Ruleta
afgana
Por
Enrico Piovesana
Peacereporter / La Haine, 22/09/07
Traducido por Gorka Larrabeiti
El
pasado domingo, por enésima vez, el presidente afgano Hamid Karzai,
cada vez más débil, volvió a invitar a la negociación a los jefes
de la guerrilla talibán, cada vez más aguerrida.
El
día siguiente, por primera vez, el portavoz talibán Qari Yúsef
Ahmadi respondió positivamente: “Si se nos hace una oferta formal,
estamos dispuestos a tratar”. Novedad clamorosa, confirmada y
aclarada más adelante por declaraciones anónimas concedidas a la CBS
News por algunos de los treinta miembros de la Shura, el gran consejo
talibán.
¿Los
incondicionales de Dadullah en minoría?
“La
mayoría de nosotros –dijo uno de los jefes talibanes afganos- se ha
convencido de que debemos aprovechar nuestra actual posición de
fuerza en el terreno negociando un pacto que nos garantice el control
administrativo de las provincias sudoccidentales y sudorientales”.
En otros términos, los talibanes parecen estar dispuestos a deponer
las armas si el gobierno aceptara reconocer y oficializar su poder en
las provincias pashtun que controlan de hecho actualmente.
Sin
embargo, como bien recordó este emir talibán, hay una minoría de la
Shura que no está de acuerdo: se trata de los incondicionales
encabezados por el comandante militar supremo, Mansur Dadullah, o lo
que es lo mismo, el ala talibana más vinculada a Al Qaeda y a Pakistán.
“El Consejo, compuesto en gran parte por comandantes afganos –añadió
el comandante- exhortó a Dadullah a que moderara su línea, confiando
en una ruptura de sus vínculos con Al Qaeda y en el inicio de una
negociación con los gobernantes afganos”.
“Si
garantizamos que Al Qaeda no se servirá de nuestro territorio, el
mundo dejará de percibirnos como una amenaza”, declaró a la CBS
otro emir talibán afgano.
De
acuerdo con estas declaraciones, la novedad de la negociación sería
fruto de una fractura interna en el movimiento talibán, entre
“anti-“ y “filo-qaedistas”. Estos últimos, aun siendo minoría,
son actualmente los más fuertes, pues ejercen el mando militar y
cuentan con el respaldo de la retaguardia talibana en Waziristán
(Pakistán). Así pues, no hay que dar por descontado que la mayoría
dispuesta a dialogar se salga con la suya.
Los
muyahidín, listos para volver a empuñar las armas en caso de acuerdo
Si
así fuera, si los talibanes volvieran a hacerse dueños y señores de
la mitad pashtun de Afganistán con el consenso de Kabul y Washington,
la guerra no tendría por qué terminar. Es más, parece lo contrario.
Los muyahidín tayikos, uzbekos y hazara de la ex Alianza del Norte
(ahora Frente Nacional Unido) no dudarían en desencadenar otra guerra
civil contra los talibanes, y si fuera necesario, contra el gobierno
Karzai, con el cual ya han tropezado al haberse visto alejados de
todos los puestos de poder que les asignaron en 2002.
Un
rumor que circula en Afganistán desde hace tiempo y que ha confirmado
a Peace Reporter Akbar Jan, responsable afgano de la ong Emergency en
Panjsheer y profundo conocedor de asuntos políticos afganos.
“Mohamed Fahim, comandante de los muyahidín tayikos, ha dicho públicamente
al presidente Karzai que el día en que los talibanes vuelvan a mandar
de verdad, él dará orden a los miles de combatientes que lo siguen
de volver a empuñar las armas contra los talibanes. Si termina la
guerra entre los talibanes y Kabul, empezará otra entre los talibanes
y los muyahidín”.
En
Afganistán la paz parece destinada a no ser más que un espejismo.
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