Martillazo
de EEUU contra la población civil
Por
Alí al–Fadhily
Inter
Press Service (IPS), 22/08/07
Bagdad. – La
situación en Iraq parece empeorar como consecuencia de la operación
Martillazo Relámpago, lanzada este mes por Estados Unidos al norte de
la capital.
Una fuerza de 16.000
soldados estadounidenses y también iraquíes dieron inicio el día 13
a esta operación, que tiene como blanco a "insurgentes que
huyeron ante la campaña en la ciudad rebelde de Baquba",
objetivo de una ofensiva lanzada el 18 de junio.
Martillazo Relámpago
es parte de una operación de mayor envergadura, Ataque Fantasma, que
se propone desbaratar a grupos de la organización terrorista Al Qaeda
en Iraq y de insurgentes de la rama chiita del Islam, mayoritaria en
este país.
Ambas operaciones
incluyen un uso intensivo del poder aéreo. Muchos civiles se refieren
con resentimiento a estas acciones militares y al lenguaje utilizado
por Estados Unidos para describirlas.
"No es la
primera vez que escuchamos hermosas palabras sobre los ataques y que
nos aseguren que su objetivo es garantizar nuestra seguridad y
prosperidad", dijo a IPS un maestro de Baquba, Kassim Hussein, de
50 años.
"Pero cada vez
hay más muertos, bloqueos y pobreza. Es una guerra que nosotros no
tuvimos que pelear, pero somos los grandes perdedores cada vez que es
reavivada por Estados Unidos", agregó.
Según la información
publicada en el sitio oficial de Internet de la fuerza multinacional
en Iraq, la operación Ataque Fantasma consiste en acciones simultáneas
de persecución de miembros remanentes de Al Qaeda y "elementos
extremistas apoyados por Irán", es decir, chiitas.
La ofensiva, agrega
el comunicado oficial, "ha liberado a grandes segmentos de la
población" de la presencia de Al Qaeda, red en la que predomina
la presencia sunita (la otra rama del Islam), y está "mejorando
de manera apreciable la vida del pueblo iraquí".
Muchos habitantes,
sin embargo, recuerdan que anteriores ofensivas en Faluya (60 kilómetros
al oeste de Bagdad), Haditha (240 kilómetros al noroeste), Al–Qa'im
(400 kilómetros al noroeste), entre otras, prácticamente destruyeron
esas ciudades en su intento de combatir el terrorismo.
"Ya no tengo dónde
vivir como consecuencia de esta otra operación fantasma en mi
ciudad", dijo a IPS un ex empleado del gobierno que vivía en
Faluya. "Ahora debo compartir con mi hermano una pequeña casa
aquí en Bagdad. Decenas de miles están en la misma situación. Esto
es lo que los fantasmas y la furia estadounidense han hecho por
nosotros."
Según un informe del
día 19 sobre las misiones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, un
bombardero B–1 destruyó tres edificios en Bagdad y un caza F–16
disparó sus ametralladoras y cohetes guiadas también sobre la
capital y 40 kilómetros al sur, en Iskandariyah. Un total de 68
misiones de apoyo aéreo se realizaron ese día.
"La muerte
camina junto a los militares", dijo a IPS un ex general del ejército
iraquí, Mustafa Hashim. "No existen las operaciones 'limpias' y,
por lo tanto, es previsible que más civiles mueran, resulten heridos
o sean expulsados de sus casas."
Más de un millón de
iraquíes perdieron la vida como consecuencia directa de la invasión
del país encabezada por Estados Unidos, según la organización
independiente Política Exterior Justa, con sede en Washington.
Esta institución
postula reformar la política de Washington para que "sirva los
intereses y refleje los valores de la gran mayoría de los
estadounidenses".
La cifra citada por
Política Exterior Justa se basa sobre la extrapolación de datos
publicados por la revista médica británica The Lancet el 11 de
octubre de 2006.
"El método del
ejército estadounidense cuando ataca una ciudad es emplear un fuego
intensivo, sin tomar en cuenta la posible presencia de civiles en el
área tomada como blanco", señaló Hashim.
"De hecho,
dispararán, incluso, cuando existe la certeza de que hay civiles
presentes. Su cultura es la de obtener la victoria a cualquier
costo", agregó.
Los iraquíes ponen
en duda las declaraciones de las fuerzas de Estados Unidos sobre los
éxitos alcanzados en sus últimas operaciones.
"Todo eso tiene
que ver con los medios, la política, las elecciones y los conflictos
dentro del Congreso legislativo en Washington", dijo a IPS Waleed
al–Ubaydi, analista político de la Universidad de Bagdad.
"Ellos saben de
antemano que sus ofensivas no van a conseguir mucho, pero tienen que
mostrarle a su gente y al mundo que están activos en el
terreno", agregó.
"Al Qaeda y
otros grupos pusieron sus células 'a dormir' por el momento y buscan
tomar al ejército estadounidense por sorpresa aquí y allá. Esta es
una historia de nunca acabar, salvo que se ocurra un milagro, en
tiempos en que los milagros no suceden", dijo al–Ubaydi.
Muchos iraquíes
opinan que las fuerzas de ocupación deberían ocuparse de paliar la pésima
situación de los civiles.
La responsabilidad de
las fuerzas de ocupación es garantizar condiciones de vida digna, en
lugar de librar en suelo iraquí y a expensas de sus habitantes la
guerra del presidente estadounidense George W. Bush, agregan.
"Bush no tiene
nada que perder aquí, excepto su reputación, la cual ya ha perdido
de todas formas", señaló a IPS un abogado desempleado de
Bagdad, Hamdan Salih.
El gobierno
estadounidense "obliga a los iraquíes a combatir entre ellos
mientras ataca nuestra ciudades en búsqueda de sus enemigos, que en
la mayoría de los casos son nuestros hijos y hermanos", agregó.
Bush, concluyó
Salih, "está sacrificando a los peones iraquíes en beneficio
del rey petróleo".
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