Líbano
espera la próxima crisis
Por
Txente Rekondo (*)
La Haine, 13/07/07
A un año vista de la
brutal agresión militar de Israel, y tras su manifiesta derrota a
manos de la resistencia libanesa, la combinación de toda una serie de
conflictos no anticipa un futuro tranquilo para la población
libanesa.
El grave deterioro de
la economía y de la vida social del país, provocado por la campaña
militar del vecino Israel, no hace sino complicar todavía más el
devenir diario de Líbano, acostumbrado desde hace muchas décadas a
tener que sortear una crisis tras otra.
En las ultimas
semanas se están sucediendo toda una serie de acontecimientos, que
algunos no dudad en señalar su interrelación, que marcan las líneas
maestras que pueden abocar al país a iniciar un nuevo conflicto, al
tiempo que se incrementan las divisiones entre su propia población.
Las muertes en
atentado de importantes políticos de la gubernamental alianza contra
Siria, el pulso político entre esas fuerzas y la oposición liderada
por Hezbollah, los ataques contra las fuerzas internacionales de la
UNIFIL, la violencia en los campos de refugiados palestinos, la
aparición “reconocida” en escena de los grupos jihadistas, y la
posibilidad latente de que Israel vuelva a atacar el país y la
resistencia que Hezbollah opondría a la misma, son partes de la
compleja ecuación libanesa.
La situación gana en
complejidad cada día que pasa, y algunos políticos locales no dudan
en calificarla como una especie de “bomba de relojería” que puede
estallar en mil pedazos en cualquier momento. La fragilidad, y al
mismo tiempo debilidad, del estado libanés, algo más que evidente,
no contribuye tampoco a superar esa sucesión de crisis de manera
definitiva.
Una buena muestra de
ello es la intervención de actores extranjeros en la vida del país
desde hace muchas décadas, defendiendo cada uno de ello sus propios
intereses en Líbano o en la región, independientemente de los deseos
de la población libanesa. Por ello es difícil entender las crisis
políticas que periódicamente sacuden al país sin prestar un poco de
atención a la influencia extranjera.
Más allá de los
continuos reproches de unos y otros, donde para algunos el gobierno de
Siniora “no es más que una marioneta de Washington”, mientras que
para otros, “Damasco y Teherán mueven los hilos de Hezbollah y Aoun”,
lo cierto es que esa dinámica impide que los llamados intereses
locales “avancen de modo propio”.
Esas manos
“internacionales” no han aportado hasta ahora más que
dificultades y divisiones a un pueblo que quiere buscar sus propias vías
para avanzar. Así, la presencia de las fuerzas de UNIFIL es vista
como una correa de transmisión de las desprestigiadas Naciones
Unidas, quien es vista como parte claramente parcial del conflicto.
Buena parte de la población libanesa no olvida los posicionamientos
favorables a medidas impulsadas desde EEUU, siempre en defensa de los
intereses de Israel, y que se han materializado en condenas, embargos
y otras medidas contra Irán, Siria o Hezbollah, mientras que las
resoluciones condenando la actuación genocida del estado sionista
quedan en papel mojado.
Otras faceta ocultada
en Occidente es la actuación de Arabia Saudí en Líbano. Temeroso
del auge que las opciones chiítas muestran en diferentes países, el
reino de los Saud no duda en emplear el beneplácito estadounidense
para intervenir allá donde mejor considere. En el caso libanés,
llama la atención que los mismos que proclaman a los cuatro vientos
la supuesta presencia de Siria e Irán, callen u oculten la actuación
saudita. La inversión de los saudíes en Líbano ha sido mayor que la
suma de los demás países árabes, y sería ingenuo pensar que esa
inyección económica se debe al altruismo del régimen del Golfo.
Además en torno ha esta actuación es más fácil enfocar la
presencia y desarrollo de las organizaciones jihadistas, utilizadas en
su momento como punta de lanza contra Hezbollah, y que al igual que en
otros lugares parece que se les ha escapado de las manos.
Sería ingenuo no
encontrar también la presencia interesada de Irán o Siria en este
tablero. Los primeros con vistas geoestratégicas que van más allá
de Líbano, al tiempo que los lazos que crean a través del chiísmo
militante son claros. Por su parte Siria ha mantenido históricamente
un papel protagonista en los asuntos locales, también en defensa de
sus “propios intereses” y no dudará en utilizar a terceros
agentes para que su presencia siga manifestándose.
Finalmente, hay que
volver a señalar a EEUU y a su fiel aliado regional, Israel, que con
su política unilateral están llevando a todo el mundo a una especie
de callejón sin salida, donde la inseguridad y los enfrentamientos se
extienden como la pólvora por todo el planeta y amenazan con afectar
a todos. También conviene seguir con detenimiento los movimientos del
estado francés, que deseando recuperar un papel protagonista en la
esfera internacional no duda en utilizar su presencia colonial en la
región para influir en una determinada dirección de los
acontecimientos.
Si la actual
perturbación que presenta Líbano es el preludio de un nuevo caos o
no es pronto para afirmarlo. Pero es evidente que de continuar los
cleavages internos y las intervenciones interesadas de las fuerzas
externas, el futuro no es nada halagüeño. Esta fin de semana
representantes de 14 organizaciones o “facciones” libanesas tienen
previsto reunirse en París (entre ellas Hezbollah, a pesar del
disgusto que ha supuesto para el conservador presidente francés,
Nicolas Sarkozy) para analizar la situación de su país y buscar una
salida a la misma. Si logran avanzar puede significar que el rumbo de
Líbano estará en manos de sus representantes y podrán buscar
puentes de unión para salir de la complicada coyuntura que se
encuentra el país.
(*)
Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN).
Vuelven
a soplar vientos de guerra en
Oriente Próximo
IAR-Noticias,
13/07/07
A un un año del
genocidio israelí en Líbano y de la derrota del ejército terrestre
judío a manos de Hezbolá, se teme, según la agencia EFE, que los
enfrentamientos entre sirios e israelíes terminen en una guerra
regional. Siria, cuyas tropas y blindados se movilizan continuamente
en la frontera, exige a
Israel que le devuelva los Altos del Golán.
Según EFE, un
año después del conflicto armado en Líbano, del que en este
jueves se ha cumplido el primer aniversario, vuelven a soplar vientos
de guerra en Oriente Medio, con el temor de un enfrentamiento entre
Israel y Siria mucho más intenso que el del año pasado con Hezbolá.
Si el Golán no está
en nuestras manos en (...) septiembre, tenemos la legitimidad para
iniciar la resistencia "No queremos una guerra, pero se han
intensificado los entrenamientos en el Golán y tenemos que
prepararnos para lo peor", afirma el teniente coronel Gay Hazut,
comandante en jefe de la División de la Galilea citado por EFE.
El militar se refiere
a las maniobras que realiza desde hace unos días el Ejército israelí
en la meseta del Golán, que Israel ocupó a Siria en 1967 y que este
país dice que recuperará "bien por la vía de la paz o por la
militar".
Hace unos meses,
analistas del Cuerpo de Inteligencia del Ejército israelí
determinaron que en julio se iniciaría un período de gran
inestabilidad en la región, cuyo resultado podría ser el estallido
de una guerra con el Ejército sirio.
Estos temores -según
EFE- han sido confirmados a distintos medios occidentales por altos
funcionarios del Gobierno de Damasco, quienes han advertido en los últimos
días que "si el Golán no está en nuestras manos en agosto o
septiembre, tenemos la legitimidad para iniciar la resistencia, con
incursiones y ataques contra blancos judíos".
El posible estallido
de la contienda fue anunciado por primera vez a finales de 2006,
cuando el propio presidente sirio, Bachar Al Asad, ofreció públicamente
a Israel negociar la paz porque, "de lo contrario, no se descarta
la opción militar".
En Israel se asume
que cualquier acuerdo supondrá la devolución de la meseta del Golán
y que las negociaciones se centrarán en el lugar exacto de la línea
fronteriza y las garantías mutuas de seguridad.
El régimen de
Damasco es acusado por la comunidad internacional del asesinato en
2005 del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, así como de otros
políticos que se oponían a la influencia de Siria en Líbano.
Alentado por Francia
y EEUU, el Consejo de Seguridad de la ONU creó en mayo pasado un
tribunal especial para investigar estos atentados y Siria teme que sus
pesquisas apunten directamente a sus servicios secretos o al mismísimo
presidente.
En ese contexto, un
proceso de paz o una guerra con Israel podría desplazar el tribunal
de la agenda internacional, concluye EFE.
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