Si
cae Pakistán, Irak se convertirá en el problema minúsculo de EEUU
Lealtades
divididas de Musharraf
Por
Nazanín Amirian (*)
Kaos
en la Red, 18/05/07
El
que ha sido el principal aliado de Washington en su batalla contra el
terrorismo islamista en Asia Central se tambalea. Los últimos
disturbios en Pakistán, La Tierra de los Puros (así significa su
nombre) en protesta por la decisión del general Musharraf a destituir
al presidente del Tribunal Supremo, Muhammad Chaudhry, es sólo una
manifestación más de la grave situación del país.
Según
la prensa iraní el principal motivo del cese del jurista ha sido sus
investigaciones sobre los vuelos secretos de la CIA en el territorio
pakistaní cuyos pasajeros eran los sospechosos de pertenecer a los
Talibán, grupo fanático político–militar compuesto por los
hombres de la etnia pashtun (15 millones de personas repartidos en los
territorios de Afganistán y de Pakistán), surgido a finales de 1994
en las escuelas teológicas sunníes de Pakistán, que conquistaron el
país vecino y establecieron el terror al desnudo en este azotado
territorio. Una vez desalojados del poder, tras la invasión de EEUU
en 2001, los supervivientes y los nuevos integrantes, ¡nada menos que
unos 50.000! se concentraron en la frontera paquistaní–afgano y en
los campamentos de entrenamiento en Cachemira con el fin de recuperar
el poder en Afganistán e imponer su visión primitiva del Islam en
Pakistán.
En
este marco, general Musharraf, cuyo gobierno junto con los de Arabia
saudí y Emiratos Árabes Unidos eran los únicos tres Estados que
reconocieron el régimen de los Talibán, participó no de buena gana,
en 'la guerra contra el terror' emprendida por Washington, en el medio
de un doble juego que respondía tanto a las demandas de la política
doméstica como a la desconfianza surgida por la actitud de la Casa
Blanca en Afganistán, país considerado por Islam Abad, su zona de
estrategia vital, de donde habían sido desalojados sus protegidos
Talibán. Pues, la Adminstración Bush ni ha cumplido su compromiso de
llevar hasta el puerto de Karachi el oleoducto que transportaría los
hidrocarburos de las repúblicas asiáticas ex soviéticas cruzando
Afganistán, ni tampoco ha facilitado el acceso de las empresas
paquistaníes al mercado de aquellas republicas, hoy feudo absoluto de
otra aliada: Turquía.
Aislado
y temiendo por su suerte, el general presidente lo único que ha
conseguido es la enemistad de los Talibán, y también el trato
vejatorio de su aliado estadounidense. Él mismo denunció que el ex
subsecretario de Estado Richard Armitage le había amenazado con
bombardear a su país y devolverlo a 'la edad de piedra' a menos que
cooperara seriamente con la guerra contra el terrorismo. Washington
tampoco perdona su "traición" por haber firmado con Irán
un contrato para la construcción de un gaseoducto llamado
"Paz" sobre el que había manifestado su oposición alegando
que dificultaría sus intentos de aislar a Irán, ni que haya acordado
con China un contrato
para construir 6 centrales nucleares.
Lo
que está haciendo el mandatario pakistaní es simplemente buscar
nuevos aliados respondiendo a su instinto de supervivencia aplicando
la táctica de "el enemigo de tu enemigo....". Justo por
eso, por si el presidente estaba pensando en el "tránsfuguismo",
el 13 de mayo Washington envió, como nueva embajadora en Islam Abad,
a nadie menos que Anne. W. Patterson, con años de experiencia en la
lucha contra las fuerzas anti norteamericanas en Colombia y en El
Salvador.
En
esta delicada
coyuntura Musharraf poco a poco se da cuenta de que EEUU ha cambiado
de fichas. Pues, Pakistán que durante la Guerra Fría era uno de los
aliado principales de EEUU en el sur de Asia, hoy con nuevos actores
planetarios, está dejando su lugar a la gigante India en el pulso que
lleva Washington contra Pekin por la supremacía del mundo.
Tanto
el acuerdo nuclear entre Estados Unidos y la India –país fabricante
de armas atómicas fuera de la legalidad internacional–, como el
voto de Nueva Dehli, ese fundador del Movimiento No alineado contra Irán,
otro miembro de la misma organización, en la reunión de la Agencia
Internacional de Energía Nuclear,
con total alineación con Washington, son signos de un nuevo
mapa político que peligrosamente deja fuera del juego al País de los
Puros, de los ultra fanáticos religiosos y de los militares con afición
a golpes de Estado.
Mientras
Washington busca un recambio para sustituir a Musharraf, Pakistán
parece que camina hacia su propia "talibanización" o lo que
es peor: un impresionante y peligroso caos.
(*) Nazanín Amirian es una escritora iraní actualmente radicada en Barcelona. Graduada en Ciencias Políticas, entre sus publicaciones en castellano podemos mencionar "Cuentos Persas" (1997), "El cuentacuentos persa" (2000), "Al gusto persa" (2003), "Los kurdos. Kurdistán, un país inexistente" (2005). Es también traductora de Omar Khayam y otros grandes poetas persas.
|