Cambio de objetivos
El plan del gobierno de EE.UU. para Irán
Por
Seymour M. Hersh
The
New Yorker, 08/10/07
Rebelión, 06/10/07
Traducido por Germán Leyens
En
una serie de declaraciones públicas de los últimos meses, el
presidente Bush y miembros de su gobierno han redefinido
crecientemente la guerra en Iraq como una batalla estratégica entre
EE.UU. e Irán. “Extremistas chiíes, respaldados por Irán, están
entrenando a iraquíes para realizar ataques contra nuestras fuerzas y
el pueblo iraquí,” señaló Bush ante la convención nacional de la
American Legion en agosto. “Los ataques contra nuestras bases y
nuestros soldados con municiones suministradas por Irán han
aumentado... El régimen iraní debe detener estas acciones. Y, hasta
que lo haga, emprenderé las acciones necesarias para proteger a
nuestros soldados.” Luego concluyó, entre aplausos: “He
autorizado a nuestros comandantes militares en Iraq para que enfrenten
las actividades asesinas de Teherán.”
La
posición del presidente, y su corolario – que, si muchos de los
problemas de EE.UU. en Iraq son de la responsabilidad de Teherán,
entonces la solución para ellos es enfrentar a los iraníes – se
han implantado firmemente en el gobierno. Durante este verano, la Casa
Blanca, presionada por la oficina del vicepresidente Dick Cheney,
solicitó que el Estado Mayor Conjunto revisara antiguos planes para
un posible ataque contra Irán, según antiguos funcionarios y
asesores del gobierno. El centro de los planes ha sido un amplio
ataque de bombardeo, con objetivos que incluyen las instalaciones
nucleares conocidas y presuntas de Irán y otros sitios militares y de
la infraestructura. Ahora el énfasis se concentra en ataques “quirúrgicos”
contra instalaciones del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria en Teherán
y otros sitios que, afirma el gobierno, han sido la fuente de ataques
contra estadounidenses en Iraq. Lo que había sido presentado
primordialmente como una misión de contra-proliferación vuelve a ser
concebido como contraterrorismo.
El
cambio en los objetivos refleja tres tendencias. Primero, el
presidente y sus máximos consejeros han concluido que su campaña por
convencer al público estadounidense de que Irán supone una amenaza
nuclear inminente ha fracasado (a diferencia de una campaña similar
antes de la guerra de Iraq), y que como resultado no hay suficiente
apoyo popular para una gran campaña de bombardeo. El segundo
acontecimiento es que la Casa Blanca ha llegado a aceptar, en privado,
el consenso general de la comunidad de los servicios de inteligencia
estadounidenses de que Irán está por lo menos a cinco años de la
obtención de una bomba. Y, finalmente, ha habido un reconocimiento
creciente en Washington y todo Oriente Próximo de que Irán está
emergiendo como el vencedor geopolítico de la guerra en Iraq.
Durante
una videoconferencia que tuvo lugar a comienzos de este verano, el
presidente dijo a Ryan Crocker, embajador de EE.UU. en Iraq, que
estaba pensando en atacar objetivos iraníes al otro lado de la
frontera y que los británicos “participan.” En ese punto, la
Secretaria de Estado Condoleezza Rice interpuso que era necesario
proceder cuidadosamente, por el actual camino diplomático. Bush
terminó por instruir a Crocker que dijera a Irán que dejara de
interferir en Iraq o que enfrentaría el merecido castigo
estadounidense.
En
una reunión en la Casa Blanca con Cheney durante este verano, según
un ex alto responsable de los servicios de inteligencia, se acordó
que, si se realizaban ataques limitados contra Irán, el gobierno se
defendería contra críticas argumentando que constituían una acción
defensiva para salvar soldados en Iraq. Si los demócratas objetaban,
el gobierno podría decir: “Bill Clinton hizo lo mismo: realizó
ataques limitados en Afganistán, Sudán, y en Bagdad para proteger
vidas estadounidenses.” El ex funcionario de la inteligencia agregó:
“Existe un desesperado esfuerzo de Cheney et al. para que se realice
una acción militar contra Irán lo más pronto posible. Mientras
tanto, los políticos dicen: ‘No se puede hacer, porque todos los
republicanos van a ser derrotados, y estamos a sólo un paso de
caernos al precipicio en Iraq.’ Pero a Cheney no le importan ni un
pepino las preocupaciones republicanas, y tampoco le importan al
presidente.”
Bryan
Whitman, un portavoz del Pentágono, dijo: “El presidente ha dejado
en claro que el gobierno de EE.UU. sigue comprometido con una solución
diplomática respecto a Irán. El Departamento de Estado trabaja
diligentemente junto con la comunidad internacional para encarar
nuestra amplia gama de preocupaciones.” (La Casa Blanca se negó a
comentar.)
Repetidamente
me advirtieron, en entrevistas, que el presidente todavía tiene que
emitir la “orden ejecutiva” que sería necesaria para una operación
militar dentro de Irán, y que puede que una tal orden jamás sea
emitida. Pero ha habido un aumento significativo en el ritmo de la
planificación del ataque. A mediados de agosto, altos responsables
dijeron a periodistas que el gobierno tenía la intención de declarar
organización terrorista extranjera al Cuerpo de la Guardia
Revolucionaria de Irán. Y dos ex altos responsables en la CIA me
dijeron que, a fines del verano, la agencia había aumentado el tamaño
y la autoridad del Grupo de Operaciones Iraní. (Un portavoz de la
agencia dijo: “La CIA no discute en público, por lo general, el
tamaño relativo de sus componentes operativos.”)
“Están
llevando a todos al buró iraní,” dijo un responsable de la CIA
recientemente retirado. “Están incorporando a un montón de
analistas y reforzando todo. Es como en el otoño de 2002” – los
meses antes de la invasión de Iraq, cuando el Grupo de Operaciones
Iraquí se convirtió en el más importante en la agencia. Agregó:
“Los muchachos que ahora dirigen el programa iraní tienen una
experiencia directa limitada con Irán. En caso de un ataque, ¿cómo
reaccionarán los iraníes? Reaccionarán, y el gobierno no lo ha
pensado a fondo.”
Zbigniew
Brzezinski, el ex consejero nacional de seguridad, se hizo eco del
tema. Dijo que había escuchado discusiones de los planes más
limitados de bombardeo de Irán en la Casa Blanca. Brzezinski dijo que
Irán probablemente reaccionaría ante un ataque estadounidense
“intensificando el conflicto en Iraq y también en Afganistán, y
que involucraría a Pakistán. Nos veremos atascados en una guerra
regional durante veinte años.”
En
un discurso ante Naciones Unidas en la semana pasada, el presidente de
Irán, Mahmoud Ahmadineyad, se mostró desafiante. Se refirió a
EE.UU. como un Estado “agresor”, y dijo: “¿Cómo pueden
pecadores que ni siquiera logran controlarse a sí mismos, gobernar a
la humanidad y organizar sus asuntos? ¡Desgraciadamente se han puesto
en la posición de Dios!” (El día antes, en Columbia, sugirió que
los hechos del Holocausto todavía deben ser determinados.)
“Mucho
depende de hasta qué punto serán estúpidos los iraníes,” me dijo
Brzezinski. “¿Calmarán a Ahmadineyad y moderarán su lenguaje?”
El gobierno de Bush, al acusar a Irán de interferir en Iraq, apuntaba
“a presentarlo como si fuera que ‘Estamos reaccionando ante lo que
es una situación intolerable,” dijo Brzezinski. Esta vez, a
diferencia del ataque en Iraq, vamos a presentarnos como la víctima.
El nombre de nuestro juego parece ser llevar a los iraníes a que se
les pase la mano.”
El
general David Petraeus, comandante de las fuerzas multinacionales en
Iraq, en su informe al Congreso en septiembre, reforzó el caso del
gobierno contra Irán. “Ninguno de nosotros, anteriormente en este año,
apreció la dimensión de la participación iraní en Iraq, algo que
actualmente nos causa gran preocupación junto a los dirigentes de
Iraq,” dijo. Irán, dijo Petraeus, libra “una guerra por tercero
interpuesto contra el Estado iraquí y las fuerzas de la coalición en
Iraq.”
Irán
tuvo una presencia en Iraq durante décadas; sin embargo, la dimensión
y el propósito de sus actuales actividades en ese país son motivo de
disputa. Durante el régimen de Sadam Husein, cuando el Partido Baaz
dominado por suníes, oprimió brutalmente a la mayoría chií, Irán
la apoyó. Muchos en la actual dirigente chií de Iraq pasaron años
en exilio en Irán, incluyendo destacados miembros del gobierno del
primer ministro Nuri al-Maliki; la semana pasada, en el Consejo de
Relaciones Exteriores, Maliki dijo, según el Washington Post,
que las relaciones de Iraq con los iraníes han “mejorado hasta el
punto que no interfieren en nuestros asuntos interiores.” Irán está
tan afianzado en los círculos chiíes iraquíes que cualquier
“guerra por tercero interpuesto” podría tener lugar tanto a través
del Estado iraquí como en su contra. El quid del dilema estratégico
del gobierno de Bush es que su decisión de respaldar a un gobierno
dirigido por chiíes después de la caída de Sadam ha empoderado a Irán,
y ha imposibilitado que se excluya a Irán de la escena política
iraquí.
Vali
Nasr, profesor de política internacional en la Universidad Tufts,
experto en Irán y chiísmo, me dijo: “Entre 2003 y 2006, los iraníes
pensaron que estaban muy cerca de EE.UU. respecto al tema de Iraq.”
El liderazgo religioso chií iraquí alentó a los chiíes a evitar la
confrontación con soldados estadounidenses y a participar en
elecciones – creyendo que un proceso electoral de un hombre, un
voto, sólo podría resultar en un gobierno dominado por chiíes.
Inicialmente, la insurgencia fue sobre todo suní, especialmente de
al-Qaeda en Mesopotamia. Nasr me dijo que la política de Irán desde
2003 ha sido suministrar financiamiento, armas y ayuda a varias
facciones chiíes – incluyendo a algunas en la coalición de Maliki.
El problema, dijo Nasr, es que “una vez que se colocan armas en el
terreno es imposible controlar cómo serán utilizadas
posteriormente.”
Desde
el punto de vista chií, la Casa Blanca “sólo ve los vínculos de
Irán con Iraq en términos de seguridad,” dijo Nasr. “El año
pasado, más de un millón de iraníes viajó a Iraq en peregrinajes,
y hay más de 1.000 millones de dólares por año en comercio entre
los dos países. Pero los estadounidenses actúan como si cada iraní
dentro de Iraq estuviera allí para importar armas.”
Muchos
de los que apoyan la política del presidente argumentan que Irán
supone una amenaza inminente. En un reciente ensayo en Commentary,
Norman Podhoretz presentó al presidente Ahmadineyad como un
revolucionario: “como Hitler... cuyo objetivo era derrumbar el
sistema internacional existente y reemplazarlo... por un nuevo orden
dominado por Irán... La verdad simple y brutal es que si se ha de
impedir que Irán desarrolle un arsenal nuclear, no existe alternativa
al uso real de fuerza militar,” concluyó Podhoretz. “Rezo con
todo mi corazón” por que el presidente Bush “considere posible
tomar la única acción que puede impedir que Irán siga adelante con
sus malvadas intenciones tanto hacia nosotros como hacia Israel.”
Podhoretz dijo recientemente a politico.com que se había
reunido con el presidente durante unos cuarenta y cinco minutos para
instarle a emprender una acción militar contra Irán, y que creía
que “Bush va a atacar a” Irán antes de dejar su puesto.
(Podhoretz, uno de los fundadores del neoconservadurismo, es un fuerte
patrocinador de la campaña presidencial de Rudolph Giuliani, y su
yerno, Elliott Abrams, es un alto consejero del presidente Bush en
seguridad nacional.)
A
comienzos de agosto, el teniente general del ejército Raymond
Odierno, “número dos” del comando estadounidense en Iraq, informó
al Times de un aumento de los ataques que involucraban a
penetradores formados por explosión, un tipo de bomba letal que
descarga un trozo de cobre semi-fundido que puede pasar a través del
blindaje de los Humvees. El Times dice que análisis de
inteligencia y técnicos de EE.UU. indicaron que las milicias chiíes
habían obtenido las bombas de Irán. Odierno dijo que los iraníes
han estado “aumentando el apoyo” durante los últimos tres o
cuatro meses.
Sigue
habiendo preguntas, sin embargo, sobre la proveniencia de las armas en
Iraq, especialmente en vista del incontrolado mercado negro en armas.
David Kay, ex consejero de la CIA y jefe de los inspectores de armas
en Iraq para Naciones Unidas, me dijo que su equipo de inspección se
sorprendió, después de ambas guerras de Iraq, por “la inmensa
cantidad de armas” que encontró en circulación entre civiles y
personal militar en todo el país. Recuerdo haber visto arsenales de
penetradores formados por explosión, así como cargas que habían
sido recuperadas de bombas de racimo estadounidenses no estalladas.
Los iraníes también habían suministrado armas años antes a sus
aliados chiíes en el sur de Iraq, que habían sido perseguidos por el
Partido Baaz.
“Pensé
que Petraeus había ido mucho más allá de lo que Irán hace dentro
de Iraq en la actualidad,” dijo Kay. “Cuando la Casa Blanca inició
su campaña contra Irán, hace seis meses, pensé que todo era una
locura. Ahora parece que existe un cierto contrabando selectivo por
parte de Irán, pero gran parte ha sido como reacción ante la presión
estadounidense y las amenazas estadounidenses – más bien algo como
“un tiro de advertencia,” para que Washington sepa que no le va a
ser tan fácil salirse con la suya con sus amenazas. Irán no va a
entregar a los iraquíes las cosas importantes – los misiles antiaéreos
que pueden derribar aviones estadounidenses y sus armas antitanque
avanzadas.”
Otro
elemento del caso del gobierno contra Irán es la presencia de agentes
iraníes en Iraq. El general Petraeus, testificando ante el Congreso,
dijo que una facción de comandos de los Guardias Revolucionarios
estaba tratando de convertir a sus aliados dentro de Iraq en una
“fuerza parecida a Hezbolá para servir sus intereses.” En agosto,
el general de división del ejército Rick Lynch, comandante de la 3ª
División de Infantería, dijo a reporteros en Bagdad que sus soldados
estaban rastreando a unos cincuenta iraníes enviados por los Guardias
Revolucionarios que entrenaban insurgentes chiíes al sur de Bagdad.
“Sabemos que están aquí y también los tenemos como objetivo,”
dijo.
Patrick
Clawson, experto en Irán en el Instituto para Política de Oriente Próximo
de Washington me dijo que “hay un montón de iraníes en cualquier
momento dado dentro de Iraq, incluyendo los que hacen trabajo de
inteligencia y los que hacen misiones humanitarias. Sería prudente
que el gobierno presentara más evidencia de entrenamiento militar
directo – o que presentara a combatientes capturados en Iraq que han
sido entrenados en Irán.” Agregó: “Será importante que el
gobierno iraquí pueda declarar que no estaba informado sobre esa
actividad”; de otro modo, en vista de la intensa relación entre el
liderazgo chií iraquí y Teherán, los iraníes podrían decir que
“el gobierno iraquí les ha pedido que entrenen a esa gente.” (A
fines de agosto, soldados estadounidenses allanaron un hotel de Bagdad
y arrestaron a un grupo de iraníes. Era una delegación del
ministerio de energía de Irán, y había sido invitada a Iraq por el
gobierno Maliki; posteriormente fueron liberados.)
“Si
se quiere atacar, hay que preparar la base, hay que estar preparado
para mostrar la evidencia,” dijo Clawson. A la complejidad se
agrega, dijo, un problema que parece casi antiintuitivo: “¿Cuál va
a ser la actitud de Iraq si atacamos a Irán? Un ataque semejante podría
ejercer presión sobre el gobierno iraquí.”
Un
alto diplomático europeo que trabaja en estrecha colaboración con la
inteligencia estadounidense, me dijo que existe evidencia de que Irán
ha estado realizando amplios preparativos para un ataque
estadounidense con bombas. “Sabemos que los iraníes están
reforzando sus capacidades de defensa antiaérea,” dijo, “y
creemos que reaccionarán asimétricamente – atacando objetivos en
Europa y Latinoamérica.” También existe inteligencia específica
que sugiere que Irán tendrá ayuda en esos ataques por parte de
Hezbolá. “Hezbolá es capaz, y puede hacerlo,” dijo el diplomático.
En
entrevistas con actuales y antiguos funcionarios, hubo repetidas
quejas sobre la escasez de información fiable. Un antiguo responsable
a alto nivel de la CIA dijo que la información de inteligencia sobre
quién está haciendo qué dentro de Irán “es tan tenue que nadie
quiere que ni su nombre aparezca en ella. Ese es el problema.”
La
dificultad de determinar quién es responsable por el caos en Iraq
puede ser vista en Basora, en el sur chií, donde las fuerzas británicas
habían tenido la responsabilidad por un área relativamente segura.
Durante este año, sin embargo, la región se hizo cada vez menos
gobernable, y al llegar el otoño los británicos se habían retirado
a bases fijas. Un funcionario europeo que tiene acceso a información
actualizada me dijo que “existe la firme creencia dentro de la
comunidad de la inteligencia estadounidense y del Reino Unido de que
Irán está apoyando a muchos grupos en el sur de Iraq que son
responsables por las muertes de soldados británicos y
estadounidenses. Están llegando armas y dinero de Irán. Han logrado
penetrar en numerosos grupos” – sobre todo en el Ejército Mahdi y
otras milicias chiíes.
Un
informe de junio de 2007 del Grupo Internacional de Crisis estableció,
sin embargo, que la renovada inestabilidad en Basora fue sobre todo el
resultado del “sistemático abuso de instituciones oficiales,
asesinatos políticos, vendettas tribales, vigilantismo vecinal y de
la imposición de costumbres sociales, junto con el auge de mafias
criminales.” El informe agregó que destacados políticos y
responsables iraquíes “invocan rutinariamente la amenaza de
interferencia exterior” – desde el vecino Irán – “para
justificar su conducta o evadir la responsabilidad por sus
fracasos.”
Durante
este año, antes de la ‘oleada’ de las tropas de EE.UU., el
comando estadounidense en Bagdad cambió lo que había sido una política
de confrontación en Iraq occidental, el corazón del territorio suní
(y base del régimen baazista), y comenzó a trabajar con las tribus
suníes, incluyendo a algunas vinculadas a la insurgencia. Los
dirigentes tribales reciben ahora apoyo en los combates así como
dinero, inteligencia, y armas, ostensiblemente para combatir a al
Qaeda en Mesopotamia. El empoderamiento de las fuerzas suníes podría,
sin embargo, debilitar los esfuerzos hacia la reconciliación
nacional. Decenas de miles de chiíes ya han huido de la provincia
Anbar, muchos de ellos a vecindarios chiíes en Bagdad, mientras suníes
han sido obligados a abandonar sus hogares en comunidades chiíes.
Vali Nasr, de Tufts, calificó el desplazamiento interno de
comunidades en Iraq, de una forma de “limpieza étnica.”
“La
política estadounidense de apoyar a los suníes en Iraq occidental
pone muy nervioso al liderazgo chií.” dijo Nasr. “La Casa Blanca
hace parecer como si los chiíes temieran sólo a al Qaeda – pero
ellos temen a los miembros de las tribus suníes que estamos armando.
La actitud chií es ‘¿Y qué tanto si os estáis librando de al
Qaeda?’ El problema de la resistencia suní sigue existiendo. Los
estadounidenses creen que pueden distinguir entre insurgentes buenos y
malos, pero los chiíes no comparten esa distinción. Para los chiíes,
todos representan un solo adversario.”
Nasr
siguió diciendo: “EE.UU. está tratando de combatir por todos los
lados – suníes y chiíes – y ser amigos con todos los lados.”
Desde el punto de vista chií: “Es evidente que EE.UU. no puede
llevar la seguridad a Iraq, pero no hace todo lo necesario por llevar
la estabilidad. Si lo hiciera, hablaría con todos para lograrla –
incluso con Irán y Siria,” dijo Nasr. (Una acción semejante fue
una recomendación importante del Grupo de Estudio Iraq.) “EE.UU. no
puede lograr la estabilidad en Iraq combatiendo a Irán en Iraq.”
El
plan revisado de bombardeo para un posible ataque, y su enfoque
reforzado en el contraterrorismo, están obteniendo apoyo entre
generales y almirantes en el Pentágono. La estrategia prevé el uso
de misiles crucero lanzados desde el mar y ataques terrestres con
objetivos más precisos y bombardeos, incluyendo planes para destruir
los campos de entrenamiento más importantes de la Guardia
Revolucionaria, depósitos de suministro, e instalaciones de comando y
control.
“La
opción de Cheney es ahora una rápida entrada y salida – ataques
quirúrgicos,” me dijo el ex alto responsable de la inteligencia
estadounidense. El Estado Mayor Conjunto se ha vuelto hacia la Armada,
dijo, que se había estado mostrando irritada por su papel en la
guerra aérea dominada por la Fuerza Aérea en Iraq. “Los aviones,
barcos y misiles crucero de la Armada están colocados en el Golfo y
operan a diario. Tienen todo lo que necesitan – incluso están allí
los aviones AWACS y los objetivos en Irán han sido programados. La
Armada está volando misiones de FA-18 todos los días en el Golfo.”
También existen planes para atacar los emplazamientos de misiles
antiaéreos tierra-aire de Irán. “Tenemos que lograr una ruta para
entrar y una ruta para salir,” dijo el ex responsable.
Un
consultor del Pentágono sobre contraterrorismo me dijo que, si tenía
lugar la campaña de bombardeo, sería acompañada por una serie de lo
que llamó “incursiones cortas, incisivas” de unidades de las
Fuerzas Especiales de EE.UU. contra presuntos emplazamientos iraníes
de entrenamiento. Dijo: “Cheney está dedicado a eso, no cabe
duda.”
Un
ataque de bombardeo limitado de este tipo “sólo tiene sentido si la
información de inteligencia es buena,” dijo el consultor. Si los
objetivos no están claramente definidos, el bombardeo “comenzará
de modo limitado, pero luego habrá una ‘escalada especial.’ Los
planificadores dirán que tenemos que ocuparnos de Hezbolá aquí y
Siria allá. El objetivo será dar una vez en la bola blanca y lograr
que todas las bolas entren en la tronera. Pero siempre hay
complementos en la planificación de ataques.”
El
plan de ataques quirúrgicos ha sido compartido con algunos de los
aliados de EE.UU., que han mostrado reacciones mezcladas. Los
dirigentes militares y políticos de Israel se mostraron alarmados,
creyendo, dijo el consultor, que no apuntaba suficientemente a las
instalaciones nucleares de Irán. La Casa Blanca ha estado
tranquilizando al gobierno israelí, me dijo el ex alto responsable,
que la lista de objetivos más limitada serviría a pesar de ello el
objetivo de contra-proliferación al decapitar a la dirección de los
Guardias Revolucionarios, que se cree tienen un control directo sobre
el programa de investigación nuclear. “Nuestra teoría es que si
hacemos los ataques tal como los hemos planificado lograremos dos
cosas,” dijo el ex alto responsable.
Un
responsable israelí dijo: “Nuestro enfoque principal han sido las
instalaciones nucleares iraníes, no porque otras cosas no sean
importantes. Hemos trabajado en la tecnología de misiles y el
terrorismo, pero vemos el tema nuclear iraní como algo que corta a
través de todo.” Irán, agregó, no necesita desarrollar una
verdadera ojiva para ser una amenaza. “Nuestros problemas comienzan
si aprenden y dominan el ciclo del combustible nuclear y si tienen
materiales nucleares,” dijo. Existe, por ejemplo, la posibilidad de
una “bomba sucia,” o de que Irán pase materiales a grupos
terroristas. “Todavía hay tiempo para que la diplomacia tenga un
impacto, pero no mucho,” dijo el responsable israelí. “Creemos
que el itinerario tecnológico se mueve más rápido que el itinerario
diplomático. Y si la diplomacia no funciona, como dicen, todas las
opciones están sobre la mesa.”
El
plan de bombardeo obtuvo su recepción más positiva por parte del
recién elegido gobierno del primer ministro británico, Gordon Brown.
Un alto dirigente europeo me dijo. “La percepción británica es que
los iraníes no están logrando el progreso que quisieran ver en su
procesamiento de enriquecimiento nuclear. Toda la comunidad de la
inteligencia está de acuerdo en que Irán suministra una asistencia
crítica, entrenamiento y tecnología a una cantidad sorprendente de
grupos terroristas en Iraq y Afganistán y, a través de Hezbolá, en
el Líbano, y también en Israel/Palestina.”
Hay
cuatro reacciones posibles ante esta actividad iraní, dijo el
responsable europeo: no hacer nada (“No habría represalias contra
los iraníes por sus ataques; sería enviar la señal equivocada”);
hacer públicas las acciones iraníes (“Hay una gran dificultad con
esta opción – la falta generalizada de fe en las evaluaciones de la
inteligencia de EE.UU.”); atacar a los iraníes que operan dentro de
Iraq (“Hemos estado emprendiendo acciones desde diciembre pasado, y
tienen efecto”); o, finalmente, atacar dentro de Irán.
El
ejecutivo europeo siguió diciendo: “Un ataque aéreo de importancia
contra Irán podría llevar a una solidarización patriótica en ese
país, pero un ataque muy cuidadoso contra campos de entrenamiento de
terroristas podría no provocarla.” Su punto de vista, dijo, era que
“una vez que hayan aprendido la lección repensarán las cosas.”
Por ejemplo, Ali Akbar Rafsanyani y Ali Lariyani, dos de las
personalidades políticas más influyentes de Irán, “podrían ir a
ver al Líder Supremo y decirle: “Las políticas de línea dura nos
metieron en este lío. Tenemos que cambiar nuestra actitud por el bien
del régimen.”
Un
general de cuatro estrellas en retiro con estrechos vínculos con los
militares británicos me dijo que hay otro motivo para el interés
británico – la vergüenza porque la Armada Real no protegió a los
marineros y Royal Marines que fueron capturados por Irán el 23 de
marzo en el Golfo Pérsico. “Los profesionales dicen que está en
juego el honor británico, y los británicos contraatacarán si hay
otro evento parecido en las aguas frente a Irán,” dijo.
El
plan de bombardeo revisado “podría funcionar – si es como reacción
ante un ataque iraní,” dijo el general de cuatro estrellas en
retiro. “Los británicos podrán desear hacerlo para desquitarse,
pero la gente más razonable está diciendo: ‘Hagámoslo si los iraníes
realizan un ataque a través de la frontera dentro de Iraq.’ Tiene
que haber diez soldados estadounidenses muertos y cuatro camiones
quemados.” Existe, agregó: “una creencia generalizada en Londres
de que la Casa Blanca le dio gatos por liebres al gobierno de Tony
Blair en la preparación de la guerra contra Iraq. De modo que si
alguien llega a la oficina de Gordon Brown y dice: ‘Tenemos esta
información de inteligencia de EE.UU.,’ Brown preguntará: ‘¿De
dónde provino? ¿Lo hemos verificado?’ Es difícil comprobarla.”
El
gobierno francés comparte el sentido de urgencia del gobierno sobre
el programa nuclear de Irán, y cree que Irán podrá producir una
ojiva dentro de dos años. El recién elegido presidente de Francia,
Nicolas Sarkozy, provocó una conmoción a fines de agosto cuando
advirtió que Irán podría ser atacado si no detiene su programa
nuclear. A pesar de ello, Francia ha indicado a la Casa Blanca que
tiene dudas sobre un ataque limitado, me dijo el ex alto responsable
de la inteligencia. Hay muchas personas en el gobierno francés que
han concluido que el gobierno de Bush ha exagerado el alcance del
entremetimiento iraní dentro de Iraq; creen, según un diplomático
europeo, que “el problema estadounidense en Iraq se debe a sus
propios errores, y que ahora los estadounidenses tratan de mostrar los
dientes. Un bombardeo estadounidense mostrará sólo que el gobierno
de Bush tiene su propia agenda hacia Irán.”
Un
responsable europeo de los servicios de inteligencia dijo algo
semejante. “Si se ataca a Irán,” me dijo, “y no es presentado
como yendo en contra de las instalaciones nucleares de Irán,
fortalecerá el régimen, y ayudará a empeorar aún más el ambiente
en Oriente Próximo.”
Ahmadineyad,
en su discurso ante Naciones Unidas, dijo que Irán consideraba
“cerrada” la disputa por su programa nuclear. Irán trataría lo
relacionado con éste sólo a través de la Agencia Internacional de
Energía Atómica, dijo, y había decidido hacerlo, “al margen de
imposiciones ilegítimas y políticas de potencias arrogantes.”
Agregó, en una conferencia de prensa después del discurso, “las
decisiones de EE.UU. y de Francia carecen de importancia.”
El
director general de la AIEA, Mohamed ElBaradei, ha estado durante años
en una disputa pública a menudo amarga con el gobierno de Bush; el
informe más reciente de la agencia estableció que Irán es mucho
menos eficiente en el enriquecimiento de uranio de lo que se esperaba.
Un diplomático en Viena, donde está basada la AIEA, dijo: “Los
iraníes están a años de hacer una bomba, como ha dicho
permanentemente ElBaradei. Hacer funcionar tres mil centrífugas no
hace una bomba.” El diplomático agregó, refiriéndose a los
halcones belicistas en el gobierno de Bush: “No les gusta ElBaradei,
porque están en un estado de negación. Y ahora su política de
negociación ha fracasado, e Irán sigue enriqueciendo uranio y sigue
progresando.”
El
diplomático expresó la amargura que ha caracterizado los tratos de
la AIEA con el gobierno de Bush desde la preparación de la invasión
de 2003 de Iraq. “Las afirmaciones de la Casa Blanca no fueron más
que un montón de mentiras, y Mohamed desdeña esas mentiras,” dijo
el diplomático.
Hans
Blix, ex jefe de la AIEA, cuestionó el compromiso del gobierno de
Bush con la diplomacia. “Hay cartas importantes que Washington podría
jugar; en lugar de hacerlo, tienen tres portaaviones metidos en el
Golfo Pérsico,” dijo. Hablando del papel de Irán en Iraq, Blix
agregó: “Mi impresión es que EE.UU. ha estado tratando de inflar
las acusaciones contra Irán como base para un posible ataque – como
una excusa para saltarles encima.”
La
dirigencia iraní siente la presión. En la conferencia de prensa
después de su discurso en la ONU, preguntaron a Ahmadineyad sobre un
posible ataque. “Quieren dañarnos,” dijo, “pero, con la
voluntad de Dios, no podrán hacerlo.” Según un ex consejero sobre
Irán del Departamento de Estado, los iraníes se quejaron, en
reuniones diplomáticas en Bagdad con el embajador Crocker, por una
negativa del gobierno de Bush de aprovechar su conocimiento de la
escena política iraquí. El ex consejero dijo: “Han estado tratando
de comunicar a EE.UU. que ‘Podemos ayudaros en Iraq. Nadie conoce
Iraq mejor que nosotros.’” En lugar de eso, los iraníes se
preparan para un ataque estadounidense.
El
consejero dijo que había oído de una fuente en Irán que los
Guardias Revolucionarios han estado diciendo a dirigentes religiosos
que pueden resistir un ataque estadounidense. “Los Guardias afirman
que pueden infiltrar la seguridad estadounidense,” dijo el
consejero. “Alardean de que han pintado con pistola pulverizadora un
barco de guerra de EE.UU. – para mostrar a los estadounidenses que
pueden llegar cerca de ellos.” (El ex alto responsable de
inteligencia me dijo que hubo un incidente no explicado, esta
primavera, en el que pintaron con pistola pulverizadora un blanco de
tiro circular sobre un barco de guerra estadounidense mientras estaba
atracado en Qatar, lo que puede haber sido la fuente de los alardes.)
“¿Piensa
que esos locos en Teherán van a decir: ‘¡Llegó el Tío Sam! Más
vale que nos retiremos’?” dijo el ex alto responsable de la
inteligencia. “La realidad es que un ataque hará que las cosas se
agraven diez veces más.”
Otro
incidente reciente, en Afganistán, refleja la tensión respecto a la
inteligencia. En julio, el Telegraph de Londres informó que lo
que parecía ser un misil portátil antiaéreo SA-7 fue disparado
contra un avión Hercules C-130 estadounidense. El misil no dio en el
blanco. Meses antes, comandos británicos habían interceptado unos
pocos camiones cargados de armas, incluyendo uno que contenía un
misil SA-7 en estado de funcionamiento, que cruzaban la frontera iraní.
Pero no hubo forma de determinar si el misil disparado contra el C-130
había llegado de Irán – especialmente ya que los SA-7 están
disponibles a través de los traficantes del mercado negro de armas.
Vincent
Cannistraro, agente de la CIA en retiro que ha trabajado de cerca con
sus homólogos en Gran Bretaña, agregó a la historia: “Los británicos
me dijeron que al principio tenían miedo de informarnos sobre el
incidente – por temor a que Cheney lo utilizara como una razón para
atacar a Irán.” La información fue enviada posteriormente, dijo.
El
general de cuatro estrellas en retiro confirmó que los servicios británicos
de inteligencia “estaban preocupados” por el paso de la información.
“Los británicos no confían en los iraníes,” dijo el general en
retiro, “pero tampoco confían en Bush y Cheney.”
|