¿Es
Afganistán la siguiente derrota?
Por
Immanuel Wallerstein
La Jornada, 05/05/07
Traducción de Ramón Vera Herrera
Para la mayoría de
la gente, la catástrofe de Bush y EEUU en sus últimas intervenciones
militares se identifica exclusivamente con la situación de Irak. Sin
embargo, las cosas también van de mal en peor en la primera aventura
bélica de Bush: Afganistán. El gran historiador Immanuel Wallerstein
llama la atención sobre hecho de gran importancia en la crisis de
dominación del imperialismo yanqui. (SoB)
Todos saben que
Estados Unidos ha perdido la guerra en Irak. Hoy, la política de
Washington DC es simplemente una serie de maniobras entre republicanos
y demócratas para posicionarse a sí mismos, de modo que el otro
partido pague el precio electoral del fiasco. ¿Será Afganistán la
siguiente derrota? Hace seis años Osama Bin Laden predijo que Estados
Unidos sufriría la misma derrota que la Unión Soviética. ¿Estaba
en lo cierto?
Después del 11 de
septiembre de 2001, Estados Unidos y Gran Bretaña se dirigieron
contra el régimen afgano de los talibanes con miras a cambiarlo
–decisión que hoy sabemos ya había tomado Estados Unidos desde
julio de 2001, dos meses antes del 11 de septiembre. El principal
argumento público era que el régimen albergaba a los líderes de Al
Qaeda y sus campos de entrenamiento. El presidente Bush le hizo un
ultimátum a los talibanes el 21 de septiembre, el cual rechazaron, y
el 7 de octubre las tropas estadounidenses–británicas invadieron.
En ese entonces casi
todo el mundo estaba del lado de los invasores. Los talibanes eran el
modelo mismo de un terrible y aterrador régimen. No sólo daban
refugio a Al Qaeda (y con orgullo), sino que imponían la práctica de
una versión extrema de la sharia musulmana (o "ley islámica",
como se le conoce), y eran particularmente crueles y severos con las
mujeres –negándoles empleo, educación y la posibilidad de
abandonar sus hogares, a no ser que salieran cubiertas con una muy
extensa burka (gran velo utilizado en muchos países islámicos, pero
que en Afganistán asume la forma de una amplia y total túnica), y
las acompañara un pariente adulto hombre. Entonces, cuando Estados
Unidos invadió, casi todo el mundo aplaudió –no sólo los aliados
occidentales de Estados Unidos, sino también (recordemos) Rusia e Irán.
Casi la única resistencia provino de Pakistán.
Por supuesto, esas
reacciones no fueron sorpresa. Hacía mucho tiempo que Rusia
respaldaba a un grupo antitalibán conocido como la Alianza del Norte,
compuesto por grupos étnicos diferentes de la mayoría pashtún, que
era la base de las fuerzas talibanes. De igual modo, Irán había
estado apoyando a un grupo antitalibán con el que tenían lazos étnicos.
Y en cuanto a Pakistán, los talibanes eran sus protegidos, y la
agencia de inteligencia paquistaní (ISI) era el principal respaldo de
éstos. Sacar del poder a los talibanes significaba sacar a Pakistán
de su esfera de influencia (vacío al que los hindis se apresuraron a
precipitarse).
Para entender lo que
ocurrió desde 2001, debemos llevar el relato por lo menos 30 años
atrás. En el siglo XIX Afganistán fue terreno en disputa entre Rusia
y Gran Bretaña. En el periodo posterior a 1945 se convirtió en
terreno de disputa entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
En 1978 el Partido
Democrático del Pueblo de Afganistán (PDPA), comunista, derrocó al
gobierno –en contra de los deseos de Moscú. Dado que el PDPA estaba
compuesto por dos facciones en fuerte competencia (divididas, en
parte, según líneas étnicas), se desencadenó un periodo de luchas
intestinas entre los comunistas, a las cuales fue arrastrada la Unión
Soviética. Finalmente, en diciembre de 1979 las tropas soviéticas
entraron en Afganistán para intentar estabilizar la situación.
Años más tarde
Zbigniew Brzezinski reveló que Estados Unidos hizo todo por arrastrar
a la Unión Soviética hacia Afganistán, anticipando que se volvería
su "Vietnam". En tanto, Estados Unidos y Pakistán
respaldaron muy activamente el entrenamiento y armamento de los
mujaidines islamitas, quienes buscaban derrocar al régimen comunista.
Osama Bin Laden era uno de aquellos para quienes el entrenamiento
militar fue regalo de Estados Unidos. El régimen comunista no era
ningún idilio, pero por lo menos era laico y ofrecía muy extensos
derechos a las mujeres. Nada de esto fue cierto en ningún régimen
subsecuente.
La invasión soviética
resultó ser, de hecho, una experiencia semejante a Vietnam para la
Unión Soviética –muy costosa en vidas, dinero y respaldo popular
en casa–, y durante el gobierno de Gorbachov los soviéticos
comenzaron a retirarse. Sin embargo, la guerra civil no cesó. De
hecho, se expandió. Porque ahora había grupos de ex mujaidines que
competían por instalarse en el poder en Kabul.
Tras varios años de
una guerra civil desgastante y destructiva, un grupo de
"estudiantes" islámicos, conocidos como talibanes, con
respaldo del ejército paquistaní, barrieron el país, ocuparon Kabul
y para alivio general establecieron una suerte de orden.
Sin embargo, muy
pronto resultó que el "orden" que establecieron no era del
gusto de todos. Los pashtún eran el grupo étnico más grande, pero
de ninguna manera el único importante. Y los otros se sintieron
excluidos. Además, los talibanes se volvieron más vociferantes en
ser islamitas, lo que incluyó la destrucción de una de las
maravillas arqueológicas de Afganistán –dos enormes estatuas
budistas–. Y el líder de los talibanes, el mullah Omar, estableció
una relación cercana con Osama Bin Laden. De ahí la invasión
estadounidense en 2001.
En ese momento
volvieron los grupos en competencia que los talibanes habían corrido.
Y de inicio se estableció un nuevo orden, con la ayuda militar de
Estados Unidos y la intervención diplomática de Naciones Unidas. Se
creó un gobierno nacional encabezado por Hamid Karzai, quien
estableció su autoridad en Kabul –pero no realmente en el resto del
país. El orden se deterioró de nuevo, y en 2003 comenzó a resurgir
la fuerza militar talibán, con la tolerancia tácita de Pakistán.
Debido a que Estados
Unidos se hallaba embrollado en Irak, apeló a la OTAN para que
ayudara. En enero de 2006, la seguridad la asumió la Fuerza de
Asistencia en Seguridad Internacional de la OTAN (NISAF, por sus
siglas en inglés), con unidades de un gran número de países –Gran
Bretaña, Canadá, Holanda, Dinamarca, Australia, Estonia, Noruega,
Francia, Italia, Nueva Zelanda–.
Sin embargo, la mayoría
de estos países fueron renuentes a usar sus tropas –y cada uno
estableció reglas diferentes de involucramiento e insistió en
localizaciones particulares para sus tropas (con frecuencia
prefiriendo Kabul, el lugar más seguro). Ahora, en virtualmente cada
uno de estos países, hay un activo debate político en torno a si
deben mantener sus tropas allá.
Entonces, los
talibanes están de regreso y tienen fuerza. NISAF puede no sobrevivir
por mucho más tiempo. Y es poco probable que resurjan los
modernizadores laicos, que eran los comunistas. ¿Acaso pensamos
realmente que hay un ángel que cuida al mundo occidental y que dice
"buen trabajo"?
|