De
criminal de guerra en Iraq a enviado especial para la paz en Oriente
Próximo
La
tomadura de pelo de Tony Blair
Por
Gilad Atzmon (*)
PeacePalestine,
28/06/07
Rebelión,
30/06/07
Traducido
por Manuel Talens (**)
¡Qué
gran día para los entusiastas de la paz! El Cuarteto (EEUU, Unión
Europea, Rusia y ONU) ha nombrado un
nuevo enviado especial en Oriente Próximo y no es otro que el ex
primer ministro británico Tony Blair.
Blair, el hombre que dio luz
verde a los israelíes para que arrasaran Beirut. Blair, el hombre que
inició una guerra ilegal en Iraq. Blair, un hombre que, de acuerdo
con las Convenciones de Ginebra, es personalmente responsable de más
de 700.000 muertos en Iraq por no haber prestado “protección a
poblaciones civiles contra las consecuencias de la guerra” [1]. Un
hombre que debe ser juzgado por genocidio en La Haya. Sí, un hombre
que debería terminar su vida entre rejas, va a convertirse ahora en
enviado especial para la paz.
Tal
vez la idea no sea tan mala. Al parecer, su compinche de Washington lo
ha entendido así. Es bastante posible que cuando la paz está en
peligro quienes pueden hacer algo sean los belicistas, los criminales
sanguinarios, los hombres sin piedad ni compasión. Al fin y al cabo,
un violador sabe más de abusos sexuales que un cándido juez, ajeno
al asunto. No hay que olvidar que, para el entorno de Bush, incluso
Sharon, el asesino de masas de Sabra y Chatilá, nunca fue nada menos
que un “hombre de la paz”.
Es
difícil llegar a la verdad en asuntos tan complicados. Resulta
bastante factible que Bush tenga razón. Quién sabe si el haber hecho
correr tanta sangre califica a Blair de pacificador. Sólo hay aquí
un pequeño problema, un asunto baladí que ha de resolverse antes de
que Blair ponga pie en el muelle de Gaza o en el concurrido helipuerto
international de Ramalá. Hamas, el partido que el pueblo palestino
eligió democráticamente, no está muy contento con el nuevo enviado
de paz. Si yo pudiera cruzar unas palabras con Blair le diría: «Mire,
tal como están las cosas, en realidad es con Hamas con quien debe
hablar. ¿Y qué me dice de los libaneses, ha pensado en ellos, señor
Blair? ¿Le darán la bienvenida al hombre que hace menos de un año
aprobó entusiásticamente la total destrucción de las
infraestructuras de su país, de la capital y de las regiones del sur?
»Por
eso, tengo que hacerle una pequeña sugerencia, señor Blair. Antes de
convertirse en una paloma, cuando vaya de camino hacia su primera misión
de paz, deténgase unos días en La Haya y exija que lo juzguen. Pruébenos,
a nosotros y a nuestros hermanos de la región, que es usted un hombre
de paz y armonía. No debe inquietarse demasiado, siempre creyó en lo
que estaba haciendo. Siempre dijo creer que lo correcto era liberar al
pueblo iraquí. También creía que destruir las infraestructuras del
Líbano traería estabilidad a la región. Creía que repudiar el
gobierno democráticamente votado en Palestina era un acto de
humanismo.
»No
ceda, señor ex primer ministro, podrá tener a su lado sus dos amigos
más íntimos. Probablemente nombrará usted a Lord Goldsmith para que
asuma su defensa. Él se pondrá de su parte, pues fue quien le dio el
visto bueno legal para su pequeña guerra “ilegal”. Tampoco debe
preocuparse por el dinero. Lord Levy, su recaudador de fondos N.º 1,
se ocupará de los gastos. Ahora, cuando ya son públicas las
transacciones ocultas para otorgar títulos nobiliarios a quienes
donasen dinero a su Nuevo Partido Laborista, no tiene usted nada que
temer.»
Estoy
seguro de que cuando nuestro muy amado y recién nacido pacifista sea
absuelto por el Tribunal Internacional de Justicia será mucho más
eficaz como pacificador. Podría incluso ser el primero en colmar la
brecha existente entre los bandos opuestos de la región. Se trata de
una oportunidad que no podemos perder y ni siquiera su fracaso debería
preocuparnos, porque el tío Bush siempre podrá nombrarlo Primer
Ministro de Iraq. No creo que nadie eche de menos a Blair, pero sí
que lo recordarán.
Mientras
escribía estas palabras dirigidas a Blair se me ocurrió una idea
adicional: si es verdad que él va a ser el nuevo enviado especial
para la paz en Oriente Próximo, yo también quiero solicitar un
puesto apropiado para mí. Espero convertirme en el Rabino Mayor de
Gran Bretaña.
Nota:
(*)
Gilad Atzmon es músico, escritor y activista ex judío, nacido en
Israel y autoexiliado en Gran Bretaña, desde donde defiende la causa
de la liberación del pueblo palestino. Su sitio web es http://www.gilad.co.uk/.
(**)
Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.
[1]
Convención de Ginebra, Parte II – Protección general de
poblaciones contra aLgunas consecuencias de la guerra, artículo
13.– Las provisiones de la Parte II incluyen a todas las poblaciones
de los países en conflicto, sin ninguna diferencia adversa que se
base, en particular, en la raza, la nacionalidad, la religión o la
opinión política, y pretenden aliviar los sufrimientos causados por
la guerra.
|