUU emplazadas en el área. Esto tendría consecuencias fatales para EEUU en Irak, pues contra las tropas de ocupación se rebelarían todos los chiítas iraquíes que hasta el momento parecen cooperar con éstas. Esto traería como resultado la derrota del Partido Republicano de EEUU en los comicios de 2008. Y no se trata solamente de la presidencia sino también de los puestos de senadores y gobernadores. Pese a que Bush siente una fuerte tentación de asestar golpe contra Irán, él no es un dictador para desatender la opinión pública y poner en jaque al partido en que milita.

Tampoco los iraníes temen sanciones. Las estipuladas por las ya aprobadas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU no resultan ser muy eficaces. Es cierto que provocan ciertas molestias, pero no ocasionan un fuerte daño al país. Lo único realmente fatal para Irán sería el embargo a las exportaciones de petróleo y gas. Pero no es factible, pues sólo los norteamericanos insistirían en tal medida, de lo que en Teherán se dan perfecta cuenta.

En vista de lo arriba expuesto, los iraníes pueden anunciar que no llevan la más mínima intención de cumplir las exigencias de la comunidad internacional y suspender el enriquecimiento de uranio.

¿Y qué hacer después de transcurridos los 60 días después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara la última resolución sobre Irán (Nº 1747, 24 de marzo). Sería lógico aprobar una resolución más rígida aun, pero algunos expertos pronostican que a título de respuesta, Irán podría suspender su membresía en la AIEA y seguir enriqueciendo uranio ya sin someterse a control alguno.

Pero, ¿tal vez tendría sentido recrudecer la postura? Irán necesita inversiones como aire para modernizar la economía. Por ejemplo, ya ahora, disponiendo de enormes reservas de petróleo, la República Islámica se ve obligada a importar el 40% de la gasolina que consume. Un aislamiento económico de Irán podría resultar eficaz. Posiblemente, en tal caso las autoridades iraníes se verían obligadas a renunciar a sus ambiciones nucleares. Pero en esta tesitura podrían guardar las apariencias al declarar que no llevaban el propósito de crear ninguna bomba atómica y lo único que buscaban eran nuevos privilegios y franquicias para el desarrollo de la energía nuclear para fines civiles. "¡Nadie pudo ponernos de rodillas! ¡La victoria es nuestra!", dirían los dirigentes iraníes.


(*) Colaborador del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (Academia de Ciencias de Rusia).