Una visión de los
hechos diferente a la del espantajo del terrorismo islamista
Lucha de clanes en
Argelia
Rebelión, 08/09/07
Introducción de
Quilombo: Coincidiendo con la emisión, por parte de la cadena Al
Jazeera, de un presunto vídeo de Al Qaeda-GSPC mostrando cómo se
preparó el atentado de Al Qaeda, he traducido un extenso artículo de
François Gèze, editor de La Découverte, y Salima Mellah directora
de la asociación de defensa de derechos humanos Algeria Watch, en el
que plantean la hipótesis más verosímil de las que he tenido la
oportunidad de leer hasta la fecha: a saber, que el atentado del 11 de
abril se enmarca en una lucha de clanes en el interior del núcleo
duro del poder argelino.
No soy nada amigo de
teorías conspiratorias, y no me hubiera interesado este texto de no
ser por el rigor con el que Gèze y Mellah basan su planteamiento.
Además, a mí también me sorprendieron determinadas declaraciones
por parte de las autoridades argelinas, tanto antes como después del
atentado. Especialmente curiosa es la frase atribuida al presidente
Buteflika, que los autores leyeron en el diario Liberté, pero que
procede originalmente de una entrevista "escrita" que el
diario El País realizó al presidente el 13 de marzo, con carácter
previo a la visita de los reyes de España.
«P. Los
salafistas argelinos se han convertido ahora en Al Qaeda del Magreb y
proclaman en Internet sus amenazas. ¿Tenemos los europeos algo que
temer?
«R. Hay que saber
diferenciar entre la realidad y la propaganda y apreciar las cosas en
su justa medida. Los europeos lo saben porque están muy bien
informados sobre estas cuestiones.»
Conociendo un poco la
historia reciente de Argelia y los precedentes en la materia, así
como el sistema de poder existente en el país vecino, donde toda la
información sobre el "terrorismo" está férreamente
controlada por los servicios de seguridad argelinos, las dudas que
plantean los citados autores son del todo legítimas, y sus
acusaciones, más fundadas que las que han esgrimido editorialistas y
algún conocido juez.
Luchas de clanes
sobre un trasfondo de conflictos geopolíticos
Por François Gèze y Salima Mellah
Algeria-Watch,
21/04/07
La opinión pública
argelina, como todo aquel que intente resistir al rodillo compresor de
la desinformación producida por el DRS argelino (los servicios
secretos del ejército), no puede creerse a pies juntillas la atribución
de la responsabilidad de los atentados del 11 de abril de 2007 en
Argel a la « Organización de Al-Qaeda en los países del Maghreb árabe
(ex-GSPC), como hacen la mayoría de los medios occidentales. En este
artículo, basado casi exclusivamente en un análisis riguroso de «
fuentes abiertas » - por tanto al alcance de todos los observadores
serios - mostramos que los responsables de estos atentados sólo
pueden pertenecer a los más altos círculos del poder argelino, en
manos de un puñado de generales.
Este trágico
acontecimiento constituye, por tanto, una etapa importante en la
exacerbación de la lucha de clanes en el seno de la « cúpula »
militar mafiosa que dirige el país, que ha conducido a algunos «
responsables » a recurrir de nuevo a la instrumentalización de la
violencia « islamista ». Esta exacerbación se explica por la
conjunción de cuatro factores principales : a) el cuestionamiento de
la alianza estratégica con los Estados Unidos, ligado a los cambios
radicales en las relaciones de fuerzas geopolíticas (ascenso de Rusia
y China, etc. ); b) el extraordinario crecimiento de la renta petrolífera
y gasífera vinculada a las subidas en los precios de los
hidrocarburos, que ha agudizado los apetitos financieros de los clanes
en presencia; c) la profunda crisis social que ha arrasado el país
(miseria y paro crecientes, revueltas continuas …) ; d) la
enfermedad del presidente Abdelaziz Buteflika, condenado a más o
menos corto plazo, lo que obliga a renovar la fachada civil del poder
real, según nuevos equilibrios difíciles de encontrar.
Desde hace años, los
medios occidentales blanden la amenaza de un GSPC («Grupo Salafista
para la Predicación y el Combate») susceptible de golpear en Europa.
Con el anuncio, en enero de 2007, de su transformación en la «Organización
de Al-Qaida en el país del Maghreb islámico», la percepción de la
peligrosidad de esta extraña organización sólo podía reforzarse.
Inmediatamente reivindicados por el GSPC, los terribles atentados de
Argel del 11 de abril de 2007 han vuelto a lanzar la voz de alarma:
presentados como atentados suicida dirigidos contra el palacio del
gobierno y la sede de la “División Este” de la Policía en Bab
Ezzouar, provocaron treinta muertos y más de doscientos heridos.
Particularmente en
Francia, periodistas, universitarios y expertos en seguridad inician
entonces una escalada: quién establecerá de manera más convincente
los lazos entre el GSPC y la nebulosa internacional de Al Qaeda. Si
bien se perciben algunos matices en el análisis, todos estos «
especialistas » comparten la certeza de que se trata sin duda de una
acción terrorista cometida por islamistas opuestos al régimen
argelino y que obedecen a las instrucciones de los jefes de Al Qaeda.
Los pocos elementos que confirman esta tesis son amplificados,
mientras que las numerosas zonas de sombra se ocultan a propósito. Se
erigen como prueba irrefutable los comunicados del GSPC, aunque nada
permita certificar su autenticidad. Otra prueba igualmente aleatoria:
el modus operandi . Atribuidas a “kamikazes”, se nos dice que
estas operaciones no formarían parte de la tradición jihadista
argelina, lo que probaría la implicación de Al Qaeda.
En Occidente, la
pretendida afiliación del GSPC à Al-Qaida no ha suscitado ningún
interrogante desde que el número dos de Al-Qaida invitara al GSPC a
que se uniera a la organización y que aquel renovara su juramento de
fidelidad a la “Internacional jihadista” en septiembre de 2006.
Desde hace años, en Argelia la colusión entre estas dos entidades se
ha evocado regularmente por la prensa. Y a pesar de los escasos
indicios, como el de un supuesto emisario yemenita que habría venido
a Argelia en 2002 para dar el aval de Al Qaeda a la organización
local antes de encontrar la muerte en una emboscada (1), desde
entonces gran parte de la prensa argelina ha continuado divulgando
esta idea como una evidencia.
Una sorprendente
minimización del «terrorismo islamista»
Pero curiosamente,
desde hace algunos meses, algunos periódicos argelinos francófonos,
pese a estar condicionados por más de quince años de propaganda a
denunciar de manera virulenta a las «hordas islamistas» en Argelia,
no tienen ya la misma elocuencia para agitar la amenaza de la aparición
de Al Qaeda en Argelia. Después de cada atentado perpetrado estos últimos
meses, los comentadores se han preguntado quiénes eran los verdaderos
responsables. Así, Mohamed Zaaf, del Jeune Independant , después de
la serie de atentados que afectaron al país en febrero de 2007,
constataba: « Pero de Al Qaeda sólo conocemos como reales las voces
grabadas. Desde el anuncio de la tutela, el GSPC obedece por tanto a
las voces y densifica sus actividades con la apertura del proceso de
la corrupción. El GSPC había amenazado con atentar contra Francia y
los intereses franceses. Sin embargo, pilló a todo el mundo a
contrapié. Porque los intereses que habían sido afectados en
realidad, son los intereses americanos, cerca del Club de Pinos, y los
intereses rusos en Hayoun (2).
Todavía más
sorprendente es el hecho de que ciertos dirigentes políticos
argelinos - que durante años intentaron convencer a sus socios
occidentales de la amenaza islamista y de sus lazos con la organización
internacional- hayan reaccionado más bien tímidamente a los últimos
atentados cometidos por un GSPC sobre cuya fidelidad a Al Qaeda nadie
dudaba en Europa. ¿No hemos visto a un Yazid Zerhouni, ministro del
Interior, declarar tras el atentado cometido el 10 de diciembre de
2006 contra un autobús que transportaba trabajadores de la empresa
americano-argelina BRC (Brown Root and Condor), que un comunicado
firmado por el GSPC que circulaba en Internet se trataba sólo de un
“documento”? Precisaba que « la investigación […] está en
marcha. No se descarta ninguna pista por el momento. Sólo las
investigaciones que llevan a cabo los servicios implicados pueden
afirmar con precisión quiénes son los responsables de este crimen
(3). En cuanto al atentado cometido el 3 de marzo 2007 contre un autobús
que transportaba principalmente trabajadores rusos de la compañía
Stroitransgaz, apenas ha sido mencionado en los medios de comunicación,
cuando se trataba del primer ataque mortal contra extranjeros desde
que el GSPC se hubiera transformado el 24 de enero de 2007 en la «
Organización de Al Qaeda en los países del Maghreb islámico ».
El 14 de marzo de
2007, el presidente Buteflika declaraba en una entrevista: « Se
cometen todavía actos terroristas de vez en cuando. Estos actos son
de hecho actos de bandidaje. No tienen nada de ideológico. Nos
consagramos a combatirlos para ponerles un término definitivo.”
Cuando el periodista le pregunta si los europeos deberían tomarse en
serio las amenazas de un GSPC que hace alarde de ambiciones
regionales, el presidente argelino respondió: “hay que saber
diferenciar entre la realidad y la propaganda, y apreciar las cosas en
su justa medida. Y los europeos lo saben, que están bien informados
sobre estas cuestiones (4). » Lejos de testimoniar la convicción del
presidente de la existencia de una amenaza excesiva, estas palabras
dejan entender más bien que sospecharía que los europeos (¿u
otros?) lo instrumentalizan.
Señalemos igualmente
que un periodista argelino, Mounir B., « experto en terrorismo »,
conocido por su proximidad con el DRS (los servicios secretos del ejército),
afirmaba poco más de un mes antes de los atentados del 11 de abril:
« las autoridades argelinas no se mostraron particularmente inquietas
hasta la última serie de atentados en Cabilia. “El GSPC cambió de
nombre, pero para nosotros nada ha cambiado”, declaró el ministro
del Interior ». No estaba del todo equivocado. La relación de
fuerzas sobre el terreno no ha cambiado en favor de los grupos
terroristas. Éstos son todavía débiles numéricamente, muestran
grandes dificultades para aprovisionarse y renovar su armamento (5) .
» Y además, desde hace meses la mayoría de los periódicos
argelinos se hacen eco del éxito de las ofensivas militares en curso
en las diferentes regiones del país, mientras que las dificultades de
acción del GSPC versión Al Qaeda son puestas continuamente de
relieve. Las fuerzas de seguridad habrían capturado numerosos hombres
armados, lo que les permitiría obtener importantes informaciones
sobre la evolución de los grupos activos. Sin embargo, el recuento de
los atentados muestra bien un recrudecimiento de la actividad de los
grupos armados estos últimos meses, pero su importancia es a menudo
minimizada, en particular su supuesta relación con Al Qaeda (6).
Objetivos
americanos sobre los hidrocarburos de Argelia y del Sahel
¿Por qué entonces
esta diferente opinión proveniente de Argel? ¿Por qué este tono
menos alarmista? Cuanto más amplifican los occidentales su percepción
de la amenaza, más la reducen los funcionarios argelinos. ¿Qué
sugiere Yazid Zerhouni cuando declara al día siguiente de los
atentados del 11 de abril de 2007 que « no hay que excluir que haya
otros intereses que no quieran ver al Estado argelino reponerse,
reestructurarse y funcionar de manera más eficaz (7) »? ¿Y El Watan
no responde en parte a esta cuestión al preguntarse, de manera muy
sorprendente por parte de un periódico que, hasta entonces, no había
dejado de felicitarse del recalentamiento de las relaciones
americano-argelinas : « El Maghreb, principalmente Argelia, está a
punto de ser víctima de las luchas geopolíticas que se libran los
Estados Unidos y Francia por medio del terrorismo islámico (8) ? »
El artículo concluía: « A este juego solapado parece acomodarse
perfectamente la red Al Qaeda que, en realidad, trabaja,
conscientemente o no, por los intereses geopolíticos americanos. Este
miedo sabiamente mantenido por el terrorismo islamista, y sobre todo
por la red Al Qaeda, les permite legitimar la nueva configuración del
mundo, sobre todo el Gran Medio Oriente que ellos acaban de decidir.
»
De hecho, este
razonamiento tiene cierta razón de ser frente a la voluntad de los
americanos de reforzar su presencia económica y militar en África
del Norte en general y en Argelia en particular. La intensificación
de las relaciones entre los Estados Unidos y Argelia se remonta al
periodo de la presidencia de Liamine Zéroual (1994-1998), pero la «
luna de miel » conoció su apogeo en 2003-2006 con muy numerosas
visitas bilaterales a todos los niveles del Estado y de la sociedad,
siendo los más visibles las de Donald Rumsfeld en febrero de 2006 y
de Dick Cheney en abril del mismo año. La cooperación energética
entre los dos países ha sido calificada de « muy densa », y los
Estados Unidos se han convertido en el primer cliente de Argelia con
compras de más de 11 mil millones de dólares en 2005, casi
exclusivamente constituidas de hidrocarburos (9).
Pero Argelia es uno
de los países contemplados por las empresas americanas y las inmensas
reservas de hidrocarburos no explotadas en el Sahel parecen dictar a
Washington su estrategia de seguridad en esta región. De forma más
clara que en otras partes, la « Guerra Global contra el Terror » que
lleva a cabo la administración Bush es indisociable de la investigación
de un acceso garantizado a los recursos energéticos locales. Y para
asegurarlo, el Pentágono afirmó su objetivo de implantar rápidamente
en África un comando regional del ejército americano (Africom), que
permitiría el control de los ejércitos locales.
Es tras el secuestro
de los turistas europeos a principios de 2003 en el Sahara argelino
por un comando presentado como perteneciente al GSPC que los
americanos, en virtud de su nueva concepción geoestratégica del «
Gran Medio Oriente », han previsto que Argelia se convertiría en un
« Estado base ». No sólo el ejército argelino participa desde
entonces en diferentes maniobras militares organizadas por el ejército
estadounidense y de la OTAN, la propia existencia de una base militar
secreta en la region de Tamanrasset no deja lugar a dudas (10) . El país
ha sido integrado también en la « Iniciativa Pan-Sahel »,
convertida a principios de 2005 en la « Iniciativa transsahariana de
lucha contra el terrorismo (TSCTI) », destinada a incluir en una
estrategia militar americana a países como Argelia, Chad, Malí,
Mauritania, Marruecos, Níger, Senegal, Nigeria y Túnez. Los
objetivos americanos se concretaron en junio de 2005 durante los
ejercicios conjuntos bautizados « Flintlock 2005 », dirigidos por el
comando de las fuerzas americanas basadas en Europa.
« Lucha
antiterrorista» y « buen gobierno » son los eslóganes del momento.
La acción militar se está dotando de su equivalente político, y el
país ha sido incluido en la “Iniciativa de asociación con el Medio
Oriente” (MEPI), que prevé entre otras cosas la asistencia a las
reformas políticas, el refuerzo del papel de las mujeres, de la
juventud y de la sociedad civil. Cooperación militar y económica y
programa de asistencia a las reformas políticas son dos caras de una
misma medalla (11).
Ahora bien, de los
nueve países incluídos en la estrategia saheliana, explicaba en
julio de 2005 el experto petrolero argelino independiente Hocine
Malti, siete « poseen reservas más o menos importantes de petróleo.
Nigeria posee reservas probadas de 31,5 mil millones de barriles,
Argelia de 11,8 mil millones, El Chad, actualmente, mil millones (el
país está en los inicios de la aventura petrolera), Senegal posee
700 millones de barriles, Túnez 308 millones, Níger 300 millones y
Mauritania 200 millones. Alrededor de estos países, encontramos otros
que son igualmente ricos en petróleo; Libia tiene reservas probadas
de 38 mil millones de barriles, Sudán tiene 563 millones, mientras
que el Sahara Occidental tiene un subsuelo muy prometedor (12) ».
El espantajo del
GSPC
La amenaza de un GSPC
activo no solamente en Argelia pero « extendiendo sus tentáculos »
a los confines del Sahara hacia el sur parecía desde hace algunos años
ser la preocupación de todos los países implicados (13) . Del lado
americano, esta amenaza constituía un pretexto soñado para
justificar su presencia militar en la región. Del lado del poder
argelino, ha justificado el desarrollo de la cooperación en materia
de seguridad con los Estados Unidos: ésta le ha ayudado
considerablemente a salir de su aislamiento de los años 1990, a
liberarse de una Francia demasiado implicada en los tráficos y en las
manipulaciones argelinas, pero sobre todo a pasar la página de los
“años de sangre”, durante los cuales las fuerzas del orden de
todo tipo cometieron crímenes contra la humanidad - cuyos
responsables se han visto desde entonces absueltos de facto por la
primera potencia mundial, al convertirse en un « modelo de la lucha
eficaz contra el terrorismo (14) ».
Pero entonces, ¿por
qué el extraño viraje desde 2006 de una parte de la prensa argelina
frente a la « amenaza del GSPC », en vísperas de los atentados
particularmente mortíferos cometidos por este último? Para responder
a esta cuestión, es indispensable volver primero a la génesis de
esta organización, en la que numerosos indicios concordantes muestran
que es en realidad un instrumento del principal clan del poder
argelino – el de los jefes del DRS –, que ha sido igualmente el
promotor del acercamiento con los Estados Unidos.
Por supuesto, ello no
excluye la persistencia de pequeños grupos armados verdaderamente autónomos
y reclamándose del islam para combatir las fuerzas de seguridad bajo
la « etiqueta GSPC », como es sin duda el caso del maquis del norte
de Constantina o del Ouarsenis : aunque sean ultra-minoritarios, la
situación social es tan grave que no faltan jóvenes desesperados que
elijan la lucha armada (mientras que muchos otros eligen la opción
igual de aleatoria de los harragas , las embarcaciones de fortuna
empleadas para llegar a Europa). Pero otros « maquis GSPC », sobre
todo en Cabilia, si atraen también - y cada vez más estos últimos
meses - a jóvenes dispuestos a sacrificar su vida, parecen más bien
ser muestra del « modelo GIA » de finales de los años 90, en los
que « emires » agentes del DRS arrastraban a inconscientes en
acciones terroristas contra la población. En cuanto al nuevo
terrorismo urbano atribuido al GSPC, teniendo en cuenta la
extraordinaria imposición de la división policial en zonas, es
simplemente inconcebible que no sea un instrumento del DRS. Y muchos
otros elementos atestiguan que la transformación progresiva del GSPC
en « rama armada » de Al Qaeda en Argelia (luego en el Maghreb) es
el fruto de una pura construcción de los “servicios” argelinos.
Según las « fuentes
de las fuerzas de seguridad » regularmente citadas por la prensa
argelina (a saber el DRS, fuente de hecho exclusiva de todas las
informaciones sobre el « terrorismo islamista » en Argelia), el GSPC
adquirió una dimensión regional bajo el impulso de Amari Saifi,
apodado « Abderrezak El-Para », quien habría organizado el
secuestro de los turistas europeos en enero de 2003. Ahora bien, Amari
Saifi, antiguo paracaidista y ex guardaespaldas del general Khaled
Nezzar, sólo había estado hasta entonces en el este del país, en la
región de Tébessa, donde el GSPC se había implicado principalmente
en inmensos tráficos de contrabando y de droga del mismo modo que -¿o
en colusión con?- altos responsables del DRS (15) . Tras una fuga de
veinte meses, de los cuales ocho con los rehenes, a finales de octubre
de 2004 fue devuelto a las autoridades argelinas, que después lo
mantendrían preso.
Sin embargo,
curiosamente es « en rebeldía » (en ausencia del imputado) que
Amari Saifi fue condenado en junio de 1995 a cadena perpetua por el
tribunal penal de Argel por « creación de un grupo terrorista armado
» (16) . Y, de manera aún más rocambolesca, mientras se suponía
que estaba todavía detenido en una prisión argelina, debía ser de
nuevo juzagado por el mismo motivo en marzo de 2007 por el mismo
tribunal– durante un proceso finalmente aplazado –, pero
siempre… ¡ en rebeldía ! El motivo absurdo oficial de esta
asombrosa mascarada judicial era que "los procedimientos
judiciales realizados en el marco de este asunto empezaron antes de
que Abderrezak el Para fuera entregado a las autoridades argelinas y,
por tanto, considerado como si estuviera en fuga (17) ». Lo más
extraño de este asunto, es que ninguno de los estados europeos cuyos
nacionales habían sido secuestrados pidiera su extradición o al
menos su audición. Durante una visita en Argelia en enero de 2007, el
secretario de Estado alemán de Seguridad, August Hanning, declaraba
así en una entrevista: « Nosotros ya no le [Abderrezak al-Para]
reclamamos. Según mis informaciones, está en manos de las
autoridades argelinas. Ha sido juzgado y condenado por actos cometidos
en Argelia (18) . » Palabras de lo más sorprendentes, pues El Para
no había sido todavía juzgado por el secuestro de los treinta y dos
turistas (de los cuales una falleció durante el secuestro).
Este episodio inverosímil
no ha sido destacado por ninguno de los grandes medios de comunicación
franceses y occidentales. Demuestra, sin embargo, junto con muchos
otros indicios (19) , que el « Para » sólo puede ser un agente del
DRS, propulsado por sus jefes a la cabeza del GSPC. Otras « figuras
emblemáticas » de este grupo por lo menos enigmático son también
evocadoras: Nabil Sahraoui, presunto « emir » del GSPC hasta su
neutralización en junio de 2004, habría formado parte de los
elementos del GIA que organizaron la famosa evasión de 1 200 presos
de la prisión Tazoult en marzo de 1994, operación que se estima que
fue ordenada por el DRS tanto para liquidar a los islamistas como para
infiltrar los maquis (20) . Según el comunicado militar que
atestiguaba la muerte del émir en junio de 2004, algunos de sus
colaboradores más importantes habrían sido también asesinados al
mismo tiempo (21) . Ahora bien, ocho meses más tarde, la prensa
argelina anunciaba que uno de estos tenientes asesinados, Abdelmalek
Droukdel, habría sido designado como sucesor de Nabil Sahraoui a la cúpula
del GSPC (22) . En mayo de 2005, la misma prensa anunciaba de nuevo la
eliminación de Droukdel (23) . Poco después, era de nuevo «
resucitado » a la cabeza del GSPC, puesto que el ocuparía siempre
hasta hoy… Este circo mediático, que sólo sirve para alimentar la
confusión, recuerda evidentemente el caso de los « emires nacionales
» del GIA Djamel Zitouni y Antar Zouabri, también muertos y
resucitados varias veces según las « fuentes de seguridad » y de
los que se ha sabido después que eran agentes del DRS (24).
Otra coincidencia
notable: el 4 de junio de 2005, a dos días de las maniobras militares
« Flintlock » ya mencionadas, organizadas en el Sahel bajo la égida
del ejército norteamericano, el cuartel mauritano de Lemgheity, cerca
de la frontera con Argelia, es atacado por un supuesto comando del
GSPC. Es el bautismo de fuego de un tal Mokhtar Belmokhtar, presentado
como el « émir » de la zona Sur, afiliado a Al-Qaida. El ataque del
grupo armado tuvo lugar en la misma región donde, del 6 al 26 de
junio de 2005, participaron en los ejercicios más de 3 000 soldados
de ocho países africanos, incluyendo Argelia. Ciertamente, no es
casualidad que el cuartel de Lemgheity esté situado en una zona que
se supone que alberga importantes reservas de petróleo: en la cuenca
de Taoudenni, las sociedades petroleras compiten entre ellas para la
obtención de derechos, en particular la americana Woodside y la
francesa Total (25).
Según la prensa
argelina de la época, todas estas operaciones serían obra del GSPC,
grupo que tomó en 1998 la sucesión del GIA después de haberse
distanciado del mismo por las masacres cometidas por estos contra los
civiles. Es verdad que la mayoría de las acciones atribuidas al GSPC
se han dirigido contra patrullas militares, guardias comunales o
milicianos. Pero, mientras los medios y los políticos argelinos se
entienden para anunciar regularmente la práctica derrota del grupo
debido a las defecciones y a los golpes recibidos por el ejército
(26) , es a partir de la primavera de 2006 que se repiten los anuncios
de la vinculación del GSPC a Al-Qaida – siempre según las «
fuentes de las fuerzas de seguridad » o según los sitios web del
GSPC, cuya autenticidad no puede ser verificada – y que los
atentados bomba espectaculares se multiplican contra las comisarías y
las brigadas de gendarmería, pero también contra objetivos civiles.
Lo que llevaba a la
revista Risques Internationaux a escribir en diciembre de 2006: « Hoy
como ayer, la mayoría de los grupos afiliados al GSPC han sido
infiltrados por el DRS. El comando del GSPC, bien conocido del DRS según
los desertores de los servicios argelinos, evoluciona sin inquietud,
sobre todo en la Mitidja Este, en Mizrana, en Khemis Khechena y en
Boumerdès. Durante mucho tiempo, la mayor parte de las reuniones de
los miembros influyentes del GSPC han sido organizadas en Sid Ali
Bounab, un lugar bien conocido del DRS, pero nada se ha hecho para
decapitar este grupo armado, antes al contrario. Según uno de
nuestros interlocutores: “Lo que pasa actualmente en Argelia, en
particular la multiplicación de los atentados, de las emboscadas
dirigidas contra los militares, es revelador de los objetivos y de las
intenciones del DRS. La provocación operada por el DRS está camino
ahora de llevar a Argelia a los sangrientos años 1990” (27)».
La afiliación del
GSPC a Al-Qaida se selló por las palabras filmadas de Ayman
Al-Zawahiri, considerado el número dos de esta última, con ocasión
del 11 de septiembre de 2006, declarando la unión entre las dos
organizaciones. A la cual seguirá, el 24 de enero de 2007, el anuncio
del cambio de denominación del GSPC en « Organización de Al-Qaida
en los países del Maghreb islámico ».
La hegemonía de
los jefes del DRS debilitada
¿A qué lógicas
responde esta instrumentalización de un grupo terrorista por los
jefes del DRS? Antes de intentar responder a esta pregunta, es
importante recordar que, desde los años 80, la realidad del poder en
Argelia está en manos de los generales que controlan el ejército y
los servicios secretos (la Seguridad Militar, convertida en DRS en
1990) y que el presidente y los civiles del gobierno no constituyen
sino una fachada seudodemocrática, sin poder real. Desde este
periodo, los generales miembros de esta « cúpula » estaban
afiliados a los diferentes clanes de contornos variables. A veces
opuestos entre ellos en sórdidas luchas por el control de las
riquezas del país, sin embargo nunca cuestionaron su unidad, como
muestra su compromiso sin fisuras en la "guerra sucia" de
"erradicación del islamismo" de 1992 a 1998, conducida en
realidad contra la inmensa mayoría de la sociedad (28).
Ahora bien, y es éste
un punto esencial sobre el cual están convencidos justificadamente la
mayoría de los argelinos, se trató de una guerra muy singular,
marcada por la instrumentalización de la violencia islamista por los
jefes del DRS. Controlando a partir de 1995 lo esencial de los famosos
GIA (gracias a « emires » retornados o a agentes infiltrados), les
han utilizado a la vez para aterrorizar a la población y para
dirigir, por medio de masacres de civiles interpuestas,
"mensajes" a aquellos adversarios en el seno del poder que
buscaban debilitar. Es lo sucedido durante los años 1996-1998: las
grandes masacres perpetradas por los « grupos islámicos del ejército»
sirvieron entonces a desestabilizar el clan del presidente Liamine Zéroual
(29).
Tras la dimisión
forzada de este último, la intensidad del "terrorismo
islamista" disminuyó de forma brutal, porque los conflictos
internos en el seno del poder se redujeron bastante: numerosos
elementos indican que, efectivamente, es el clan controlado por el
jefe del DRS, el general Mohamed « Tewfik » Médiène (67 años), y
su adjunto el general Smaïl Lamari, el que ha prevalecido a lo largo
del tiempo. Actualmente, estos dos hombres ocupan todavía su puesto
desde…septiembre de 1990 (¡casi 17 años!), mientras que la mayor
parte de los demás jefes del ejército han sido arrinconados (30) . Y
a principios de los años 2000, han blindado los puestos claves del
DRS manteniéndose en ellos o colocando a sus hombres, algunos de los
cuales han estado al frente de la « gestión » de la tortura y del
terror durante los años de la « guerra sucia ». Por citar sólo
unos pocos: la DCSA (Direction Central de Seguridad del Ejército) está
dirigida desde entonces por el general Mhenna Djebbar, cuya terrible
reputación a la cabeza del CTRI de Blida (principal centro de tortura
del DRS) de 1990 a 2001 le permite « contener » a los oficiales del
ANP ; el general Athmane « Bachir » Tartag, antiguo jefe de otro
centro de tortura, el CPMI, de 1990 à 2001, también ha sido
promovido; el general Rachid Laalali, alias « Attafi », dirige todavía
la DDSE (Dirección de Documentación y Seguridad Exterior), encargado
principalmente de la gestión de la acción psicológica y de la
desinformación, en Argelia como en el extranjero.
Es también bajo el
estrecho control del jefe del DRS que el presidente Buteflika fue «
elegido » en abril de 1999 y « reelegido » cinco años más tarde.
Es igualmente bajo su control que se desarrolló la estrategia de
acercamiento con los Estados Unidos (en detrimento de Francia),
estrategia que ha permitido a estos dos generales y a su gente de
confianza realizar jugosos negocios secretos con algunos grandes
grupos petroleros americanos. Y son también – recordémoslo – las
convergencias de intereses entre ambos países en materia de lucha
contra el terrorismo las que han permitido a Argelia salir de su
aislamiento.
Pero desde 2006,
parece que esta hegemonía de los generales del « clan Tewfik » se
ha fragilizado. En el plano interno, no han podido alcanzar su
objetivo de una « salida de crisis » que habría permitido instaurar
de forma duradera un nuevo modo de poder y de « gobernanza social »
que les asegure al mismo tiempo la impunidad de sus crímenes contra
la humanidad cometidos durante los años 1990, una relativa paz social
y la certidumbre de mantener (en su provecho y en el de sus hijos) el
pillaje organizado de los recursos naturales del país (principalmente
por medio de comisiones ocultas sobre los intercambios comerciales).
Desde luego, la «
autoamnistía » organizada por los textos de aplicación (adoptados
en febrero de 2006) de la « Carta por la paz y la reconciliación
nacional» ha asegurado provisionalmente la impunidad de los jefes del
ejército: ha sido admitida sin contestación por la « comunidad
internacional », cuando viola abiertamente todos los textos de
derecho internacional en la materia y la propia Constitución argelina
(31) . Pero esta impunidad sigue siendo frágil, desde el momento en
que las familias de las víctimas – a imagen de las « locas de mayo
» argentinas – continúan movilizándose por la verdad y la
justicia, a pesar de todas las persecuciones y manipulaciones. En
cuanto al frente social, el fracaso es absoluto: la degradación de
las condiciones de vida de una gran mayoría de argelinos es tal que
las revueltas han llegado a ser casi cotidianas desde 2003; y el
mantenimiento de un « terrorismo residual » del GSPC para
enfrentarlas aterrorizando a la población ya no parece ser
suficiente.
La estabilidad económica,
en fin, garante de las rentas de la corrupción, ya no está
asegurada: la economía real está siniestrada, fuera del sector de
los hidrocarburos, donde se concentran las inversiones extranjeras. Y
desde este punto de vista – he aquí el elemento nuevo y esencial
–, para los generales de la cúpula militar (y sus aliados civiles)
de todos los clanes, el interés de la alianza estratégica con los
Estados Unidos se ha reducido claramente y ha sido cuestionado.
Cuestionamiento
de la alianza estratégica con los Estados Unidos
La primera razón de
este giro es la explosión de los precios de los hidrocarburos, que
han aumentado de manera vertiginosa los recursos de Argelia, que
dispone ahora de unos 100 mil millones de dólares de reservas en
divisas. La enormidad de este pastel ha exacerbado el apetito de los
clanes de la cúpula: algunos de ellos, sin duda alguna ligados a las
redes de la « Françalgérie » y usando la figura declinante del
presidente Buteflika (más marioneta que nunca) comenzaron a contestar
la dominación del « clan Tewfik ». Segunda razón: todos los clanes
han tenido en cuenta la nueva situación que representan las debacles
americanas en Iraq, en Afganistán y en Líbano, el rechazo de países
como Venezuela o Irán a plegarse a las reglas del gendarme mundial,
así como el ascenso de Rusia y China; elementos que muestran que la
subordinación a la política americana no es necesariamente la única
opción posible.
De ahí, al término
de duros debates, el viraje de los « responsables » en la sombra,
ratificado por el gobierno en julio de 2006, en relación con la «
ley sobre los hidrocarburos » adoptado en abril de 2005. Ésta era
considerada por numerosos observadores como una verdadera liquidación
de las riquezas naturales: preveía otorgar a las grandes compañías
petroleras, americanas en particular, ventajas considerables, yendo
incluso hasta abandonar en la práctica la propiedad del subsuelo al
mejor postor. Hocine Malti se preguntaba entonces, de forma totalmente
justificada, sobre la anulación (muy mal acogida en Washington) de
las cláusulas más conflictivas de esta ley: « ¿Cuál ha sido el
papel de la mafia político-financiera en todo este embrollo? Se dice
en los círculos empresariales, que a partir del momento en que la ley
05-07 garantizaba a las empresas extranjeras una participación mínima
del 70 % sobre toda parcela que codicien, el papel de los padrinos
argelinos, aquellos quienes desde hace tiempo meten sus zarpas en el
sector petrolífero, aquellos que consideran este sector como su
propiedad personal, aquellos que sólo permiten la participación de
sociedades x o y si vienen a "escupir en su cazoleta”, estos
padrinos verían disminuir su papel considerablemente, incluso
desaparecer totalmente. Entonces, bajo la cobertura del patriotismo
económico, habrían hecho campaña por un retorno al sistema que les
ha permitido introducir en Argelia tal o cual compañía petrolífera
y acumular así fortunas considerables (32)».
Igualmente, en el
plano militar estos « responsables » comenzaron a tomar sus
distancias en relación con la superpotencia mundial. Las
especulaciones alrededor de la habilitación de una base militar
estadounidense o de la OTAN se han cortado de golpe con el claro
rechazo del ministro de Asuntos Exteriores – expresado en la radio
argelina el 3 de marzo y reiterado algunos días más tarde ante el
general Raymond Hénault, presidente del Comité Militar de la Alianza
Atlántica. Esta declaración no contradice necesariamente la realidad
de la existencia de dicha base. Pero muestra que aquellos que tiran
los hilos del gobierno buscan ahora, en su mayoría, desmarcarse –al
menos verbalmente, de una orientación claramente pronorteamericana.
Esta posición concuerda con el rechazo expresado a una integración
de Argelia al proyecto de creación de un comando general en África
(Africom) previsto para septiembre de 2007 (según una declaración
del ministerio de defensa, Argelia sólo habría enviado un oficial
superior del ejército –y no su jefe de estado mayor – al
encuentro organizado a principios de marzo en Dakar por el comandante
en jefe de las fuerzas americanas en Europa (33).)
Enfin, desde 2005,
asistimos a un espectacular estrechamiento de relaciones con Rusia,
que se ha convertido en el plano militar en el primer socio estratégico
de Argelia, con un contrato de compra de armas de más de 15 mil
millones de dólares (34) . Un escándalo (éste no mediatizado) ha
contribuido, por otro lado, al estrechamiento de las relaciones
militares con Rusia, en detrimento de los Estados Unidos: durante el
verano de 2006, los servicios de información militares rusos
revelaron a los jefes del DRS el trucaje, por parte de los servicios
americanos, de los sistemas de comunicación sofisticados comprados a
los Estados Unidos por la firma Brown & Roots Condor por cuenta
del general del estado mayor. Según el periodista independiente
Madjid Laribi, quien reveló el asunto, estas « valijas de comando »,
que permiten asegurar y controlar todas las comunicaciones militares,
estaban en realidad « permanentemente conectadas con los sistemas de
inteligencia electrónico estadounidenses e israelíes (35) » !
Pero el acercamiento
con Rusia – discretamente aprobado por Francia – se manifiesta
igualmente en el plano económico: las grandes compañías petroleras
y gasíferas rusas (Gazprom, Lukoil, Rosneft, Stroytransgaz...)
desarrollaron (o proyectan hacerlo) asociaciones con Sonatrach para la
explotación de los hidrocarburos argelinos, hasta entonces una presa
(casi) reservada a las firmas americanas (36) . Y el proyecto de una
« OPEP del gas » alrededor de una alianza argelino-rusa ha saltado
en los titulares de estos últimos meses (sobre todo durante la reunión
del Foro de países exportadores de gas que tuvo lugar en Doha en
abril de 2007), aunque todavía queda por concretar (37).
La exacerbación
de la lucha de clanes
Este contexto explica
la exacerbación en el seno del poder argelino de las luchas de clanes
por el reparto de las riquezas. Desde 2006, esta lucha se ha
manifestado de numerosas maneras. Testimonio de ello es, por ejemplo,
el tenebroso « affaire Zendjabil » – que evidentemente se ha
quedado sin continuación –, que saltó a la primera plana de la
prensa argelina en el otoño de 2006. Después de la rendición de
este « barón de la droga » responsable de importantes tráfico en
el Oranesado, veremos, algo extraordinario, a la periodista Salima
Tlemçani – conocida por su cercanía con el general Tewfik y, más
recientemente, del jefe de la policía Ali Tunsi – cuestionar en El
Watan al antiguo jefe de la 2ª región militar, el poderoso Kamel
Abderrahmane, como el verdadero responsable de estos tráficos (38).
Pero sin duda es el
GSPC, o al menos la cómoda etiqueta que representa, el que ha sido
desde 2006 el instrumento privilegiado de los « mensajes » más o
menos sangrantes que se remiten los diferentes clanes del poder,
restableciendo de este modo las « costumbres » de la gestión de
crisis de los años 1990, sin que sea todavía posible discernir qué
clan está detrás de tal o cual acción – el del general Tewfik
dispone sin ninguna duda de una gran ventaja gracias al control que
ejerce desde hace tiempo sobre las « tropas » de GSPC.
Un caso ejemplar es
el del atentado cometido el 10 de diciembre de 2006 en Bouchaoui
(cerca de Argel) contre un autobús que transportaba trabajadores de
la sociedad Brown Root & Condor (BRC). El lugar (ultra-protegido)
y las circunstancias de este ataque indican que sus responsables
fueron a buscar en un lugar distinto a los maquis de Boumerdès
(supuesto feudo del GSPC). Creado en 1994, BRC es una joint-venture
entre Sonatrach (51 %) y la estadounidense Kellogg Brown & Root
(49 %, filial « ingeniería » de Halliburton), en la cual estaría
fuertemente implicado el alto comando del DRS. Se hablaba mucho de
esta sociedad en la prensa desde hacía algunos meses por medio de
filtraciones orquestadas por próximos a la presidencia, a propósito
de las sobrefacturaciones de sus prestaciones: « Le han concedido los
proyectos más importantes sin someterlos, como estipula la ley, a
licitaciones. De este modo a la BRC le adjudicaron ilegalmente la
mayor parte de los mercados, que no son los menores, de la Sonatrach,
de la Defensa nacional, del ministerio de la Energía y de las Minas y
otros proyectos industriales e inmobiliarios, pues la sociedad en
cuestión hace de todo en Argelia (39)».
El atentado del 10 de
diciembre fue reivindicado por el GSPC – que incluso difundió por
Internet un vídeo de la acción. ¿Pero se trata realmente del «
verdadero GSPC », éste controlado por los hombres del general
Tewfik? Algunos periódicos transmitieron esta reivindicación sin
tomar distancia. Pero curiosamente fue puesta en duda por otros, como
El Watan, mediante la pluma de la misma Salima Tlemçani : « Este
atentado ha suscitado numerosos interrogantes sobre las circunstancias
inquietantes en las cuales ha tenido lugar. El objetivo que se ha
buscado con este ataque es visiblemente el impacto mediático que
producirá, sobre todo en el plano internacional. La sociedad BRC, hay
que recordarlo, estuvo, este verano, en el centro de un gran escándalo
que alimentó la prensa nacional. Se ha presentado una demanda,
siguiendo instrucciones de la presidencia, en el parquet de Bir Mourad
Raïs. Se tomó esta decisión después de las conclusiones de dos
misiones de control, una de la inspección de finanzas, y otra del
tribunal de cuentas. La instrucción judicial sobre este asunto continúa
todavía, pero nada se ha filtrado oficialmente. Tantas razones que
hacen temer que el atentado pueda llevar la marca de la mafia político-financiera
(40)».
Consecuencia de estas
luchas intestinas: desde entonces es cuestión de disolver la BRC y en
marzo de 2007, su presidente habría sido inculpado por «
inteligencia con una potencia extranjera » y encarcelado en la prisión
militar de Blida (41) – sabiendo que se trata en este caso de un próximo
del general Tewfik, podemos medir la dimensión del conflicto. Los
pormenores del affaire BRC están lejos de ser elucidados. Pero su
sorprendente mediatización y el atentado del cual la empresa ha sido
objeto deben ser vistos como un síntoma de la crisis del poder: este
bastión notorio del « clan Tewfik » ya no es invulnerable.
También, a los
factores estructurales de su fragilización que acabamos de evocar, se
añade otro más coyuntural, pero no menos decisivo: la enfermedad del
presidente Buteflika. Desde su hospitalización en Val de Grâce en
noviembre de 2005, su salud es frágil y su supervivencia incierta. De
ahí la preocupación, desde entonces, de sus mentores militares por
encontrarle un sucesor que asegure la credibilidad de su fachada
civil, esencial para ellos. La solución está lejos de ser evidente y
constituye otra fuente de conflictos en el seno de los clanes de la
“cúpula” militar: quién será mañana la nueva « marioneta »
que garantice directamente sus intereses de cara a la comunidad
internacional, manteniendo una apariencia de credibilidad en el plano
interno?
¿«Todo debe
cambiar para que nada cambie»?
Es a la luz de esta
sucesión de acontecimientos que deben analizarse los atentados del 11
de abril y el papel que habría jugado en él el GSPC. La multiplicación,
en los días que le sucedieron, de declaraciones poco habituales de
ciertos responsables políticos y de « artículos codificados »
frecuentemente contradictorios en una prensa argelina siempre
estrechamente controlada por los diferentes « círculos del poder »
muestra por lo menos, por su carácter excepcional, que estos
atentados constituyen una fase aguda de la lucha de clanes en la
cumbre. Y han sido ordenados para alcanzar, como de costumbre, varios
objetivos a la vez en un juego complejo de billar a múltiples bandas,
por uno de los clanes del poder – muy probablemente por aquel que
sigue siendo el más poderoso, aunque esté debilitado, el clan del
general Tewfik.
Primer indicio de la
manipulación: el supuesto papel de tres « kamikazes » que habrían
conducido los coches bomba. Horas después de los atentados, un
comunicado de Al-Qaida del Maghreb los reivindicaba y difundía las
fotos de estos « kamikazes ». Pero seis días más tarde, el
ministro del Interior, Yazid Zerhouni, próximo de Buteflika,
declaraba: « La pista del kamikaze, que ha apuntado principalmente al
Palacio de gobierno, no es plausible. […] Creo que les han encargado
de una misión y después se les ha hecho explotar para no dejar ningún
rastro (42)».
Como prueba de ello,
sostiene que los « kamikazes » no tendrían ninguna relación con la
religión (según la prensa, se trata sobre todo de Merouane Boudina,
responsable del ataque del Palacio de gobierno) y que un mecanismo de
mando a distancia se habría encontrado en el coche que sirvió en el
atentado del Palacio de gobierno (donde se encuentran las oficinas del
propio ministro Zerhouni y del jefe de gobierno Abdelaziz Belkhadem,
posible sucesor de Buteflika, ambos directamente aludidos (43) ). El
segundo « kamikaze », Mouloud Ben Chihab, habría sido identificado
como « desaparecido» (sobreentendido: secuestrado por el DRS) en
1995 (44) . Finalmente, « uno de los tres kamikazes presentados por
la organización Al-Qaïda del Maghreb islámico […] como autores de
los atentados suicidas […], Abou Doudjana en este caso, era compañero
de Amari Saifi, alias Abderrazak El Para, “émir” de la zona 9 de
esta organización terrorista (45) ». Poco tiempo después, como para
desacreditar los círculos en el origen de estas informaciones, la
opinión pública aprende que « fuerzas de seguridad relacionadas con
las investigaciones sobre las explosiones del 11 de abril en la
capital, han excluido la identificación de los dos kamikazes que
hicieron explotar la comisaría de Bab Ezzouar (46) ».
El « mensaje »
entregado por todas estas informaciones, tal vez exactos pero
imposibles de verificar, es en todo caso fácilmente decodificable por
los habituados a la “corte” argelina: es el DRS quien está detrás
de los atentados del 11 de abril. Lo que es probablemente la verdad,
destilada principalmente por…los mismos jefes del DRS, para
“firmar” su crimen ante los ojos de sus adversarios en el seno de
la cúpula.
Otro indicio evidente
de la manipulación: las manifestaciones « populares » organizadas
en todo el país por el poder el 18 de abril de 2007 y anunciadas
desde la víspera como el fruto de « cálculos políticos
inconfesados (47) ». Cuidadosamente encuadradas, en presencia de una
gran parte de los barones civiles enfeudados a los “ decideurs ”
militares, estas manifestaciones con lemas convenidos (« No al
terrorismo! », « Sí a la reconciliación ! ») se presentaron como
un homenaje (envenenado) a la « política del presidente Buteflika »,
objeto de una terrible « agresión » del extranjero.
Esta confusión es
muy típica de las situaciones inquietantes de recomposición « a la
argelina » de las alianzas con un trasfondo de violencias
orquestadas. En muchos aspectos, la operación del 11 de abril
recuerda la de las manifestaciones salvajemente reprimidas de octubre
de 1988, fruto de una manipulación particularmente retorcida del clan
del general Larbi Belkheir para asegurar su hegemonía (48) . El
objetivo de esta maniobra, como sabemos hoy, era claro: dar una «
patada en el hormiguero » del sistema, con el fin de « cambiar todo
para que nada cambie ». Recuerda también el período particularmente
doloroso de las masacres de las poblaciones civiles de los años
1996-1998, que permitió al mando militar de la época de excluir
definitivamente toda solución pacífica, como la preconizada por los
partidos de oposición reunidos en torno a la plataforma de Roma de
enero de 1995. Por su repercusión mediática, sacrificando de nuevo cínicamente
a vidas inocentes, los atentados del 11 de abril parece que siguen la
misma lógica, si bien el « éxito » de esta operación está lejos
de estar asegurado, mientras el « sistema » se queda sin aliento.
Notas:
1 Ver Omar Benderra,
François Gèze, Salima Mellah, « L'“ennemi algérien” de la
France : le GSPC ou les services secrets des généraux ? », 23 julio
2005,
http://www.algeria-watch.org/fr/article/tribune/ennemi_algerien.htm.
2 « Le GSPC de
nouveau une menace ? », Le Jeune Indépendant , 6 mars 2007.
3 L'Expression , 20
de diciembre de 2006.
4 Liberté , 14 de
marzo de 2007.
5 La Croix , 8 de
mars de 2007.
6 « Les limites de
la stratégie d'Al-Qaida en Algérie », Liberté , 12 de mars de
2007.
7 Jeune Indépendant
, 14 de abril de 2007.
8 El Watan , 15 de
abril de 2007.
9 « Des compagnies
US s'intéressent aux mégaprojets pétrochimiques de Sonatrach »,
Liberté , 25 de septiembre de 2006.
10 « Une base
militaire américaine installée dans le Sud », Liberté , 1 de
agosto de 2005.
11 Ver la entrevista
con Peter F. Mulrean, director de la Oficina Regional « Iniciativa de
asociación con el Medio Oriente » (MEPI), Le Quotidien d'Oran , 23
de octubre de 2004.
12 Hocine Malti, «
De la stratégie pétrolière américaine et de la loi algérienne sur
les hydrocarbures », Le Quotidien d'Oran , 9-10-11 de julio de 2005,
http://www.algeria-watch.org/fr/article/analyse/malti_strategie_petroliere.htm.
13
Ver en particular la buena síntesis de Jeremy Keenan, « Waging War
on Terror : the Implications of America's “New Imperialism” for
Saharan Peoples », The Journal of North African Studies , vol. 10, n°
3-4, sept.déc. 2005.
14 Tribune , 5 de
marzo de 2005.
15
Djamaledine Benchenouf, « Kif, pouvoir et trabendo », Algeria-Watch,
27 mai 2006,
http://www.algeria-watch.org/fr/article/tribune/benchenouf_kif.htm.
16 « El Para condamné...
par contumace », El Watan , 26 de junio de 2005.
17 Le Jour d'Algérie
, 1 de abril de 2007.
18 Liberté , 30 de
enero de 2007.
19 Ver principalmente
Omar Benderra, François Gèze, Salima Mellah, « L'“ennemi algérien”
de la France : le GSPC ou les services secrets des généraux ? »,
loc. cit.
20 Ver Lounis Aggoun
y Jean-Baptiste Rivoire, Françalgérie, crimes et mensonges d'États.
Histoire secrète, de la guerre d'indépendance à la « troisième
guerre » d'Algérie , La Découverte, Paris, 2004, p. 365-367.
21 Mounir B., «
Nabil Sahraoui et trois de ses adjoints abattus », Le Quotidien
d'Oran , 21 de junio de 2004.
22 « Favorable au
projet d'amnistie générale, Hassan Attab exclu du GSPC », El Watan
, 13 de febrero de 2005.
23 « L'“émir”
national du GSPC abattu par ses rivaux », Le Jour d'Algérie , 31 de
mayo de 2005.
24 Ver sobre todo:
Mohammed Samraoui, Chronique des années de sang. Algérie : comment
les services secrets ont manipulé les groupes islamistes , Denoël,
Paris, 2003.
25 Para un análisis
de los resortes de esta manipulación, ver: Observatorio mauritano de
los derechos humanos, « Impasse politique et réflexes sécuritaires
en Mauritanie », julio de 2005, p. 16-17 et 25,
http://www.conscienceresistance.org/memo_rim_terrorisme.pdf ; y también
Salima Mellah, « Terrorismus im Dienste der Großmächte ? »,
septiembre de 2005,
http://www.algeria-watch.org/de/infomap/32/aw_mellah.html.
26 Mientras después
del secuestro de los turistas en el Sahara y las ofensivas militares
desplegadas en el norte del país, las autoridades argelinas avanzaban
la cifra de 250 elementos activos en su seno ( Le Quotidien d'Oran ,
20 mars 2004) , más tarde, el ministro del interior anunciaba que
alrededor de 500 hombres armados estaban todavía activos. A finales
de mayo de 2006 todavía se anunciaba la eliminación de una quincena
de los jefes del GSPC ( El Watan , 30 de mayo de 2006).
27 « Qui contrôle réellement
le GSPC, Al-Qaida ou le DRS ? », Risques Internationaux , 11 de
diciembre de 2006.
28 Ver principalmente
el resumen de Lounis Aggoun y Jean-Baptiste Rivoire, Françalgérie,
crimes et mensonges d'États , op. cit.
29 Ver Salima Mellah,
Les massacres en Algérie, 1992-2004 ,
http://www.algerie-tpp.org/tpp/pdf/dossier_2_massacres.pdf ; y Y.
Bedjaoui, A. Aroua, M. Ait-Larbi, An Inquiry into the Algerian
Massacres , Hoggar, Genève, 1999.
30 Para un análisis
detallado, ver François Gèze, « Armée et nation en Algérie :
l'irrémédiable divorce ? », Hérodote , n° 116, « Armées et
nations », 1 er trimestre 2005.
31 Ver Algeria-Watch,
« L'autoamnistie des généraux criminels est inconstitutionnelle et
illégale »,
http://www.algeria-watch.de/fr/aw/autoamnistie_generaux.htm.
32 Hocine Malti, «
Exit la loi sur les hydrocarbures ? », Algeria-Watch, 16 de julio de
2006,
http://www.algeria-watch.org/fr/article/analyse/exit_loi_hydrocarbures.htm.
33 Le Quotidien
d'Oran , 4 de marzo de 2007.
34 El Watan , 1 de
abril de 2007.
35 Madjid Laribi, «
Brown & Root Condor : une holding “militaro-énergétique” »,
Le Maghrébin , 13 de noviembre de 2006 (consultable à l'adresse :
http://www.algeria-watch.org/fr/article/eco/corruption/brc_holding.htm).
36 Safia Berkouk, «
Après le renforcement des relations énergétiques avec la Russie :
l'Algérie déterminée à maintenir son influence sur le marché
mondial du gaz », Le Jeune Indépendant , 4 de febrero de 2007.
37 Safia Berkouk, «
L'idée d'une OPEP du gaz débattue hier à Doha », Le Jeune Indépendant
, 10 de abril de 2007.
38 Salima Tlemçani,
« Cinq ans après, Kada Hazil demande toujours une enquête », El
Watan , 30 de octubre de 2006. Para más detalles sobre este escabroso
asunto, ver los artículos de Djamaleddine Benchenouf, en particular,
« Affaire Zendjabil : le juge d'instruction demande des instructions
», Algeria-Watch, 11 de septiembre de 2006,
http://www.algeria-watch.org/fr/article/tribune/zendjabil_juge.htm.
39 Madjid Laribi, «
¿Qué esconde el dossier Brown Root & Condor », Le Maghrébin ,
9 octobre 2006 (consultable à l'adresse :
http://www.algeria-watch.org/fr/article/mil/sale_guerre/dossier_brc.htm
).
40 Salima Tlemçani,
El Watan , 11 de diciembre de 2006.
41 « Le P-DG de BRC
sous mandat de dépôt », Le Jour d'Algérie , 1 de abril de 2007.
42 Le Jeune Indépendant
, 17 de abril de 2007.
43 Ibid.
44 Ech-Chourouk , 17
de abril de 2007.
45 « L'un des
kamikazes était un compagnon d'El Para », Le Jour d'Algérie , 14 de
abril de 2007.
46 El Khabar , 19 de
abril de 2007.
47
Omar Berbiche, « Marches et meetings à travers l'Algérie. La
société face au péril terroriste », El Watan , 17 de abril de
2007.
48 Lounis Aggoun et
Jean-Baptiste Rivoire, Françalgérie, crimes et mensonges d'États ,
op. cit ., p. 116-13.
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