La
ONU en el Líbano
El
cementerio del elefante
Por
Alberto Cruz
CEPRID, septiembre de 2007
En
el 2002 personajes como Robert Kagan o Michael Ignatieff decían:
EE.UU. debe "actuar al margen de la ONU cuando no nos sea útil y
recurrir a ella cuando sirva a nuestros intereses".
El
campo central de la guerra ideológica que se libra en Oriente Medio
es Líbano. Por mucho que los medios estadounidenses reflejen en sus páginas
la situación en Irak (no hay que olvidar que lo único que les
preocupa es el número de sus soldados muertos) no es en este país árabe
donde se está jugando el futuro de la zona, sino en un pequeño país
mediterráneo, también árabe: Líbano. Y lo es desde que hace un año
se produjo el hecho más importante en lo que va de siglo XXI: la
derrota de Israel en la segunda guerra de Líbano. Con ella no sólo
de frustraban los planes neocoloniales de EEUU –ya bastante
debilitados por la guerra de Irak– de crear un "nuevo Oriente
Medio" sumiso a las pretensiones imperialistas y formado por las
distintas concepciones religiosas, etnias y razas siempre en
conflicto, carentes de un poder central fuerte y que, al ser más débiles,
aceptarían de buen grado la presencia estadounidense "sine die",
sino que se derrumbaba el fin del mito de la invencibilidad del
todopoderoso Tsaal y, con él, se iniciaba el proceso que ahora está
en marcha y que no es otro que los pueblos han adquirido conciencia de
que pueden tomar en sus manos su propio futuro. Es el origen de la
situación que vemos hoy día en Líbano, en Palestina y en Irak,
aunque en este último país viene de un poco más lejos y está
trufada de múltiples variantes.
En
esta guerra ideológica está interviniendo todo el mundo: Francia,
Rusia, EEUU, Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Siria, Irán, la siempre
inoperante e ineficaz Liga Árabe y hasta el pacato gobierno español,
convertido en correveidile de la Administración Bush en Afganistán y
Líbano tras un primer gesto honesto y valiente como fue el retirar
las tropas del Irak ocupado. Todos estos actores, si hacemos excepción
de Rusia, que mantiene un acuerdo político–económico–militar con
Siria y acaba de recibir a los principales dirigentes de Hamás,
representan su papel con un mismo guión: el control de lo que
consideran "amenaza shíi", dando por buena la estrategia
diseñada por el Pentágono en 2006 y que se conoce como "las
fronteras de la sangre" (1), y evitar la influencia de Siria e Irán
en la zona.
Mal
guión, pero con un impresionante presupuesto que garantiza buenos
efectos especiales. El padrino, el gran productor ofrece cerca de
60.000 millones de dólares (46.000 millones de euros) que garantizan
un buen espectáculo, con la salvedad que los muertos en este caso no
serán de ficción, sino reales. Armar a saudíes, egipcios, jordanos,
a los países del Golfo y a Israel no es ninguna quimera.
Por
una parte, se tranquiliza a unos regímenes que sienten cada vez más
en su nuca el aliento de sus pueblos y, por otra, se otorga un balón
de oxígeno a la propia economía estadounidense revitalizando el
complejo militar–industrial e intentando retrasar, de esta forma, el
anunciado declive económico. Un declive que se anuncia como inmediato
tras la crisis del sector inmobiliario estadounidense pero que aún no
es tal. Ya en 2004, como consecuencia de los gastos que ocasionaba la
guerra de Irak, los economistas estadounidenses vaticinaron que su país
podía vivir en una situación de déficit estructural hasta 2009. Por
su parte, los economistas europeos consideran que esa crisis llegará
cuando la tasa de cambio del dólar respecto al euro alcance la
proporción de 1'50 dólares por un euro (2). En enero de 2007 la
cotización era de 1 euro=1'32 dólares. Ocho meses después se sitúa
en 1 euro=1'36 dólares. Crisis sí, pero no por ahora mientras China
no diga lo contrario: por el increíble monto de reservas de dólares
que tiene, la llave de la crisis mundial está en sus manos..
Sigamos
con Líbano. Tanto el guión de esta película de temática árabe
como el movimiento entre bambalinas ponen de manifiesto que el gran
padrino estadounidense está muy preocupado. No es capaz de salir del
atolladero iraquí, ve cómo se le rompe su estrategia en Palestina y
sólo puede ofrecer un posible triunfo en Líbano –imponiendo un
claro tutelaje internacional– para que su megalomanía imperial no
se derrumbe como un castillo de arena en la playa al ser alcanzado por
el agua. De ahí el empecinamiento que ha puesto en este pequeño país
y, de ahí, el abuso que está haciendo de la ONU para ofrecer una pátina
de legitimidad internacional a su política.
A
las órdenes del gran patrón
La
administración Bush se ha caracterizado por demoler todo el sistema
multinacional amparado por la ONU, especialmente tras la invasión y
ocupación neocolonial de Irak, pero ahora le utiliza con el descaro
de los bravucones. Ya lo apuntaron en el año 2002 personajes como
Robert Kagan o Michael Ignatieff: "actuar al margen de la ONU
cuando no nos sea útil y recurrir a ella cuando sirva a nuestros
intereses". Ellos fueron los ideólogos de la Nueva Estrategia de
Seguridad que pomposamente presentó Bush en septiembre de ese mismo año
y que sancionó el concepto de la famosa "guerra
preventiva". Con Irak prescindieron de la ONU, con Líbano la están
utilizando hasta la náusea.
Por
lo tanto, nada de lo que hace la ONU en los últimos tiempos es
inocente, y mucho menos en el tema libanés. Sólo en los últimos
cuatro años, el antidemocrático Consejo de Seguridad –en tanto en
cuanto se mantenga el derecho de veto y se impida la ampliación
democrática de otros miembros con carácter permanente– del
organismo multinacional ha aprobado 26 resoluciones sobre Líbano, lo
que hace un promedio de 6 resoluciones al año, una cada dos meses. No
es un mal promedio, superado sólo por países africanos como Costa de
Marfil, Liberia, Sudán o Congo. Ni siquiera Irak recibe tal promedio
de resoluciones del CS (sólo 9 se han aprobado sobre este país en
guerra desde 2004, índice que hemos tomado con Líbano desde la
primera resolución que nos ocupa en este tema, la 1559), lo que apoya
la afirmación realizada al principio de este artículo: Líbano es en
estos momentos mucho más importante estratégicamente para EEUU que
Irak.
Si
bien el plan de dominación de Oriente Medio se inició con la
consigna de "lucha contra el terrorismo" tras el 11–S y
las guerras de Afganistán e Irak, el eslabón más débil dentro del
plan de reordenación estratégica en el que se incluía también a
Arabia Saudí y Egipto (Plan de Asociación EEUU–Mundo Árabe,
presentado por Condolezza Rice el 12 de diciembre de 2002), y con la
pretensión de buscar una solución definitiva al problema palestino
de acuerdo con los intereses de Israel, el fracaso en Irak decidió el
vuelco hacia Líbano. Es evidente que sin la lucha de los patriotas
iraquíes este plan hubiese tenido éxito en un primer momento, por lo
que la ralentización del mismo hay que ponerlo en el haber de los
patriotas iraquíes. Pero son los patriotas libaneses quienes lo han
paralizado tras su triunfo en la guerra del pasado verano,
amplificando las dificultades imperialistas.
De
esas 26 resoluciones de la ONU, 9 son técnicas, es decir, se limitan
a ampliar el mandato para que las fuerzas de la FINUL continúen en
territorio libanés supuestamente para velar por el respeto de la Línea
Azul (frontera entre Líbano e Israel) y, desde agosto de 2006, por el
cese de hostilidades tras la segunda guerra del pasado verano. El
resto son claramente políticas. Desde que en octubre de 2004 se
aprobase la Resolución 1559 (exigiendo a Siria retirar sus tropas de
Líbano, el desarme de las milicias palestinas que protegen los campos
de refugiados y de la organización armada de Hizbulá), y a excepción
de las que hacen referencia a un tribunal internacional que investigue
la muerte en atentado de Rafik Hariri, ex primer ministro libanés,
todas tienen este mismo común denominador, aunque tras la aprobación
de la R1701 (agosto de 2006) con la que se estableció el "cese
de hostilidades" se suele incluir un nuevo argumento: desde Siria
fluyen armas hacia los grupos palestinos y Hizbulá, por lo que las
fronteras no son seguras y hay que terminar con ello.
Este
es, también, el argumento de la última iniciativa, una declaración
presidencial –aprobada el pasado 3 de agosto– que va a ser el
preludio de una nueva resolución en la que se acoja la intervención
internacional en la frontera de Líbano con Siria. El presidente de
turno del CS de la ONU es el representante de la República Democrática
de Congo, un hombre más permeable a las presiones estadounidenses que
sus antecesores, los embajadores chino y sudafricano. Merece la pena
señalar que Sudáfrica se ha opuesto en reiteradas ocasiones a las más
duras resoluciones que tanto Francia como EEUU y Gran Bretaña han
presentado sobre Líbano, logrando su suavización. De hecho, la
actitud sudafricana es calificada por la prensa estadounidense como
"traición" (3) no sólo por lo que se considera
"obstrucción" de las iniciativas estadounidenses en la ONU,
sino por su relación con Irán y el hecho de que hace un año, con la
segunda guerra de Líbano, la ministra de Asuntos Exteriores de ese país
africano, Nkosazana Dlamini Zuma, se mostrase solidaria con la lucha
de Hizbulá frente a la "agresión israelí".
Pues
bien, con un presidente del CS de la ONU más dócil EEUU y Francia
han logrado la aprobación de una declaración que en sus aspectos más
importantes recoge "el pleno apoyo al gobierno legítimo y democráticamente
elegido del Líbano" (otra vez el argumento de la pretendida
legitimidad democrática, eludiendo que según la constitución tras
la dimisión de los ministros shíies y un cristiano el gobierno no
tiene capacidad alguna para tomar decisiones), "expresa su seria
preocupación por las violaciones del embargo de armas a lo largo de
la frontera sirio–libanesa" (mencionando de forma expresa a
Hizbulá, al Frente Popular de Liberación de Palestina–Comando
General y a Fatah Intifada) y muestra su "profunda preocupación"
por los soldados israelíes capturados por Hizbulá en julio de 2006,
pidiendo "que sean devueltos de inmediato y sin
condiciones". O sea, lo de siempre. Máximo cuando se limita a
regañar a Israel por el aumento de las violaciones del espacio aéreo
libanés y le "alienta" a resolver la cuestión de los
prisioneros libaneses detenidos en sus cárceles. Alentar no es
conminar, como sí hace con Hizbulá.
La
ofensiva imperialista sobre Líbano: una cronología reciente
Al
imperialismo le preocupa, y mucho, la situación en Líbano. A finales
de septiembre se tienen que celebrar elecciones presidenciales y, según
la constitución, el canditado tiene que ser un cristiano. Por lo
tanto, sólo hay tres candidatos posibles: uno del bloque neoliberal
–a su vez dividido y con tres precandidatos– que apoya al primer
ministro Fouad Siniora; otro del bloque opositor que se articula
alrededor de Hizbulá y cuya cabeza visible es Michel Aoun; y un
tercero, que podría ser el candidato de consenso, el actual jefe del
Ejército Michel Suleiman. Los dos últimos no son del agrado de EEUU,
aunque vería en Suleiman el mal menor. No hay que olvidar que, en
contra de la versión oficial del gobierno, Suleiman ha negado que
detrás de la organización Fatah al Islam, con la que el Ejército
libanés mantiene un duro enfrentamiento en el campo de refugiados
palestinos de Narh al Bared desde el mes de mayo, esté Siria (4). Y
dijo algo más: [Fatah al Islam] es un rama de Al Qaeda que había
planeado utilizar Líbano y los campos de los [refugiados] palestinos
como asilo seguro para lanzar sus operaciones en Líbano y al
exterior". Un desmarque oportuno respecto del gobierno de Siniora
y un guiño claro a Hizbulá, con quien había tenido desencuentros
tras el comunicado en el que este movimiento político–militar había
dejado patente su posición al comienzo de los combates en el campo de
refugiados palestinos de Narh al Bared (5).
Por
lo tanto, todos los pasos que se están dando llevan como común
denominador el objetivo de controlar Líbano. Conviene hacer un
exhaustivo repaso cronológico de las iniciativas que se han puesto en
marcha y que cada quién saque las conclusiones oportunas:
a)
7 de mayo: informe del secretario general de la ONU, Ban Ki–moon,
sobre Líbano repitiendo los argumentos que desde el fin de la guerra
del verano de 2006 quieren convertir en realidad y que son, en síntesis,
los de la penúltima iniciativa del presidente de turno del CS reseñados
más arriba. El informe de Ban Ki–moon se daba a conocer tras el
fracaso de la pretensión de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña
de que el Consejo de Seguridad aprobase una nueva resolución sobre Líbano
reforzando al gobierno de Siniora y acusando a Siria e Irán de
continuar apoyando con armas y dinero a Hizbulá. El intento de
aprobar dicha resolución fue parado por Rusia y China, así como por
otros países miembros del CS de la ONU como Ghana y Sudáfrica. En el
borrador que fue parado se pedía que el CS de la ONU formase una
"misión independiente" formada por "un comité de
expertos de la ONU" para controlar la frontera (6). Una misión
que iba a estar compuesta por países europeos y a la que se invitaba
a egipcios y jordanos, los dos únicos países árabes de la zona que
mantienen relaciones diplomáticas con Israel.
b)
10 de mayo: el gobierno de Siniora firma un acuerdo con el FMI para
supervisar el gasto del Estado libanés, lo que fue duramente
criticado por Hizbulá, Amal y el Movimiento Patriótico Libre (la
organización mayoritaria dentro de los cristianos y compuesta en su
mayor parte por la clase media y media–baja de esta religión). Este
acuerdo pretendía ser el colchón que calmase los ánimos de los países
que comprometieron una ayuda de 8.000 millones de dólares en la
conferencia que se celebró en París en enero, justo en unos momentos
en los que el país estaba paralizado como consecuencia de una serie
de huelgas contra las medidas neoliberales del gobierno.
c)
20 de mayo: aparición del grupo islamista Fatah al Islam y comienzo
de los combates en el campo de refugiados palestinos de Narh al Bared.
Desde ese día tanto las fuerzas que apoyan al gobierno de Siniora
como sus patronos occidentales se han apresurado a acusar a Siria de
estar detrás de este grupo con el objetivo, según ellos, de
dificultar la puesta en marcha del tribunal internacional que
investiga la muerte del primer ministro Rafiq Hariri. Desde hace casi
dos años el tema Hariri (un multimillonario sunita estrechamente
vinculado al régimen saudí y, en concreto, al principe Bandar bin
Sultan, hoy Consejero de Seguridad de Arabia Saudí) es la única
explicación que tiene el gobierno para explicar lo que pasa en Líbano
y que no es más que una muestra de su seguidismo hacia las políticas
neoliberales diseñadas por el FMI y el BM y su propia corrupción e
incompetencia. De hecho, y según los sindicatos libaneses, aún
existen 200.000 refugiados internos del millón de personas que se
vieron obligadas a abandonar sus casas ante los bombardeos israelíes,
unos 120.000 trabajadores han perdido sus empleos tras la guerra y la
reconstrucción de las zonas bombardeadas de mayoría shií sigue en
manos de Hizbulá, sin que el Estado haya hecho acto de presencia.
d)
30 de mayo: el CS de la ONU aprueba la Resolución 1757 que establece
un tribunal internacional para perseguir y llevar a juicio a los
responsables del atentado contra Rafiq Hariri. Lo hace amparándose en
el Capítulo VII de la Carta Constitucional de la ONU (que incluye el
derecho a usar la fuerza) y está dirigida contra Siria.
e)
2 de junio: a instancias del gobierno, se despliegan 300 integrantes
de las Fuerzas de Seguridad Interna a lo largo de la frontera
Siria–Líbano para asistir al ejército libanés en tareas de
supervisión de la frontera. Esas fuerzas son leales a Saad Hariri,
hijo del ex ministro asesinado y hombre fuerte de la coalición que
respalda a Siniora y son conocidas en Líbano como "la milicia de
Hariri". Tras el fin de la guerra recibieron 60 millones de dólares
de EEUU (7). Semanas más tarde, también llegaría una ayuda militar
estadounidense al Ejército libanés.
f)
11 de junio: el enviado de la ONU para Oriente Medio, Terje Roed–Larsen,
presenta un informe al CS el que muestra su "profunda preocupación
por el movimiento ilegal de armas" en la frontera con Siria. Este
hombre, de conocidas simpatías por Israel, no ocultó que se remitía
a informes en ese sentido del gobierno de Líbano, de Israel "y
de otros estados", que no mencionó.
g)
24 de junio: atentado contra las tropas de la FINUL de nacionalidad
española. Este contingente es el que tiene peor reputación entre los
habitantes del sur de Líbano debido a su agresividad a la hora de
patrullar por los pueblos de la zona y envío de equipos de
reconocimiento a colinas y lugares frecuentados por los aldeanos en búsqueda
de posiciones de Hizbulá y escondites de armas. No obstante, el
atentado hay que entenderlo como una acción dirigida contra los
intereses de Hizbulá y la estabilidad que se vive en el sur del país,
al contrario de lo que está sucediendo en el norte con los combates
de Narh al Bared y la inestabilidad de Trípoli.
h)
28 de junio: Ban Ki–moon publica un nuevo informe sobre Líbano en
el que se lamenta de que no se hayan puesto en práctica las medidas
acordadas en la Resolución 1701, insiste en la porosidad de las
fronteras y el envío de armas tanto a Hizbulá como a organizaciones
palestinas (citando expresamente al FLPL–CG) y regaña suavemente a
Israel por violar el espacio aéreo libanés diariamente, a veces
hasta en 20 ocasiones por jornada. La mención a las resoluciones
1559, 1680 y 1701 es reiterada en numerosas ocasiones, acusando a
Hizbulá de su incumplimiento (8).
i)
29 de junio: publicación de un informe desclasificado de la CIA en el
que se reconoce que el principal dirigente religioso shií de Líbano,
Muhammad Husain Fadlallah, fue objeto de seguimientos y que se diseñó
un plan para asesinarle en los años 80 del siglo pasado. Un atentado
contra él falló –aunque murieron varias personas y cerca de 200
resultaron heridas–. Se consideraba a Fadlallah, al igual que hoy,
el principal referente religioso de Hizbulá, no sólo de la comunidad
shíi. El informe tiene como finalidad recordar a los dirigentes de
Hizbulá que están en la mira de los servicios secretos
estadounidenses, especialmente desde que a finales del año pasado
Bush diese el visto bueno a las operaciones secretas contra Hizbulá
(9).
j)
13 de julio: el diario israelí Haaretz, citando "fuentes
oficiales del gobierno en Jerusalén" publica que "el cartógrafo
de la ONU ha transmitido a Israel que las granjas de la Shebaa son
territorio libanés, por lo que Israel debería retirarse del área y
pasaría a ser considerado territorio internacional controlado por la
FINUL" (10).
k)
16 de julio: otro ataque con bomba contra las tropas de la FINUL, esta
vez de nacionalidad tanzana. No causó más que daños materiales
leves.
l)
17 de julio: el cartógrafo de la ONU que estudia el territorio de las
granjas de la Shebaa, Miklos Pinte, estima que su extensión está
entre los 20 y los 40 kilómetros cuadrados, pero los israelíes
ocupan 70 kilómetros cuadrados (11). Este es un territorio que Líbano
reclama como propio, los israelíes dicen que pertenece a Siria y este
país dice que es territorio libanés.
ll)
18 de julio: Ban Ki–moon sale rápidamente a reconvertir la situación
y dice que la ONU "no puede confirmar que las granjas de la
Shebaa son territorio libanés" (12). Según el diario libanés
The Daily Star, "Israel ha advertido a la ONU que realizar el
mapa [de la Shebaa] podría reiniciar el conflicto [con Hizbulá]"
y cita al portavoz de la ONU en Nueva York, Farhan Haq, para echar
tierra sobre el asunto diciendo que "el cartógrafo aún no ha
terminado su trabajo". Al mismo tiempo, anuncia una visita in
situ del cartógrafo a la zona, aunque sin precisar fecha. El dócil
Ban Ki–moon tiene ante sí un tremendo dilema, puesto que si la ONU
establece que las granjas de la Shebaa son territorio libanés ocupado
por Israel, como apunta el cartógrafo, se va a conceder legitimidad a
Hizbulá como movimiento político–militar de liberación nacional,
por lo que van a quedar, de facto, anuladas todas las resoluciones que
ha venido aprobando el Consejo de Seguridad instando al desarme de la
Resistencia Islámica. De ahí la rapidez con que Ki–moon salió prácticamente
a desmentir al cartógrafo.
m)
1 de agosto: George Bush firma una orden ejecutiva, en forma de
decreto, por la que se congelan los activos financieros de personas,
instituciones y empresas que se oponen al gobierno neoliberal de Fouad
Siniora (13). Este decreto no tiene desperdicio puesto que considera
que el combate contra el gobierno de Siniora "contribuye a la
inestabilidad política y económica de Líbano y de toda la región"
y, por lo tanto, "[las personas, instituciones o empresas que lo
combaten o se oponen a él] constituyen una amenaza inusual y
extraordinaria a la seguridad nacional y a la política extranjera de
los EEUU" (apartado 1). A pocos días de las elecciones parciales
para renovar los escaños de dos diputados cristianos muertos en
atentado, es una clara provocación y una descarada injerencia en la
política interna de un país soberano, además de una amenaza explícita
para los opositores.
n)
2 de agosto: el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz
en Oriente Medio, Michael Williams, reconoce que ha mantenido
"cerca de 20 reuniones" con dirigentes de Hizbulá
referentes al intercambio de los soldados israelíes capturados el
verano pasado y los presos libaneses en cárceles israelíes (14).
Esas reuniones no dan resultado porque, por una parte, Hizbulá se
niega a un reparto por etapas, al que tan aficionados son los israelíes
(unos cuantos prisioneros liberados a cambio de que la otra parte
"se porte bien", como han hecho siempre con los palestinos)
y, por otra, porque en esas conversaciones no sólo se abordaba el
tema de los presos de una y otra parte, sino "de muchos otros
componentes", según la versión del diario Haaretz (15), aunque
no especifica cuáles.
ñ)
5 de agosto: elecciones en dos distritos de Beirut, de mayoría
cristiana. El Movimiento Patriótico Libre, organización cristiana
maronita que mantiene una alianza con Hizbulá y otras organizaciones
libanesas en contra del gobierno de Fouad Siniora, vence en uno de
ellos, Metn, frente al candidato Amin Gemayel, ex presidente del país
e histórico dirigente de la Falange Libanesa. Es de reseñar que el
escaño en cuestión había pertenecido al hijo de Gemayel, Pierre,
muerto en atentado. La correlación de fuerzas cambia y el futuro
presidente libanés no puede ser elegido sin la aprobación del MPL.
El voto de la comunidad armenia, representada en el partido Tashnag,
es decisivo y anuncia una colaboración con las fuerzas antigobierno.
El Tsahnag argumentó su voto como "una protesta contra la
marginalización [de la comunidad armenia] por parte del
gobierno" [de Siniora] (16).
o)
6 de agosto: los pro–occidentales de Siniora denuncian fraude en las
elecciones de Metn y amenazan con designar un presidente del Líbano sólo
con la aprobación de una mayoría absoluta de los parlamentarios (la
mitad más uno del número total de parlamentarios), que tienen, y no
con los dos tercios del Parlamento como indica la Constitución. La
inconstitucionalidad de tal decisión significaría la creación de un
nuevo gobierno por parte de la oposición, por lo que un sector del
gobierno, encabezado por el propio Siniora, propone como
"transición" que el primer ministro, es decir, él mismo,
asuma las prerrogativas del presidente del país.
p)
10 de agosto: el primer ministro, Fouad Siniora, se reúne con el
embajador de EEUU, Jeffrey Feltman, para analizar la situación y
discutir sobre la ayuda estadounidense al Ejército libanés.
q)
13 de agosto: el jefe del Ejército libanés, Michel Suleiman, acompañado
por el presidente del Parlamento, el shíi anti–gobierno Nabih Berri,
se reúne con el patriarca maronita para hablar de las elecciones
presidenciales y sondear la posibilidad de que el general sea un
candidato de consenso.
r)
14 de agosto: Suleiman afirma públicamente que se postula para
dirigir un gobierno interino si no se llega a un consenso para elegir
presidente. Su papel sería de transición a la espera de cómo
evolucionasen las cosas a nivel exterior, especialmente las elecciones
presidenciales de EEUU en noviembre de 2008. La oposición sólo vería
con buenos ojos esta candidatura si al mismo tiempo se estableciese un
gobierno transitorio que garantizase la celebración anticipada de
nuevas elecciones parlamentarias. Sin embargo, para que Suleiman tenga
éxito en sus pretensiones necesita tranquilidad en todos los
aspectos, por lo que es imprescindible que hayan terminado los
combates en el campo de refugiados palestinos de Nahr al Bared. De ahí
la aceleración del tema, la aceptación de las negociaciones para la
salida de los familiares de los combatientes de Fatah al Islam y el
recrudecimiento de los combates.
s)
16 de agosto: Francia presenta un borrador de resolución para el CS
de la ONU para extender un año más el mandato de la FINUL. En él se
recogen nuevas prerrogativas para las fuerzas de la FINUL, como una
mayor presencia en poblados y aldeas y un aumento de las patrullas,
reducidas al mínimo tras el atentado mortal contra las tropas españolas.
t)
24 de agosto: el Consejo de Seguridad aprueba la resolución
presentada por Francia por unanimidad. No obstante, se hubo de
suavizar el texto porque países como Rusia y Sudáfrica criticaron
que en lo que debería haber sido una resolución técnica de ampliación
del mandato de la FINUL se incluyesen "cuestiones sensibles"
como el tema de los soldados israelíes capturados por Hizbulá, a
quien la ONU califica en esta resolución de "secuestrados"
(17). Un día antes, Israel volvió a violar el espacio aéreo libanés
con once vuelos a alta y baja altura, según denunció el Ejército
libanés.
u)
30 de agosto: el contingente francés de la FINUL realiza un ejercicio
militar en el poblado de Tiri, cerca de la frontera israelí. Se
trataba de "interceptar a un enemigo que procuraba cruzar la Línea
Azul [frontera entre Líbano e Israel] y asaltar las áreas bajo la
protección e la FINUL". En ese ejercicio militar se utilizaron
tanques Leclerc y terminó "con la detención de docenas de
terroristas". Según el coronel Chaptal, al mando del ejercicio,
el término enemigo se refería a "cualquier persona que [en el
sur del Líbano] amenazase u obstruyese la puesta en práctica de la
resolución 1701 del CS de la ONU" (18).
Unos
planes frustrados por la resistencia popular
La
ofensiva imperialista está en marcha y se acelera a medida que se
acerca la fecha del 25 de septiembre, inicio de las presidenciales; la
contraofensiva antiimperialista, también. La derrota de Israel en la
segunda guerra de Líbano el pasado verano frustró los planes de EEUU
en la zona. Con Hizbulá convertido en un actor de primer orden en la
escena política libanesa, EEUU tiene que reconvertir su estrategia a
través de la ONU. Así, con la ONU convertida en un apéndice de la
política exterior estadounidense, las tropas de la FINUL se han
convertido en parte de la lucha global por el control de Oriente
Medio, no sólo en Líbano.
El
gobierno de Siniora es frágil y esquelético, con una nula eficacia
incluso para poner en marcha su agenda neoliberal –la economía ha
decrecido un 2% en el primer semestre de este año (19)– y con las
funciones vitales de su ejecutivo paralizadas. Los pomposos
compromisos de la cumbre de París III, celebrada en enero, no se han
materializado y el derrumbamiento del estado es un hecho. Por lo
tanto, a EEUU sólo le quedan dos opciones: o dar un "golpe de
palacio" al estilo Abbas en Palestina, es decir, promover que
Siniora asuma las funciones del presidente del país, o reforzar lo
que Roberto Satloff, nuevo "gurú" de la Administración
Bush, llama "inestabilidad constructiva". O lo que es lo
mismo: "neutralizar las fuerzas radicales" (Hamás en
Palestina, Hizbulá en Líbano) aunque tengan apoyo popular. Por el
momento, ese intento se hace "por las buenas" utilizando a
la ONU.
Pero
este organismo, desde la invasión y ocupación neocolonial de Irak no
es más que un fraude que justifica y encubre los intereses
imperialistas. Por no mencionar el papel que tuvo en el crimen de lesa
humanidad al que fue sometido el pueblo iraquí, víctima de un
embargo que mató a más de un millón de personas, la gran mayoría
niños, tras la primera guerra del Golfo en 1990. Sin embargo, hoy la
ONU está recibiendo su propia medicina en Líbano. Lo que desde el
Consejo de Seguridad se considera "incumplimiento de
resoluciones" por parte de Hizbulá, principalmente, no es más
que la devolución de la moneda en casos como los del autismo israelí
y la inaplicación de las decenas de resoluciones sobre Palestina, sin
ir más lejos. La ONU en Líbano es como un elefante que se va
encaminando hacia el cementerio. Da vueltas en círculo (el monotema
de las resoluciones) sintiendo la muerte mientras la sitúa en un
espacio. Sólo que, al contrario que los elefantes cuando van a morir,
su imagen no es la de la dignidad.
Notas:
(*)
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor especializado en
Relaciones Internacionales. Agradezco a Agustín Velloso sus
aportaciones al texto.
(1)
Alberto Cruz, "El grito de la calle árabe, sin justicia no hay
paz" http://www.lahaine.org/index.php?p=16740
(2)
Alberto Cruz, "Veinte céntimos" http://www.lahaine.org/index.php?p=19964
(3)
The Wall Street Journal, 8 de agosto de 2007.
(4)
The Daily Star, 13 de agosto de 2007.
(5)
Alberto Cruz, "La nueva estrategia de EEUU en Líbano: la guerra
secreta contra Hizbulá" http://www.lahaine.org/index.php?p=23123
(6)
The Daily Star, 20 de abril de 2007.
(7)
Ibid.
(8)
Informe del Secretario General sobre la aplicación de la resolución
1701 (2006) del Consejo de Seguridad. S/2007/392. 28 de junio de 2007.
(9)
The Telegraph, 23 de diciembre de 2006.
(10)
Haaretz, 13 de julio de 2007.
(11)
Haaretz, 18 de julio de 2007.
(12)
The Daily Star, 18 de julio de 2007.
(13)
www.whitehouse.gov/news/releases/2007/08/20070802–1.html
(14)
The Daily Star, 3 de agosto de 2007.
(15)
Haaretz, 3 de agosto de 2007.
(16)
The Daily Star, 5 de agosto de 2007.
(17)
Resolución 1773 aprobada por el CS en su sesión nº 5733. S/RES/1773
(2007)
(18)
The Daily Star, 1 de septiembre de 2007.
(19)
The Daily Star, 24 de agosto de 2007.
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