Las
protestas de trabajadores del textil sacuden
el país
Por
F. Javier Aguayo
La
Haine, 23/05/07
El
pasado mes de diciembre, los trabajadores de una importante fábrica
textil al norte de Egipto ocupaban sus instalaciones, reclamando
varias partidas salariales atrasadas.
Gracias
al éxito de la protesta, ésta se ha convertido en un símbolo de la
lucha contra las privatizaciones del sector público y ha sido seguida
por muchas otras.
El
sector textil egipcio ha sido tradicionalmente uno de los más
pujantes de la economía del país, desde su completa nacionalización
en la década de los ‘50. Aunque es una importante fuente de creación
de empleo, en los últimos años los trabajadores han sufrido una
progresiva pérdida de poder adquisitivo, hasta llegar a tener
salarios más bajos en 2004 que en 1995. Esta situación se ha visto
agravada por la política de privatizaciones que el Gobierno de Hosni
Mubarak comenzara en los años ‘90, y que se ha acelerado con la
llegada de nuevos ministros de talante liberal en el año 2004.
En
la primera gran protesta de diciembre, unos 27.000 trabajadores de la
fábrica de Ghazl el-Mahalla, situada unos kilómetros al norte de El
Cairo, ocuparon las instalaciones de la empresa y, pese a las
presiones policiales y las amenazas recibidas, consiguieron que se
reconocieran sus peticiones. Desde entonces, a lo largo de los
primeros cuatro meses de 2007, se han producido diez huelgas en el
sector, en las que han participado más de 30.000 trabajadores.
Contra
las privatizaciones
Varias
de estas huelgas han tenido el éxito deseado, lo que ha llevado a los
trabajadores a planear una nueva estrategia en su relación con el
Gobierno, quien por primera vez se ha visto obligado a dar marcha atrás
en su plan de privatizaciones. Ambos factores han provocado que el país
haya llegado a un nivel de activismo político contra el Gobierno sin
precedentes, consecuencia del malestar existente en casi todos los
sectores sociales.
A
la situación económica se suma el malestar de las fuerzas políticas
de la oposición, tanto laicas, si bien con escaso poder organizativo
y representación política, como religiosas, a través de los
Hermanos Musulmanes, poderosa organización religiosa de ámbito
supranacional, que cuenta con un creciente apoyo social y critica
duramente la política económica del Gobierno de Hosni Mubarak.
La
reacción del Gobierno no se ha hecho esperar, y como viene siendo
habitual en el país norteafricano, las medidas represoras se han
multiplicado. A las encarcelaciones masivas de activistas sindicales y
políticos se ha sumado la clausura de los locales del más importante
sindicato independiente de Egipto, el Centro de Trabajadores del
Comercio y Servicio (CTUWS), especialmente activo en las principales
movilizaciones de los últimos meses. Esto le ha costado a las
autoridades egipcias la condena de Amnistía Internacional, quien ha
exigido “el respeto al derecho de reunión, reconocido en los
acuerdos internacionales aceptados por Egipto”.
Fuente:
Diagonal
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