Los
frentes abiertos de la Casa Blanca: una medida sin precedente contra
Teherán. Planea incluir a la poderosa Guardia Revolucionaria del régimen
islámico en su lista negra de los grupos "terroristas"
Bush
lanza un fuerte desafío a Irán
Reuters,
16/08/07
Washington.– En una
medida sin precedente, que refleja el grave deterioro de las
relaciones entre Estados Unidos e Irán, la Casa Blanca planea incluir
a la Guardia Revolucionaria iraní, el cuerpo militar de elite del régimen
islámico, en su lista negra de organizaciones
"terroristas".
Será la primera vez
que Washington aplique esta denominación, que suele usar para grupos
rebeldes, a las fuerzas armadas de un país soberano.
La radical medida
diplomática permitirá a Estados Unidos bloquear los fondos de la
Guardia Revolucionaria, fuerza a la que acusa de apoyar a
organizaciones terroristas en varios lugares del mundo, entre ellos,
Irak y Afganistán.
La decisión apunta a
aumentar la presión política y psicológica sobre Teherán, y es
parte de un esfuerzo más amplio de Washington por cortar los fondos a
los sectores vinculados con el polémico programa nuclear iraní y con
el fomento de la violencia en los países vecinos. Según los
analistas, la decisión podría ser también un pretexto para tomar
acciones más duras en el futuro, como un eventual ataque militar
contra Irán.
La noticia fue
publicada ayer por los diarios The New York Times y The Washington
Post , y fue confirmada por un funcionario del gobierno que habló con
la condición de mantener el anonimato.
El funcionario
reconoció que se estaba estudiando la iniciativa, pero dijo que todavía
no se había tomado una decisión. Según explicó, aún no se decidió
si la calificación de "terrorista" se aplicará a toda la
Guardia Revolucionaria o sólo al brazo que se encarga de las
operaciones en el exterior, la Fuerza Quds, a la que Estados Unidos
acusa de apoyar a los chiitas en Irak y de haber matado en ese país a
soldados norteamericanos.
Según el Post , el
gobierno de George W. Bush decidió evaluar esta medida por la intensa
presión del Congreso, que quiere una posición más dura frente a
Teherán, ante la ausencia de avances en el terreno diplomático.
La iniciativa
permitirá a Washington tomar medidas drásticas contra la gran red
financiera y comercial de la Guardia Revolucionaria, así como contra
las empresas extranjeras que tengan negocios con ella. Además,
limitará el movimiento de los dirigentes del cuerpo de elite en los
países vecinos.
Se estima que la
Guardia Revolucionaria, que nació junto con la revolución islámica
de 1979, cuenta con entre 125.000 y 350.000 miembros. El cuerpo, una
importante base de poder del presidente Mahmoud Ahmadinejad, opera en
forma separada del ejército convencional y tiene sus propias fuerzas
de tierra, mar y aire.
Además de ser una
fuerza militar, es una poderosa entidad económica, que cuenta con
empresas e inversiones en Irán, en sectores que van desde el nuclear
y el petrolero hasta el de los teléfonos celulares y el de la
construcción.
El cuerpo de elite
iraní es conocido también en la Argentina, ya que dos de sus ex
comandantes tienen pedidos de captura internacional por su supuesta
participación en el atentado contra la Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA), ocurrido en 1994 en Buenos Aires, que dejó 85
muertos (ver aparte).
En una señal del
poder y la capacidad de la Guardia Revolucionaria, su actual
comandante, Yahya Rahim Safavi, afirmó ayer que poseía misiles
capaces de alcanzar cualquier objetivo en toda la región del Golfo Pérsico.
Si la medida
anunciada por la prensa norteamericana se concreta, la Guardia
Revolucionaria será la primera fuerza oficial de un país soberano en
entrar en la lista de organizaciones terroristas, de la cual forman
parte 42 grupos de todo el mundo, como Al–Qaeda, Hezbollah, Hamas y
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Bush estableció
la lista poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001
en Washington y Nueva York.
Según el Times , la
decisión de incluir al cuerpo de elite iraní en la lista tendría
dos objetivos. Por un lado, tranquilizar a los "halcones"
del gobierno que piden una acción militar contra Irán. Por otro,
presionar a los aliados de Estados Unidos para que apuren una nueva
resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con
sanciones más severas contra Teherán.
Mayor
enfrentamiento
Irán no tiene
relaciones diplomáticas con Estados Unidos desde hace 27 años, y
considera a ese país y a Israel sus principales enemigos. El país
figura en la lista de Washington de los Estados que patrocinan el
terrorismo desde 1984. Pero una medida específica contra el sector más
importante de sus fuerzas armadas será considerada "un giro de
mayor confrontación", según el Times .
El gobierno iraní
restó ayer importancia a la noticia. Un vocero de la cancillería
dijo que se enmarcaba "dentro de la propaganda y la guerra psicológica
contra la república islámica".
Por su parte, ante la
ola de especulaciones, la Casa Blanca negó que estuviera considerando
acciones militares contra Irán. "La acción militar no está
siendo contemplada", dijo la vocera Dana Perino, aunque agregó
que ningún presidente debería descartar por completo el uso de la
fuerza.
El primer paso hacia
una ofensiva militar
Por
Katarina Kratovac
Associated
Press, 16/08/07
La decisión del
gobierno de Bush de calificar de grupo terrorista a la Guardia
Revolucionaria de Irán acentúa la confrontación entre Washington e
Irán y brinda un pretexto para emprender acciones más enérgicas en
el futuro, de acuerdo con diversos analistas.
La posición más
agresiva de Estados Unidos se produce después de meses de conflictos
diplomáticos debido a las acusaciones norteamericanas de que Irán
está tratando de desarrollar armas nucleares y respaldando a
militantes chiitas en Irak, acusaciones que Teherán niega.
"La decisión
refleja que hay bastante frustración porque la diplomacia no da los
resultados esperados", afirmó Ray Takeyh, especialista
norteamericano sobre temas de Medio Oriente del Consejo de Relaciones
Exteriores, con sede en Washington.
En la práctica, la
calificación permitiría a Estados Unidos congelar fondos de compañías
relacionadas con los Guardias Revolucionarios y presionar a las
empresas extranjeras que negocian con empresas vinculadas con esa
fuerza, a las que Washington podría, teóricamente, acusar de apoyar
el terrorismo.
Pero la medida también
podría tener un valor simbólico, indicando a Irán que Estados
Unidos está dispuesto a emprender acciones contra los Guardias
Revolucionarios en el futuro.
"Una vez que los
Guardias Revolucionarios sean designados y clasificados como
terroristas, las instituciones norteamericanas tendrán la legitimidad
que necesitan para combatirlos", dijo Mustafa Alani, especialista
en asuntos terroristas del Centro de Investigación del Golfo Pérsico,
en Dubai.
"Si ese es un
grupo terrorista que dispara misiles en el Golfo Pérsico, entonces
Estados Unidos tendrá la obligación de combatir a la Guardia
Revolucionaria", añadió. Pero Alani dijo que no esperaba que
los norteamericanos emprendieran una acción de esa naturaleza en el
futuro inmediato, ya que las fuerzas norteamericanas están muy
sujetas a la situación en Irak.
Un funcionario
norteamericano dijo que aún no se decidió si calificar de terrorista
a la Guardia Revolucionaria en su conjunto o sólo a su fuerza de
operaciones externas, la Quds, a la que Estados Unidos acusa de
entregar armas y fondos a los militantes chiitas en Irak.
Según el plan de
acción, la Guardia Revolucionaria o la Fuerza Quds serían
considerados "un grupo terrorista global de designación
especial", categoría creada por Bush para congelar fondos
destinados a extremistas tras los ataques del 11 de Septiembre.
"Es una señal
enérgica y poderosa", expresó Ali Ansari, director del
Instituto de Estudios Iraníes de la Universidad de St. Andrews, en
Escocia. "Principalmente –agregó– se trata de una decisión
política y una estrategia económica para atacar los negocios de la
Guardia Revolucionaria".
Pero el especialista
advirtió que probablemente sea difícil neutralizar los acuerdos
comerciales de esa fuerza. "Para que las sanciones financieras
sean eficaces, los europeos tendrían que sumarse a la iniciativa, así
como China y Rusia, donde se sabe que la Guardia Revolucionaria tiene
negocios" dijo Ansari.
Mahan Abedin,
director de investigación del Centro para el Estudio del Terrorismo,
con sede en Londres, sospecha que la medida será resistida,
especialmente por los alemanes y franceses, que, según él, hacen
negocios con la Guardia Revolucionaria. "Esa fuerza tiene una red
comercial y financiera impresionante fuera de Irán. La designación
de terrorista podría ser aprobada en Washington, pero será resistida
a fondo en países donde las empresas ganan dinero con Irán", añadió.
La decisión
seguramente recrudecerá las tensiones con Teherán, que ya acusa a
Estados Unidos de tratar de derrocar la conducción política islámica.
Pero al apuntar a la
Guardia Revolucionaria, Washington trataría de separar simbólicamente
a esa fuerza militar del sistema político de Irán. En los últimos
meses, funcionarios norteamericanos e iraníes mantuvieron varias
rondas de conversaciones en Bagdad para atenuar la violencia en Irak.
"Incluso si los
norteamericanos hablan con delegados oficiales iraníes en Bagdad, la
Guardia Revolucionaria constituye una estructura por separado, que
responde a la autoridad religiosa en Irán", indicó Alani.
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