Matrimonios
non sanctos
Por
Juan Gelman
Página
12, 12/07/07
El
4 de julio a la madrugada se cumplieron 31 años de un hecho que ocupó
la primera plana de todos los periódicos del mundo: un comando israelí
cumplió el rescate de los pasajeros del vuelo Air France 139,
secuestrados por dos terroristas del Frente Popular de Liberación de
Palestina (FPLP) y dos de la Baaden-Meinhof, y mantenidos como rehenes
en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, donde imperaba entonces la
dictadura de Idi Amin. Más de cien soldados israelíes al mando del
general Dan Shomron, incluidos agentes del Mossad y efectivos de
elite, aterrizaron subrepticiamente la noche anterior y combatieron
contra terroristas y soldados ugandeses que custodiaban el avión. Las
bajas: 6 secuestradores, unos 80 soldados ugandeses, tres rehenes y un
solo militar israelí, el coronel Jonathan Netanyahu, hermano mayor de
Benjamin. Y 98 rehenes israelíes y judíos liberados. El hecho aumentó
la simpatía por Israel, en especial en EE.UU. y Gran Bretaña, y los
palestinos consiguieron el calificativo de brutos violentos. Como
suele ocurrir, las cosas no siempre son lo que parecen.
Un
documento desclasificado por los Archivos Nacionales británicos acaba
de arrojar otra luz sobre el episodio (www.nationalarchi ves.gov.uk,
junio del 2007): el secuestro habría sido organizado por el servicio
secreto israelí y extremistas palestinos. Así lo afirma el autor del
memorándum, David H. Colvin, entonces primer secretario de la
embajada británica en París, que cita sin nombrar a una fuente de la
Asociación parlamentaria de cooperación euro-árabe: "Según la
información de este señor, el secuestro fue obra del PFLP, con la
ayuda del Shin Bet". Colvin califica esa alianza de non sancta y
señala que "la operación fue diseñada para torpedear la posición
de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en Francia y
para frenar lo que ellos consideran un acercamiento creciente entre la
OLP y EE.UU.". ¿Y quiénes son esos "ellos"?
Colvin
lo da a entender claramente: "Su pesadilla es que después de las
elecciones de noviembre (de 1976, en las que el demócrata Jimmy
Carter venció por escaso margen al republicano Gerald Ford), se
asista a la imposición en Medio Oriente de una Pax Americana, que
favorecerá a la OLP (que puede ganar respetabilidad internacional y
tal vez el derecho a establecer un Estado en los territorios
evacuados) y perjudicará al Frente de Rechazo (que será dejado a un
lado en cualquier arreglo general de paz y perderá su razón de ser)
y a Israel (que se verá obligado a evacuar los territorios
-palestinos- ocupados)". Agrega Colvin que "el FPLP atrae a
toda clase de elementos salvajes, algunos son infiltrados israelíes"
(The Guardian, 1-6-07). Por supuesto, Tel Aviv negó la veracidad de
estas afirmaciones y las ubicó en el estante de "la conspiración
antisemita".
Israel
se ha anticipado a W. Bush: los antecedentes históricos indican que
no es la primera vez que Tel Aviv alimenta movimientos terroristas. A
fines de los años '70 financió directa e indirectamente a Hamas,
entonces en pañales, a fin de socavar la creciente influencia de la
OLP, dirigida por el muy laico Yasser Arafat. Además de confiar en
quitarle apoyo de masas, la dirección del Likud (el partido
derechista israelí) pensaba "que podía lograr una alianza
viable con las fuerzas islámicas y anti Arafat, lo cual reforzaría
el control israelí de los territorios ocupados", ha señalado el
especialista en Medio Oriente, Ray Hanania (www.counterpunch.org,
18/19-1-03). El entonces primer ministro Menahem Begin -él mismo
dirigente de un grupo terrorista que luchó contra la ocupación británica
de Palestina- autorizó en 1978 la legalización de la Asociación Islámica
(Mujama), que emanó del movimiento fundamentalista la Hermandad
Musulmana y que Israel apoyó además políticamente. Nacía lo que
luego fue Hamas.
Se
recuerda también el "incidente Lavon", así bautizado por
el nombre del ministro de Defensa israelí Pinjas Lavon, bajo cuya
autoridad se organizó la "Operación Susannah" en 1954:
consistió en atentados con bombas y otros actos de sabotaje contra
instituciones británicas y estadounidenses en Egipto. Eran los
tiempos de Gamal Abdel Nasser y se trataba de crear un clima contrario
a su voluntad de nacionalizar el Canal de Suez. La operación fue
dirigida por el coronel Benjamin Gibli, jefe de la inteligencia
militar israelí, que dirigió operativos de la supersecreta Unidad
131. Fracasó: una bomba estalló prematuramente en el bolsillo de uno
de ellos, fue arrestado, se allanó su casa y las autoridades egipcias
encontraron evidencias y nombres de participantes en la operación.
Algunos fueron fusilados, otros conocieron años de prisión. Por
supuesto, Tel Aviv negó estar involucrado en el episodio, pero medio
siglo después honró a sus ejecutores (Reuters, 30-3-05). Lo tardío
no quita lo seguro.
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