La
"guerra" según Tel Aviv
Israel
escribe el "fracaso" de Olmert en Líbano
IAR
Noticias, 20/07/07
A
un bombardeo ininterrumpido de 34 días sobre un Estado desprotegido
sin defensa antiaérea ni fuerza aérea para responder, Israel y la
prensa internacional sionista siguen llamando "guerra del Líbano",
tal como lo caratuló el Consejo de Seguridad de la ONU luego de que
las fuerzas terrestres judías taparan su derrota terrestre ante
Hezbolá con un alto el fuego unilateral y un repliegue vergonzoso a
la frontera.
Detrás quedaban más
de 1.300 libaneses asesinados, entre ellos mujeres y niños, más de
4000 heridos, miles de bombas de racimo sin explotar que hasta hoy
siguen matando, y un país (Líbano) con su economía y su
infraestructura destruida por los 34 días de bombardeos
ininterrumpidos.
A este genocidio
sistemático, protegido por la complicidad y el silencio de la ONU
y de todos los gobiernos del mundo (Salvo Irán, Cuba, Siria y
Venezuela), hasta hoy, Israel y la prensa internacional siguen
llamando la "guerra del Líbano".
Continuando con la
deformación de la historia, la prensa internacional difundió el miércoles
un informe del Supervisor del Estado donde se considera que el
gobierno de Olmert "fracasó" en la implementación de la
"guerra del Líbano".
El documento oficial
de 582 páginas considera que con la mala conducción de la
"guerra" se ha "erosionado la capacidad para
salvaguardar a la población civil".
Pero con un detalle:
Cuando se refiere a la "población civil", no se refiere a
las víctimas masivas del Líbano sino a la población de Israel.
El informe, producto
de la crisis y de la guerra interna que se desató en Israel tras su
derrota militar ante Hezbolá, señala que el gobierno del primer
ministro de Israel, Ehud Olmert, cometió "errores
intolerables" y un "fracaso grave en la toma de
decisiones" durante la "guerra" contra el Líbano de
2006.
El informe fue
entregado por el funcionario a cargo de ese órgano de control
estatal, Micha Lindestrauss, a la presidenta del Knesset (congreso),
Dalia Yitzik.
Además de Olmert,
resultan seriamente "cuestionados" por su rol en la
"guerra" el entonces ministro de Defensa, Amir Peretz, el ex
jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, y el responsable militar, Yitzhak
Gershon.
Estos tres
responsables y el comandante de la retaguardia, Yitzhak Gershon, fallaron
estrepitosamente "en el proceso de toma de decisiones,
evaluación y estimación de su manejo del frente interno", señala
el documento, de 582 páginas.
El primer ministro
israelí, Ehud Olmert, y los entonces ministro de Defensa, Amir
Peretz, y jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, "fracasaron de
forma dramática" en la gestión de la guerra del pasado año
contra Hezbolá, según el duro informe del Supervisor del Estado,
Micha Lindenstrauss.
"Los líderes
estatales invirtieron la mayoría de sus esfuerzos en "combatir
en el Líbano" (más de 3000 misiones de bombardeo aéreo sobre
poblaciones civiles, según el gobierno libanés) en vez de manejar la
retaguardia, que sufrió grandes daños desde los primeros días de la
guerra", apunta Lindenstrauss, jefe de la Oficina de la Auditoría
del Estado.
Lindestrauss le dijo
a Yitzik que examinó durante un año miles de documentos para poder
realizar el informe. Y aseguró que halla injustificable el hecho de
que las "necesidades de defensa de la población civil israelí"
no hayan sido examinadas por el gobierno de Olmert con el inicio de
las hostilidades el 12 de julio.
Esto es, solamente se
evalúa como "fracasó" la no contemplación de la
"defensa israelí", obviando mencionar el detalle de que la
superpotencia israelí fracasó (no obstante haber perpetrado una de
las masacres más horrorosa de la historia militar contra civiles)
porque no pudo cumplir el objetivo de destruir a Hezbolá y
apoderarse del Líbano.
La
complicidad de la ONU
Pero si el informe
israelí sorprende por su caracterización de "guerra" sobre
lo que fue claramente una invasión militar con un genocidio
militar de civiles, la resolución de la ONU de agosto de 2006
ordenando el "alto el fuego" (luego de 34 días de
complicidad y silencio con el bombardeo) solo habla de un "conflicto
entre Israel y Hezbolá".
Para la resolución
1701 con la que el Consejo de Seguridad de la ONU paró la
"guerra" en agosto de 2006, Israel no destruyó Libano ni
cometió un genocidio de civiles: solo se defendió de Hezbolá.
No hay nada en su
texto que remita a los bombardeos de Israel sobre poblaciones civiles
desarmadas durante 30 días consecutivos, durante las 24 horas. Por lo
tanto, Israel no reviste ningún carácter de potencia agresora y su
acción se nivela al del agredido, como es el caso de Hezbolá que
actuó en legítima defensa.
En
Líbano, durante 30 días, sucedieron claramente dos situaciones:
A) bombardeo
continuo, durante las 24 hs., de la aviación israelí sobre
poblaciones civiles, B) enfrentamientos de las tropas judías
con Hezbolá en el sur de Líbano, y disparos de cohetes de la
guerrilla libanesa hacia poblaciones israelíes fronterizas.
En los
enfrentamientos, claramente Israel era la potencia agresora que
bombardeaba poblaciones civiles e invadía un estado soberano por vía
terrestre, y Hezbolá era una organización armada que resistía
esa invasión a su territorio combatiendo con una fuerza
infinitamente inferior desde el punto de vista militar.
En cuanto a los
roles:
Israel fue claramente
la potencia invasora, la que, bajo un pretexto nimio, el
rescate de dos soldados, arrasó y destruyó un país soberano, mató
a más de 1.300 personas, hirió a más de 4.000, sepultó a decenas
entre los escombros, desató una catástrofe humanitaria, destruyó
infraestructuras, rutas, puentes, pueblos, en una dimensión de daños
que tardarán años en ser reconstruidos.
En la realidad
concreta y verificable, la acción de Israel fue claramente invasora
y violadora de todos los derechos internacionales, además de
estar incursa en un crimen masivo de lesa humanidad flagrante e
indiscutible.
Sin embargo, para la
ONU y las potencias que integran su Consejo de Seguridad, las que
durante 30 días dejaron que Israel destruyera el país sin
intervenir, en Líbano no hubo una invasión a un país soberano con
asesinato masivo de su población sino "un conflicto entre
Israel y Hezbolá".
En ningún momento la
resolución 1701 del Consejo de Seguridad habla de invasión, asesinato de
civiles, destrucción de un país, violación de leyes
internacionales, avasallamiento a los derechos humanos, sino que habla
de "conflicto" entre Israel y Hezbolá.
No hay nada en su
texto que remita a lo que sucedió realmente como se describe más
arriba.
Por lo tanto, Israel no
reviste ningún carácter de potencia agresora y su acción se
nivela al del agredido, como es el caso de Hezbolá que actuó en legítima
defensa.
Es más, en el texto
de la ONU, Israel no agredió sino que respondió a una
"agresión" de Hezbolá.
O sea que Israel,
bombardeando durante 30 días a poblaciones civiles desarmadas se
estuvo "defendiendo de Hezbolá".
Para la ONU la acción
militar israelí no destruyó a ningún país, no asesinó
civiles desarmados ni causó una catástrofe humanitaria cuyos efectos
colaterales de enfermedades seguirán asesinando personas por años.
Por lo tanto Israel,
salvado el texto de la resolución oficial, quedó "libre de
culpa y cargo" y pudo retirarse a casa sin que ningún
tribunal internacional le juzgue por crímenes de lesa humanidad, ni
le reclame un resarcimiento económico por los bienes y la vidas
destruidos.
Fue el "broche
de oro", para un genocidio de características inéditas
tolerado, consentido y silenciado (salvo excepciones de Irán, Cuba,
Siria y Venezuela) por todos los gobiernos del mundo, deformado y
manipulado a favor de Israel por la prensa internacional, y ante la
total indiferencia de las poblaciones del mundo que siguieron
con su vida como si nada hubiera pasado.
El segundo capítulo
de esta aberración se acaba de escribir con el informe sobre el "fracaso"
de Olmert en la"guerra del Líbano". Un engendro para
reducir cerebros y ocultar la cara genocida del Estado sionista.
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