EEUU
en Iraq
No se
ve la luz al final del túnel
Por
Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 24/08/07
Washington.– El
grado de violencia que sufre Iraq sigue "alto", con
posibilidad de mejoras moderadas en los próximos seis a 12 meses, según
el más reciente estudio de las agencias de inteligencia de Estados
Unidos.
Las perspectivas de
resolución de los múltiples conflictos que se viven en Iraq, en
especial entre la mayoría chiita y la minoría sunita, no son buenas,
indicaron las agencias en el único capítulo del informe hecho público.
El gobierno de mayoría
chiita del primer ministro Nouri al–Maliki puede "tornarse más
precario en los próximos seis a 12 meses", según la última
Evaluación de Inteligencia Nacional (NIE), que reúne la visión de
las 16 agencias de inteligencia, con sede en Washington.
"Los grupos
sectarios siguen sin reconciliarse. Al Qaeda en Iraq tiene capacidad
para perpetrar ataques de alto impacto. Los líderes políticos iraquíes
siguen sin poder gobernar con efectividad", según el informe de
10 páginas "Opiniones Clave", única sección
desclasificada el jueves.
"Consideramos
que, a medida que las fuerzas de la coalición mantengan las
operaciones de contrainsurgencia y apoyen a las fuerzas iraquíes, la
seguridad en ese país mejorará levemente en los próximos seis a 12
meses", señala el documento.
"Pero los
niveles de insurgencia y violencia sectaria se mantendrán altos y el
gobierno iraquí tendrá que seguir luchando para lograr la
reconciliación política en todo su territorio y mejorar la
gobernanza", añade.
Esta NIE, titulada
"Perspectivas para una estabilidad en Iraq: Algunas mejoras en
materia de seguridad, pero reconciliación esquiva", coincide con
la preparación de un informe de la Casa Blanca acerca de su propia
estrategia, denominada "surge" (embate, en inglés), en el
marco de la cual sumó desde enero 30.000 soldados a los 135.000 que
ya estaban en Iraq.
El
"embate", que incluye estrategias de contrainsurgencia más
agresivas, fue diseñado para reducir la violencia sectaria y mejorar
las condiciones de seguridad, en especial en Bagdad, de forma tal que
líderes políticos de todas las facciones hagan las concesiones
necesarias afín de lograr la reconciliación nacional.
El informe del
gobierno será presentado al Congreso legislativo a mediados de
septiembre por el comandante de las fuerzas estadounidenses en Iraq,
general David Petraeus, y el embajador estadounidense en ese país,
Ryan Crocker.
Entonces se reanudará
el debate parlamentario sobre los próximos pasos que debería dar
Washington tras casi cuatro años y medio ocupando Iraq.
Legisladores del
opositor Partido Demócrata, que en su mayoría se oponen al
"embate", presionan para que el Congreso establezca un
cronograma de retiro de las fuerzas estadounidenses que combaten en
Iraq.
Los congresistas
también quieren cambiar la misión de los efectivos desplegados en
Iraq. Su objetivo debe ser proteger el personal y las instalaciones
estadounidenses y aumentar las operaciones de las Fuerzas Especiales
contra la rama iraquí de Al Qaeda, entre otros objetivos terroristas.
El presidente George
W. Bush prometió vetar toda ley que fije un calendario obligatorio de
retiro de tropas.
Según él, la nueva
estrategia de "embate" modificó el equilibrio de fuerzas en
Iraq y debe seguir así el año próximo, tal vez más.
Por ahora, el
presidente parece contar con apoyo de los legisladores del Partido
Republicano, aunque el influyente senador John Warner, ex presidente
del Comité de Servicios Armados del Senado, rompió filas el jueves y
pidió a Bush iniciar el repliegue este mismo año.
Warner, quien acaba
de regresar de su último viaje a Iraq, se unió a los demócratas
para sugerir el retiro de tropas porque, según él, contribuiría a
persuadir a varias facciones iraquíes de que urge una reconciliación
nacional.
"Realmente creo
que el gobierno iraquí, liderado por el primer ministro Al–Maliki,
decepcionó a nuestros efectivos", declaró, luego de reunirse
con el general Douglas Lute, el llamado "Zar de Iraq" y
principal responsable de la guerra desde su oficina en la Casa Blanca.
A pesar del tono
adusto del informe, el gobierno utilizará algunos pasajes para
sustentar su postura. En especial aquellos que se refieren a que el
"embate" para contener la violencia en Bagdad dio resultados
y debe continuar el año que viene.
La Evaluación de
Inteligencia considera que las medidas de contrainsurgencia más
agresivas terminaron en una "brusca escalada de violencia" y
llevaron a "una mejora apreciable, pero despareja" del
estado general de la seguridad.
Además, advierte,
"cambiar la misión de las fuerzas de la coalición, de la lucha
contrainsurgente y de estabilización a apoyar la labor de los
efectivos iraquíes y llevar adelante operaciones antiterroristas para
evitar que Al Qaeda se imponga en el país, podría socavar los logros
obtenidos hasta ahora en materia de seguridad".
Posiblemente, Bush y
sus partidarios republicanos utilicen ese argumento en contra de los
intentos de los demócratas de redefinir la misión de las tropas
estadounidenses en Iraq y de replegar las tropas.
Pero la funesta
evaluación de la situación política en Iraq también puede avivar
los argumentos de los demócratas porque, a pesar de las leves
mejoras, las perspectivas de reconciliación nacional siguen tan
lejanas como siempre.
"La evolución
política y de la estabilidad en Iraq dependen de la inseguridad de
los chiitas acerca de poder mantener el control político, la falta de
disposición de la mayoría de los sunitas a aceptar un estatus político
menor, las rivalidades entre facciones que terminan en enfrentamientos
armados y las actividades de extremistas como Al Qaeda y combatientes
de Jaysh al–Mahdi (el Ejército Mehdi), del clérigo chiita Moqtada
Sadr", según el informe.
"Hay consenso
acerca de que es poco probable que se hagan las concesiones políticas
necesarias para mejorar la seguridad a largo plazo y que se desarrolle
la economía, a menos que haya un cambio fundamental de los factores
que guían la política y la seguridad de Iraq", señala la NIE,
al sugerir implícitamente que no se visualiza tal modificación.
Apenas publicado el
documento, esos mismos pasajes fueron retomados por varios aspirantes
demócratas a la presidencia, como prueba del fracaso de la
estrategia.
"Sin avances en
el proceso de reconciliación entre los varios grupos sectarios, es
claro que la táctica del presidente de elevar la cantidad de
efectivos no logró su objetivo de convencer a los líderes iraquíes
de adoptar medidas enérgicas para promover la estabilidad en
Iraq", señaló el senador Christopher Dodd.
Por su parte, los
organizadores de la campaña del senador Barack Obama emitieron un
comunicado que afirma que el la NIE "pone de relieve una verdad
fundamental, no podemos seguir substituyendo con la valentía de
nuestros efectivos, la falta de un verdadero compromiso del gobierno
iraquí con la resolución de las injusticias que están en el origen
de la guerra civil".
La NIE también
destaca que las expectativas de las diversas facciones de Iraq y sus
vecinos acerca del retiro progresivo de los efectivos estadounidenses
entre los próximos seis a 12 meses pueden avivar la violencia
sectaria y los conflictos internos porque todas las fuerzas
combatientes se disputarán el vacío de poder resultante.
Las fuerzas de
seguridad iraquíes mejoraron su desempeño en los últimos seis
meses, según el informe, pero siguen dependiendo de los
estadounidenses "en importantes aspectos de logística y de apoyo
en combate".
El gobierno trata de
llenar vacíos graves del ejército iraquí, pero "consideramos
que llevará entre seis y 12 meses, quizá más, que se materialicen
logros significativos en materia de seguridad de esos programas",
añade.
La creciente
resistencia sunita contra los combatientes iraquíes de Al Qaeda,
anunciada con bombos y platillos por el gobierno y sus partidarios,
ofrece, según el informe, "la mejor perspectiva para mejorar la
seguridad en los próximos seis a 12 meses, pero consideramos que esas
iniciativas sólo se traducirán en un acuerdo político generalizado
y en estabilidad duradera si el gobierno iraquí la acepta y
apoya".
Pero es poco probable
que eso suceda, dado el temor de los líderes chiitas en el gobierno
de que "esos grupos sunitas terminen por aliarse con su oposición
armada", concluye.
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