El
lobby pro–Israel y la política de Estados Unidos en Oriente Medio
El
score del 2007
Por
James Petras (*)
La
Haine, 12/06/07
Desde
el 11–S hasta hoy, la configuración de poder pro–israelí ha
ampliado su definición de las ‘áreas de interés para Israel’, y
por tanto las cuestiones en las que deberá intervenir, estrechando así
los parámetros de discusión y decisión política en los Estados
Unidos (La Haine).
Nunca,
en la historia reciente, la política de Estados Unidos en Oriente
Medio ha sido sometida a tal bombardeo de presiones en conflicto por
parte de antiguos aliados, clientes y adversarios. Los puntos en
disputa abarcan cuestiones básicas de guerra y paz, de las cuales las
más importantes son las diferentes respuestas al conflicto
palestino–israelí, la ocupación de Irak y la invasión y ocupación
autorizada de Somalia a cargo de Etiopía y Estados Unidos.
Entre
los principales aspirantes a la influencia en la política de Estados
Unidos en Oriente Medio se encuentran, en un lado, el 'partido de la
guerra', liderado por el bloque de poder sionista y sus seguidores en
el Congreso y sus aliados entre los militaristas civiles de la Casa
Blanca guiados por el vicepresidente Cheney, el Secretario de Estado
Rice, el Consejero de Seguridad Nacional para Oriente Medio Elliot
Abrams, junto a un ejército de escribas instalados en los puestos más
destacados de la cobertura periodística. En el otro lado se sitúa
una pequeña minoría de congresistas, exfuncionarios vinculados a Big
Oil 2 , un movimiento pacifista dividido, los estados árabes del
Golfo, Arabia Saudí y un número de países europeos por una serie de
cuestiones específicas.
Hasta
la fecha, la Zionist Power Configuration (ZPC) ha hecho que sus
partidarios en el Congreso y en la Casa Blanca cierren filas y ha
apisonado la oposición interna para asegurar el respaldo
incondicional de Estados Unidos a las posiciones de Israel en Oriente
Medio. Uno de los ejemplos recientes de la influencia política y mediática
de ZPC se ilustra en su rechazo u omisión de un importante documento
sobre derechos humanos y civiles en Israel publicado por el Comité de
las Naciones Unidas con relación a la Eliminación de Discriminación
Racial (publicado el 9 de marzo del 2007). El estudio, realizado por
unos 24 expertos, hacía 19 recomendaciones para que Israel pusiera término
a la discriminación racial en 25 áreas contra ciudadanos árabes de
Israel. Israel rechazó el informe, la ZPC automáticamente siguió el
ejemplo, así como Washington.
Sin
embargo, hay signos (seguramente débiles) de que el poder visible e
invisible de la ZPC está siendo sometido a un escrutinio crítico público
e incluso 'llevado a juicio' por los clientes de Estados Unidos. El
Consejo de Cooperación del Golfo [Council of Gulf Cooperation],
compuesto por Kuwait, Qatar, Omán, Arabia Saudí, Bahrein y los
Emiratos Árabes Unidos, es el mayor proveedor de petróleo del mundo
(por encima del 40%); se trata de regímenes conservadores y
pro–estadounidenses que albergan bases militares americanas y están
vinculados a las casas financieras y del petróleo estadounidenses más
importantes y se encuentran entre los más destacados compradores de
material militar del complejo militar–industrial estadounidense. En
un encuentro celebrado a finales de marzo del 2007 instaron a los
Estados Unidos a enfrentarse a Irán solo por la vía diplomática y
no por la militar o imponiendo sanciones económicas. Israel optó por
una posición diametralmente opuesta, presionando por el
endurecimiento de las sanciones y por la confrontación militar. Automáticamente,
la ZPC se hizo eco de la línea del Partido Israelí (Daily Alert
26–30, 2007). El Congreso y Bush ignoraron a Big Oil, al complejo
militar–industrial, a sus clientes árabes y siguieron la línea
sionista: intensificaron las sanciones, incrementaron las operaciones
de comandos, aumentaron la actividad naval en torno a las costas de Irán
y ofrecieron el envío de aviones de combate a Irán después de la
captura de los marineros británicos implicados en operaciones de
espionaje (Blair, por una vez, rechazó la provocación de guerra).
Una vez más la ZPC ganó el pulso a Big Oil y al complejo
industrial–militar a la hora de dictar a los Estados Unidos la política
en Oriente Medio.
De
igual importancia es el hecho de que los principales 'aliados' árabes
de Estados Unidos en Oriente Medio han divulgado una serie de
propuestas y opciones políticas que se oponen directamente a la
agenda ZPC–israelí. La propuesta de Arabia, aprobada por la Liga Árabe,
ofreciendo el reconocimiento de Israel y la normalización de
relaciones a cambio de acatar las resoluciones de la ONU sobre la
devolución del territorio ocupado en 1967 es un ejemplo. Estas
iniciativas árabes han generado una respuesta positiva por parte de
muchos gobiernos de la Unión Europea y de Turquía, sumándose a las
fuerzas convocadas contra la dirección israelí–ZPC en la política
estadounidense en Oriente Medio. Las deserciones de la causa del lobby
israelí se han notado especialmente entre los conservadores,
incluyendo a Robert Novack ("US War in Iraq – The Sharon
War", Haaretz, 4 abril, 2007).
Nuevas
direcciones en la política estadounidense: ¿moderar la agenda árabe?
La
principal preocupación de los regímenes moderados árabes del Golfo
Pérsico es asegurar la estabilidad política, evitar los
perturbadores conflictos regionales e internos y consolidar un clima
financiero favorable a los dinámicos proyectos de desarrollo
emprendidos. La invasión, ocupación y prolongada guerra imperial
estadounidense en Irak ha sido una fuente de inestabilidad y de
conflictos internos en la región. Los repetidos asaltos y ocupaciones
violentas de territorio palestino, la invasión del Líbano y las
amenazas a Irán y, lo más importante, su brazo político –la
capacidad de la ZPC de asegurarse el respaldo de Estados Unidos–,
han creado un ambiente de permanente 'alta tensión'. La creciente
incompatibilidad entre los objetivos de los estados árabes,
orientados a un clima de negocios conservador, y las políticas
desestabilizadoras 'radicalmente militaristas' de Washington y Tel
Aviv han forzado una brecha creciente entre sus tradicionales aliados
y clientes. Con un amplio superávit, enorme liquidez en dólares y
euros, el Este Árabe se centra en construir imperios económicos
tanto en la región como en el resto del globo. Para ello necesitan,
sobre todo, una 'base de operaciones' segura, unos cuarteles y base
operativa que sustenten las redes globales financieras, comerciales y
sus propiedades.
El
reciente encuentro de estados árabes en Riyadh, convocado por lo saudíes,
sirvió de plataforma para esbozar un programa de estabilidad en
Oriente Medio y el cese de las actividades violentas y
desestabilizadoras. Tanto en sus propuestas formales como en sus
pronunciamientos informales, los líderes conservadores pusieron sobre
la mesa una agenda para re–dirigir la política estadounidense en
Oriente Medio lejos de la línea israelí–ZPC de confrontación
militar, hacia la negociación diplomática, la reconciliación de élite
y el fortalecimiento de la estabilidad económica regional. Dentro de
este marco regional conservador y la alta prioridad concedida a la
estabilidad económica, la 'nueva situación' sobre el terreno (es
decir, la posición crítica hacia Estados Unidos y la oferta de paz a
Israel) se convierten en indicadores clave a la hora de definir la política
en Oriente Medio.
“Nueva
situación” y nuevas realidades en Oriente Medio
Los
viejos clichés cabildeados [lobbed] por los críticos liberales sobre
los Estados del Golfo y Arabia Saudí son tremendamente engañosos y
podrían inducir a una malinterpretación de la nueva dinámica económica
y política de la región. Las imágenes sionistas y liberales de
reaccionarios jeques hundidos en un consumo de artículos de lujo
conspicuo en sus atrasadas y estancadas economías; jeques que viven
exclusivamente de unas 'rentas' que no dejan de acumularse porque
manan a borbotones de los pozos de petróleo, que dependen de la
protección militar de Estados Unidos... esta visión hace tiempo que
ha sido superada. Todos los estados del Golfo y Arabia Saudí están
profundamente comprometidos en proyectos de diversificación económica
a largo plazo y a gran escala, creando nuevos negocios, mercados
financieros, comerciales y de propiedades basados en capital local y,
en algunos casos, en grandes bancos extranjeros de inversión. Se han
consumado importantes operaciones industriales conjuntas en energía,
refinerías y plantas químicas entre Arabia Saudí y China e India.
Los multi–billonarios 'príncipes' son importantes inversores y
co–propietarios de redes globales de empresas financieras, hoteles,
puertos y otras infraestructuras a gran escala y sectores de la
construcción.
La
riqueza energética del gas y el petróleo es el punto de partida de
las nuevas élites dominantes, las cuales se reinventan a sí mismas
como jugadores regionales, si no globales. A pesar de mantener todavía
muchas de las 'formas externas de la religión tradicional' (oposición
a la usura), vastos ejércitos de financieros locales han creado de
hecho instrumentos financieros que de facto revierten pagos que
equivalen a interés. Dado el crecimiento de los intereses económicos
globales y regionales de estas élites conservadoras, pueden perderlo
todo si continúan siguiendo las políticas destructivas, coloniales e
imperialistas de Estados Unidos e Israel en la región.
La
diversificación económica y el dinamismo del desarrollo interno ha
creado una nueva burguesía en el Golfo vinculada al capital europeo y
asiático (estatal y privado), cada vez más independiente en materia
política de los Estados Unidos y menos dependiente del poder militar
'externo'. Esta nueva realidad económica proporciona pistas acerca de
la nueva 'situación política' sobre el terreno, incluyendo las
discretas –aunque francas– críticas de Arabia Saudí a la ocupación
estadounidense de Irak y las exigencias de la retirada de tropas. Los
Estados del Golfo que respaldaron los "Acuerdos de La Meca",
impulsados por Arabia Saudí, que condujeron a la unidad de gobierno
entre la OLP y Hamas, fueron abiertamente contra política (de la Casa
Blanca–israelí–sionista) de aislar a Hamas, como lo fue el
rechazo abierto de Arabia Saudí y los Emiratos a los preparativos de
guerra estadounidenses e israelíes contra Irán. Han rechazado la política
de Washington y del Israel–sionista [Israeli–Zionist] de negarse a
un encuentro con Irán, manteniendo por separado encuentros y
discusiones a alto nivel. La oferta de la Liga Árabe a Israel
–creada y autorizada por Arabia Saudí– de paz y reconocimiento a
cambio de la retirada de los territorios de Palestina ocupados en 1967
ha dejado al escubierto los pretextos de Israel para la colonización
y anexión progresivas de territorio palestino y la subordinación de
Estados Unidos a la Zionist Power Configuration.
La
nueva realidad económica y política en Oriente Medio enfrenta a una
élite estadounidense de la política exterior cada vez más
militarizada, fuertemente influenciada por la ZPC, con una élite árabe
cada vez más involucrada en la esfera mercantil [marketized]. Las
industrias militares israelíes, centrales en su economía, la
influencia política de los partidos de los colonos, los
fundamentalistas religiosos y las instituciones de seguridad, así
como la dependencia del Estado de Israel de las multimillonarias dádivas
del tesoro norteamericano y de los ricos judíos militaristas de
derechas, significa que Israel es estructuralmente incapaz de llegar a
ningún acuerdo basado en la premisa 'paz por territorios'. El
reasentamiento de medio millón de fanáticos colonos armados en el
Israel de antes de 1967, la pacífica reconversión de las industrias
militares israelíes y el mantenimiento del apoyo exterior de los plutócratas
sionistas sin la retórica de las 'amenazas militares existenciales'
está más allá de los límites de la clase política israelí tal y
como se constituye en la actualidad. La profunda integración y
subordinación de la ZPC a la estructura de poder israelí tiene como
resultado que las exigencias del complejo
militar–colono–industrial de Israel sean transmitidas al Congreso
y Ejecutivo norteamericano y finalmente convertidas en política.
En
la medida en que así son las cosas, la ZPC es responsable de la falta
de flexibilidad de la política norteamericana en Oriente Medio,
expresadas en su fijación por la guerra permanente y su ceguera ante
el abismo entre los Estados Árabes, enfilados hacia el mercado, y el
militarismo estadounidense–israelí. La ZPC es responsable del apoyo
inamovible e incondicional a un régimen colonial anacrónico en una
época de crecimiento de relaciones de mercado globales. La parálisis
de la política norteamericana es el resultado del poder de un grupo
de presión [lobby] empresarial moderno, del siglo XXI,
extraordinariamente rico (el 24% de los 400 más ricos de Forbes 3 son
judíos) que actúa en nombre de una serie de demandas territoriales
de los fundamentalistas judíos que se remontan a un periodo histórico
de hace al menos 2500 años. La noción de desarrollo 'combinado y
desigual' se aplica ciertamente a los financiadores externos de Israel
más importantes.
La
rigidez de los parámetros estructurales de la política israelí se
transmite por medio de la ZPC a la base de la contradictoria realidad
en las relaciones entre Estados Unidos e Israel: la política,
estructuralmente rígida, de un pequeño Estado 'aislado,
militarizado, controlado por colonos' que bloquea transacciones económicas
en una economía imperial globalizada, forzándola a embarcarse en
aventuras militares desastrosas.
El
poder sionista y la mayoría demócrata del Congreso
Contrariamente
a las declaraciones de muchos críticos de la guerra, especialmente
aquellos que se atreven incluso a atacar al lobby sionista
neoconservador que defiende la guerra, la invasión estadounidense de
Irak no ha sido un 'desastre', una 'debacle' o una 'derrota'. El
corolario de este argumento –que 'el desastre de Irak' ha provocado
una 'huida en masa' de los Zioncons 4 de la administración Bush– es
algo que no está nada claro.
El
objetivo fundamental de la ZPC era derrocar a Saddam Hussein, la
destrucción del Estado de Irak (especialmente su aparato militar y de
inteligencia) y la infraestructura social para, de esta forma,
eliminar un valedor incondicional del nacionalismo secular árabe en
Oriente Medio y un desafiador fuerte de las tentativas de Israel de
afirmar su hegemonía en la región. La guerra, orquestada por los
Zioncons, supuso un éxito en todos y cada uno de los objetivos estratégicos
israelíes: la resistencia palestina perdió un poderoso valedor político
y financiero. La oposición a Israel en Oriente Medio se redujo
considerablemente a los Estados y movimientos musulmanes clericales.
Se creó el marco para una nueva secuencia de guerras con los
adversarios de Israel, incluyendo a Hezbolá, Siria y, más
importante, Irán. Como consecuencia de la destrucción estadounidense
del Estado de Irak, Israel ha tenido manos libres para invadir y
devastar Palestina, especialmente Gaza, completar el gueto con un muro
para el aislamiento de las ciudades y pueblos palestinos de sus
mercados y actividades diarias, y extender sus asentamientos
coloniales. Los Zioncons americanos en la Admnistración fueron
capaces de sabotear cualesquiera negociaciones de paz, sirviéndose
como excusa de su guión de la 'guerra contra el terror'. La partida
de algunos de los Zioncons de la Administración tras la ocupación
militar de Irak se debió a que habían servido exitosamente a los
intereses estratégicos de Israel con una dedicación masiva de las
fuentes militares y económicas de Estados Unidos. Pero en el momento
en que esa guerra–para–Israel se iba convirtiendo en una larga,
costosa e impopular guerra–para–Estados Unidos y algunos críticos
bien conectados, investigadores y cargos militares comenzaban a señalar
con el dedo públicamente a los funcionarios sionistas del Gobierno
como los promotores clave de la 'desastrosa' guerra, los Zioncons
'dimitieron'. Esto cortocircuitó cualquier intento de llevar a cabo
comprometedoras investigaciones en el interfaz entre los Zioncons
estadounidenses arquitectos de la guerra y el Ministerio de Asuntos
Exteriores israelí y su mando militar.
A
pesar del éxito de la operación 'guerra a Irak', los Zioncons
sufrieron algunas bajas colaterales. Irving 'Scooter' Libby, Jefe de
la oficina de planificación militar del vicepresidente Cheney, fue
procesado por cargos de perjurio [peripheral perjury charges], lo cual
sorteaba la implicación directa de la red Zioncon en el periodo
previo a la guerra y su continuación. Dos líderes del AIPAC 5 (uno
importante y el otro secundario) fueron acusados de espiar para
Israel. Los dos espías acusados de ninguna manera debilitaron
material o políticamente la fuerte implantación del AIPAC en el
Congreso o en la Casa Blanca. Continuaron recibiendo el apoyo
incondicional de los líderes congresistas de ambos partidos, así
como del vicepresidente y del secretario de Estado, los cuales
pronuciaron sendos discursos en la convención anual de la AIPAC en el
2006 y en el 2007.
El
hecho de que la ZPC considere la guerra en Irak como un 'trato hecho'
para mejorar la posición de Israel en Oriente Medio y que haya
desplazado sus esfuerzos para llevar adelante el siguiente objetivo
estratégico de Israel –la destrucción de Irán–, ha causado una
fisura visible entre ellos y los funcionarios clave de la Casa Blanca,
todavía empantanados en el tema de perder la guerra en Irak.
El
vicepresidente Cheney, en su discurso en la convención anual del
AIPAC en el 2007, desafió abiertamente a los líderes del AIPAC, que
parecían estar retirando su apoyo a la guerra de la Administración
en Irak y estar presionando por sanciones ecónomicas más agresivas y
la opción de una eventual guerra con Irán como estrategia. Los
Zioncons buscan sacar el máximo partido de su apoyo a su nueva y
falsa guerra 'existencial' con Irán entre los liberales judíos que
se han vuelto contra la guerra de Irak, cargándoles así las bolsas
de los soldados muertos a Cheney y a Bush. En la convención del
AIPAC, Cheney, no precisamente un neófito en estas intrigas de puñalada
trapera, ofreció recrudecer la escalada de amenazas contra Irán si
los sionistas mantenían su apoyo a la guerra de Bush, Cheney y Rice
en Irak. Mientras que el primer ministro israelí Olmert reiteraba
formalmente la importancia de que Estados Unidos continúe ocupando
Irak para la seguridad de Israel, en la práctica todos los ministros
que asisten a los congresos sionistas más importantes han subrayado
con insistencia a sus acólitos la amenaza iraní y la necesidad de
eliminar el régimen iraní, sus estaciones nucleares y estructuras
estatales. A pesar de que Estados Unidos se desangra en la guerra de
Irak, a pesar de que más de tres cuartas partes de la población
norteamericana está harta de la participación en guerras en Oriente
Medio, esto no ha evitado o, lo más importante, debilitado, el
esfuerzo de la ZPC para encarrilar a Estados Unidos hacia más
guerras, con el apoyo entusiasta de la mayoría de los líderes del
Partido Demócrata.
Con
un ojo en la campaña de las contribuciones financieras, todos y cada
uno de los candidatos demócratas y republicanos han prometido apoyar
sin condiciones los intereses de Israel, incluidas las promesas específicas
a ZPC–AIPAC.
El
lobby pro–Israel y Bush: poderes de guerra y capitulación de los
demócratas
Los
demócratas han ido limitando sus restricciones a la forma como Bush
lleva la ocupación de Irak; el factor clave para esto ha sido el
lobby judío. De acuerdo con la Associated Press (13 marzo del 2007):
"Los demócratas conservadores, así como los delegados que se
encargan del posible impacto en Israel, han manifestado la necesidad
de un cambio de estrategia...". Como señaló el Congressional
Quaterly: "Los halcones y legisladores pro–Israel presionan
para golpear una disposición pensada para la agenda de gastos de la
guerra que haría que el presidente buscara la aprobación del
Congreso antes de embarcarse en ninguna aventura militar en Irán".
La
propuesta respecto a Irán provenía de un deseo de algunos destacados
políticos demócratas de asegurarse de que Bush no lanzara un ataque
sin contar con la aprobación del Congreso, una medida aprobada por la
gran mayoría de los militantes de base del partido demócrata. Pero
durante la semana del 5 al 10 de marzo, la élite sionista tanto del
Congreso como del lobby se dieron de golpes en la cabeza en una serie
de sesiones a puerta cerrada y literalmente forzaron a los 'destacados
políticos demócratas' a retractarse y recapitular. Haciéndose eco
de la línea de Olmert, uno de los muchos portavoces sionistas en el
Congreso habló abiertamente contra las limitaciones constitucionales
y legislativas del presidente Bush, por sus 'efectos' en Israel. La
representante Shelley Berkeley dijo en una entrevista: "En
Israel, el miedo a Irán está muy extendido... [Irán] ha expresado
en numerosas ocasiones una hostilidad total al Estado judío". El
presidente del Comité Demócrata, Rahm Emmanuel, que trabaja de cerca
con AIPAC, 'predijo' lo siguiente: "Quizás esto haría
desaparecer la mejor herramienta de negociación que los Estados
Unidos tienen cuando se trata de Irán" (Associated Press, 13 de
marzo del 2007). Logró excluir la enmienda en la Asignación
Suplementaria al Presupuesto de Guerra [Supplemental War Budget
Allocation], aunque Nancy Pelosi, portavoz de la Casa, y el
representante John Murta, presidente del Comité de Gastos de Defensa
[Defense Appropriation Committee], fueran favorables a esta.
El
vicepresidente Cheney, con una sonrisita, señaló la hipocresía de
los sionistas liberales y los congresistas liberal–demócratas
pro–Israel, quienes se oponían a Bush en la cuestión de Irak y
presionaban por una política de guerra hacia Irán.
"Simplemente, no es coeherente para nadie (¡incluyendo los
liberales pro–Israel! JP) exigir acciones agresivas contra la
amenaza del régimen iraní al mismo tiempo que se concede sobre una
retirada de Irak que envalentonaría a nuestros peores enemigos dramáticamente
y dejaría peligrosamente debilitado al mejor amigo de Israel, los
Estados Unidos" (AP 13/03/2007). Una vez más, se dio prioridad a
los intereses de Israel por encima de las prioridades de voto del
electorado demócrata. Una vez más el poder del congresista Rahm
Emmanuel y sus colegas 'conservadores' y pro–sionistas del Congreso
dominó la 'conciencia' de otros destacados demócratas. Una vez más
el AIPAC liberó a Bush de toda restricción constitucional y del
Congreso permitiéndole lanzar un ataque contra Irán. Una vez más
los dictados de la belicosa política de Israel fueron transimitidos
con eficacia y ejecutados en el Congreso de los Estados Unidos. Los
demócratas abandonaron la disposición constitucional sobre la
autoridad en materia de guerra. Israel, una vez más, demostró que es
el árbitro supremo de la política militar de Estados Unidos en
Oriente Medio a través de sus representantes en el Congreso. (No
sorprende que Buchanan y otros se refieran al Congreso como
'territorio ocupado por Israel').
Bush
consiguió el respaldo del AIPAC para sus poderes de guerra; Israel
retuvo a un presidente que es su disciplinado cómplice en sus propósitos
militares en Oriente Medio.
Las
guerras de Israel–AIPAC–USA en Oriente Medio
El
papel de Israel en la mobilización del lobby sionista a favor de los
amplios poderes de guerra de Bush se hizo evidente en el contundente
discurso israelí del ministro de asuntos exteriores, Tzipi Livni , en
el congreso anual del AIPAC en Washington en marzo del 2007. De
acuerdo con el diario israelí Haaretz (12/03/2007) Livni:
"Advirtió a Estados Unidos que no mostrara debilidad en
Irak". Continuó enfatizando la importancia de ejercer la
violencia y el poder... "en una región donde las impresiones son
importantes, los países no deben mostrar debilidad y rendirse a los
extremistas". Esta es otra forma de plantear el bulo familiar de
Israel de que 'los árabes solo entienden la fuerza', una bien
conocida y duradera justificación racista y colonial que ha servido
para extender y perpetuar la represión del subyugado pueblo árabe.
Livni
instruyó, entre ovación y ovación, a los miles de lealistas del
AIPAC y a los cientos de sus seguidores del Congreso de Estados Unidos
de la amenaza iraní y los incitó a intensificar la escalada de
ataques a Teherán: "Irán siempre estuvo en la vanguardia de las
amenazas extremistas a Israel, al Gran Oriente Medio y al mundo en
general por sus ambiciones nucleares. Enfrentarse al extremismo es
enfrentarse a Irán" –dijo, presionando por el endurecimiento
de las sanciones de Naciones Unidas con relación al programa nuclear
(Haaretz, 12/03/2007). Las palabras de Livni conmovieron el especial
lenguaje de agitación propagandística que inflama el fanatismo de
los líderes del AIPAC, sus seguidores y los congresistas. "Irán",
señaló, "es un régimen que niega el Holocausto al mismo tiempo
que amenaza al mundo con otro. A aquellos Estados que conocen esta
amenaza pero que todavía titubean debido a mezquinos intereses económicos
y políticos, déjenme decirles esto: ¡la Historia recordará!".
El
discurso de Livni sirvió a diversos propósitos. Por un lado,
estableció la 'línea' a los lealistas pro–Israel en los Estados
Unidos para que continúen apoyando la política de Bush y Cheney con
relación a la guerra en Irak, independientemente de los sentimientos
de la mayoría de los votantes judeo–americanos. Por otro lado,
fortaleció la mano del lobby y sus seguidores en el Congreso forzando
a los liberales de la Casa, judíos y gentiles, a levantar sus
restricciones (exigidas por el votante americano) a los poderes de
guerra de Bush. Por último, diseñó la agenda de altas prioridades y
campañas a seguir por sus seguidores sionistas con relación a Irán.
Finalmente, rellenó la brecha abierta entre Cheney–Bush y el lobby
sobre el orden de prioridad entre una 'nueva' guerra contra Irán y la
'antigua' e impopular guerra en Irak, ensamblándolas.
La
intervención directa del Ministro de Asuntos Exteriores israelí en
los asuntos internos de Estados Unidos, su apoyo flagrante a la guerra
de Cheney y Bush y el ataque a los sentimientos anti–guerra de la
opinión pública norteamericana, recuerda las peores intrusiones
diplomáticas de los Estados Unidos en las repúblicas bananeras de
Centroamérica. Ni uno solo de los miembros del Congreso se atrevió a
señalar esto, mucho menos oponerse a la interferencia israelí en la
política estadounidense, por miedo a una respuesta contundente de la
enfervorizada masa de 'Adelantados de Israel' ['Israel Firsters']. Ni
uno solo de los comentadores 'izquierdistas' o 'progresistas' señalaron
que la tentativa de Livni de universalizar la hostilidad de Israel
hacia Irán no era sino una treta demagógica. Un gran número de
sondeos de opinión realizados en Europa mostraron que una amplia
mayoría considera a Israel el país del mundo más amenazador y
negativo, por delante de Irán, Corea del Norte y Siria. El hecho de
que Irán sea un participante bienvenido en el Congreso Mundial de Países
Islámicos, que representa a más de 500 millones de personas, es
ligeramente omitido en los excesos retóricos de Livni. Estos lapsus
no causan preocupación en el Ministerio de Asuntos Exteriores de
Israel, puesto que el problema no es propagar falsedades deliberadas y
verificables, sino el poder de las mentiras para provocar a la acción
a sus agentes norteamericanos y para desalentar cualquier posible crítica.
Al pontificar sobre el 'Holocausto' y su corolario, 'la Historia
recordará', le fue garantizada a Israel la observancia fanática de
la ZPC de sus belicosas políticas y el silencio y capitulación de
los ineficientes y escépticos judíos liberales que se oponen a la
guerra. La 'Alternativa AIPAC' ['AIPAC Alternative'] –de base judía–,
especialmente la 'Voz Judía por la Paz' ['Jewish Voice for Peace'],
pasa tanto tiempo negando el poder del lobby pro–Israel como
criticando la política estadounidense (Nation 23/04/2007, sobre la
Alternativa AIPAC).
En
una irónica y perversa vuelta de tuerca del eslogan contra la guerra
('guerra por petróleo NO' ['No War for Oil']), Livni exigió 'Paz por
petróleo NO' ['No Peace for Oil']. La advertencia de Livni a aquellos
Estados "que conocen esta amenaza pero que todavía titubean
debido a mezquinos intereses económicos o políticos", es una
clara referencia a Estados Unidos. Más específicamente, está
dirigida a aquellos políticos que podrían considerar la negociación
pacífica con Irán o aceptar el plan de paz saudí para salvaguardar
los intereses petroleros norteamericanos, antes que sacrificar esos
intereses al servicio de la supremacía política y militar de Israel
en Oriente Medio. Está claro que Livni está dirigiendo a sus
'Adelantados de Israel' en Estados Unidos a acabar con los Mitigadores
de la Sed de Petróleo [Oil Appeasers], a intimidar a todo político
que manifieste cierta preocupación sobre los intereses comerciales
estadounidenses por encima de las belicosas exigencias del sionismo
israelí.
Mientras
que la percepción de Livni de los peligros para Israel emana del
enfoque de paz y diplomacia de 'mezquinos [sic] intereses económicos
o políticos' (cf. la mezquina inquietud de Israel por la ocupación
de territorios en Palestina y Líbano), lo que pasa por un movimiento
pacifista en Estados Unidos se une al coro, culpando a la industria
petrolera de las guerras norteamericanas en Oriente Medio. Hay una
interesante coincidencia entre los halcones israelíes y las palomas
estadounidenses en la denuncia de Big Oil, lo que no sería una
coincidencia si se tiene en cuenta que lo que pasa por un movimiento
pacifista está desmesuradamente influenciado por los sionistas de
izquierda más prominentes, los cuales combinan las críticas a la
'guerra de Bush' con la exclusión de cualquier mención a Israel o
las críticas al belicoso y cizañero lobby sionista. Antes, durante y
después del congreso AIPAC en Washington varios miles de fanáticos
cargaron contra las oficinas de miembros del Congreso y senadores. Más
de la mitad de los miembros del Congreso y prácticamente todos los
senadores fueron intimidados en más de 500 encuentros y reuniones a
favor de la agenda militar israelí contra Irán.
A
finales de marzo la liga árabe, dirigida por Arabia Saudí, propuso
un plan de paz integral para poner fin al conflicto palestino–israelí.
La propuesta ofrecía el reconocimiento árabe, relaciones comerciales
y diplomáticas, el fin del estado de beligerancia y de las sanciones
económicas, a cambio de que Israel cumpliera las resoluciones de
Naciones Unidas y se retirara de todos los territorios palestinos
ocupados durante y después de la guerra de 1967. El Primer Ministro
israelí rechazó rotundamente la propuesta saudí argumentando que
era únicamente una 'base de negociación'. La ZPC inmediatamente se
hizo eco de la línea del partido israelí, cuestionando la forma y
sustancia de la propuesta y atacando a los regímenes árabes. El 29
de marzo del 2007, el órgano de los presidentes de las organizaciones
judías americanas más importantes publicó cuatro panfletos
propagandísticos atacando la propuesta de paz y respaldó el rechazo
de Israel. El lobby garantizó que el Congreso y Ejecutivo de Estados
Unidos o bien apoyaran la posición israelí o rechazaran apoyar el
plan saudí. Una vez más, los 150 miembros a tiempo completo del
lobby fueron más listos que las multinacionales del petróleo
norteamericanas pro–árabes.
El
líder de la mayoría en la Casa (Cámara de Representantes) como
mensajero de Israel
La
visita a Siria de Nancy Pelosi, líder de la mayoría demócrata,
generó una respuesta hostil de parte de la Casa Blanca y elogios de
liberales y progresistas. Bush manifestó su desaprobación a Pelosi
por inmiscuirse en su política exterior y su posición de 'no
negociación' con Siria. Los liberales aclamaron la visita de Pelosi
como una nueva posibilidad para la 'diplomacia' frente a las amenazas
y el ruido de sables. Ninguno de los dos percibió que la principal y
esencial tarea de Pelosi era servir como mensajero –con poderes
especiales– del Estado de Israel. Durante su visita a Israel,
anterior a la de Siria, el régimen de Israel dio instrucciones a
Pelosi para que presionara a Siria para que retire su apoyo a Hamas,
Hezbolá e Irán. El primer ministro israelí le dijo a su mensajero
–Pelosi– que re–transmitiera a los sirios que romper lazos y
aislarse de sus únicos aliados eran las condiciones de Israel para la
apertura de negociaciones. Esto sucedió a pesar de que hasta la
visita de Pelosi a Siria, AIPAC y la máquina política sionista en su
totalidad habían insultado a todo miembro del Congreso que se
atreviera a mencionar la posibilidad de visitar Siria. Sin embargo,
cuando Israel filtró que Pelosi estaba transmitiendo mensajes israelíes
a Siria, el lobby no puso objeciones. La línea del partido de Tel
Aviv había cambiado y la quinta columna israelí automáticamente
modificó su línea, y ninguno de sus 'funcionarios' protestó. Cuando
Estalin cambió bruscamente la línea del partido, había más
comunistas disidentes en el extranjero que hoy desertores sionistas en
circunstancias similares.
Las
casi cómicas volteretas y contorsiones ideológicas que dan los
'Primeros de Israel' (IF ['Israel Firsters']) para seguir el zigzagueo
de sus domadores israelíes se hace evidente en su forma de tratar a
los Estados árabes del Golfo. Durante mucho tiempo, el IF ha hecho
todo lo posible por desacreditarlos, refiriéndose a ellos como
Estados absolutistas, decrépitos, y ridiculizó la caracterización
del Departamento de Estado, que los definió como 'árabes moderados'.
Más recientemente, cuando Olmert se refirió a esos mismos Estados
como 'moderados', principalmente porque están implicados en negocios
encubiertos con Israel por medio de terceros, y criticó a Irán, el
lobby revisó su línea y habló en su favor. Pero cuando los saudíes
lograron que Hamas y la OLP formaran gobierno, Israel tachó el papel
de Arabia Saudí como de respaldo al terrorismo de Hamas, y la
propaganda sionista siguió el ejemplo, acusando a los saudíes de
financiar a Hamas. El servilismo ciego del lobby de Israel a un 'poder
extranjero' solo sería un asunto del Departamento de Justicia si no
tuviera un impacto tan profundo en la política estadounidense en
Oriente Medio, donde las modificaciones israelís de su política se
reflejan en la política norteamericana.
El
primer lobby de Israel bloquea una importante venta de armas
Con
un déficit comercial que sobrepasa los 500 mil millones de dólares,
uno de los pocos sectores de exportación competitivos estadounidenses
es el de la industria armamentística, número uno mundial en venta de
armas –seguido de Israel. Los planes de la administración Bush en
venta de armas a Arabia Saudí y a otros aliados del Golfo Pérsico
han sido bloqueados por Israel, por medio del lobby sionista (NY
Times, 5/04/2007). Funcionarios de la administración han concertado y
cancelado dos veces reuniones informativas para miembros del Comité
de Relaciones Exteriores del Senado debido a la influencia de AIPAC
sobre el comité y la posibilidad de que los acuerdos de venta fueran
rechazados. Como consecuencia, la administración espera que Israel
llame a sus perros de ataque del lobby a cambio de un incremento de la
ayuda militar y de las donaciones a Israel en un 20% –aumentando el
total de la ayuda militar de 2.400 millones de dólares a tres mil
millones anuales. El Secretario de Defensa, Gates, incapaz de acabar
con la influencia del lobby en el Congreso, tuvo que volar a Israel y
suplicar que se consintiera la venta, a cambio de tecnología militar
avanzada.
Las
ayudas a Israel en materia de investigación militar avanzada, diseño
y tecnología han mejorado la posición de Israel en el competitivo
mercado mundial de alta tecnología y por tanto aumentado las
ganancias... a costa de Estados Unidos, según se desprende de las
recientes ventas a India, de alrededor de 1.500 millones de dólares.
En suma, el lobby de Israel es más listo que el complejo
industrial–militar de Estados Unidos en lo que se refiere a
influencia en el Congreso, capacidad de bloqueo de tratos lucrativos y
mejora de las ventas de Israel en el mercado mundial.
Los
candidatos del Partido Demócrata doblan la cerviz ante el Lobby
Los
aspirantes a la presidencia más importantes del Partido Demócrata
han hecho una labor extraordinaria por asegurar la aprobación del
lobby: todos respaldan la 'opción militar' contra Irán; todos apoyan
el paquete de ayuda a Israel de 2.400 millones de dólares, a pesar de
que la renta per cápita en Israel asciende a 25.000 dólares y a
pesar del boom de su industria de alta tecnología. La senadora por
New York, Hillary Clinton, al hablar ante el Consejo Demócrata
Nacional Judío [National Jewish Democratic Council], apeló a la
intervención militar contra Irán (Jerusalem Post, 26/04/2007). El
periódico israelí, Haaretz, aprovechándose de la actitud aduladora
de todos los candidatos, fomentó la creación de un panel de
'expertos' israelíes para evaluar a los candidatos a la presidencia
de Estados Unidos sobre la base de su servilismo a los intereses de
Israel. Esto, a su vez, hizo que el senador Obama enviara al panel
israelí sus más recientes, burdos y belicosos pronunciamientos con
relación a Irán (ver Robert Kagan, 'Obama the Interventionist',
Washington Post, 29/04/2007). Sin embargo, es Hillary Clinton la líder
del pelotón en la carrera por asegurar la campaña de financiación
judía. La alta estima del lobby por Clinton no se debe únicamente a
su total y completa identificación con Israel –según fue
manifiesto en la Convención AIPAC de marzo del 2007–, sino por el
notorio historial de la familia. El otrora director de la CIA, George
Tenet, en su último libro, En el centro de la tormenta [At the Center
of the Storm] 6 , dedica un capítulo entero a la propuesta del
entonces presidente –Bill Clinton– de liberar al superespía
americano–israelí, Jonathan Pollard, de la prisión federal.
Espoleado por el presidente de Israel, el ultraderechista Benyamin
Netanhayu, su asesor en Seguridad Nacional, el Zionlib 7 Sandy Berger,
el enviado en Oriente Medio, el Zioncon Dennis Ross, y por un
importante sector del lobby, Clinton propuso la puesta en libertad del
espía Pollard. De acuerdo con su libro, Tenet le dijo a Clinton que
dimitiría, ya que perdería todo su capital moral teniendo en cuenta
toda la inteligencia acumulada que demostraría que se recompensaba a
un traidor. Más aun, todo el servicio de inteligencia y el aparato
militar se indignó ante el hecho de que Clinton siguiera las políticas
trazadas por los servicios de espionaje israelíes y los miembros de
su lobby por encima de los intereses de la seguridad nacional
americana.
Clinton,
posteriormente, sentó un precedente al conceder el indulto a un
criminal, el estafador mil–millonario [billionaire] March Rich, hoy
ciudadano israelí y amigo íntimo de los líderes del lobby y de
Israel. Hillary Clinton ha demostrado que tanto ella como Bill no solo
hablan, sino que actúan, en primer lugar, por los intereses israelíes
incluso cuando ello implica ir en contra de todo el servicio de
seguridad nacional y su sistema legal. Esta sórdida historia,
realmente, es una prueba clara de que los Clinton son cien por cien
seguidores bona fide del bando israelí, algo de lo que ningún otro
candidato puede jactarse.
A
principios de mayo, la adminstración bush elaboró un plan para
relanzar gradualmente, en un periodo de ocho meses, las perspectivas
de paz entre Israel y Palestina. La propuesta solamente pedía a los
israelíes que permitieran pasar entre Gaza y Cisjordania a los
camiones y autobuses –normales pero urgentes– de los palestinos, a
cambio de que estos controlaran los lanzamientos de cohetes caseros en
la frontera. Como era predecible, los israelíes se opusieron a la más
mínima alteración de la guetización opresiva de los palestinos
(Daily Alert, 2/5/2007). Los líderes israelíes rechazaron una agenda
que les obligaba a posponer las cosas: los militares israelíes se
opusieron a cualquier relajamiento de la pinza en Gaza "por
razones de seguridad" (Daily Alert, 8/5/2007). Argumentaron que
Hamas podría extender su influencia en Cisjordania por medio de la
persuasión. Después de que los militares israelíes rechazaran la
iniciativa de Bush, la ZPC se puso manos a la obra. Los demócratas,
incluidos todos los candidatos a la presidencia y líderes del
Congreso, se negaron a respaldar el anémico esfuerzo de Bush por
abrir el gueto de Gaza. Los medios de comunicación siguieron el
ejemplo. El looby pro–Israel enterró la propuesta, en su totalidad,
antes incluso de que llegara a debate público.
El
Lobby contra la acusación federal: el juicio de los espías de AIPAC
El
4 de agosto del 2005 dos líderes del AIPAC y un analista del Pentágono,
Larry Franklin, fueron llevados ante un gran jurado federal acusados
de espiar para Israel. En la lista de la acusación se enumeran
cuantiosas acciones de espionaje que datan de 1999, año en el que los
dos líderes de AIPAC sirvieron de conductos de diversa información
clasificada que fluía entre Washington y Tel Aviv. Franklin ha
confesado y cooperado con el FBI en la grabación de su encuentro con
Rosen y Weissman sobre la entrega, a agentes de la Embajada de Israel,
de un documento de alta seguridad de la Casa Blanca relacionado con la
política estadounidense con respecto a Irán. Enfrentado a una
ingente cantidad de pruebas, el AIPAC 'despidió' a Rosen y Weiss, dejó
de pagar a los abogados e, inicialmente, negó cualquier
responsabilidad por la pareja. Posteriormente, sin embargo, el AIPAC y
otras muchas organizaciones satélite decidieron convertir el juicio
por espionaje en una campaña por la 'libertad de expresión'. En
consecuencia, los miembros del lobby –liberales y conservadores–
lograron azuzar a celebridades del periodismo de 'izquierdas',
locutores de televisión progresistas y académicos en defensa de
Rosen y Weissman. La periodista Dorothy Rabinowitz, galardonada con el
premio Pulitzer, argumentó en defensa de los dos funcionarios del
AIPAC que pasar documentos oficiales de alta seguridad a agentes de la
Embajada de Israel es "algo que pasa todos los días en
Washington y que está claramente protegido por la Primera Enmienda 8
" (Wall Street Journal, 2/04/2007). Estando cercana la fecha del
juicio, las organizaciones pro–israelíes más importantes,
mil–millonarios productores de Hollywood y gran parte de la prensa
judía de Estados Unidos –si no toda– se han embarcado en la
defensa de Rosen y Weissman (El "affaire Dreyfus"
americano). Si exceptuamos a un puñado de bloggers en Internet, ni un
solo partido político, movimiento social o político se ha atrevido a
criticar la entrega de documentos clasificados a Israel o a enarcar
las cejas en muestra de estupor ante la ecuación 'libertad de expresión'
igual a espiar para una potencia extranjera. Debido a la omnipresente
presión del lobby, el juez federal T. S. Ellis ha resuelto diversas
alteraciones en el procedimiento que debilitan el caso de la acusación.
Una vez más, la ZPC parece haber vencido a las instituciones
norteamericanas en una prueba de fuerza, en este caso a los abogados
federales de la acusación y al FBI.
La
AIPAC
e Israel: un informante estratégico en la Casa Blanca
El
juicio por espionaje de los dos altos funcionarios del AIPAC que
admitieron pasar documentos estratégicos a diplomáticos israelíes
(y que han sido defendidos por una hueste progresista de sionistas
americanos de izquierdas valedores de la 'libertad de expresión'), ha
revelado la profundidad de su implantación en las altas jerarquías
de la Casa Blanca. En sesiones preliminares del juicio, el abogado
defensor, Abby Lowell, en un intento de exonerar a los sospechosos de
espionaje, anunció que los acusados recibieron información
'explosiva' e incluso más *imprevisible [volatile] del entonces
Consejero para la Seguridad Nacional, Condeleeza Rice (Jewish
Telegraph Agency, 10/4/2007). Poca duda cabe de que la transmisión de
Rice de información confidencial en materia de seguridad al AIPAC fue
también puesta en manos de la Embajada de Israel y de sus agentes
secretos del Mossad que operan en Washington.
La
red de espías del lobby se extiende más allá de lo confesado por el
espía del Pentágono, Laurence Franklin, que entregó documentos
confidenciales a los funcionarios acusados del AIPAC. Según la Jewish
Telegraph Agency, que citaba a la abogada Abby Lowell: "Rice no
fue solo el interlocutor de Rosen, sino que había filtrado información
idéntica a –y a menudo más delicada que– los ejemplos citados en
la acusación". Lowell añadió que la información provista por
Rice era más *inestable [volatile] que la información descrita en la
acusación. Lowell aseguró que "junto a Rice, otros tres
exfuncionarios y funcionarios responsables en política para Oriente
Medio" suministraban información a los israelíes del AIPAC
acusados de espionaje.
La
configuración del poder sionista (ZPC): represión cultural al
servicio de Israel
La
costumbre de lanzar a la chusma contra los musulmanes está bastante
extendida entre los fanáticos sionistas dentro del gobierno
norteamericano y fuera del mismo entre las principales organizaciones
pro–Israel sin (aparente) tacha. El Congreso de Presidentes de las
Organizaciones Judías más Destacadas (CPMJO [Conference of
Presidents of the Major Jewish Organizations]) respaldó a Michael
Chertoff, el co–pensador de doble ciudadanía
norteamericano–israelí y director del Departamento de Seguridad
Patria [Department of Homeland Security], en sus esfuerzos por
restringir las visitas de musulmanes a los Estados Unidos, incluyendo
a ciudadanos británicos de lo que el New York Times (2/05/2007) llama
diplomáticamente "origen paquistaní". En un artículo de
primera página del boletín de noticias The Daily Alert (9/5/2007) se
publicó un escrito xenofóbo de Josh Meyer y Erika Hayasaki titulado:
"Seis 'islamistas radicales' extranjeros acusados de planear un
atentado contra la base militar de Fort Dix". Cuando los fanáticos
pro–Israel situados en puestos políticos clave se enzarzan en
descaradas cazas de brujas racistas contra musulmanes, y destacadas y
respetables organizaciones sionistas publican con una retórica xenófoba
e incendiaria, ningún miembro del Congreso, ningún funcionario del
Departamento de Justicia solicita una investigación o vista pública.
El
poder de ZPC sobrepasa con creces la presión política [political
lobbying] de AIPAC. Se extiende a todos los ámbitos de la vida
intelectual y cultural de Estados Unidos. Los desenfrenados y
virulentos ataques personales de los medios de comunicación
nacionales contra el expresidente Jimmy Carter por escribir un crítico
libro en el que describe con pruebas documentales el sistema israelí
de apartheid, constituyen un ejemplo de la extensa red de la
propaganda sionista. Muchos están situados en las instituciones y
medios de comunicación más importantes y comparten una serie de
duras creencias sobre la doctrina de la infalibilidad de Israel. El
mismo tratamiento malicioso fue repartido entre el Profesor de Harvard
Mersheimer y el Profesor Walt, de la Universidad de Chicago, por
escribir un artículo el que se criticaba al lobby sionista
norteamericano.
Aparte de la oleada de páginas ideológicas en las
que se condena el ensayo y se calumnia a los autores con las usuales
banalidades ('antisemitas'), varios judíos ricos y 'filántropos'
forzaron a la corporación Harvard a desvincularse del ensayo en su página
de Internet Kennedy School. Idéntico alcance octópodo del sionismo
se manifestó en la clausura de un encuentro en el que se discutía
Israel, en el que participó el Profesor de la Universidad de Nueva
York, Tony Judt, crítico moderado del Estado de Israel y su Lobby. Más
pernicioso y en algunos aspectos más ilustrativo del rol cultural
descaradamente represivo de la Zionist Power Configuration es su poder
para impedir la representación de una obra basada en los escritos del
trabajador en derechos humanos [ human rights worker ], el americano
Rachel Corrie, asesinado en la franja de Gaza en abril del 2003,
aplastado por un bulldozer. En Nueva York, Miami y Toronto, las
representaciones públicas de "Me llamo Rachel Corrie" [ My
Name is Rachel Corrie ] fueron canceladas a la fuerza por amenazas de
boicot económico lanzadas por los 'filántropos' y 'mecenas' locales
judíos.
La
seriedad de estos actos de obvia censura política y cultural revela
la profunda y abierta hostilidad de la ZPC a los mejores ejemplos de
solidaridad humanitaria en Estados Unidos, y se integra en la peor
clase de violencia israelí. Ni uno solo de los críticos de
izquierdas o progresistas se atrevió a plantear la complicidad del
sionismo americano en este atroz 'crimen de odio' cometido por un
poder extranjero contra un americano que trabajaba por los derechos
humanos. Ningún otro grupo puede respaldar tan exitosamente a los
asesinos despiadados de un ciudadano americano con impunidad y
anonimato y continuar poseyendo las credenciales de 'patrones de las
artes y la cultura'. Hasta el día de hoy, 40 años después, la misma
muchedumbre defiende o disculpa el deliberado ataque de Israel contra
el buque de vigilancia naval norteamericano, el USS Liberty, desarmado
y en aguas internacionales, que costó la vida a unos 150 marineros
estadounidenses. Esta panda de 'Adelantados de Israel' es enaltecida
en sus comunidades aquí, en Estados Unidos, bienvenida en las altas
esferas y segura en la prosperidad material de su entorno.
A
muchos candidatos altamente cualificados y con excelentes currículos
se les niega el acceso a puestos académicos y profesionales o se les
amenaza con la pérdida de sus titularidades o con la expulsión, únicamente
por criticar a Israel. Los casos del nombramiento del Profesor Juan
Cole en Yale y del Profesor Norman Finkelstein en la Universidad De
Paul son los casos más notorios. El mundialmente famoso académico
palestino–americano Edward Said, fue perseguido y calumniado hasta
su muerte (reciente) por los perros de ataque del lobby.
Lo
que está claro, en la teoría y en la práctica, es que la ZPC
incluye a cientos de organizaciones locales y decenas de miles de
individuos que se encargan, a nivel local, de la defensa de la política
de Israel, su imagen e intereses, pisoteando la libertad
constitucional y académica de otros americanos.
Por
cada obra prohibida, por cada productor castigado y teatro boicoteado,
otros miles de trabajadores e instituciones culturales son
intimidados. Interiorizan los códigos de represión impuestos por los
sionistas y se auto–censuran. Se someten a los dictados de la ZPC
con relación a lo que se puede y no se puede representar, lo que es
ofensivo y lo que no lo es a la 'sensibilidad judía' –ese exquisito
eufemismo del poder sionista.
Las
manifestaciones del autoritarismo cultural sionista se fundamenta a
nivel local y está estrechamente ligado a las campañas nacionales de
monopolio de la totalidad de la discusión sobre la política
estadounidense en Oriente Medio, enfocada especialmente en excluir
cualquier tipo de crítica a Israel y al poderoso papel jugado por el
lobby sionista. Este monopolio es muy evidente en cualquier estudio
sistemático de las páginas de opinión y editoriales de los medios
periodísticos de gran tirada y de los paneles de 'expertos' de los
programas de radio y televisión. El papel represivo a nivel cultural
e ideológico de la hidra pro–Israel encuentra su expresión
quintaesenciada en la gran mayoría de los críticos 'progresistas'.
Diversos
ideólogos 'marxistas' y defensores de la 'paz' ignoran, completa y
deliberadamente, la influencia de la ZPC en el Congreso, en el
Ejecutivo y en la vida cultural. En vez de ello se dedican a criticar
insistentemente a Bush, a Cheney, a los republicanos y a los demócratas,
sin mencionar entre sus promotores a los cientos de miles de sionistas
fanáticos y a los miles de donantes políticos de primer orden. No es
ninguna sorpresa que la Zionist power configuration tenga más poder
que cualquier otro grupo de presión [lobby] en Washington: son el único
grupo de poder que no tiene oposición, ningún grupo organizado
dispuesto a nombrarlos, mucho menos a desafiar y luchar contra la
pinza con que estrangulan al Congreso. Peor aun, algunos de los críticos
más influyentes de la guerra en Irak proporcionan una pantalla ideológica
al negar el papel dominante de la ZPC y al desviar la atención hacia
otros supuestos responsables de la guerra (Big Oil) o hacia actores
políticos secundarios, que cumplen las iniciativas del Lobby.
Rearmando
a los clientes: Washington y la máquina de guerra de ZPC en
movimiento
Los
reveses políticos y militares de la política estadounidense–israelí
en Oriente Medio durante el periodo 2006–2007 no han mostrado signos
de producir una inclinación hacia la diplomacia seria o las
negociaciones. Por el contrario, las lecciones aprendidas por
Washington y Tel Aviv son las de intensificar la escalada militar de
los grupos clientelares y provocar destructivas guerras civiles y étnicas.
En
respuesta al fracasado ataque israelí –respaldado por Estados
Unidos– al Líbano con el objetivo de destruir a Hezbolá,
Washington ha sido implicado en un rearme a gran escala de las
milicias drusas, suníes y de la derecha cristiana en Beirut y por
todo el norte y centro del Líbano (Guardian, 11/04/2007). El objetivo
es provocar un conflicto armado con Hezbolá que le obligue a mover a
sus luchadores de la resistencia [resistance fighters] hacia el norte
y debilitar su defensa en la frontera del sur del Líbano. Una 'guerra
civil' provocada por Estados Unidos e Israel dividirá –se supone–
al ejército libanés y debilitará cualquier papel auxiliar que
pudiera jugar en la defensa de los ataques israelíes en la frontera o
invasiones. Dado que la violencia está muy extendida, resultado de un
conflicto, la aviación israelí, que envía vuelos de reconocimiento
diarios, tendría las manos libres para bombardear y destruir
cualquier reconstrucción y las defensas de Hezbolá.
El
equipamiento estadounidense, con el respaldo de Israel, de una fuerza
militar palestina dirigida por el viejo colaborador de la CIA,
Mohammed Dahlen, trabajando con el 'presidente' Abbas, avanza a gran
velocidad, con el entrenamiento de cientos de oficiales en Jordania,
pre–seleccionados por funcionarios norteamericanos e israelíes por
su lealtad política. Una fuerza de doce mil mercenarios palestinos,
muy bien equipados y pagados por Estados Unidos, está siendo
preparada para echar a Hamas del poder, destruir su policía y
defensas, dar caza a sus líderes e intimidar a su electorado.
El
lobby sionista logró insertar una cláusula extraordinaria en la
ayuda militar de Bush a la facción de Abbas en el gobierno palestino.
El lobby consiguió que Israel y Estados Unidos se encarguen de la
criba política de todos los reclutas palestinos antes de permitir su
viaje a Jordania para el entrenamiento financiado por Estados Unidos.
En defensa del derecho del Estado judío a supervisar la ayuda militar
estadounidense, el Lobby argumentó que la cláusula era necesaria
debido a los 'miedos' israelíes, esto es, los 'intereses' en retener
Palestina como colonia vigilada por una policía de mercenarios
palestinos inspeccionada por Israel ( Adam Entous, Reuters News
Service, citado en el Daily Alert, 29/3/2007 ).
Una
Palestina destruida por una 'contienda civil' provocada por Estados
Unidos e Israel no se encontrará en posición de negociar ningún
acuerdo de paz que haga retroceder a Israel a las fronteras anteriores
al conflicto de 1967. La idea es establecer un Estado policial
pro–americano dirigido por palestinos dentro de los límites
territoriales dictados por Israel.
La
tercera área de militarización incluye el norte de Irak, donde
Estados Unidos e Israel han financiado la formación de un ejército
kurdo. Apoyan políticamente a los separatistas kurdos, los cuales, a
efectos prácticos, operan como un Estado independiente. Según el artículo
de Laura Rozen: "Kurdistán: canales encubiertos" [
"Kurdistan: Covert Back Channels" ], publicado en Mother
Jones (12/4/2007), tanto Estados Unidos como Israel apoyan el
clientelaje de unos serviciales kurdos en la trama para desmembrar
Irak, empobrecer Bagdad y hacer de Irbil su capital. En junio del
2004, el alto funcionario Paul Bremer 'transfirió' 1.400 millones de
dólares americanos del petróleo iraquí a los fondos de alimentación
para los kurdos. El entrenamiento antiterrorista de las fuerzas de
seguridad kurdas es utilizado por los escuadrones de la muerte kurdos
dirigidos por Estados Unidos en el norte de Irak y otros lugares.
Seymour
Hersh señaló en el New Yorker (junio/2004) que los comandos kurdos
entrenados por Israel se infiltran en Irán y Siria. Según Rozen, el
alto mando del Mossad, Eliezer Geizi Tsafrir en Irbil, la 'capital'
del Kurdistán Iraquí, estableció un servicio de inteligencia kurdo
para el señor de la guerra Mustafa Barzani; este, conocido como el líder
mercenario 'alquile–un–kurdo', sirvió a la CIA, al antiguo Shah
de Irán y a todo aquel dispuesto a pagarle. Los kurdos proporcionan
el grueso de lo que el general David Petraeus ha denominado 'tropas
iraquíes de confianza', las que colaboran con las fuerzas de ocupación
coloniales de Estados Unidos. Estas tropas han conseguido infiltrarse
en diversos grupos de la resistencia iraquí y fomentan el conflicto
étnico–religioso. Son responsables de los masivos desalojos
forzados de árabes iraquíes, turcos y asirios cristianos de Kirkuk y
otras ciudades y localidades multi–étnicas del norte, repoblándolas
con kurdos.
Los líderes kurdos del norte de Irak han provisto de
bases y armas a grupos pro–estadounidenses que operan en Irán,
Siria y Turquía, aunque respecto a este último caso no hay aprobación
formal de Estados Unidos. Los kurdos sirven de guías y comandos a las
fuerzas especiales norteamericanas en misiones de asesinato en Irán.
Los kurdos del norte de Irak han recibido instrucciones de incitar
movimientos regionales 'separatistas' en Irán. Con un fuerte respaldo
de Estados Unidos, los kurdos han tomado el control de los ricos pozos
petrolíferos de Kirkuk y lugares adyacentes, han firmado contratos
con empresas del petróleo estadounidenses y europeas, privatizando de
facto las empresas públicas iraquíes. Los kurdos juegan un papel
vital en la estrategia norteamericano–israelí de desmembramiento de
Irak en una multiplicidad de entidades mini–clientes divididas en
identidades étnico–religiosas de carácter sectario sin ninguna
influencia en la región e incapaces de acabar derrotando a las
fuerzas estadounidenses, establecidas por todo el país en bases
militares pensadas para un largo espacio de tiempo.
En
el cuerno de África, Estados Unidos ha armado y dirigido al régimen
etíope, su cliente, para restaurar en el poder al 'Régimen de
Transición', otrora totalmente desacreditado, en Mogadiscio, matando
a más de mil civiles somalíes y forzando el desplazamiento de más
de 300.000 civiles en el periodo de abril–mayo del 2007. Las fuerzas
mercenarias etíopes destruyeron bienes por valor de 1.500 millones de
dólares, con el asesoramiento de oficiales de las fuerzas especiales
norteamericanas y asesores israelíes en contra–insurgencia. Una vez
más, la política estadounidense está enfocada tanto en la destrucción
de un país islámico como en la derrota de un adversario político
potencial: los Consejos Islámicos [Islamic Court Councils].
Ciertamente, la política de confiar en un odiado dictador etíope
para invadir y ocupar Somalia no tiene posibilidad de crear un régimen
cliente viable. La tendencia de Washington a recurrir rápidamente a
la escalada militar es el efecto de las recientes derrotas y es una
preparación para los bombardeos a gran escala y los ataques
terrestres de tropas mercenarias contra Irán. Es en este punto donde
el papel de la ZPC es clave, en la política y en la propaganda.
Mientras
se continúe debatiendo si la última oleada de la escalada militar
estadounidense es el 'grito agonizante' de un imperio desesperado, un
cálculo irracional y erróneo de civiles militaristas que persiguen
una victoria militar para levantar el flaqueante ánimo de los apoyos
en casa o una continuación de las políticas imperiales tradicionales
en la región, de lo que no cabe duda es de que el principal soporte
en casa de la estrategia de intensificación de la escalada es la ZPC.
Ninguna otra fuerza político–económica organizada apoya sistemáticamente
todos los esfuerzos militares norteamericanos en todas las zonas de
conflicto. Ningún otro grupo respalda la acción militar
estadounidense en países donde casi no hay o no hay nada de petróleo.
Ningún otro grupo ignora absolutamente la 'excesiva dispersión' del
ejército norteamericano, la sobreextensión de las fuerzas militares
estadounidenses en Oriente Medio y el Cuerno de África a costa de
proporcionar defensa militar de otras regiones imperiales estratégicas.
Únicamente la ZPC, de todos los teóricamente posibles 'grupos
interesados' ha puesto a todos los países –islámicos o
seculares– críticos de Israel en la lista de los objetivos
militares norteamericanos. Únicamente la ZPC ha orquestado una
legislación capaz de bloquear unas inversiones lucrativas en los
mercados árabes a instituciones financieras norteamericanas, fondos
de pensión y empresas de gas y petróleo. Ninguna compañía petrolífera
se ha visto favorecida o beneficiada por una legislación restrictiva
respecto a Irán escrita por AIPAC, patrocinada por el congresista
sionista Tom Lantos y aprobada por un Congreso dominado por por los
'lobbies' sionistas –la sopa de letras de las organizaciones– cuya
principal razón para existir es promover el poder del Estado de
Israel. Todas las grandes compañías en Europa y Asia se oponen a la
postura estadounidense de confrontación contra Irán. Como señala el
Financial Times: "Las empresas petrolíferas más grandes de
Europa tienen planes de inversión en Irán de miles de millones, pero
las sanciones de Estados Unidos significan la renuencia a seguir
adelante" (Financial Times, 10/5/2007).
Los
supuestos lobbies judíos 'alternativos', que dicen hablar en nombre
de los judíos críticos de Israel, mantienen que el AIPAC es únicamente
'uno de los muchos factores' que influyen en las decisiones políticas
de Estados Unidos, en un 'complejo mosaico de circunstancias
cambiantes'. Sirviéndose del argumento de las 'complejidades' y
metiendo en el mismo saco a la ZPC y a 'numerosos grupos', restan
importancia o borran el papel esencial de las fuerzas pro–Israel y
se unen a sus hermanos de la línea correcta, tachando de
'antisemitas' a aquellos escritores que colocan a la ZPC en el centro
de sus análisis de la política estadounidense en los países árabes
y musulmanes. Los liberales sionistas tienen un impacto desastroso en
el movimiento pacifista, desviando su atención lejos de los factores
primordiales de la política militar estadounidense y dando así a la
ZPC un terreno indiscutible y abierto para continuar su dominio de la
política norteamericana en Oriente Medio. El lobby liberal judío
ignora voluntariamente los intereses geopolíticos de Israel, la
confianza depositada por Israel en las medidas militares antes que en
la diplomacia, su carrera hacia la limpieza étnica y la influencia de
la ZPC en la política estadounidense, dictando los métodos y las
estrategias a seguir por Estados Unidos. Deliberadamente,
continuamente, ignoran la oposición de las grandes compañías de
petróleo a las sanciones contra Irán.
Conclusión
Desde
el 11–S hasta hoy, la configuración de poder pro–israelí ha
ampliado su definición de las 'áreas de interés para Israel', y por
tanto las cuestiones en las que deberá intervenir, estrechando así
los parámetros de discusión y decisión política en los Estados
Unidos. Al definir los límites de acción del presidente y del
Congreso en cuestiones relacionadas con Israel, la ZPC influye hoy en
las políticas norteamericanas en todo Oriente Medio. Actualmente, las
cuestiones de guerra y paz, los acuerdos de comercio e inversión de
compañías petrolíferas norteamericanas, europeas y asiáticas, los
bancos en Oriente Medio, las ventas de armas multi–billonarias a
Arabia Saudí, todos están sujetos al escrutinio y veto de la ZPC. La
nueva 'amplia definición' de lo que afecta a Israel incluye el
respaldo del Lobby a la trituración de las restricciones
constitucionales de los poderes de guerra de Bush. Según los ideólogos
sionistas, desatar el autoritarismo presidencial al servicio del
extremismo israelí no es un vicio.
El
concepto que posee el lobby de 'lo relacionado con Israel' –su luz y
guía en la intervención en la política estadounidense– ha ido
dilatándose, paralelamente a la extensión de los intereses israelíes.
Durante los años a 40 y 50, el objetivo fundamental del Lobby fue
asegurar el apoyo diplomático de Estados Unidos para la limpieza étnica
en Palestina. El centro de las áreas de 'interés para Israel' se
extendió a las guerras de Israel con Egipto y Siria en los 60 y 70;
con Líbano e Irak durante los 80 y 90; con Irak e Irán en la
presente década. La extensión de la intervención del Lobby en la
política estadounidense en Oriente Medio es un espejo de las
crecientes aspiraciones regionales de Israel. Pero tanto para Israel
como para los transmisores del Lobby, Israel no está únicamente
'interesado' en la expansión regional, sino en la ayuda económica y
militar y en las ventas –es decir, quién determina qué bienes
militares pueden vender los Estados Unidos a los países árabes así
como la alta tecnología militar que debería proporcionar al segundo
vendedor de armas del mundo, Israel (también competidor de Estados
Unidos en exportación de armas).
'Lo
relacionado con Israel' implica al Lobby a la hora de intervenir y
determinar el voto estadounidense en las Naciones Unidas, qué
presiones ejercerá en la Unión Europea y en el Consejo de Seguridad,
cómo la Casa Blanca debería reaccionar a las propuestas de paz de
sus clientes en los Estados del Golfo. Como señala correctamente Jeff
Blankfort: todos los presidentes norteamericanos desde Richard Nixon
han intentado presionar a Israel para que se retire de los territorios
ocupados en 1967. Con la excepción de Jimmy Carter, que forzó la
retirada del Sinaí, Israel ha logrado presionar al Lobby para
movilizar al Congreso y poner fin a esos esfuerzos presidenciales. Hoy
los 'Adelantados de Israel' no tienen que movilizar al Congreso Demócrata:
están programados para trabajar automáticamente por Israel, como
sucede con el presidente de los Estados Unidos. Como dijera el otrora
Primer Ministro Ariel Sharon: "Le decimos [a Bush] lo que tiene
que hacer y lo hace".
El
marcador de la ZPC bajo la presidencia de Bush y la mayoría demócrata
en el Congreso es de 11 para el lobby de Israel y 0 (cero) para el
pueblo americano. Los 11 puntos dan cuenta de lo siguiente:
1.
No a las limitaciones en la agenda militar del presidente contra Irán.
2.
No al fin de las sanciones contra Palestina.
3.
No a la venta de armas a Arabia Saudí sin la aprobación de Israel
4.
No a la retirada de Irak.
5.
No al acuerdo de 'paz por territorios' para poner fin a la colonización
israelí de Palestina.
6.
No al fin de la escalada de tropas en Irak.
7.
No al fin del poder del Lobby en la agenda política para Oriente
Medio.
8.
No al fin del espionaje israelí en los Estados Unidos (a esto se lo
llama incluso 'libertad de expresión').
9.
No al fin de la censura de la cultura y de los trabajos intelectuales
críticos con Israel y no al fin del acoso continuo a los musulmanes.
10.
Continuar siendo el juez y jurado indiscutido en esos concursos de
belleza de los candidatos presidenciales estadounidenses.
11.
No al fin del silencio y encubrimiento del movimiento pacifista del
poder del Lobby en la política para y en Oriente Medio.
Notas
del traductor:
(*) Último libro de James Petras: “The Power of Israel
in the United States”, Clarity Press: Atlanta, 2006. Su próximo
libro: “Rulers and Ruled (Bankers, Zionists and Militants)”,
Clarity Press, Atlanta.
1
Traducido para la revista Laberinto por José Luis Bellón,
profesor de la Universidad de Ostrava.
Se
mantiene en la traducción el término lobby, que significa
"grupo de presión", puesto que hoy la expresión parece
formar parte del léxico común en materia de política internacional;
se traducirán otras expresiones, dejando el original entre corchetes.
El estilo de Petras es como periodístico, muy 'compacto' y nada
literario (abundan, p. ej., los coloquialismos), por lo que la
traducción no puede ser extrictamente literal. Las siglas se dejan
como en el original (una vez traducidas la primera vez). [Nota del
traductor]
2
Big Oil es un término usado para describir el poder individual y
colectivo de los manufactureros más importantes de petróleo y
gasolina, así como su influencia en la política, particularmente en
Estados Unidos. Las compañías que suelen ser incluidas en Big Oil
son: ExxonMobil, Chevron Corporation, BP, Royal Dutch Shell y
ConocoPhillips. [Nota del traductor]
3
'The Forbes 400' es una lista anual, publicada por la revista Forbes,
de los 400 americanos más ricos. En el 2006, su riqueza alcanzaba la
bestial cifra de 1,25 trillones (1 trillón = 1.000.000.000.000) de dólares,
y todos los miembros de eran billonarios (poseedores de al menos mil
millones). [Nota del traductor]
4
Zioncon: conservador–sionista. [Nota del traductor]
5
American Israel Public Affairs Committee (AIPAC): grupo americano de
presión en el Congreso USA, en favor del mantenimiento de relaciones
estrechas USA–Israel. [Nota del traductor]
6
Cf. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50937 [Nota del traductor]
7
Zionlib: liberal–sionista. [Nota del traductor]
8
La "Primera Enmienda" a la Constitución de los USA es parte
de la Declaración de Derechos [Bill of rights]. Básicamente protege
la libertad de expresión y reunión. [Nota del traductor]
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