Crece
resentimiento de refugiados palestinos
Por Jackson Allers
Corresponsal
en Líbano
Inter Press Service (IPS), 04/06/07
Campamento
de Baddawi, Líbano.– La violencia en Líbano escaló el domingo y
este lunes. La organización islamista sunita Jund al Asham atacó
posiciones del ejército fuera del campamento de refugiados palestinos
más grande del país, Ain al–Hilweh, en el sur.
Mientras,
líderes palestinos en Líbano dice que no puede controlar la reacción
de los más de 400.000 refugiados en los 12 campamentos oficiales en
todo el país, si el ataque generalizado del ejército libanés contra
el de Nahr al–Bared, en el norte, causa muchas muertes civiles.
"Si
el ejército invade Nahr al–Bared, habrá muchas más víctimas
palestinas dentro del campamento", dijo a IPS Hajj Rif'at, vocero
del secular partido palestino Fatah en Líbano, en la sede del sector
en el cercano campamento de Baddawi.
"Nos
negamos a que la solución sea a expensas de nuestros niños y mujeres
y de la destrucción de nuestro campamento", agregó Rif'at,
también portavoz de la multipartidaria Organización para la Liberación
de Palestina (OLP).
Lo
que comenzó en mayo como un incidente entre fuerzas de seguridad y
ladrones de banco en la septentrional ciudad costera de Trípoli se
convirtió en un prolongado enfrentamiento militar con una organización
islamista sunita Fatah al–Islam.
El
grupo se arraigó en Nahr al–Bared en los meses posteriores a la
guerra de 34 días entre Israel y el partido islamista chiita libanés
Hezbolá en julio y agosto pasados.
Durante
dos semanas, el ejército libanés comerció armamento pesado con
miembros de Fatah al–Islam.
Residentes
de Nahr al–Bared dijeron que el ejército también envió miles de
proyectiles de 155 milímetros para tanques y balas de mortero al
campamento de refugiados, para eliminar cualquier movimiento de los
combatientes de la organización sunita.
Las
luchas se intensificaron el fin de semana, mientras el ejército libanés
envió un helicóptero de combate recién adquirido para volar la
azotea de edificios utilizados por francotiradores de Fatah
al–Islam.
Según
observadores, el ejército libanés capturó partes estratégicas de
las posiciones defensivas de Fatah al–Islam establecidas en las márgenes
del campamento de Nahr al–Bared.
El
ejército libanés asegura haber matado a docenas de combatientes de
Fatah al–Islam en los últimos tres días.
Al
menos 12 soldados libaneses fueron asesinados y 10 resultaron heridos
en los combates del fin de semana, según otras fuentes. Desde que
comenzaron los choques, el 20 de mayo, resultaron muertos 40 soldados.
El
gobierno prooccidental manifestó que derrotaría a los insurgentes a
toda costa, y algunos analistas señalaron que cualquier espacio para
negociar con la organización islamista sunita se perdió tras la
primera semana de luchas.
El
liderazgo de Fatah al–Islam reiteró su disposición a combatir
hasta al último hombre, negándose a rendirse o a entregar sus armas
en esta etapa.
"No
podemos darnos el lujo de negociar. No podemos llegar a un acuerdo
sobre el asunto del terrorismo", dijo esta semana el primer
ministro libanés Fouad Siniora.
Estas
tácticas sumieron en una crisis humanitaria a los aproximadamente
10.000 palestinos todavía atrapados en el campamento de Nahr
al–Bared.
La
información procedente del campamento es limitada. Los residentes que
pudieron hacer llamadas telefónicas desde el lugar dijeron que el ejército
libanés continuó bombardeando con artillería las áreas donde está
radicada la mayoría de los civiles.
Sin
embargo, el gobierno libanés había asegurado que haría todos los
esfuerzos para salvaguardar a los civiles en su esfuerzo por aplastar
a Fatah al–Islam.
La
Media Luna Roja palestina dijo que por al menos 25 civiles resultaron
muertos en Nahr al–Bared desde que el ejército libanés rodeó el
campamento, hace dos semanas.
Según
Mahmoud Rashid, funcionario del Hospital Saffad en el campamento de
Baddawi, la mayoría de las muertes civiles, si no todas, fueron
consecuencia de bombardeos del ejército.
Rashid
previó, además que el número de fallecidos podría aumentar de modo
significativo porque en el campamento no hay medicinas para tratar a
los heridos.
El
Comité Internacional para la Cruz Roja entregó 23 toneladas de
alimentos y casi 60.000 litros de agua los días martes y miércoles
de la semana pasada, proporcionando el primer alivio significativo a
los palestinos atrapados en Nahr al–Bared sin electricidad,
alimentos ni agua desde que comenzaron los combates.
"Hay
cadáveres pudriéndose en las calles", dijo el miércoles
entrevistado por un canal de televisión Abbas Zaki, alto
representante de la OLP en Líbano.
Más
de la mitad de los 35.000 residentes de Nahr al–Bared huyeron de las
luchas a los otros 11 campamentos oficiales de refugiados palestinos
existentes en Líbano.
En
el campamento de Baddawi, a cinco kilómetros de la septentrional
ciudad costera de Trípoli, más de 20.000 civiles buscaron refugio en
los últimos 13 días, lo cual sobrecargó sus servicios sociales.
Al
continuar las luchas alrededor de Nahr al–Bared, la ira en las
calles de Baddawi es palpable.
"Dejando
de lado el asunto de Fatah al–Islam y otras organizaciones
similares, la indignación crece entre los palestinos, porque es su
pueblo el que está siendo asesinado, y eso no se considera",
advirtió Khaled Yamani, del izquierdista Frente Popular para la
Liberación de Palestina en Líbano.
"El
enojo, incluso, podría manifestarse fuera de los límites de las
estructuras palestinas oficiales", advirtió.
Los
palestinos salieron el fin de semana a las calles para protestar
contra los ataques del ejército libanés contra civiles atrapados en
Nahr al–Bared.
El
viernes, los habitantes del campamento de Bourj al–Barajneh, en
Beirut, se unieron a familias de desplazados de Nahr al–Bared para
manifestarse frente al centro médico de la Agencia de las Naciones
Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
También,
cientos de palestinos se congregaron cerca de un puesto del ejército
libanés en el campamento de refugiados de Rashidiyeh, en el sur de Líbano,
reclamando un inmediato cese del fuego y un fin de los ataques
"al azar" contra civiles.
"¿Cuándo
nos permitirán regresar a nuestros hogares? ¿Esto es un
reasentamiento permanente?", preguntó Abu Alí, padre de siete
hijos, desde un cibercafé en el campamento de Baddawi. Abú Alí y
toda su familia huyeron de Nahr al–Bared hacia Baddawi en el tercer
día de los enfrentamientos.
En
el curso de varias entrevistas, familias de desplazados en el
campamento de Baddawi equipararon su huida de Nahr al–Bared con lo
que los palestinos llaman "Nakba" o "la gran catástrofe",
la huida de unos 700.000 palestinos de sus hogares en 1948, al crearse
el estado de Israel.
Aunque
el primer ministro Siniora se comprometió a reconstruir lo que fue
destruido por el ejército libanés en las últimas dos semanas de la
batalla contra Fatah al–Islam, pocos de los desplazados en el
campamento de Baddawi depositaron esperanzas en sus declaraciones.
El
gobierno prooccidental que encabeza Siniora está enfrascado en una
larga batalla política con Hezbolá (Partido de Dios) y sus aliados
desde la guerra del año pasado con Israel.
Todavía
está por comenzar la reconstrucción tras la destrucción, por parte
del ejército israelí, de aldeas en el sur de Líbano. Tampoco se
espera que se dé inicio a este proceso hasta la resolución de la
actual crisis política con Hezbolá.
El
líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, condenó el domingo al
gobierno de Siniora por recibir asistencia militar de Estados Unidos y
sus aliados árabes sunitas.
Nasrallah
dijo que esa asistencia podría alentar la creación de movimientos en
Líbano similares a la filial iraquí de la red terrorista Al–Qaeda.
El
domingo y el lunes, el conflicto subió de temperatura en el sur de Líbano,
cuando otra organización islámica sunita, Jund al Sham, atacó
posiciones del ejército fuera del campamento de Ain al–Hilweh.
Tres
soldados libaneses resultaron muertos, y aunque organizaciones
palestinas en el campamento se movilizaron para evitar que esto
empeorara la situación, fuentes del ejército libanés indicaron que
la lucha continúa.
Mientras,
los palestinos de los campamentos en Líbano se reúnen en torno a sus
televisores, o siguen de cerca las noticias desde Nahr al–Bared a
través de sus teléfonos celulares o en cibercafés.
Pero esa información podría tardar en aparecer,
pues el gobierno libanés impidió a periodistas y organizaciones
humanitarias ingresar al campamento y a sus áreas circundantes.
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