¿Un
nuevo verano caliente en Oriente Medio?
Por
Yossi Schwartz
La
Haine, 21/04/07
No
es un secreto que EEUU está perdiendo la guerra en Iraq. Ahora no sólo
los suníes se oponen a la ocupación sino también la poderosa
milicia chiíta del Ejército Mahdi, encabezada por al Sadr, que están
luchando contra las fuerzas de ocupación y como resultado cada vez
mueren más soldados británicos y norteamericanos. Desde que comenzó
la guerra en marzo de 2003, han muerto al menos 3.300 soldados
estadounidenses y entre 23.000 y 100.000 han resultado heridos.
Al
mismo tiempo, algunos estudios han situado la cifra de muertos civiles
entre 70.000 (Iraq Body Count Project) y los 655.000 (The Lancet Study).
Pero la página web de Iraq Body Count señala que “nuestro máximo
se refiere por tanto a las muertes informadas diariamente, es decir
que se asuma que se ha informado de la muerte de esos civiles. Es
probable que la mayoría de las bajas civiles no aparezcan en los
medios de comunicación”.
Lo
débil que es la llamada “democracia” norteamericana en el Iraq
ocupado se puede ver en que no han podido evitar que el 9 de abril
decenas de miles de iraquíes se manifestaran con banderas iraquíes
desde Bufa a Najaf, 100 millas al sur de Bagdad. Un día antes de esa
manifestación, Muqtada al Sadr hizo una declaración pidiendo al ejército
y policía iraquíes que dejasen de cooperar con EEUU y dijo a sus
guerrilleros que se concentrasen en echar a las fuerzas
estadounidenses del país.
Y
mientras la situación de las fuerzas ocupantes va de mal en peor,
cada vez llega más información sobre la posibilidad real de que en
la ofensiva norteamericana de 2003 se utilizaran bombas de neutrones,
bombas atómicas tácticas contra unidades de elite iraquíes. La
fuente de esta información es Saifeddin Fulayh Asan Taha al–Rawi,
antiguo comandante de la Guardia Republicana Iraquí quien dijo a Al
Jazeera que las fuerzas norteamericanas, utilizaron bombas de
neutrones y fósforo durante su ataque al aeropuerto de Bagdad, antes
de la captura de la capital del 9 de abril. Estas bombas
“aniquilaron soldados pero dejaron los edificios y la
infraestructura del aeropuerto intacta”.
Esta
información apareció el sábado 8 de abril en el canal de noticias
por satélite de Al Jazeera. La emisora no daba la fecha de la
entrevista con el jefe de la Guardia Republicana, la misma persona por
la que Bush ofreció una recompensa de un millón de dólares, vivo o
muerto.
La
información de Rawi es bastante verosímil, EEUU tiene muchas
existencias de estas bombas de neutrones, bombas termonucleares que
producen un daño y un calor mínimos, pero que liberan grandes
cantidades de radicación mortal que puede penetrar en el blindaje y
es especialmente destructiva del tejido humano.
El
uso de napalm y uranio enriquecido
Nuestros
lectores recordarán que durante la Guerra pensábamos que la Guardia
Republicana presentaría una resistencia enérgica, y que por tanto,
la ocupación final tardaría más tiempo en llegar. Ahora parece que
hay una explicación a por qué esta unidad de elite no luchó como se
esperaba y en su lugar presenciamos un colapso rápido de las fuerzas
de Sadám.
Para
los gobernantes de EEUU e Israel, el uso de armas letales como las
bombas de racimo, lanzadas desde el aire, y las municiones de racimo,
disparadas desde tierra, son consideradas legítimas.
Durante
la primera guerra del Golfo en 1991, EEUU y sus aliados arrojaron
bombas de racimo que contenían unos 20 millones de bombetas. Además
de municiones racimo que extendieron más de 30 millones de bombetas.
Durante la guerra en Líbano, Israel utilizó el mismo armamento.
Tanto
EEUU como Gran Bretaña, oficialmente reconocieron que el 3 de abril
de 2003 sus fuerzas aéreas habían lanzado bombas de racimo sobre
Iraq. No sólo esto, también bombas de napalm. El napalm es una
mezcla de productos químicos incendiarios. Fue probado por primera
vez durante la Segunda Guerra Mundial, pero utilizado sobre todo en la
guerra de Vietnam. El napalm inicialmente se utilizaba para limpiar
zonas de la jungla y crear así áreas de aterrizaje. Sin embargo,
también se utilizó contra poblaciones civiles. EEUU dice que dejó
de utilizarlo a principios de los años setenta y que oficialmente
destruyó su último arsenal el 4 de abril de 2001.
Sin
embargo, parece bastante probable que no destruyeron todo el napalm.
El 22 de marzo de 2003 periodistas de la CNN y del Sydney Morning
Herald/Melbourne Age, que habían estado con el 1º Batallón del Séptimo
de Marines en Safwan, cerca de Basora, informaron de que se habían
producido bombardeos con napalm contra la resistencia iraquí. También
es un hecho conocido que EEUU y sus aliados utilizaron uranio
enriquecido en minas antitanques en la primera Guerra del Golfo. Los
tanques norteamericanos dispararon 14.000 proyectiles de uranio
enriquecido y los aviones antitanque dispararon otros 940.000.
El
uranio enriquecido (UE) es uranio 238, el isótopo producido después
de que el uranio 235 haya sido enriquecido para el uso de armas o
reactores nucleares. Como explica Simon Helweg–Larsen en Znet:
“Cuando
se disparan proyectiles con UE a altas velocidades desde tanques o
aviones, el material radioactivo quema el blindaje del tanque,
incendiando el vehículo. Después de explotar, el 70 por ciento del
proyectil se evapora en minúsculas partículas y puede ser desplazado
por el viento a muchas millas de distancia (…).
“El
28 de marzo de 2003, una unidad de tanques disparó 120 rondas de UE
en la principal carretera de Kifl, creando un efecto vacío que
literalmente sacó a las guerrillas de sus escondites a la calles
donde fueron disparadas con pequeñas armas de fuego o desde los
tanques”.
En
1945, EEUU arrojó bombas atómicas sobre Japón. El 6 de agosto de
ese año el bombardero B–29 norteamericano Enola Gay, arrojó una
bomba atómica sobre Hiroshima y tres días después sobre Nagasaki.
Desde 2002 la administración Bush ha adoptado la doctrina de la
guerra nuclear “preventiva” según el 2002 Nuclear Posture Review.
Inestabilidad
en los países árabes
No
es un secreto que la inestabilidad en Oriente Medio, particularmente
desde la derrota de Israel en la guerra del Líbano el pasado verano,
ha ido creciendo con los días. El 28 de marzo, Ban, el nuevo
Secretario General de la ONU, publicó una declaración titulada: La
Asamblea General y el Consejo de Seguridad, el Secretario General,
citando las crecientes causas de inestabilidad en Oriente Medio en un
discurso ante la Liga Árabe. Esta declaración hipócrita sitúa la
culpa no en los imperialistas sino en los llamados radicales islámicos,
pero resulta interesante ver lo preocupados que están sus amos por la
pérdida de control en la región:
“La
región de Oriente Medio es más compleja, más frágil y peligrosa de
lo que ha sido desde hace mucho tiempo. La profunda desconfianza
continua impidiendo que palestinos e israelíes consigan un proceso de
paz significativo. En Líbano, el punto muerto político amenaza con
socavar una de las sociedades más vibrantes de la región.
“La
violencia en Iraq continúa cobrándose diariamente vidas civiles…
La crisis en Darfur está lejos de estar resuelta, la inestabilidad va
más allá de sus fronteras. La situación en Somalia se está
deteriorando en medio del pillaje, la violencia y las rivalidades de
clan. A través de la región, además de la costosa lista de vidas pérdidas
y propiedad destruida por la violencia armada, existe mucha
desesperación, un sentimiento de inquietud entre los jóvenes, el
desempleo, la falta de oportunidades económicas y la ausencia de
participación política. En estas condiciones el radicalismo y la
militancia encuentran un terreno abonado.
“La
inestabilidad en los estados de la Liga Árabe tiene un significado
profundo para la paz y seguridad internacionales. Hoy estoy aquí con
vosotros, en los primeros días de mi mandato, prestando mi apoyo y el
de las Naciones Unidas, por la paz, la justicia y el bienestar de
vuestros pueblos”.
Y
la inestabilidad en Israel
No
sólo los regímenes árabes pro–imperialistas son inestables, también
lo es Israel. Como esperábamos, la derrota de Israel en la pasada
guerra está profundizando las contradicciones dentro del sistema
capitalista israelí.
En
el momento de escribir estas líneas, 250.000 estudiantes
universitarios y de secundaria están en huelga, exigiendo el
desmantelamiento del Comité Shochat para la reforma de la educación
superior.
Este
comité fue creado en noviembre de 2006, pare reducir los fondos a la
educación superior y elevar la cuantía de las tasas que ahora
ascienden a unos 9.000 NIS anuales. La demagogia del gobierno
pretendiendo que la solución es un nuevo aumento de las tasas y así
el gobierno aumenta los préstamos a los estudiantes, se ha encontrado
con la oposición de la mayoría de los estudiantes que comprenden que
la educación superior cada vez es más un privilegio de los ricos. La
solución por supuesto es la educación gratuita desde la guardería
hasta la universidad para todos. La riqueza de los 10.000 millonarios
israelíes debería ser utilizada para pagar esto y no dejar en su
mano la riqueza para que vivan en medio del lujo mientras cada vez más
personas viven en la pobreza. La ignorancia y la pobreza están
enraizadas en el mismo sistema capitalistas israelí y esto es útil sólo
a los capitalistas.
La
clase dominante israelí, temerosa de la lucha de los trabajadores y
los estudiantes, está recurriendo al viejo truco de volver la furia
hacia el odio a los árabes y a una nueva guerra, en esta ocasión
contra Irán.
En
diciembre del año pasado, en el Knesset (parlamento) se propuso una
enmienda a la Ley Básica, presentada por el Partido Nacional
Religioso presidido por el parlamentario Zevulun Orlev. Esa Ley Básica
plantea las razones por las que el Comité Electoral puede evitar que
un partido o individuo se presente a las elecciones. Entre ellas está
la “negación de la existencia del Estado de Israel como un Estado
democrático y judío” y “apoyar a una organización
terrorista”. Orlev propuso esto en el comité del Knesset, con la
aprobación del Tribunal Supremo, y con poderes para destituir a
parlamentarios por estos motivos.
La
enmienda iba dirigida contra los parlamentarios árabes y sobre todo
contra Azmi Bishara, el jefe del partido de izquierdas liberal Balad.
Azmi Bishara está defendiendo la sustitución del estado capitalista
judío por un estado capitalista de todos los ciudadanos de Israel, árabes
y judíos. Está defendiendo la autonomía cultural para los
ciudadanos árabes de Israel y su partido se opone a la guerra sucia
contra Líbano, además de contra la ocupación israelí. Ahora ellos
quieren no sólo echarle del parlamento, sino también obligarle a
dimitir utilizando procedimientos criminales acusado de traición por
visitar estados árabes como Siria y Líbano.
Orlev
propuso una ley que impide a cualquier que visite un país enemigo
presentarse al Knesset. Ya en 2001, el gobierno de Ariel Sharon aprobó
una enmienda a la ley en la que se decía que visitar un país enemigo
era castigado con cuatro años de prisión. El resultado:
parlamentarios árabes continúan visitando países enemigos con su
inmunidad, pero la policía les investiga. Orlev quiere acabar con
esto. Ahora Azmi está visitando Jordania y de ahí irá a Europa y
quizá a India.
Esta
ley significa el final de los árabes en el parlamento. Sería otro
paso en dirección a una nueva “transferencia” en masa de
ciudadanos árabes de Israel. La clase obrera internacional debe
exigir el final de esta caza de brujas.
Nuevas
guerras contra Líbano e Irán amenazante
El
gobierno israelí no parece que intente calmar la situación. Todo lo
contrario, está avivando las llamas. Ha decidido rechazar la lista de
prisioneros que el Gobierno de Unidad Palestino quiere que libere a
cambio del soldado secuestrado Gilad Shalit.
Según
un anuncio de la oficina del Primer Ministro del 10 de abril, se decía
que durante la consulta de seguridad “se expresaron desacuerdos y
reservas relacionadas con la lista de prisioneros cuya liberación
pretende Hamás. Israel continuará con los contactos… con
Egipto”. ¿Por qué no directamente con los palestinos? Ellos son
los que mejor podrían hablar.
Mientras
tanto, Hezbolá y la clase dominante iraní son conscientes de los
planes de atacarles este verano. El Secretario General de Hezbolá,
Sheik Naim Kassem, dijo al periódico británico The Guardian, que el
grupo se está rearmando después de la segunda guerra del Líbano,
para la se está preparando este verano.
En
las noticias del 11 de abril, escuchamos que EEUU, Francia y Gran
Bretaña están impulsando un “comité de expertos” para examinar
el contrabando de armas a Hezbolá a través de la frontera siria. Ban,
el mismo hipócrita, dijo que ha “recibido información de Israel y
otros países” que incluye pruebas de tráfico de armas desde Siria
e Irán a Hezbolá, lo que constituye una “violación flagrante”
de las resoluciones del Consejo de Seguridad, incluida la resolución
que defendía el alto el fuego en la segunda guerra del Líbano.
“Estamos
preparados para la posibilidad de otra aventura o la exigencia del
policía norteamericano que pudiera empujar al ejército israelí en
esa dirección”, esto es lo que decía Kassem en una entrevista
publicada el miércoles 11 de abril.
Según
The Guardian, Kassem acusó a Washington de realizar una guerra
encubierta contra el grupo militar, armando a las milicias anti–Hezbolá
e intentando socavar al ejército libanés. De nuevo, según The
Guardian, la acusación va acompañada con informes de la CIA en los
que se autoriza acciones encubiertas “no mortales” contra Hezbolá,
como parte de una estrategia más amplia para evitar la extensión de
la influencia iraní en la región. Lo mismo está ocurriendo en Irán,
donde los terroristas afgani apoyados por la CIA se han infiltrado
desde Pakistán y están utilizando el terror contra ciudadanos iraníes.
Al
imperialismo norteamericano le gusta hablar mucho sobre el “peligro
del terrorismo”, cuando en realidad cuenta con un largo historial de
apoyo a grupos terroristas. Todo depende de qué parte estén los
terroristas. Si están del lado de EEUU, entonces son “luchadores
por la libertad”, en el caso de Bin Laden fue las dos cosas,
“luchador por la libertad” cuando sus acciones iban dirigidas
contra la Unión Soviética, y “terrorista” cuando se volvió
contra EEUU.
No
es un accidente que hoy (11 de abril) Cuba esté protestando por la
liberación del terrorista reaccionario Posada Carriles, quien puso
una bomba en un vuelo de Cubana en 1976. Posada, que fue liberado el
viernes 6 de abril, estaba acusado de violar las leyes de inmigración
de EEUU en la ciudad de El Paso, es requerido por los gobiernos cubano
y venezolano y es el responsable de la muerte de 73 personas que iban
a bordo del avión de Cuaba de Aviación en 1976. Inicialmente fue
encarcelado por el crimen en Venezuela, pero escapó con ayuda y más
tarde participó en operaciones terroristas de la CIA en Centroamérica.
Participó en un complot para asesinar a Fidel Castro en 2000, cuando
fue arrestado con un gran cargamento de explosivos en Panamá. Este
individuo es obviamente considerado un “luchador por la libertad”.
Sí, un luchador por la libertad del imperialismo a oprimir pueblos en
todo el mundo y derribar a cualquier régimen que no siga la línea
impuesta por el imperialismo norteamericano.
El
mismo método se aplica a regímenes enteros y no sólo a individuos.
Bush siente que tiene el derecho a decidir qué régimen es
“bueno” y de este modo tiene el derecho a decidir si puede
permanecer o no. Sobre esta base, actuó contra el régimen talibán
en Afganistán y contra Sadám Hussein en Iraq. Pero lo que están
descubriendo él y sus compinches, o el menos los sectores más
inteligentes de la clase dominante estadounidense, es que una cosa es
derribar a un régimen, y otra muy distinta someter a todo un pueblo
que no quiere ser gobernado por una potencia extranjera.
La
realidad es que en todo el mundo crece la oposición al imperialismo.
Se está llevando al límite a los pueblos del mundo. Este es
claramente el caso de Oriente Medio. Y aún así Bush parece no
aprender nada de esto. Ahora hay signos crecientes de que EEUU, con el
apoyo de Israel y los saudíes, están preparando un ataque contra Irán
y posiblemente contra Líbano y Gaza. Si lo hacen, entonces todo
Oriente Medio se convertirá en un caldero de descontento y oposición
de masas al imperialismo. En lugar de resolver los problemas, más
presencia militar en la región sólo conseguirá exacerbarlos.
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